Índice de contenidos
Número 239-240
Serie XXIV
- Textos Pontificios
- Estudios
-
Monográficos
-
Homilía del señor cura párroco de la iglesia de la Concepción, don Demeterio Pérez Ocaña,en el funeral de Eugenio Vegas Latapie (23-9-85)
-
Religión
-
Doctrina y acción. Antología de textos de Eugenio Vegas Latapie
-
Otro mártir ignorado. Último artículo de Eugenio Vegas Latapie
-
Una trayectoria invariable. Nota biográfica de Eugenio Vegas
-
Obras publicadas por Eugenio Vegas
-
Lealtad, fidelidad, servicio en Eugenio Vegas
-
Fidelidad y Verdad. La lección de una muerte
-
El pensamiento político de Eugenio Vegas Latapie
-
«Romanticismo y democracia» vistos por Vegas Latapie
-
El «ralliement» en el pensamiento político de Vegas Latapie
-
Eugenio Vegas: Deber y servicio de la política
-
Acción Española: exigencia de un deber religioso
-
El apostolado político de un caballero cristiano y español
-
El realismo político de Vegas Latapie
-
Eugenio Vegas y «La Cité Catholique». Carta a los amigos de la Ciudad Católica
-
Eugenio Vegas y la Ciudad Católica
-
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Información bibliográfica
- Actas
- Verbo
Autores
1985
El apostolado político de un caballero cristiano y español
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO CRISTIANO Y ESPAAOL
POR
FR.ANcxsco DE GoMIS CAsAs
«¡Ojalá fueras frío o caliente!
Mas por cuanto eres tibio,_
y no frío ni caliente,
estoy para vomitarte de mi
boca».
(Apocalipsis, 3,15-16).
l. Eugenio Vegas Latapie es la personificaci6n opuesta a
un tibio, tiene el ardor de la caridad. Irradia fidelidad que nace
de su profundo sentimiento cristiano, y ese
sentlmiento ilumina
su fe: «sentir conocimiento» que diría San Ignacio en sus Ejer
cicios Espirituales. Dice de
tal conocimiento San Juan de la
Cruz:
Consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia
es obra de
Su clemencia
hacer quedar no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.
Esta es la
fuerza interior,
la
raíz de
donde arranca toda su
trayectoria vital.
De ahí dimana su ferviente vida de oraci6n, su
devoci6n mariana tiernísima, la Imagen de la Virgen siempre presente en su casa, flores y devociones del mes
de mayo, rosa
rio cotidiano, vida de piedad constante, sin abandonos ni
perezas,
amor
a la
pureza servida
humildemente, con conciencia de las
limitaciones y fragilidad de
todo ser
humano, profunda vida es
piritual estimulada por el ejemplo y las virtudes de los Santos cuyas vidas forman parte prindpalísima de sus lecturas
.. Y,
con
secuencia 16gica de todo ello, su amor por la Verdad. Creía en
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FRANCISCO DE GOMIS CASAS
la Verdad y adoraba con fidelidad inquebrantable a la suma ex
presión
de la Verdad en el Santo nombre de Dios, en Jesucristo
y en la Iglesia. Creía en la Verdad revelada y en las verdades
dimanantes del pensamiento cristiano frente a las pseudo ver
dades postuladas por el materialismo y el naturalismo.
La orientación
d" su
vida responde a una gran vocación so
brenatural, lo que los cristianos entendemos como una llamada
de Dios. Otros sienten esta
llamada de una manera más espectacular,
como en nuestros días, y pará referirnos concretamente a Es
paña, es el caso del profesor García Morente, Decano que fue de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid durante la República y
· que
se había alejado de la Iglesia hasta
olvidar por completo el Padrenuestro y todas las oraciones. La
narración que hace
a. su
director espiritual, Monseñor Eijo
Ga
ray, de su conversión y de la aparición que tuvo de Jesucristo en
persona después de gravísima crisis, no puede leerse sin sentir.
un escalofrío de amación (El profesor Garcia Morente, sacerdo
te, Espasa-Calpe, págs.
74-78).
«Si, como firmemente creo, no hay para el hombre ni para
las naciones otra salvación que la adhesión
c
la Igle
sia Católica
y la práctica de las virtudes cristianas», dice Gar
cía Morente al Obispo de Madrid cuando le refiere que «la voz
de Dios ha llegado a sonar clarísimamente en mis oídos» y su
decisión de hacerse sacerdote ... ( op. cit.,
pág. 51 ).
También para Eugenio Vegas no hay otra salvación que esa
adhesión a la Iglesia católica
y la práctica de las virtudes cris
tianas, y su vocación
específica fue
el apostolado político e ideo
lógico. Por eso, «todos los días -dice-- consideraba y medita
ba sobre un mismo punto: la pureza de intención siguiendo las
palabras de San
Pablo: «si
comiereis, si bebiereis, si hiciereis
cualquier cosa, hacedlo en memoria de Cristo». Procuraba, ade
más
--añade--, conjugarlas
con la famosa consigna Ad maiorem
Dei gloriam propuesta
por San
Ignacio a sus seguidores».
«¿D6n
de
podría contribuir yo de una manera más eficaz a la gloria de
Dios?» -se pregunta ... -, «lo más necesario sería dar a conocer
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EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
las verdaderas doctrinas políticas y sociales puesto que la prensa
de izquierdas difundía a diario el error, con los más poderosos
medios, Sin
planteármelo claramente -añade-- había llegado
a
sentir
de una manera intuitiva la exigencia expuesta por
el in
telectual monárquico francés, Charles Maurras, al pedir «antes
que nada, política ...
», «para conseguir un resultado feliz, que
es
lo decisivo, debe comenzarse por la política, que es lo inme
diato»
(Memorias politicas, pág. 20). ,
2.
La actividad política,
para Eugenio
Vegas Latapie tie
ne toda la dimensión moral exigida por Pío XI
euando se
refie
re a ella como la «caridad más alta». A ella se entrega íntegramente, arrinconando todo legítimo
interés personal. Hace brillantemente dos oposiciones
Utn sólo
para tener los medios indispensables de subsistencia que hagan
posible su proyecto de ir a Madrid a
realizar su
vocación.
En su vida podemos distinguir dos fases: la primera, de gran
actividad política e ideológica, llena de luchas
y esperanzas,
abarca hasta
el año 1948. En dicha fecha, los Estados Unidos,
por motivos estratégicos que le plantea
el expansionismo de la
Unión Soviética, elige al General Franco como la persona más adecuada para la estabilidad de esa plataforma logística que es
España. El
Conde de Barcelona adapta entonces su actuación en
sus relaciones con
el Generalísimo a esta nueva modalidad polí
tica, y Vegas Latapie, que piensa que son las ideas las que salvan a los pueblos,
y que no cree en la formación ideológica de Fran
co como político, se considera incompatible con esa nueva
tra
yectoria y decide retirarse de toda actividad política a los 40
años (la misma edad aproximada en que murieron sus dos admi
rados maestros, Balmes
y Donoso Cortés), y con profunda tris
teza desde aquella lejanía ( 1948), formula un diagnóstico sobre
el porvenir de España que podríamos llamar profético por Jo
exacto.
La falta de confianza política en Franco por parte de Euge
nio Vegas coincide, en
delinitiva,.con la
que expresó José Anto
nio Primo de Rivera cuando Franco quiso intervenir activamen-
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FRANCISCO DE GOMIS CASAS
te en la política española durante la República y pidió ser in
cluido en la candidatura de la CEDA
por Cuenca,
a lo que se
opuso José Antonio en términos tan duros que Gil Robles pi
dió a Goicoechea que le escribiera una
cma recogiendo
esta
opinión, como así lo hizo, lo cual
ha sido
narrado, entre otros
autores, por Ramón Garriga
(La España de Franco, t. II, pá
gina 18).
Al alejarse de la política activa comienza la segunda etapa de
la vida de Vegas, perdido el ímpetu de una
esperanza tangible,
penetrado por
la misma
tristeza y
reflexiones que tuvieron
Do
noso, Balmes, Menéndez y Pelayo y muchos otros al otear el
porvenir desde distintos acontecimientos que influyeton negativamente en
nuestra Historia
y la empujaron progtesivamente ha
cia su descristianización y desarraigo.
Tuvo, ciertamente, el consuelo de poder constiruir enton
ces una familia, que providencialmente ha sido para él refugio
y catacumba, desde la que ha procurado hacer
par:tícipes de
sus
conocimientos
y experiencia a cuantos se hayan sentido atraí
dos
por su
gtan vocación. Leonor, su afectuosísima esposa y de
nodada
enfermera, y su hija Leito, han sido como
el antídoto
de esa mortal tristeza y a ella creo que puede atribuirse su re
lativa longevidad (78 años) y que no viera truncada su existen
cia tempranamente por consunción.
3. Vegas aporta a su gtan vocación las condiciones excep
cionales de sus
capacidades y
talentos. El Evangelio nos habla
de la diversidad de talentos. Balmes se
refiere a
ello con lumi
nosidad. Así, en
el arte; así, también, en la aptitud intelectual.
