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Número 205-206

Serie XXI

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.M. Pero-Sanz: Friedrich Engels: El origen de la familia, la propiedad y el Estado

INFORMACION BIBUOGRAFICA
La obra va precedida de una presentación del doctor José Ji­
ménez
y Martínez de Carvajal, catedrático de relaciones de la
Iglesia y el Estado en
la Facultad de Ciencias Políticas; y de un
prólogo de Monseñor González Martín, Cardenal-Arzobispo de Toledo, que reconocen el mérito de la figura de Gomá en esos
momentos únicos para la Iglesia en la Historia de España, sus
esfuerzos para enderezar situaciones difíciles, reparar estragos y
mantener, en cuantas ocasiones fuera necesaria, su independencia
y libertad.
Resulta extraordinario el que la doctora Rodríguez Aisa, en
esta época del éxito cómodo
y tendencioso baya afrontado con
rigor y desprovista de apasionamiento esta obra que, concluimos,
es sumamente .importante para todos los interesados en este pe~
ríodo decisivo de nuestra historia.
ANGEL MAESTRO MARTÍNEZ
J. M. Pero-Sanz: FRIEDRICH ENGEI.S: EL ORIGEN DE
LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO
J. M. Pero-Sauz bace en este libro un estudio de la obra
de Engels,
El origen de la familia, la propiedad privada y el Es­
tado;
la importancia de esta obra de Engels radica en que cons­
tituye un «clásico» dentro del pensamiento marxista en lo
re­
ferente al tema de la familia, toda vez que de la propiedad pri­
vada apenas dice nada especial
y acerca del Estado existen otros
libros de éste mismo autor
y de Marx que abordan expresamen­
te el tema.
J. M. Pero-Sanz divide sus libro en varios apartados: co­
mienza haciendo una introducción al libro de Engels para con­ tinuar hablando en un segundo capítulo de la evolución de la
familia, a este capítulo es al que más me voy a referir por ser
el punto clave del libro; el resto de la obra está dedicado a tra­
tar el tema del Estado; a hacer unas consideraciones metodoló­
gicas sobre la forma en que está escrito el libro de Engels;
y
por fin los últimos capítulos están dedicados a proponer otra «hipótesis» familiar
y a definir qué es el Estado.
LA FAMILIA:

Podría resumir lo que va a ser este capítulo
transcribiendo aquí un párrafo de
J. M. Pero-Sauz para tratar
a continuación de algunos de los puntos fundamentales de este
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capítulo: «De la mano de Morgan, se ofrece un panorama. evolu­
tivo, que para Engels sería universal. Se orienta a desautorizar
el carácter natural de la familia monogámica, descrita como una
degeneración, y a asentar las bases de lo que habría de ser la fa­
milia tras la revolución proletaria, que constituiría la fase evolu­tiva
última y superior. Dicho proceso se describe como depen­
diente de la evolución de las fórmulas económicas, de manera que el progresivo establecimiento de la monogamia responde al
proceso degenerativo que es la instauración de la propiedad
privada». Sabiendo ya cuál es el desarrollo de este capítulo, se puede
ahora ir estudiando cada una de sus partes. En cuanto a la evolución familiar, Engels lo que hace es «re­
construcciones» evolutivas ya que no puede presentar testimonios
históricos. La primera etapa que él describe habría sido la del
«comercio sexual sin obstáculos, de tal suerte que cada mujer
perteneciera igualmente a todos los hombres y cada hombre a todas las mujeres», es lo que
él llama hordas. Una segunda etapa
sería la
familia consanguínea, fase intermedia antes de la panalua, er la familia consanguínea «los ascendientes y descendientes, los
padres y los hijos son los únicos que están excluidos del comercio sexual», Engels no señala la causa de tal exclusión. La familia
panalua, clave y punto de partida de todas las investigaciones
de Morgan debería haber surgido «en cuanto brotó la idea de
la inconveniencia de la unión sexual entre hijos de la misma
madre»; de la familia
panalua habría surgido la organización
gentilicia -«gens»- primitiva, de derecho materno.
La cuarta etapa sería la familia sindiásmica; se describe esta
familia como la forma característica de la barbarie, por selec­ ción natural se habría operado una exclusión cada vez mayor de
los parientes consanguíneos del lazo conyugal hasta hacerse
im­posible en la práctica toda especie de matrimonios por grupos,
pero las uniones individuales serían todavía demasiado frágiles e inestables debido a la gran libertad sexual. Para Engels la fra­
gilidad de la familia sindiásmica es institucional
y de ningún
modo interpetable como infidelidad, adulterio, prostitución
.. _, que serían conceptos nacidos con la posterior familia mono­gámica.
Se pasó de la gens matriarcal a la patriarcal cuando la im­portancia de los rebaños y los cultivos y los esclavos hacen que
l&. riqueza comience a tener un peso; Engels explica este supues­
to paso como consecuencia del deseo del marido de ser heredado
por sus hijos, cosa imposible en la gens matriarcal porque aqui
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los hijos pertenecen a la madre; con la gens de sucesión mas­
culina
la mujer pasó a ser simple instrumento de reproducción.
La familia monogámica: para asegurar la herencia paterna a
los hijos se habría exigido una paternidad cierta, lo que traería como consecuencia el matrimonio patriarcal de vínculos fuertes, sólo disoluble a iniciativa del varón a quien,
además, se

