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Número 341-342

Serie XXXV

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AA.VV.: Jaime Eyzaguirre. Historia y pensamiento

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
siendo la mejor manera de alcanzar el éxito» (pág. 228). Si desde
una perspectiva meramente humana así es, como atestigua la di­
visa de una unidad francesa -Qui ose vainero--, que estoy se­
guro desconocía el padre Morales, mucho más con una visión de
las cosas enraizadas en la
fe. Como él mismo añadía: « Uno se
atreve a todo cuando el amor de Dios arde dentro».
ESTANISLAO CANTERO
VV.AA.: JAIME EYZAGUIRRE. HISTORIA
Y PENSAMIENTO <•J
El chileno Jaime Eyzaguirre (1908-1968) puede ser conside­
rado sin duda
alguna una de las grandes figuras del hispanismo
contemporáneo. Más aún, estaría tentado de escribir del pensa­
miento hispánico o de la hispanidad contemporáneos... Porque
bajo
el término hispanismo se esconde en muchas ocasiones mer­
cancía de contrabando y porque referida a los hermanos de
Amé­
rica la «philia» que expresa el vocablo resulta francamente insu­
ficiente para encerrar todo el sentido de su auténtica hispanidad.
Así, si respecto de la primera actitud, encontrarse con
un Jean
Dumont o un Philip Powell
--el del Tree of Hale, por favor
no confundir con el «soi disant» historiador inglés
Charles T.
Powell-es un magno y reconfortante hallazgo; en cambio, cuan­
do de un Eyzaguirre se trata, como cuando es un Osvaldo Lira,
o un Leonardo Castellani, o
un Julio Menvielle, o un Alberto
Caturelli, o
-permítaseme la para mí imprescindible y emocio­
nante
referencia-un Galviío de Sousa, no podemos mirarlos
sino con los mismos ojos que a un Maeztu, un Morente o un
Elías de Tejada.
La Universidad Alonso de Ovalle, que en 1993, al cumplirse
los veinticinco años del fallecimiento de qnien fue su rector, or­
ganizó unas jornadas de estudio sobre su pensamiento bajo la
rúbrica «Jaime Eyzaguirre: historia y pensamiento», hoy, dos
años después, presenta su contenido anudado al del ciclo que
con
idéntica finalidad le dedicó en 1985 el Instituto de Historia de
la Pontificia Universidad Católica de Chile. El resultado es un
cuidado volumen de bolsillo de 245 páginas que reúne, además
de las palabras de presentación del rector de
la Universidad Alon­
so de Ovalle, coeditora del libro con la Editorial Universitaria,
(*) Universidad Alonso de Ovalle. Ediciorie~ Universitarias, Santiago
de Chile, 1995.
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INRORMACION BIBLIOG.RAFICA
nueve colaboraciones que en su conjunto trazan una etopeya
cabal del homenajeado.
Para esta breve nota bastará con dejar cuenta sintética del
contenido de las tales contribuciones, con la intención de sumar­
nos al recuerdo del autor de
Hispanoamérica del dolor y tantas
otras encendidas páginas.
El jesuita Hugo Hanisch subraya el carácter riquísimo
y po­
liédrico de la personalidad, la obra y aun el estilo de Eyzaguirre
-sus «innumerables herencias»-, al tiempo que reclama una
biografía que se haga cargo del hombre entero, en todos sus as­
pectos, «aun los polémicos, porque el no contentar a todos in­
dica personalidad de acentuados perfiles y de pensamiento sere­
no y formado». Osear bávila,
historiador del derecho, por su
parte repasa las instituciones en que Eyzaguirre desarrolló su
vocación y, en concreto, la Sociedad Chilena de Historia
y Geo­
grafía y la Academia Chilena de la Historia, dejándonos al paso
una serie
de pinceladas de gran interés no sólo para su biografía
sino para la reciente historia cultural chilena. Destaca asimismo
Dávila cómo, a través de sus numerosos libros
y trabajos, realizó
Eyzaguirre «una revisión de la historia de Hispanoamérica
y de
Chile, logrando rehacer
la historia nacional y superando los con­
ceptos de los ·historiadores del siglo XIX influidos por un fuerte
sentimiento
extranjerizante». En efecto, en tomo de las claves
de cristianismo e hispanidad, iniciará nuestro autor en los años
treinta una corriente destinada a realzar que «en la América es­
pañola durante el período indiano no hubo colonias sino reinos,
es decir, Estados con personalidad política propia vinculados
entre sí
por el Rey». Corriente que por aquellos años seguirían
también en Méjico Carlos Pereyra
y Toribio Esquive!, y que
más adelante el argentino Ricardo Levene esculpiría en la rúbrica
misma de su
Las Indias no eran colonias.