Alexis Catre!, Premio Nobel a los 30 años, confirma que la
raíz
de
todo descubrimiento es una intuición. Eugenio Vegas
penetra
las
ideas políticas e intuye profundamente sus consecuencias. A
través de las muchas lecturas, su problemática es dilatadísima.
De sus lecturas de carácter político y sociológico, el cúmulo de
matices que atesora es de extraordinaria riqueza, y del comen tario de cualquier libro de interés surge la asociación de hechos
o doctrinas de una fecundidad crítica enriquecedora. La verda-
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dera inteligencia, como dice Zubiri, es la aprehensión de la rea
lidad;
no el
eidiibicionismo
de
ficliero. Lo
importante es
la fir.
meza del juicio y la solidez de la argumentación; esta es, preci
samente,
su fuerza
y la razón de la influencia ejercida. Esta es la
causa
de la previsión con que enjuicia la trayectoria y escollos
de hombres políticos relevantes, en editoriales de prensa
duran
te
la República y verbalmente después de ella. Las condiciones excepcionales de sus capacidades y talentos:
memoria, entendimiento y voluntad -las tres potencias del
al
ma-,
enaltecidas por su modestia y abnegación, le abren desde
el primer momento de su llegada a Madrid,
la clara influencia
que
ejerció en
el
ámbito del
pensamiento y ·de
la acción política
desde 1930 a 1948.
4. Su memoria era extraordinaria. Cuando ya rebasaba los
40 años de edad, en el año 1948, recién retirado de
la política
activa,
pensó en
opositar a Notarías, al haber sido excluido del
Consejo de Estado por el régimen franquista,
y en s61o 15 días
se
aprendió de memoria, letra por letra, los 200 artículos de la
Ley Hipotecaria (más de 200 págs.) sin dejar una
sílaba. Per·
sonalmente
hice la comprobación de tan fenomenal retentiva.
Pero abandonó la preparación de esta oposición porque, aunque retirado de la política activa, su
corazón· seguía
pendiente de
los grandes problemas políticos cuyo incierto fururo avirozaba
con aflicción de profeta, y
ningún interés personal poclía distraer
le
de esa apasionada
tensión con
que escrutaba desde el presente
nuestro futuro. Al lado de esta superior realidad cualquier otra
cosa carecía, a sus ojos, de interés.
Esta retentiva la cultivó con tenacidad memorizando discipli
nadamente
todos los
días alguná poesía que le cautivase por su
belleza y contenido, en lengua española o
francesa, a manera de
gimnasia
intelectual y de alimento espiritual. Así
llegó a
poder
disponer, al servicio de sus ideas y sentimientos,
del fabuloso
caudal de los más esclarecidos poetas que concurrían en inspira·
das estrofas
a adornar, con elegante ropaje, la aguda y
penetran
te
dialéctica de nuestro amigo. Cualquier
tema enlazaba
así en su
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conversación con las fuentes más brillantes de la inspiración hu
mana. Y ello, no sólo para los
temas más
trascendentales,
sino
también
para los humildes
y delicados. Incluso con los niños su
conversación adquiría una fuerza seductora
y al propio tiempo
pedagógica de
· inigualable
atractivo. Recuerdo su conversación
con mi hijo Miguel cuando era niño. Ese gran intelectual se achi
caba
y hablaba con el niño igualándose a su ternura y candor y,
en sus palabras, asomaba siempre el gran educador, el maestro
que
escruta
y dirige el corazón del niño a la consideración de
las verdades más altas; le decía las más sublimes .ideas y también
las más sencillas en bellas poesías
y le incitaba a memorizarlas,
a grabar en su corazón
lo más bello, alto y profundo. Eso mismo
pude comprobar con otros niños: la pequeña
y dulce infanta doña
Margarita, a la que recitaba con mímica expresiva
y cariñosa los
conocidos versos de Rubén
Darlo que
hablan de «una gentil
ptincesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú». Y tam
bién con el entonces Príncipe de Asturias, «Don Juanito». Ab sorbía su atención
y su afecto. Leito, su hija, había de acumular
así -memorizando muchas poesías-, la lección viva
y culta de
tan fenomenal maestro. Los niños sabían descubrir en aquel
hombre grave la ternura de un corazón sensible
y afectuosísimo,
y le correspondían sin excepción con un gran afecto.
5. Su afectividad, su gran corazón, es otra de las grandes
cu.!idades de
Eugenio Vegas. Ama a la
Verdad, que busca afa
nosamente en la
doctrina de
la Iglesia católica
y en los más emi
nentes pensadores,. y a la que se adhiere con fidelidad inque
brantable. Ama con ternura a sus familiares
y amigos; de ahí el
pesar que le producen determinados alejamientos de personas queridas o detenninadas desviaciones de esa Verdad en algún
momento compartida. Este
amor a
la Verdad le convierte en
apóstol de sus convicciones: «Sin saber quien recoge, sembrad»,
es el verso de Sor Cristina de Arteaga que repite sin cesar, como
nos recordaba recientemente Juan V
.llet de
Goytisolo. Por es
píritu de apostolado se convierte en un formidable abanderado
y
difusor de los principios del Derecho público cristiano y de la
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EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
Institución monárquica. Así nacen en Eugenio Vegas dos activi
dades paralelas: la promoción intelectual que realiza desde
Ac,
ción
Española --concertar afinidades para una empresa de orien
tación ideológica y política- y actuar como fermento de un
Oub
de
Opinión (que tal fue en realidad la tertulia
de Acción Espa
ñcla ), a manera de nueva Acaderrúa, para despertar 'inquietudes
y estímulos. Vegas Latapie dedicaba todo su tiempo en suscitar
iniciativas, pedir con insistencia las
más preciadas
colaboraciones,
sugerir temas concretos para trabajos literarios ajenos, quebran
tar inercias, movilizar voluntades, señalar peligros y remedios, organizar actos y homenajes y destacar relevancias personales den
tro de las propias filas en un intento de crear una clase dirigente
competente y cristiana.
En su archivo hay cartas del mayor relieve. en que le dicen:
«estoy trabajando para Ud.» y le consultan determinadas concre
ciones del tema que desea se desarrolle para la revista. Hay
figu
ras
clave en la realidad de
Acción Española; en primerísimo lu
gar don Ramiro de Maeztu, que fue como el patriarca de aque
lla Institución. Otros nombres hay que citar en primera fila:
el Marqués de Quintanar, Calvo Sotelo, Pemán, Víctor Pradera,
Sáiru: Rodríguez,
etc., pero la composición de los números de
la revista y la publicación de los trabajos de 17 4 autores dife
rentes no se explicaría sin la tarea
personallsima de Vegas. La
tapie,
que actúa de timonel y traza singladuras en sus perspica
ces editoriales henchidas de previsión y de sentido pollrico, y
cuya.
vigencia y actualidad
desgra,ciadamente perdura
al no ha
berse remediado los males que en ellas denunciaba.
La tertulia o
Oub de
Opinión que surgió
en· la
sede social
de la revista,
y su fuerza aglutinante, tampoco podría explicarse
sin el abnegado sacrificio de Vegas; su constante presencia a casi
todas las horas en dicho local, su ilirrútada disponibilidad, la
fuerza seductora de su juicio culto, vibrante, profundo, y
su
contagiosa
combatividad de ilurrúnado, fueron acicate de
muclías
adhesiones
de personas que
acudían a
la tertulia desde todas las
provincias a su paso por Madrid, e
irradiaron por
contagio el
toque de rebato que
Acción Española vino a significar.
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FRANCISCO DE GOMIS CASAS
Fue hombre abierto, sin prejuicios partidistas; en Acción
Española acoge la colaboración de personas de las más amplias
procedencias; entre ellas, las más
destacadas de
la Falange en
ciernes, cuyos ideales desea homologar en lo substancial a
los
sustentados
por la revista:
¿ Bandera que se alza?, de Víctor
Pradera.
Por su influencia en la zona nacional se constituyó en ava
lista y protector de personas que eran detenidas por sus ideas,
pues su deseo fue que tales capacidades no se perdieran para
España, buscando su
amistad en
un
afán proselitista
y unifica
dor de esencias positivas que siempre propugnó.
6. En uno de aquellos editoriales de Eugenio Vegas a que
me refería, que aparece en la antología,
La causa del mal, ga
lardonada con el «Premio Luca de Tena, 1936» y publicada en el número de
la revista
de 1 de marzo de dicho año, es decir,
después de las elecciones de febrero
y cuando España estaba
abocada sin remedio al
callejón sin
salida de una lucha fratricida,
decía:
« ... los jerarcas de la Iglesia española y, siguiendo sus pasos,
los más de los religiosos
y de los fieles, hablan pactado de hecho
con
los falsos principios de
ja Revolución
a cambio de una pre
caria tranquilidad; faltaba una escuela seria y fecunda que en señase
y defendiese los dogmas fundamentales de la verdad po
l!tica y los postulados del derecho público cristiano, fuera de los
cuales es imposible hallar la salud e inútil perseguirla. Para llenar
este
vac!o nació Acción Española ... ».
