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Número 205-206

Serie XXI

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Crónica de la festividad de San Fernando 1982

CRONICA DE LA FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO DE 1982
El sábado 29 de mayo, víspera del día de San Fernando, los
amigos de la Ciudad Católica conmemoramos la festividad de
Nuestro Santo Patrón. Nos fuimos reuniendo, alrededor de las ocho de la tarde, en el pórtico de la Iglesia de Nuestra Señora de
Montserrat, donde minutos más tarde asistimos a
la Santa Misa
oficiada por el padre Francisco Sánchez. Empezó su homilía re­
flexionando sobre el Misterio de
la Redención, considerando es­
pecialmente la Pasión y Resurección de Nuestro Señor Jesucris­ to. Si grande es
la ofensa por el pecado del hombre, infinitamen­
te
más

grande es la Redención. Vivir la pasión y muerte
de Je­
sucristo, mortificándonos para renunciar al pecado, para amino~
rar

nuestros pequeños defectos, es poder acceder a
la Resurrec~
ción. Si admirable es la creación, más admirable es la Redención,
y, por ello,
la Iglesia no se conforma con celebrar la Pascua cada
año,
y lo hace cada ocho días, en el «días Dominicae». Nos ha­
lhunos -nos
recordó el padre Francisco-----en una vida de prue­
ba. Es por eso que debemos mortificar nuestras potencias infe­ riores que quieren rebelarse; debemos someterlas a la razón y
ésta a Dios, a sus designios. Somos libres. ¡Cuánto cuesta hacer
buen uso
de la libertad! Y, sin embargo, necesitamos de ella para
ser capaces de merecer, de merecer el cielo. El católico tiene la
obligación de santificarse. Por ser el hombre un ser social debe,
de algón modo,

santificarse también en la sociedad civil. Por ello
estamos obligados a cumplir con nuestros deberes y ejercitar
nuestros derechos. En ocasiones los cristianos estamos ignoran~
tes en cuanto a nuestros derechos y deberes.
Esta Misa -dijo---- es celebrada con una intención
especial:
la

prosperidad espiritual de
la Ciudad Católica, ocupada en el
estudio de la Doctrina
Social de la Iglesia en orden a una apli­
cación práctica.
No se vive verdaderamente si no hay convencimiento. Por eso
el cristiano debe informarse: porque no puede aprobar aquello que
vaya contra la ley
natural y
sólo la Iglesia Católica puede inter­
pretar lo que es y
lo que no es conforme con la ley natural:
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porque no puede votar, por tanto, aquello que quebrante la ley
natural, la Ley divina. _
Concluyó pidiendo al Señor derrame su sabiduría sobre_ los
amigos de la Ciudad Católica, y a los asistentes a la Santa Misa
que los ayudasen con sus oraciones. En las preces se rogó espe­ cialmente por nuestros entrañables Jerónimo Cerdá y María Te­
resa Donat, que volaron al cielo en la misma mañana de cami­
no desde Valencia para celebrar la festividad de nuestro patro­
no, San Fernando. Ya en el salón de la cafetería Manila, e instantes antes de
que diera comienzo la cena, el padre A. Arredondo, S. J.,
dirigió
una oración por nuestros queridísimos amigos Jerónimo Cerdá
Bañuls y María Teresa Donat. Miguel Ayuso, al final de la cena,
les
dedicó un
emocionado recuerdo recitando unos versos de
fray Luis de León:
Aquí yacen de ellos los despo¡os
la parte principal volvi6se al cielo con ella fue el valor quedó/e al suelo
miedo en el corazón
llanto en los o;os.
Tanto Paloma Ortiz de Zárate como Rafael Botella y José
María Piño! «tomaban la alternativa» este año -así los presen­
tó M.

Ayuso-- como oradores.
Con palabras de dos «ilustres
políticos españoles»,

entre los_
que median cincuenta años, puso
Rafael Botella

de manifiesto la
descristianización que España
ha sufrido durante este tiempo.
Frente a ello, «hablar de San Fernando como Rey significa ha­
blar de la concepción católica, tradicional y española de la po­
lítica». Debido al «conflicto entre lo político y lo social, y a la
forma de entender la política de conocidos pensadores, late hoy
un sentimiento adverso hacia lo que en otro tiempo fue "el más
noble oficio que existe en la tierra". El cristiano debe abogar
por una "política católica e íntegra, sin pactos ni concesiones,
sin cobardías
y medias palabras"».
No quiso terminar sin recordar dos aniversarios:
el cincuen­
ts de la fundación de Acción Española, y el veinte de la Socie­
dad

de
amigos de la Ciudad Católica.
A las palabras de Rafael signieron las de Paloma Ortiz de
Zárate, quien señaló a nuestro Santo Patrón, Fernando III, como
ejemplo para aquéll.os que tienen como misión el gobierno de
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las naciones. Los españoles somos uruon de sentumento reli­
gioso y sentimiento
patriótico y,
sin embargo, los gobernantes
de. nuestra Patria han olvidado las enseñanzas de la historia y se
han olvidado de Dios a la hora de construir el orden social.
«Nosotros queremos que Cristo reine en nuestra sociedad, en
todos y cada uno de los cuerpos intermedios que integran nues­
tra idea de Estado. Terminó con unas palabras de San Agustín dignas de medi­
tarse y que «deberán inspirar la atrayente y difícil tatea que
supone cristianizar nuestra sociedad».
José María Piño!, encatgado de cerrar el acto, aseguró que la
tripulación de la pequeña nave
«Speiro» bien
merecía la poesía
de cantores de la talla de García
Sanchiz, del

clérigo de San Mi­
llán de la Cogolla o del juglar de Meclinaceli.
Dedicó a esta tripu­
lación unas preciosas palabras: «Sois, pues, una Orden Militar,
como proclama incluso la cruz roja que campea en la cubierta de «Verbo», pero vuestra misión es epopeya de frutos a larga
distancia y, por ello, no tenéis glorias inmediatas,
ni vuestras
gestas reciben aplausos ...
».
Rememoró

dos grandes
ctuZadas encatnadas

por los espa­
ñoles: la Reconquista, en tierras de España, y la expansión de la
Fe
y, con ella, la lengua y la cultura de España: la Hispanidad.
Finalizó haciendo una breve alusión a Acción Española, se­
ñalando a
« Verbo»

como heredera de sus ideales.
Al final
de la cena los suscriptores de « Verbo» tuvieron la
grata
y esperada noticia de la publicación del Indice de autores
y materias de los números 1 al 200 de la revista.
María Begoña

García-Conde del Castillo.
DISCURSO DR RAFAElL BOTELLA
Queridos amigos y correligio~rios;
Este es un

año especialmente · triste; triste,
en primer

lugar,
por las
ausencias,· este año ya no están con nosotros, Joaquín Ortiz de Zdrate,
Julio

Garrido,
Jer6nimo Cerdá
y
Marfa Teresa
Donat
(Q. p. d.), para
ellos, desde

aquf, un recuerda
y una oración.
Y
triste tambiin porque asisti"mos, como «co,ividados de piedra», al
lento
suicidio de un pueblo,
«un - pueblo --escribía M e"néndez y

Pela­
Y<>-engañado mil veces por gárrulos sófistas, empobrecido, mérriiado
y desolado, que emplea en destrozarse las pocas fuerzas que le que­
dan ...
.>.
Un pueblo borracho de palabras va,ias, de a_bsurdos, «¡Lo. Impor­
tante es estar borracho, no importa de qué!>, «il fuat s'énivrer, n'im;..
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