El profesor Ricardo Krebs se centra en el pensamiento histó­
rico de Eyzaguirre, que juzga a
la vez fácil y difícil de. calibrar.
Fácil por su .abundantísima obra: «347 escritos que cubren. los
más variados campos: historiografía, edición de fuentes, historia
general chilena, historia de la época colonial, Independencia,
Re­
pública, historia del derecho, historia diplomática, historia de los
límites, historia del arte, historia. eclesiástica, historia de Amé­
rica, historia universal». Además de sus estudios de «religión,
doctrina social, derecho, política y literatura». Sin embargo,
y a
la.
vez., difícil, ya que ha habido voces que le han negado tal
calidad, y ven en él «a un místico, un predicador, un propagan­
dista, un misionero que se · aprovechó de la historia para difundir
su mensaje de catolicidad e hispanidad». Para concluir, .tras
re-
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
pasar sus grandes criterios y su plasmación en las obras principa­
les, reclamando su condición de historiador de raza, pues «Jaime
Eyzaguirre tuvo
el don de hacer sentir a su público y a sus lec­
tores la importancia del pensamiento histórico, como una fotma
esencial del conocimiento para comprender el significado del
acontecer histórico en que estamos insertos».
De insuperable in­
tetés son las páginas, que Krebs cita, en las que Eyzaguirre se­
ñala la España filipina y barroca como la realización concreta y
la comprobación de su visión de la historia.
El también historiador del derecho Antonio Dougnac repasa
en el cuarto ensayo, entre evocaciones personales, toda la obra
del maestro vertida en ese ámbito del
queha= histórico-jurídico.
De lo que resulta que no tiene solamente un conjunto de ensayos
directamente inscribibles en tal área, sino que, incluso, «desper­
digadas aquí y
allá se encuentran conceptualizaciones jurídicas
como encomienda, dobla, merced, hueste, patronato, capitulacio­
nes, explicación publicista de. las vinculaciones entre Castilla e
Indias, organización político-administrativa indiana, etc.».
El distinguido profesor Bernardino Bravo Lira ofrece un ex­
tenso escrito al significado de Eyzaguirre en el seno de la histo­
riografía chilena y, en particular, en relación con
la conciencia
nacional chilena en el siglo xx. Vigorosamente destaca que, ante
el gran tema
-el tema de Eyzaguirre-del destino de Chile e
Hispanoamética dentro del concierto mundial, la lección de nues­
tro autor no pudo ser más neta. Citando a este fin un patético
trecho de uno de los ensayos recogidos en
Hispanoamérica del
dolor: «No cortamos los lazos con la madre para recibir, en cam­
bio, cadenas de galeotes. Y esta es la verdad. Hoy, como los
condenados de otros tiempos, debemos
=ar en galeras extrañas
y =ontar aguas ajenas, dando el sudor y la vida de nuestro
pueblo en aras de un capitalismo internacional cínico y despia­
dado que
nos persigue con el corazón seco de un Shilock y el
látigo humillador de un negrero».
El padre Osvaldo Lira, al hilo de enhebrar un emocionado
recuerdo del conmílite, elige la tradición como palenque que
re­
sume la vida de ambos, Nada podía agradar más al autor de esta
nota, que ve así confirmada
fa intnición que le llevó a centrar
precisamente en esa cuestión
el ensayo que dedicó al arriscado
sacerdote chileno en la ocasión todavía próxima del homenaje en
su nonagésimo aniversario. Todo su escrito es muestra de la en­
vidiable tersura que atesora el padre Lira con esos juveniles no­
venta afios: «Los dos coincidíamos plenamente sobre ·su necésidad
e importancia en pro de una vida política que mereciera el califi­
cativo de tal ( ... ). El, en su calidad de historiador fino y sagaz,
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INFORMACION BIBLJQGRAFICA
la concretaba en función de nosotros, los hispanoamericanos, en
relación con nuestra raigambre española, aquella en virrud de
la
cual pertenecemos al mundo civilizado y católico. Yo, en mi ca­
lidad de profesor de filosofía tomista, procuraba enfocarla como
esa especie de cuarta dimensión que debe afectar a toda entidad
sucesiva que se llama y que sea nación. Sin embargo, como se ve
fácilmente, ambos aspectos se hallaban lejos de oponerse entre
sí. Antes bien, se presentaban, de veras, como las dos caras de
una sola y misma medalla•.