Y, más adelante: «Los partidos contrarrevolucionarios, lejos
de dedicarse principalmente a propagar
y difundir el ideario que
debían defender,
se olvidan de la suprema verdad
política de
que
las ideas gobiernan a los pueblos
y dedican todos sus es
fuerzos
y energías a servirse de las instituciones revolucionarias
a la vez que familiarizan con ellas a sus afiliados, a las que van
tomando apego, con
lo que, perdidos de vista los fines perse
guidos,
se truecan de
hecho, a
su pesar, en agentes auxiliares
de la Revolución».
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EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
«El carácter predominantemente electoral de los pattidos po
líticos que se dicen contrarrevolucionarios les ha hecho olvidar, en la preparación de las elecciones y en la
lucha por
las actas,
su verdadera misión de
destruir, por todas los medios lícitos, las
instituciones revolucionarias
y, entre ellas, las ftJlsas libertades
y el sugfragio universal».
Sus reflexiones no están alejadas de las que formula don
Francisco Cambó, en opinión de Pabón, el más notable político
español contemporáneo, algunas de cuyas reflexiones citaré sólo
por contraste: «Lo que ha sucedido en España ha sido posible porque la
clerecía no
ha cumplido con su deber; si la mitad de los que han
sabido ser mártires hubiesen sido apóstoles, la horrible catástro
fe no se habría producido ... » (F. Cambó,
Meditacions, pági
na 332).
«. . . sólo la restauración de la fe religiosa en las masas pue
de salvar a España y puede salvar al mundo» (F. Cambó,
Me
ditaciones,
pág. 489).
Buscando las causas leianas de la catástrofe españoi!l -dice-
«me aparece de una claridad meridiana
la impl,antaci6n repenti,
na,
en 1888, del sufragio
universa/, y del ;uraJo popular ... ».
«Cánovas, que vio con claridad y proclamó con valentía lo absur
do de la reforma y las consecuencias que traería ... acabó por
acomodarse al sistema y a respetarlo cuando subió al poder ...
y a manejarlo y falsearlo». «El sufragio universal no resistió en
España
la prueba de la verdad .. .
». «La hegemonía de los ase
sinos de la F Al la habían preparado muchos años de impunidad
asegurada por el Tribunal del jurado» (F. Cambó,
Meditacions,
págs. 593-594). Más
explícito aún
es Cambó en esta otra cita: «El retomo
al liberalismo político de algunos estados gobernados por regí
menes totalitarios
no significará nunca el retorno a los ¡,rincipios
absurdos
de la
Revolución francesa, si no más bien a los siste
mas orgánicos y un tanto complejos de siglos atrás a base de que
puedan convivir un fuerte poder arriba y una sociedad organi zada a
base de
municipios,
comarcas y
regiones, al mismo tiempo
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FRANCISCO DE GOMIS CASAS
que en agrupaciones profesionales de las cuales no están exclui
das las instituciones públicas
y privadas» (op. cit., pág. 428).
Por último, Sánchez
Albornoz, que
fue Presidente
de la Re
pública española en el exilio, historiador de primera magnitud,
coincide con Eugenio Vegas y con Francisco
Camh6 en
la ne
cesidad de alejarse de moldes revolucionarios periclitados. Dice así: «He hecho el elogio entrañable del sistema
demoliberal y
parlamentario. Pero he señalado, a la par, lo inexorable de su
caducidad.
Hoy
me atrevo a calificar de necio el intento de vol
ver a él a España, con las caracteristicas de hace medio siglo»
(Sánchez
Albornoz, Mi
testamento histórico-político, pág.
169).
Desgraciadamente, ninguna de estas experimentadas reflexio
nes se han tenido en cuenta por los responsables de la nueva
Constitución democrática española, que
ha retomado simplemen
te la
página al pasado como si no hubiera existido la tragedia de
1936.
7. A partir del inicio de la guerra, Acción Española ya nun
ca más será autorizada por el régimen, a pesar de reiterados iri
tentos; pero éste no pudo oponerse a la publicación de la An
tología en
el mes de marzo de 19 3 7, que es un compendio de
la acción ideológica de la revista, muchas de estas colaboracio
nes entonces aureoladas por el sacrificio de las vidas de sus
autores.
La lectura de esta Antología ---i>"ra quien no conociera la re
vista-, permite
comprender
la enorme influencia que tuvo que
ejercer ese grupo de intelectuales que actúa conjuntamente bajo
la bandera de Acción Española, dando la voz de alerta para con
trarrestar el asalto marxista. Si Sánchez
Albornoz ha podido de
cir que a Franco se debe
la derrota, entonces, sobre el comunis
mo, también
se ha de reconocer que Vegas es un elemento prin
cipalísimo en la
.galvanización de
la derecha que hizo posible el
Alzamiento. En el prólogo de esta
antología, Vegas reitera
con
especial énfasis las ideas c¡ue ha venido pregonando y repite,
«una vez más, que sin doctrina cierta, todos
los sacrificios, lá
grimas y ruinas pueden ser estériles ... ». «De nada sirven el pa-
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EL APOSTOLADO POUTICO DE UN CABALLERO
triousmo y buena voluntad de un gobernante, aunque sea un
dictador,
si desconoce la Verdad política, a cuyo dictado es pre
ciso gobernar. Es necesario estudiarla, propagarla y, llegada la
ocasión,
imponerla para arribar. a puerto».
La idea de
im posici6n política, o de dictadura, estaba en
tonces en
la mente de todos: «desde la «Dictadura del Proleta
riado», de Largo Caballero y los comunistas, pasando por la «Dictadura Republicana» propuesta por Giral tras la elevación
de Azaña a
la Presidencia de la República, «para salvar las ins
tituciones y
la libertad y que fue acordada por unanimidad»,
como refiere Sánchez Albornoz
(Temor al energumenismo, La
Vanguardia, 2 de julio de 1980, pág. 2), hasta la opinión de Cambó: «Para las grandes crisis no hay más solución que la in
ventada por los romanos hace 2.500 años, expresión suprema del "seny" romano: elegir a un dictador que tomase en sus manos
todas las facultades durante unos meses» ... (F. Cambó,
Medita
ciones,
pág. 765).
8. El obstáculo principal que encontró Vegas para el triun
fo de sus ideales políticos fue el General Franco, táctico insupe
rable, franquista convencido, patriota, sin
formación política;
que
repudia a la política y desprecia a los políticos -«haga como
yo, que no me meto en política», es una frase que comúnmente
se le atribuye--, para quien la política es el «mando», como en
el Ejército, según recuerda
Sáinz Rodríguez;
con su idea del blo
cao, de la sorpresa, de no gastar fuerzas inútilmente, de aprove
char todas las circunstancias y personas de cualquier proceden
cia, de soslayar las dificultades: que está poseído por el carisma,
la mística y la pasión del poder; oportunista y decidido, con la
noción exacta de la importancia que tiene la decisión y el golpe
de
mano para
tomar posiciones clave,
y con un instinto peculiar
de la sutileza para dividir y confundir a sus posibles oponentes.
Esto explica las cautelas
y la trayectoria seguida por el Genera
lísimo
y sus contradictorias apariencias.
La prolongación del franquismo cristalizará en
la utilización
pragmática
de todos los principios, instituciones y personas al
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FRANCISCO DE GOMIS CASAS
servicio sumiso e incondicionado del Caudillo, que es quien de
fine en cada momento su contenido, su
significado, su
recom
pensa y su función. El país se
fumiliariza progresivamente
con
esta doctrina. Se establece la distinción entre los que
son del
Alzamiento
y quienes del Movimiento. Surge una pléyade de
adeptos de este
ultimo, de
donde emergen los servidores del
franquismo que se identifioan casi siempre con la doctrina oficial,
la culll relativiza
los Principios
y los subordina a las sucesivas
definiciones circunstanciales del Jefe.
As! surge
esa nueva clase política que se caracteriza por su
escepticismo respecto a todos los Principios, por su perspicaz
re
ceptividad para los beneficios y por el arte de saber usar los
más opuestos símbolos. Ello explica la facilidad y la inconscien
cia con que fueron barridas todas las Instituciones y Leyes Fun
damentllles del franquiSlllo por
la mayoría · absoluta de sus más
caracterizados representantes, sin precaverse .para una previsoR
ra evolución. Ello explica, también, la facilidad con que se
cambian hoy de chaqueta
y acuden gozosos al Partido que ofrez
ca mejor soldada; ello explica, en fin, la falta de coherencia po
l!tica e
ideológica de
la mayoría de los actuales partidos pol!ti
cos. En este sistema todo acaba en mentira, confusión y co-
rrupción. Lo peligroso son los atributos ilimitados del Jefe,
que es el que define y dirige los derroteros de las bases; lo
malo es la desorientación de_ estas bases que pierden todos sus reflejos de criterio
y de posible reacción, al ser manipuladas por
una reacción nihilista que asegura su conducción gregaria, en luR
gar de informarlas adecuadamente con la Verdad para una res
ponsable
y consciente formación de un estado de opinión que
colabore a la mejor gestión de la cosa común.