le per­
mite la infidelidad. La monogamia es en palabras de Engels «El
triunfo de la propiedad privada individual sobre el comunismo
espontáneo primitivo». El futuro:
la familia tras la revolución proletaria: «La mo­
nogamia nació de
la concentración de las riquezas en las mismas
manos: las de un hombre; es el deseo de transmitir esas riquezas
por herencia a los hijos de ese hombre .. . Pero
la revolución
social inminente~ transformando por lo menos la inmensa mayoría
de las fortunas inmuebles hereditarias en propiedad social, re­
ducirá al mínimo todos esos cuidados de transmisión heredita­
ria .. . En cuanto a los medios de producción pasan a ser pro­
piedad común; la familia individual deja de ser la unidad econó­
mica de
la sociedad. La guarda y educación de los hijos se
convierte en asunto público» (Engels); sobre todo desaparecerá «La indisolubilidad del matrimonio ... , consecuencia de la si­
tuación económica de donde salió
la monogamia» (Engels ). De
esta forma el matrimonio queda desvinculado de su fin primario
de procreación
y educación de los hijos y se niegan expresamen­
te sus dos notas principales: de unidad e indisolubilidad.
EL EsTADO: Engels orienta todo su discurso a mostrar la
índole antinatural y degenerativa del Estado, cuyo establecimien­
to corresponde al deterioro de los planteamientos económicos:
la propiedad privada y la opresión clasista.
De la «gens» al estado burgués: Engels trata de demostrar
la posterioridad del Estado a la «gens»; para ello se basa en los
estudios que Margan
realizó en

el pueblo !roques. De acuerdo
con
la exposición de Morgan, esta gens iroquesa sería el modelo
universal aplicable, modelo que Eugles aplica a Grecia, Roma,
Celtas y Germanos.
Barbarie y civilización: Engels señala tres grandes revolucio­
nes prehistóricas ligadas a otros tantos factores económicos: «La
tribu de los pastores se destacaron del resto de la masa de
bár­
baros:

primera gran división
social del trabajo», aparece la exci­
sión de la sociedad en señores y esclavos. «La segunda gran
división del
trabajo, el

oficio manual, se separó de
la agricultu­
ra», aparece la producción mercantilista, el comercio
y la dife-
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rencia entre pobres y ricos. «Una tercera división del trabajo ...
crea una clase que no se ocupa de
la producción, sino únicamen­
te del cambio de los productos, los mercaderes».
Es
la civilización para Engels; con ella «La gens habría de­
jado de existir
y fue reemplazada por el Estado», que sería un
«poder nacido de la sociedad pero que se pone por encima de
ella,
y se le hace cada vez más extraño».
Pero tras la revolución, «será una rediviviscencia de la liber­
tad, igualdad y fraternidad de las antiguas gens pero bajo una
forma
superior» (Engels).
ALGUNAS CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS: J. M. Pero-Sanz
hace en este capítulo un estudio técnico del libro de Engels, se­
ñala tres características:
1. Apriorismo metodológico y nocional.-EI libro de Engels,
dice nuestro autor, se edifica sobre una opción metodológica
apriorística que le convierten en una petición de principio.
Todos los esfuerzos argumentativos
parten de