Nuestro buen amigo el profesor Gonzalo Larios, de quien
conservo grato recuerdo de su época de doctorando en Pamplona
y hoy convertido en flamante vicerrector académico de
la Uni­
versidad Alonso de Ovalle, bucea en la visión política de
Eyza­
guirre, dejando nota de su íntima vinculación a la cosmovisión
católica y presentando también ante nuestros ojos su evolución
unida a
la ejecutoria vital. En ese sentido, aparece como un ca­
tólico social, y en cuanto tal afincado en el corporativismo tanto
comd alejado de la democracia .cristiana (si tomamos a ésta no
en su acepción de demofilia, sino en sentido político
-esto es,
el que proscribió
León XIII en Au milieu des sollicitudes-, con
independencia en todo caso del concreto nomenclator de los par­
tidos políticos chilenos). Particularmente
se ocupa de la difusión
del corporativismo en Chile, que Eyzaguirre capitanea por medío
de la revista
Estudios. Y no deja de subrayar en nuestro autor
un cierto prejuicio antipolítico, quizás
-aunque comprensible
por el tinte más o menos liberal, pero siempre liberal, de toda
la política
coetánea-excesivo.
El profesor José Miguel Lecaros, en una contribución muy
sugestiva, presenta
el cuño filosófico del quehacer histórico de
Eyzaguirre, profundamente cristiano y con importantes conse­
cuencias teológicas.
De especial interés me parecen las páginas
dedicadas
al milenarismo y a la escatología de la historia, que
no podemos ni apuntar aquí y que
-tras leer en los días en que
redacto esta nota un, como suyo,
inteligente artículo del profesor
Francisco Canals en el último número de
Cristiandad, en que
roza esta
temática-nos llevaría muy lejos. Orbita también abun­
dantemente explayada
en· el · artículo que cierra el volumen, sobre
la dimensión religiosa de Eyzaguirre, obra del abogado y también
profesor de la Universidad Alonso de Ovalle, Enrique Pérez
Silva.
En síntesis,
nos encontramos ante un valioso ramillete de
estudios en homenaje
póstumo de uno de los maestros de la his­
toriografía católica e hispánica tradicional chilena de este siglo.
La Universidad Alonso
de Ovalle, su impulsora, merece sin duda
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INFORMA.CION BIBLIOGRA.FICA
por ello los plácemes más sinceros. Aunque quienes de. verdad
estamos de enhorabuena somos todos los que, a los dos lados del
océano
y por todo el universo mundo, compartimos tales ideales.
Somos nosotros.
MIGUEL AYüso
ESPAl' ffiSTORIA DE LA GUERRA: John Keegan: HISTORIA DE
LA GUERRA
C*l
Aparece traducido al castellano el libro Historia de la guerra
del historiador militar británico John Keegan, profesor civil de la
Academia de Sandhurst.
Se trata de un libro de coronaci6n de carrera; una síntesis,
muy atractiva
y equilibrada, de toda la historia bélica de la huma­
nidad en
sus grandes trazos: una serie de reflexiones sobre los
grandes cambios en la guerra y en
la milicia, sus causas y conse­
cuencias, y no de un breviario de nombres y fechas.
Como obra de síntesis original, no
se apreciará . ni se gustará
sin un cierto conocimiento del tema, que también sería necesario
para poder discutir o criticar cada una de sus conclusiones sin
tener que darlas por buenas. Hay que añadir que
wda la biblio­
grafía manejada, de ningún modo exhaustiva,
es de lengua inglesa.
Ahora bien,
si desde el Pecado Original la historia del mundo
ha sido una historia henchida de contiendas, forjada por las armas
y dirigida sobre todo por guerreros, esta síntesis de historia mi­
litar mundial ofrece un buen marco de comprensi6n de la His­
toria Universal, aunque el orden de exposici6n no
sea rigurosa­
mente cronol6gico, pues lo rige la atracción de temas análogos.
Se da la particularidad de que, haciendo justicia a la Antigüe­
dad, no se prima en extensión a los modernos y contemporáneos,
de igual modo que
no es eurocéntrica.
Los nombres de sus diversas partes, muy originales, preten­
den destacar
los hitos que han marcado según su criterio el
desarrollo de la guerra:
-Piedra. Con el que se remite a la guerra de los pueblos
primitivos «bajo el horizonte militar», y a la forma ritual
de abordarla, que sólo en ocasiones excepcionales llegaba
C•l Editorial Planeta, Barcelona, 1995, 499 págs.
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