«Hay situaciones subjetivamente contrarrevolucionarias, que
objetivamente son revolucionarias, porque coadyuvan a dicho
fin», dijo Stalin en uno de sus últimos discursos ante el Soviet
Supremo de la Unión Soviética, y ello debe referirse a cualquier
situación política que debilite de hecho las defensas intelectuales
frente a las ideas que abren cauce a la Revolución.
Evidentemente, hubo junto al
Generalisimo personas
de
gran
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EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
elevaci6n moral .Y rectitud a los que se debe mucho de la obra
positiva que se
ha realizado durante esos 40 años y que han
constituido durante muchos años un freno al desbordamiento de
esa nueva clase; pero el clima que ha ido formando paulatina
mente,
ha acabado por prevalecer, y sigue prevaleciendo hoy en
la mayoría de los partidos políticos surgidos de la llamada tran
sici6n. Parece como si hubiera una crisis de hombres, de pensa
miento y
de criterio en casi todos lo~ puestos de más alta res
ponsabilidad, incluso
-y salvo
honrosas excepciones-, en las
mismas Instituciones profesionales del Estado
y en la Iglesia. La
perplejidad, la desorientación y
la pasividad parecen generaliza
das. Hablando de este tema, Eugenio Vegas me decía en el
año 1975, recordando a
Le Bruyere: «No hay hombres porque
no hay
caracteres, y
no hay caracteres porque no hay Princi
cipios». Por eso se opuso al confusionismo del régimen fran
quista, igual que hiciera Donoso Cortés con otro ilustre gene
ral,
Narváez, Duque
de Valencia, no obstante, que también éste
había hecho fracasar una importante Revolución,
la de 1848.
Pero condena su gestión de gobierno en el famoso Discurso so
bre
la situación de España que en 1850 hunde el Gobierno de
dicho
general por
su oportunismo y falta de Principios. La obse
sión de Eugenio Vegas, como
la de Donoso Cortés, fue llevar a
la política los grandes Principios del Derecho Público cristiano que salvan a los pueblos de perecer en manos de
las revolnciones.
9.
Esta progresiva decadencia política y social la vislumbró
Eugenio Vegas clarísimamente desde el primer momento en que
comenzó a
asomar
la corrosiva penetración hegemónica del opor
tunismo y las improvisaciones
y ligerezas que habrían de impe
dir el arraigo de los Principios
· cuyo
respeto esencial
cabía· es
perar
después del sacrificio inmenso de aquella guerra que, en
opini6n de un político como
Cambó, fue
«el movimiento más
sano, más genereso y
más heroico
que nunca se ha producido en
España» (día 5 de agosto de 1937, Meditacions, pág. 363).
Los temores de que ese oportunismo degenerara en desvia
ci6n y falseamiento de los Principios que dieron fuerza a aquella
1167
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
reacción heroica --como sucedió durante la Guerra de la In
dependencia-, le llevó a incluir en el prólogo de la Antología
de
Acción Española publicada en· marzo de 19 3 7 -es decir, a
los pocos meses de iniciada
la Guerra-, bajo el título Vox cla
mantis in deserto,
una poesía de José María Pemán sobre las
Cortes de Cádiz, que es como una advertencia y premonición
que no ha cesado después de recordar: Dice así:
«Mientras el
pueblo se engaña
con este engaño marcial de la guerra y de la
hazaña
le
está royendo la
entraña
una
traición critninal».
10. Frente
al sistema político del Caudillo, alineado dramá
ticamente a los vencidos de
la Guerra Mundial y condenado en
Postdam por las potencias vencedoras, lo prudente no podía ser
la pasividad. La política es siempre algo complejo e imprevisi
ble, especialmente en aquellas circunstancias de convulsión mun dial, y sería impensable que quienes por sus responsabilidades
y
· por su formación pudieron ofrecer alternativas frente a un po
sible colapso de las estructuras existentes -para evitar las po
sibles convulsiones_
y revanchas-, se hubieran abstenido de for
mularlas, a pesar de convertirse con ello en blanco de ataques
y desprestigio como reacción del régimen, como efectivamente
sucedió, con una crítica falseada y una propaganda manifiesta
mente antimonárquica.
Franco había dicho al Conde de Barcelona que si un día
volvía a España llamado a más altos destinos, habla de ser como
pacificador y no
como vencedor,
y esa fue la divisa que adoptó_
don Juan y el norte de su actuación política: preservar para
España y ofrecer a vencedores
y vencidos, una Imtitución na
cional de pacificación
y convivencia: la Monarquía.
Para esa toma de posición denostada y
difícil, enfrentándose
al régimen
y ofreciendo una posición arbitral, el Conde de Bar
celona eligió y depositó su confianza, nombrándole Jefe de Su
1168
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POUTICO DE UN CABALLERO
Secretaría política, a la persona que más se había destacado en Es
paña en servicio de
la Monarquía, Eugenio Vegas, «el novio de
la Monarquía» como le llamó Pemán, ex-combatiente heroico,
de trayectoria limpia, espejo de fidelidad
y. acaso · el
más com
bativo propulsor en España del Derecho Público cristiano. Ello demuestra lo injusto de la crítica dirigida al Gonde de Barcelona,
como si estuviera entregado a los rojos; demuestra- también,
desde un punto de cristiano y nacional, lo prudeme de esa po
sición, avalada por personas que tan recia doctrina y convicciones.
Asumió esta responsabilidad
.en el
período que comprende los
acuerdos de Postdam, la retirada de Embajadores
y el boicot al
régimen de Franco.
Le reiteró esta confianza al encomendarle la educación del
Príncipe, nombrándole
su Preceptor
en una carta de nobles
con
ceptos
que
ensalza los
méritos de nuestro amigo
y que ha sido pu
blicada en
ABC del día 20 de septiembre pasado, .. con ocasión
de su muerte. Y al suspender este nombramiento por
el tras
lado del Príncipe a España, solicita de nuevo posteriormente su colaboración para el mismo fin; en carta de 20 de julio de 1960
le dice:
«Supe ( con disgusto) que no habías sido requerido para
ir a
dar unas conferencias al Príncipe, como era mi deseo y es
pero que no te negarás a realizarlas
el otoño próximo cuando
se reanuden las actividades escolares. Nada es perfecto en esta
vida y hay que apuntar muy alto para conseguir un
poco».
¡Cuántas
claridades en
tan pocas líneas! La petición de esas
conferencias la hace el
.-Conde de Barcelona
en la misma carta
en· que
le comenta con elogio y muy atinadamente la lectura del
libro Pour
qu'il regne que
Eugenio le había enviado.
No se autorizaron estas conferencias
ni se le permitió que
pudiera
ver al Príncipe durante varios años. En su lugar, el que
le dio las conferencias de Derecho
Político fue
Torcuato Femán
dez
. de
Miranda, a la sazón casi desconocido profesor que, aun
que aparentemente falangista, antes perteneció a la FUE, defen
derá ante su augusto discípulo la tesis magistral de que no hay
Principios inmutables, que todos se pueden modificar y suprimir:
«La condición indispensable es ir de la
Ley a la Ley, por la Ley»
1169
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CAsAS
(Los silencios del Rey, por Joaquín Bardavío, pág. 50). Se trata
de un positivismo que este profesor, el 18 de julio de 1969, va a
reiterar nuevamente al Príncipe, cuatro días antes de su procla
mación como sucesor a título de Rey. El profesor, por entonces,
solamente «tiene un
cargo discreto,
difícilmente equiparable a Di
rector General»
(El dilema, de Joaquín Bardavío, pág. 65). Des
pués viene su
vertiginosa ascensión
como
Ministro del Movimien
to y Vice-Presidente del Gobierno. ¿Quién designó a Femández
Miranda como profesor del Príncipe y quién le aupó a
tan ele
vados
cargos? Con
tal plataforma prestigiante quedó con todo
el respaldo necesario
para conquistar
nuevas situaciones y reali
zar el audaz golpe contra las inertes estructuras del estado fran
quista en medio de la inopia más generalizada, patrocinando una
Constitución que conduce a
la prolongación de la Dictadura de
Partido, bajo
disfraz democrático, pero sin Leyes Fundamentales
que la limiten.
11.