explicar artifi­
cialmente la familia
y el Estado. La actitud metodológica es
ciega para cualquier interpretación finalista o moral.
2. Selectividad argumentativa.-El autor va seleccionando los
datos, argumentos que puede aducir a su favor, los que se le
oponen son simplemente desechados como carentes de inte­
rés o como simples excepciones.
3 Argumentación conietural.
OTRA
HIPÓTESIS FAMILIAR: Engels no contempla otra po­
sible solución al
«problema» de
la familia. El método de En­
gels, basado en meras. conjeturas sin comprobación histórica seria
alguna, permite decir que para el «método de
Engels» no

tiene
sentido plantearse el origen natural de la familia, pero el «método
de
Engels» no

garantiza la ineptitud de otros métodos. El «mé­
todo de
Engels» es,

por definición, ciego para tres puntos, cegue­
ra que en ningún momento sirve para desautorizar tales supues­
tos, que, de ser ciertos, descalificarían la construcción del libro
de Engels.
Estos aumentos son:
a) Que la facultad generativa humana tenga algún fin tras­
cendente a sí mismo.
b) Que exista otro modelo de familia monogámica distinto
al de
la familia liberal contemplada por Marx y Engels.
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e) Que la organización social civil admita ser concebida
no como una sociedad de individuos, sino como una so­
ciedad de familias.
V amos a analizar seguidamente. estos tres plintos:
a) La trascendencia del sexo.-La tesis de Engels acerca del
matrimonio únicamente podría sostenerse si se considerase la fa­
cultad reproductiva como absolutamente desprovista de cualquier sentido aparte de su mero uso como fuente de placer
· para
quien
lo ejercita o como puro resultado de unas pulsiones fisiológicas
o psicológicas carentes de cualquier orden a la reprodncción.
No parece aventurado admitir la hipótesis de que los órganos
y funciones reproductoras se ordenen por naturaleza a la repro­
ducción. Engels, sin embargo, estima arriesgada la afirmación de
que
la facultad reproductora está en el hombre para asegurar su
reproducción, y en el modo. más adecuado el matrimonio, para
que la vida engendrada alcance un desarrollo verdaderamente hu­
mano; para justificar esta negación aduce otros posibles sentidos
de la actividad sexual como fin de sí misma, en esta actividad se
disociaría la entrega mutua y
la ordenación de la prole. Pero no
se
pueden separa

estos dos aspectos del acto conyugal, ya que éste
mientras une profundamente a los esposos les hace aptos para la
generación de nuevas vidas.
Otro intento de buscar a la actividad genital un sentido dis­
tinto al de los hijos consiste en afirmar que el ejercicio de la
fa.
cultad generativa tiene como objetivo la plena realización del individuo. Si este fuera el significado de dicha potencia efectiva­
mente cabría disociar su uso de la transmisión de la vida
y, por
consiguiente, del amor conyugal. Esta concepción presenta dos
fallos: en primer lugar, parece exagerado condicionar la plenitud
humana al ejercicio de la genitalidad, es desmesurada la conexión entre perfección humana
y actividad. Por otro lado, la realiza­
ción personal no es fin específico del matrimonio.
b) Otro modelo familiar.-EI modelo de la familia de las
tesis de Engels es el propio del liberalismo. En la concepción li­
beral de la familia
la libertad se entiende como ausencia de cual­
quier consideración

ética para la sociedad conyugal y paterno­
filial, la emancipación femenina se concibe en términos de des­
feminización, las estructuras laborales de la sociedad descoyuntan
la convivencia

familiar y aparece
la imagen del hogar dormitorio.
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Tal modelo de familia es real, lo que está por demostrar es
que la institución fantiliar se limite forzosamente a la simple co­
habitación biológica.
Existe otra concepción de familia, se trata
de· la