Para quien
recuerde que los «havy-certs», todavía
vi
gentes desde la guerra mundial, no concedían al régimen español
más que una reserva de
carburantes y· productos
energéticos para
un
máximo de quince días, comprenderá que la supervivencia
política o
el colapso del Caudillo estaban totalmente a merced de
las potencias vencedoras,
y que la condena de Postdam y la apa
ratosa retirada de los Embajadores, con el simultáneo suministro
de carburante -que siguió manteniéndose-, s.ólo
podía produ
cir
el afianzamiento del Caudillo, con el refuerzo de la adhesión
nacional
ante. la
aparente intromisión foránea. ¿Quién iba a creer
que ese sería el camino seguido? Cuando se produjo la victoria
ruso-aliada y
la condena de Postdam, era prudente colegir la po
sibilidad de un colapso del régimen, como así
lo interpretaron
todos los jerifaltes exiliados, que eran cálidamente acogidos por
todas las Cancillerías de
los estados
vencedores; como así lo inter
pretaron también muchas personalidades relevantes de
la Penín
sula
y primerísimas figuras del Ejército que instaban al Conde
de Barcelona para que definiera su distanciamiento del régimen mediante un manifiesto.
1170
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
Como jefe de la secretaría política del Conde de Barcelona,
Eugenio
Vegas defenderá
el «voto popular» u orgánico, como
lo define la doctrina tradicional, frente al «sufragio universal
inorgánico»; y «voto popular»
figura en el manifiesto del Con
de de Barcelona de 1945, no obstante la tendenciosa interpreta
ción en las demagógicas críticas de los
medios de
difusión del
régimen; defenderá
el sistema Corporativo u Orgánico, que fue
aprobado en 1946 en las llamadas Bases de Estoril, a las que
prestaron su adhesión desde los
ttadicionafutas de
Rodezno basta
Salvador de
Madariaga, Embajador de la República y persona
del
máximo prestigio
de las letras y en los
medios liberales
in
ternacionales; defenderá la no confusión de
la Institución mo
nárquica con el régimen franquista por consideraciones de orden
internacional y de táctica política y por el lastte de confusión
que a
· su
juicio conlleva la actuación del régimen; discrepará de
la Ley de Sucesión, que resulta ser una Monarquía Goda, de carácter personal
y electivo y de la que designa Caudillo al pro
pio Franco
(Ley de 26 de julio de 1946, art. 2.º), en realidad
mero insttumento para legitimar
. una
«Magistratura vitalicia»
frente a unos compañeros de armas que le designaron sólo Jefe
de Gobierno del Estado,
y para exigir la sumisión de toda acti
vidad monárquica; discrepará de la utilización por el régimen de
las
fórmulas institucionales
del Corporativismo
para un montaje
artificial y pasajero, burlando la vigencia del «voto popular» con
designaciones mayoritarias «a dedo» que desacreditan
el sistema
y lo condenan a desarraigo, dejando
así expedito el camino para
el «sufragio universal» en el futuro; defenderá, en 1947, el de
recho de
Asociación de Sindicatos o entes laborales y políticos
que se hallen sometidos a la
Ley, cuando esto causaba escáodalo
por «progresía», y que no obstante ha sido
definitivamente con
firmado por
Juan Pablo II en la encíclica
Laborem exercens, y
propugnará la defensa de
la libertad fundamentada en una ley
justa, rechazando
la confusión mistificadora de consecuencias de
sintegradoras que, a su juicio, iba a provocar el batiburrillo
po
lítico del régime¡r, cuyo resultadb final preveía como un gran de
sastre.
1171
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
12. Es evidente que Eugenio Vegas, ante todo hombre de
Principios, no podrá comprender fácilmente a Franco,
catnpe6n
del
pragmatismo. Al
Igual que
en la sentenciá constitucional del
Juez Marshall, Presidente del Tribunal Supremo de los Estados
Unidos: «los Estados Unidos se gobiernan por leyes y no por
hombres», entiende Vegas que
la Ley debe ser concreci6n de
principios ordenados al bien común, y no mero arbitrio
move
dizo
y constantemente adaptable a subjetivismos oportunistas.
Para Franco, en cambio, en las circunstancias anómalas de
su «mandato», «Ley es la voluntad del Jefe del Estado ... , sin
necesidad de previa deliberación. del Consejo de Ministros», se
gún así resulta de las Leyes de 30 de enero de 1938 y 8 de agosto
de 1939, cuya vigencia se reitera en la Disposición transitoria II de la Ley Orgánica del Estado, de 22 de noviembre de 1966,
vigente hasta su muerte.
La razón de los éxitos de Franco lo atribuye don Francisco
Cambó a que «posee el instinto de
la política menuda en que
siempre han sobresalida los gallegos»
(Meditacions, pág. 601).
Le
considera un gran intuitivo, aunque improvisador, y un gran
conocedor de los hombres: «El éxito que acompaña a Franco no
se debe s6lo a su buena fortuna sino a su
agilísima mano
izquier
da. Juega con los hombres -sobre todo con los generales ...
-
con
una habilidad consumada: ora retira y pasa a la sombra y
a la impotencia al más brillante de sus auxiliares sin que nadie
proteste; ora improvisa un prestigio, parándole en seco en el
curso de su ascensión; ya vuelve de
la sombra a la luz al que
un
día antes había arrinconado. Y todos esos juegos, eón sus
hombres, los hace con tanta destreza que nunca afectan más que
al propio interesado evitando que los otros se junten
ni en favor
ni en contra suya. El que cae nunca encuentra una mano cári·
ñosa que le sostenga: ¡el que sube no ve otra fuerza que la de
Franco para ayudarle en sn ascensi6n» (8 de mayo de 1944,
F. Camb6,
op. cit., pág. 1.449).
Pero lo
que realmente dio a Franco la fuerza de una indis
cutida autoridad, primero en
el interior del país y después ante
Occidente, fue la gran conmoción de
la segunda guerra mundial,
1172
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
en la que mantuvo con gran dignidad los intereses de España
coincidentes, en definitiva, con los de Occidente.
"'
Dice
a este respecto Cambó, al que vengo citando como
con
traste
de calidad: «En política exterior -y hoy ésta tiene
prima
da-
el régimen de Franco es el mejor que puede tener
Espa
ña.
Cualquier otro me daría
más inquietud.
El interés personal
de Franco coincide, en absoluto, con el interés de España» ( día
11 de septiembre de 1940, Meditaciones,
pág. 830).
Y, a raíz
del acuerdo de 3 de mayo de 1944 con las potencias anglosajo
nas, comenta: «Franco ha mostrado en estas negociaciones más
habilidad, más "seny" y más patriotismo que sus detractores.
Durante todas las negociaciones Franco ha callado ... y sólo es
peligroso cuando habla; mientras
a~túa en
política exterior, el
acierto lo acompaña ... Ahora ya se puede creer que España
lle
gará
al
final de la guerra sin verse invadida ni forzada a una in
tervención. Y esta partida en el activo de Franco es lo bastante
grande como para compensar todas las partidas deficitarias en
política interior» (op.
dt., pág.
1.446).
13. Los Principios, en
la riada de aquella apocalíptica con
vulsión,
quedaron arrinconados en todo el mundo ante el
clima
de psicosis producido por el torrente avasallador de la fuerza
bruta. El
miemo Franco
limita, principalmente, sus actividades
al control directo de las cuestiones internacionales, y elige
para
ello, como Ministro de Asuntos Exteriores, a personas de reco
nocida
inteligencia y capacidad que dejaron muy alto el pabellón
de España. Los demás ministerios quedan confiados a la
h1,é
rrima
voluntad
de sus gestores y,
así, en
enero de 1955,
Le
querica ha podido decir que ser ministro «es lo único serio que
se puede ser en España. Ser ministro de Franco es ser un
re
yezuelo
que hace lo que le
parece sin
que Franco le frene en
su política personalista» ( Mis conversaciones privadas con
Fran
co, Tte.
General Franco Salgado-Araújo, pág. 68).
En aquellas circunstancias turbulentas, los principios
queda
ban
arrinconados --esperando tiempos menos agitados
y tormen
tosos-
en el altar de las más
profundas convicciones,
y servidos
1173
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
por unos pocos hombres que, como Eugenio Vegas, mantenían la llama sagrada
y consagraban su sacrificada existencia a su de
fensa
y divulgación. El hombre de doctrina está obligado a man
tener
· su
coherencia integradora sin transacciones que afecten a
su substancia
y difícilmente puede acomodatse a las dolorosas
transigencias que exige, a veces, la realidad, pues desde Aristó
teles sigue vigente la sentencia de que, para el político, es obli
gado tragarse sapos con soltura, o al decir del Conde de Barce
lona, «muchas veces no se puede elegir entre
lo bueno y lo malo,
sino entre
lo malo y lo peor». Aunque simpre existen unas po
siciones que no se pueden abandonar jamás, con lo que el ver
dadero político deberá conocer en todo momento los limites
que
su responsabilidad
y su honor no le permiten en ningún
caso rebasar.
14. Una de las
pocas personas
a las que Franco no pudo
manejar con esa mano izquierda que le distinguía, fue Eugenio
Vegas. Le ofreció sucesivamente los puestos más codiciados o, alternativamente,
le· penalizó con una sanción, sin llegar a captar
el porqué Vegas no era como los
demás: no
buscaba prebendás,
no las aceptaba, proponía a otras personas que reputaba más
brillantes que él y cargaba con el trabajo desde la sombra; a las
sanciones reaccionaba por lo heroico. ¿Quién era aquel hombre
raro que había movilizado a todos· los intelectuales de la Dere
cha, que
había renovado
el prestigio de
la Institución Monár
quica hasta constituir la primera de las preocupaciones de la po
lítica franquista durante-muchos añós --como· -muy· bien apunta
Ricardo de la Cierva-, y que vivía como un monje, práctica
mente
sin dinero y respetado por todos?
Como
he dicho en otro lugar, Eugenio Vegas fue hombre
maduro a
los 15
años, Licenciado en Derecho a los 17, teniente
del Cuerpo
Jurídico a
los 19, Letrado del Consejo de Estado a
los
23, Presidente
de la Juventud Monárquica a los 24, funda
dor de
Acción Española a los 26 y, sucesivamente, miembro de
la primera Junta Técnica del Estado, Delegación de Prensa
y
Propaganda, miémbro del primer Consejo Nacional, destituido
1174
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
por telegrama a los pocos días; voluntario, primero, en el frente
de Somosierra; voluntario, una segunda vez, en la Bandera de
Falange de
Marruecos y, al ser apartado de la política, volun
tario por tecera vez en
la Cuarta Bandera de la Legión · con el
nombre
de «Eugenio Lópéz Vega» hasta que, localizado en la
Bandera, es destinado con carácter forzoso a Ceuta como capitán
del Cuerpo
Jurídico.
¿Por qué esa reiterada condición de voluntario en
el frente?
Por
afán de
ejemplaridad consecuente con su espíritu de apos
tolado.
En trances de peligro para la patria sus mejores hijos
sienten esa necesidad de inmolación que se dirige en su más ele
vada instancia a Dios. Es la misma vena espiritual que inspira
al capitán
Gérard de Cathelineau, descendiente
directo del héroe
de La Vandée -miembre que fue de «La Cité Catholique» en
Francia, como Eugenio Vegas fue su fundador en España-,
muerto heroicamente en Argelia,
y que a sus 22 años escribía:
«Sueño con _epopeyas, con saáificios, con dar mi sangre por una
causa bella en un vasto horizonte». Y que, en la misma época, re~
zaba esta oración: «Permitidme, Santa Virgen Maria, que sea
toda mi vida
el servidor de Dios y, sin dudarlo, el defensor de
todas las causas santas, como hicieron mis antepasados»
(Un
officier fran¡¡ais, Gérard de Cathelineau, por Model Gasnier, pá
gina 203).
¿ Qué duda cabe que estas ideas y sentimientos fueron exac
tamente los mismos de Eugenio Vegas? En 1957 me escribe:
«Sigo teniendo las
mismas convicciones
que hace 30 años, cuan
do joven teniente me exaltaba leyendo en Melilla a los grandes
apóstoles del Derecho público cristiano.
Soñaba entonces con tra
ba;ar, sufrir e incluso morir defendiendo mis ideales religiosos,
ya que
a los
pol!ticos siempre los consideré tan sólo como
"un
medio",
el mejor medio para la defensa de mis ideales».
15. Esta vida de apostolada político supuso para Eugenio
Vegas grandes sacrificios
y privaciones hasta casi sus 50 años,
sin vida de familia, abandonada toda actividad profesional, ex
clnido del Consejo de Estado
y de las asesorías que había re-
1175
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
gentado antes de la guerra, y que no admitieron de nuevo su co
laboración hasta que Franco dio la orden de su
reingreso en
el
Consejo de Estado, acaso para evitar los perjuicios que pudiera
ocasionar indirectamente una persona
tan mal vista por el ré
gimen.
I)esde que
regresó de Estoril y se separó de toda actividad
política, durante más de seis años estuvo viviendo como un
monje con el único subsidio de su retiro como capitán del Cuer
po Jurídico Militar que en
los años cincuenta era
de unas mil
pesetas -mensuales.
Franco le puso como condición para su reingreso como Le
trado del Consejo de Estado, que fuese a pedírselo ,personalmen
te, lo que no fue aceptado porque no quiso que pudiera inter
pretarse como una claudicación de sus
divergencias de
plantea
miento político, y el encuentro no tuvo lugar. Años
más tarde,
y
por la insistencia de Martín Artajo, Secretario de dicho Con
sejo, Franco dio la orden de su reingreso y, además, en dos di
ferentes ocasiones, indica que se le nombre
Consejero de
Esta
do, cargo de gran
consideración, retribución y
prestigio. Vegas
Latapie acepta su
reingreso como
Letrado que, jurídicamente, le
correspondía por oposición, pero rechaza en ambas ocasiones la designación de Consejero de Estado por considerarlo propio de
una adhesión política muy alejada de sus convicciones.
Posteriormente, todavía en vida de Franco, don Antonio de
Oriol, Presidente del Consejo de Estado, le ofrece el nombra
miento de Secretario de
,dicho Consejo,
y sólo lo admite cuando
le demuestra,
con el Reglamento de dicho organismo, que
el
puesto de Secretario no es político sino administrativo y que de
pende sólo de la libre designación de su Presidente, quien quiso
honrar así a persona de tantos méritos con dicho cargo honorí
fico y cuya simbólica compensación era de quinientas pesetas
mensuales.
16.
Lo que significó en su día ideológicamente Acci6n Es
pañola, Eugenio Vegas lo emprendió de nuevo a partir de los
años cuarenta, creando la sociedad editorial Cultura Española,
1176
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
que difundía el mismo pensamiento y tenía su sede en la calle
de Guttubay, número
5, en la que reconstituyó de nuevo la ter
tulia, o Club de Opinión como yo le llamo,
concurrido por
pres
tigiosos catedráticos, académicos y publicistas y también
. por
jó
venes que en aquellas tertulias encontrábamos la luz de ideas
que
alumbraban' inquietudes
y vocaciones. Pero el régimen clau
suró y selló de nuevo durante varios años este local. En el año 1957 establece contacto con la «Ciudad Católica»
de Francia e inicia así una nueva empresa ideológica y cultural,
con sus círculos de estudio y de formación doctrinal y como ins
trumentos para esta empresa, funda en el año 1961, con Juan
Vallet de Goytisolo, la sociedad «Speiro» y la revista
Verbo, que
lleva publicados 238 números y que ha celebrado
25 congresos
anuales. Eugenio Vegas fue pronto, para
Verbo, lo que Maeztu
había significado para
Acci6n Española: un patriarca y un maes
tro. Juan Vallet de Goytisolo fue su fundamental
y formidable
apoyo y colaborador en esta nueva empresa y vino a realizar, en
la acción cultural emprendida, la misma función integradora y
creadora que antes tuviera Vegas La tapie en
Acci6n Española.
Al encontrarse perseguido por el régimen y sin posibilidad
de poder desarrollar
ninguna actividad intelectual con libertad,
en enero de 1965 pensó en trasladarse definitivamente a un país
hispanoamericano para desarrollar allí una labor ideológica y
pedagógica. «Puesto a soñar -me escribe-- me veo dirigiendo
una gran editorial católica, lanzando libros y revistas que llega
rían a España, explicando en alguna Universidad o colegio, te
niendo discípulos a quienes enfervorizar con los ideales religio
. sos
para bien de ellos y bien mío, pues he comprobado que cuan-
do tengo a quien predicar, los efectos de tales prédicas también
caen sobre mí y me enfervorizo y soy mejor».
En realidad es un maestro nato; la enseñanza es su gran vo
cación. En el año 1942 intentó opositar a la Cátedra de Dere
cho Político de la Universidad Central, pero ni
él, ni Ellas de
Tejada,
que también lo intentó, tuvieron esta posibilidad por la
oposición oficial a que dichas dos personas de pensamiento tra dicional y monárquico tan definido e independiente, y de tan des-
1177
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
tacada personalidad, pudieran establecer su influencia precisamen
te como catedráticos de Derecho Político de
dicha Universidad,
donde se deseaba evitar, previsoramente, cualquier tensión opues
ta a
la doctrina oficial.
Esta
vocación la realizó en esta última fase larga de su exis
tencia mediante la difusión oral de su pensamiento y experien
cia; tertulias entrañables de personas que van cambiando con el tiempo, pero cuyas raíces permanecen a pesar de las matizacio
nes y alejamientos que la realidad
de la vída impone. Y Vegas
contempla con apasionado interés y esperanza todas las trayec torias personales que se han cruzado en su camino
y que se han
alimentado espiritualmente por algún tiempo en sus mismas fuen
tes. Y queda unido a todos ellos con un
"profundo afecto y com
prensión, siempre con
la esperanza
de que la madurez traerá los
mejores frutos, y
que, entre
tantos
y algunos tan brillantes con
tertulios
y amigos, surja un potente movimiento cultural de raíz
cristiana
que busque defender y
servír a la Verdad siguiendo el
curso poderoso abierto o renovado por Menéndez
y Pelayo en
nuestros días, al que se han adherido Sánchez Albornoz
y otros
insignes escrutadores de nuestra Historia (Sánchez Alboruoz, Mi
testamento politico, pág. 96 ).