familia como
institución de derecho natural, ordenada a constituir una comu­
nidad vital (la familia proporciona a sus miembros el conjunto de bienes inmediatos necesarios para la ordenada vida cotidiana),
una comunidad económica y una comunidad educativa fundamen­ tal (la familia es la primaria y originaria escuela donde el hombre
adquiere las concepciones y hábitos básicos para su vida.
e) Familia y sociedad civil.-La tesis engelsiana concibe a la
sociedad civil como una sociedad de individuos aislados, en tal
hipótesis sobra la familia. Pero Engels no ha excluido científica­
mente la posibilidad de que
la sociedad civil se conciba al modo
de una organización de fantilias o que la familia constituya la
célula de la sociedad.
La familia pertenece al tipo de sociedades insuficientes de
suyo para llevar al hombre a su plenitud, pero cuestión muy dis­
tinta es la originalidad o prioridad natural de las sociedades, y
bajo tal aspecto la familia precede y es como célula de la sociedad
civil, con unos derechos y atribuciones que no son derivados de
L sociedad

total, sino de la naturaleza misma que fundamente
ambas sociedades.
Semejante prioridad resulta evidente desde un punto de vista
biológico, según el cual la incorporación de los nuevos miembros
de la sociedad se lleva a cabo a través de la familia: lo mismo
hay que decir desde una perspectiva moral, e incluso cultural, ya
quedó esto apuntado al considerar la familia en su dimensión de
comunidad educativa.
¿QUÉ EsTAno?: Es este el capítulo final del libro de J. M.
Pero-Sanz, en él su autor formula severas críticas al modelo de
Estado que los clásicos marxistas tenían ante sus ojos: el Estado
del liberalismo capitalista. Este Estado se fundamenta en una
concepción de la sociedad que ignora
la noción del bien común;
dentro de esta concepción no se le adjudica otra finalidad que la
de garantizar
la libertad individualista.
J. M. Pero-Sanz nos dice que no hace falta recurrir a las ar­
gumentaciones engelsianas para opon_erse a esta concepción del
Estado, «pero lo más grave de esas argumentaciones es que acep­
tan como inevitables las mencionadas bases ideológicas de la so­
ciedad estatal, sin someterlas a crítica».
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El autor concluye este apartado diciendo que se imponen unos
imperativos que matizan el alcance del poder, y que debe garan­ tizar el Estado, sobre la base del bien común como norma
supre­
ma

de la institución estatal. Cabría resumir los imperativos en
tres principios: el principio de la solidaridad social, el principio
de subsidiariedad y la comunidad universal de los pueblos.
M.' .ANGELES BADÍA
P. H. Romlle, editor: LA CONSElRVACION
DEL PATRIMONIO MATERIAL Y ESPIRITUAL
DE, LA NAClON (*)
Esta obra es, en cierto modo, continuación y complemento
de otra editada por el mismo organismo que ésta y bajo la di­
rección también del arquitecto y humanista Patricio H. Rand­ le
(**). Es el resultado de un simposio realizado en Buenos
Aires por la Asociación OIKOS.
La obra anterior trataba de
la «Contaminación», no sólo en su aspecto material sino tam­
bién en sus relaciones con el ambiente cultural y espiritual. Pero toda idea de contaminación Jleva consigo la definición del con­
taminante y del contaminado; y, de este último,
si se quiere man­
tener incólume, debe de conservarse en sus características esen­
ciales. Es, por lo tanto, la idea de la conservación la base y el
fundamento de
la lucha contra la contaminación.
La contatninación no tiene únicamente como consecuencia el
corromper, viciar, pervertir e inficionar sino que·, especialmente
ahora, es una manifestación de una tendencia muy marcada de
la
afición al
cambio y a la inestabilidad; es la idea de
la evo­
lución, la negación
de todo lo básico y definido; en el fondo,
es la filosofía de
la revolución permanente -que hace peligrar
la «integridad material y espiritual de la Nación, que sólo pue­
de salvarse conservando lo más esencial de sus reservas», como
dice Patricio Randle en la nota preliminar del libro-. El concep­
to de «progreso» se elevó a la categoría de absoluto, oponién­ dolo dialécticamente a la tradición. Es necesario luchar contra los
excesos del «progresismo»
y rehabilitar el concepto de conser-
(*) Buenos Aires. Oikos, Asociación para la Promoción de Estudios
Territoriales
y Ambientales (1982), 292 págs.
(**) «La contaminación ambiental», resefia por J. Garrido, en Verbo,
núm. 195-196, pág. 781.
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