17. Una circunstancia singular quiero destacar aquí. Euge
nio Vegas Latapie
ha tenido un corazón abierto a todos con el
fuego apostóUco de su profunda
fe y de su inalterable fideUdad.
Ningún pensamiento utilitario. Sólo
servír y darse. Los que le
hemos conocido profundamente hemos podido apreciar estas cua,
Udades
de
la más pura
y desinteresada amistad. Han surgido así
amistades entrañables
y convergentes cuyo centro era Eugenio
Vegas, pensando y sintiendo las mismas cosas. AMIGOS
DE EUGE
NIO VEGAS LATAPIE. Que esta amistad nos unifique también en
la fideUdad y en la constancia para seguir luchando por ese ideal
cristiano
que él
ardientemente
sirvíó.
Y
como punto final a esta evocación de un caballero cristia
no
y español recordaré las reflexiones que hace Garda Morente
de un tal caballero como homenaje
y espejo de su personalidad:
1178
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POUTICO DE UN CABALLERO
«El caballero no gusta de componendas, apaños ni medias
tintas.
Aparece en
la vida -y es en verdad-intransigente y. a
veces
terco. Pero
es la intransigencia y
la terquedad del . que se
siente llamado a cumplir una
misión» (Manuel
García Morente,
«Idea de
la Hispanidad», El caballero cristiano, pág. 66 ).
«El caballero español es regularmente una personalidad fuer
te. No cede, no se doblega, no se somete ...
A.firma su
yo con or
gullo, con altivez, con tesón; a veces con testarudez. Pero siem
pre con nobleza; es decir, sobre la base de una honda convicción
y de una honrada estimación de la propia valía» (op. cit., pá
gina 70).
«La hostilidad profunda del caballero español a todo forma
lismo falso se compadece mal, claro está, con eso que se ha
lla
mado democracia y con la ridícula farsa del parlamentarismo.
El caballero no puede ser demócrata ni parlamentario. Estas dos
formas de relación son el prototipo justamente de eso que hemos
llamado «publificación de la vida». He aquí que se atribuye so
beranía y mando, no a los que más valen y pueden o saben,
sino a los «elegidos» por sufragio ... )
(op. cit., pág. 86).
Y, finalmente, «El caballero cristiano no echa cuentas; no
pregunta si es fácil, si es difícil y ni aun siquiera
si es posible
la empresa que tiene ante los ojos. Bástele con que su corazón
le mande ejecutarla, para que la acometa, sin detener ni conte
ner su ánimo en el estudio exacto de las probabilidades. Sin
duda, el caballero fracasa
y fenece muchas veces. Pero muchas
veces también triunfa por ventura y casi por milagro; y si no
fuese por ese arrojo increíble
y esa obediencia ciega a los dicta
dos del corazón, la historia no registraría entre sus páginas mu
chas de las más estupendas hazañas que
el género humano ha lle
vado a cabo»
(op. cit., pág. 68).
1179
Fundaci\363n Speiro
POR
FR.ANcxsco DE GoMIS CAsAs
«¡Ojalá fueras frío o caliente!
Mas por cuanto eres tibio,_
y no frío ni caliente,
estoy para vomitarte de mi
boca».
(Apocalipsis, 3,15-16).
l. Eugenio Vegas Latapie es la personificaci6n opuesta a
un tibio, tiene el ardor de la caridad. Irradia fidelidad que nace
de su profundo sentimiento cristiano, y ese
sentlmiento ilumina
su fe: «sentir conocimiento» que diría San Ignacio en sus Ejer
cicios Espirituales. Dice de
tal conocimiento San Juan de la
Cruz:
Consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia
es obra de
Su clemencia
hacer quedar no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.
Esta es la
fuerza interior,
la
raíz de
donde arranca toda su
trayectoria vital.
De ahí dimana su ferviente vida de oraci6n, su
devoci6n mariana tiernísima, la Imagen de la Virgen siempre presente en su casa, flores y devociones del mes
de mayo, rosa
rio cotidiano, vida de piedad constante, sin abandonos ni
perezas,
amor
a la
pureza servida
humildemente, con conciencia de las
limitaciones y fragilidad de
todo ser
humano, profunda vida es
piritual estimulada por el ejemplo y las virtudes de los Santos cuyas vidas forman parte prindpalísima de sus lecturas
.. Y,
con
secuencia 16gica de todo ello, su amor por la Verdad. Creía en
1151
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
la Verdad y adoraba con fidelidad inquebrantable a la suma ex
presión
de la Verdad en el Santo nombre de Dios, en Jesucristo
y en la Iglesia. Creía en la Verdad revelada y en las verdades
dimanantes del pensamiento cristiano frente a las pseudo ver
dades postuladas por el materialismo y el naturalismo.
La orientación
d" su
vida responde a una gran vocación so
brenatural, lo que los cristianos entendemos como una llamada
de Dios. Otros sienten esta
llamada de una manera más espectacular,
como en nuestros días, y pará referirnos concretamente a Es
paña, es el caso del profesor García Morente, Decano que fue de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid durante la República y
· que
se había alejado de la Iglesia hasta
olvidar por completo el Padrenuestro y todas las oraciones. La
narración que hace
a. su
director espiritual, Monseñor Eijo
Ga
ray, de su conversión y de la aparición que tuvo de Jesucristo en
persona después de gravísima crisis, no puede leerse sin sentir.
un escalofrío de amación (El profesor Garcia Morente, sacerdo
te, Espasa-Calpe, págs.
74-78).
«Si, como firmemente creo, no hay para el hombre ni para
las naciones otra salvación que la adhesión
c
sia Católica
y la práctica de las virtudes cristianas», dice Gar
cía Morente al Obispo de Madrid cuando le refiere que «la voz
de Dios ha llegado a sonar clarísimamente en mis oídos» y su
decisión de hacerse sacerdote ... ( op. cit.,
pág. 51 ).
También para Eugenio Vegas no hay otra salvación que esa
adhesión a la Iglesia católica
y la práctica de las virtudes cris
tianas, y su vocación
específica fue
el apostolado político e ideo
lógico. Por eso, «todos los días -dice-- consideraba y medita
ba sobre un mismo punto: la pureza de intención siguiendo las
palabras de San
Pablo: «si
comiereis, si bebiereis, si hiciereis
cualquier cosa, hacedlo en memoria de Cristo». Procuraba, ade
más
--añade--, conjugarlas
con la famosa consigna Ad maiorem
Dei gloriam propuesta
por San
Ignacio a sus seguidores».
«¿D6n
de
podría contribuir yo de una manera más eficaz a la gloria de
Dios?» -se pregunta ... -, «lo más necesario sería dar a conocer
1156
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
las verdaderas doctrinas políticas y sociales puesto que la prensa
de izquierdas difundía a diario el error, con los más poderosos
medios, Sin
planteármelo claramente -añade-- había llegado
a
sentir
de una manera intuitiva la exigencia expuesta por
el in
telectual monárquico francés, Charles Maurras, al pedir «antes
que nada, política ...
», «para conseguir un resultado feliz, que
es
lo decisivo, debe comenzarse por la política, que es lo inme
diato»
(Memorias politicas, pág. 20). ,
2.
La actividad política,
para Eugenio
Vegas Latapie tie
ne toda la dimensión moral exigida por Pío XI
euando se
refie
re a ella como la «caridad más alta». A ella se entrega íntegramente, arrinconando todo legítimo
interés personal. Hace brillantemente dos oposiciones
Utn sólo
para tener los medios indispensables de subsistencia que hagan
posible su proyecto de ir a Madrid a
realizar su
vocación.
En su vida podemos distinguir dos fases: la primera, de gran
actividad política e ideológica, llena de luchas
y esperanzas,
abarca hasta
el año 1948. En dicha fecha, los Estados Unidos,
por motivos estratégicos que le plantea
el expansionismo de la
Unión Soviética, elige al General Franco como la persona más adecuada para la estabilidad de esa plataforma logística que es
España. El
Conde de Barcelona adapta entonces su actuación en
sus relaciones con
el Generalísimo a esta nueva modalidad polí
tica, y Vegas Latapie, que piensa que son las ideas las que salvan a los pueblos,
y que no cree en la formación ideológica de Fran
co como político, se considera incompatible con esa nueva
tra
yectoria y decide retirarse de toda actividad política a los 40
años (la misma edad aproximada en que murieron sus dos admi
rados maestros, Balmes
y Donoso Cortés), y con profunda tris
teza desde aquella lejanía ( 1948), formula un diagnóstico sobre
el porvenir de España que podríamos llamar profético por Jo
exacto.
La falta de confianza política en Franco por parte de Euge
nio Vegas coincide, en
delinitiva,.con la
que expresó José Anto
nio Primo de Rivera cuando Franco quiso intervenir activamen-
1157
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
te en la política española durante la República y pidió ser in
cluido en la candidatura de la CEDA
por Cuenca,
a lo que se
opuso José Antonio en términos tan duros que Gil Robles pi
dió a Goicoechea que le escribiera una
cma recogiendo
esta
opinión, como así lo hizo, lo cual
ha sido
narrado, entre otros
autores, por Ramón Garriga
(La España de Franco, t. II, pá
gina 18).
Al alejarse de la política activa comienza la segunda etapa de
la vida de Vegas, perdido el ímpetu de una
esperanza tangible,
penetrado por
la misma
tristeza y
reflexiones que tuvieron
Do
noso, Balmes, Menéndez y Pelayo y muchos otros al otear el
porvenir desde distintos acontecimientos que influyeton negativamente en
nuestra Historia
y la empujaron progtesivamente ha
cia su descristianización y desarraigo.
Tuvo, ciertamente, el consuelo de poder constiruir enton
ces una familia, que providencialmente ha sido para él refugio
y catacumba, desde la que ha procurado hacer
par:tícipes de
sus
conocimientos
y experiencia a cuantos se hayan sentido atraí
dos
por su
gtan vocación. Leonor, su afectuosísima esposa y de
nodada
enfermera, y su hija Leito, han sido como
el antídoto
de esa mortal tristeza y a ella creo que puede atribuirse su re
lativa longevidad (78 años) y que no viera truncada su existen
cia tempranamente por consunción.
3. Vegas aporta a su gtan vocación las condiciones excep
cionales de sus
capacidades y
talentos. El Evangelio nos habla
de la diversidad de talentos. Balmes se
refiere a
ello con lumi
nosidad. Así, en
el arte; así, también, en la aptitud intelectual.
Alexis Catre!, Premio Nobel a los 30 años, confirma que la
raíz
de
todo descubrimiento es una intuición. Eugenio Vegas
penetra
las
ideas políticas e intuye profundamente sus consecuencias. A
través de las muchas lecturas, su problemática es dilatadísima.
De sus lecturas de carácter político y sociológico, el cúmulo de
matices que atesora es de extraordinaria riqueza, y del comen tario de cualquier libro de interés surge la asociación de hechos
o doctrinas de una fecundidad crítica enriquecedora. La verda-
1158
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
dera inteligencia, como dice Zubiri, es la aprehensión de la rea
lidad;
no el
eidiibicionismo
de
ficliero. Lo
importante es
la fir.
meza del juicio y la solidez de la argumentación; esta es, preci
samente,
su fuerza
y la razón de la influencia ejercida. Esta es la
causa
de la previsión con que enjuicia la trayectoria y escollos
de hombres políticos relevantes, en editoriales de prensa
duran
te
la República y verbalmente después de ella. Las condiciones excepcionales de sus capacidades y talentos:
memoria, entendimiento y voluntad -las tres potencias del
al
ma-,
enaltecidas por su modestia y abnegación, le abren desde
el primer momento de su llegada a Madrid,
la clara influencia
que
ejerció en
el
ámbito del
pensamiento y ·de
la acción política
desde 1930 a 1948.
4. Su memoria era extraordinaria. Cuando ya rebasaba los
40 años de edad, en el año 1948, recién retirado de
la política
activa,
pensó en
opositar a Notarías, al haber sido excluido del
Consejo de Estado por el régimen franquista,
y en s61o 15 días
se
aprendió de memoria, letra por letra, los 200 artículos de la
Ley Hipotecaria (más de 200 págs.) sin dejar una
sílaba. Per·
sonalmente
hice la comprobación de tan fenomenal retentiva.
Pero abandonó la preparación de esta oposición porque, aunque retirado de la política activa, su
corazón· seguía
pendiente de
los grandes problemas políticos cuyo incierto fururo avirozaba
con aflicción de profeta, y
ningún interés personal poclía distraer
le
de esa apasionada
tensión con
que escrutaba desde el presente
nuestro futuro. Al lado de esta superior realidad cualquier otra
cosa carecía, a sus ojos, de interés.
Esta retentiva la cultivó con tenacidad memorizando discipli
nadamente
todos los
días alguná poesía que le cautivase por su
belleza y contenido, en lengua española o
francesa, a manera de
gimnasia
intelectual y de alimento espiritual. Así
llegó a
poder
disponer, al servicio de sus ideas y sentimientos,
del fabuloso
caudal de los más esclarecidos poetas que concurrían en inspira·
das estrofas
a adornar, con elegante ropaje, la aguda y
penetran
te
dialéctica de nuestro amigo. Cualquier
tema enlazaba
así en su
1159
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
conversación con las fuentes más brillantes de la inspiración hu
mana. Y ello, no sólo para los
temas más
trascendentales,
sino
también
para los humildes
y delicados. Incluso con los niños su
conversación adquiría una fuerza seductora
y al propio tiempo
pedagógica de
· inigualable
atractivo. Recuerdo su conversación
con mi hijo Miguel cuando era niño. Ese gran intelectual se achi
caba
y hablaba con el niño igualándose a su ternura y candor y,
en sus palabras, asomaba siempre el gran educador, el maestro
que
escruta
y dirige el corazón del niño a la consideración de
las verdades más altas; le decía las más sublimes .ideas y también
las más sencillas en bellas poesías
y le incitaba a memorizarlas,
a grabar en su corazón
lo más bello, alto y profundo. Eso mismo
pude comprobar con otros niños: la pequeña
y dulce infanta doña
Margarita, a la que recitaba con mímica expresiva
y cariñosa los
conocidos versos de Rubén
Darlo que
hablan de «una gentil
ptincesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú». Y tam
bién con el entonces Príncipe de Asturias, «Don Juanito». Ab sorbía su atención
y su afecto. Leito, su hija, había de acumular
así -memorizando muchas poesías-, la lección viva
y culta de
tan fenomenal maestro. Los niños sabían descubrir en aquel
hombre grave la ternura de un corazón sensible
y afectuosísimo,
y le correspondían sin excepción con un gran afecto.
5. Su afectividad, su gran corazón, es otra de las grandes
cu.!idades de
Eugenio Vegas. Ama a la
Verdad, que busca afa
nosamente en la
doctrina de
la Iglesia católica
y en los más emi
nentes pensadores,. y a la que se adhiere con fidelidad inque
brantable. Ama con ternura a sus familiares
y amigos; de ahí el
pesar que le producen determinados alejamientos de personas queridas o detenninadas desviaciones de esa Verdad en algún
momento compartida. Este
amor a
la Verdad le convierte en
apóstol de sus convicciones: «Sin saber quien recoge, sembrad»,
es el verso de Sor Cristina de Arteaga que repite sin cesar, como
nos recordaba recientemente Juan V
.llet de
Goytisolo. Por es
píritu de apostolado se convierte en un formidable abanderado
y
difusor de los principios del Derecho público cristiano y de la
1160
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
Institución monárquica. Así nacen en Eugenio Vegas dos activi
dades paralelas: la promoción intelectual que realiza desde
Ac,
ción
Española --concertar afinidades para una empresa de orien
tación ideológica y política- y actuar como fermento de un
Oub
de
Opinión (que tal fue en realidad la tertulia
de Acción Espa
ñcla ), a manera de nueva Acaderrúa, para despertar 'inquietudes
y estímulos. Vegas Latapie dedicaba todo su tiempo en suscitar
iniciativas, pedir con insistencia las
más preciadas
colaboraciones,
sugerir temas concretos para trabajos literarios ajenos, quebran
tar inercias, movilizar voluntades, señalar peligros y remedios, organizar actos y homenajes y destacar relevancias personales den
tro de las propias filas en un intento de crear una clase dirigente
competente y cristiana.
En su archivo hay cartas del mayor relieve. en que le dicen:
«estoy trabajando para Ud.» y le consultan determinadas concre
ciones del tema que desea se desarrolle para la revista. Hay
figu
ras
clave en la realidad de
Acción Española; en primerísimo lu
gar don Ramiro de Maeztu, que fue como el patriarca de aque
lla Institución. Otros nombres hay que citar en primera fila:
el Marqués de Quintanar, Calvo Sotelo, Pemán, Víctor Pradera,
Sáiru: Rodríguez,
etc., pero la composición de los números de
la revista y la publicación de los trabajos de 17 4 autores dife
rentes no se explicaría sin la tarea
personallsima de Vegas. La
tapie,
que actúa de timonel y traza singladuras en sus perspica
ces editoriales henchidas de previsión y de sentido pollrico, y
cuya.
vigencia y actualidad
desgra,ciadamente perdura
al no ha
berse remediado los males que en ellas denunciaba.
La tertulia o
Oub de
Opinión que surgió
en· la
sede social
de la revista,
y su fuerza aglutinante, tampoco podría explicarse
sin el abnegado sacrificio de Vegas; su constante presencia a casi
todas las horas en dicho local, su ilirrútada disponibilidad, la
fuerza seductora de su juicio culto, vibrante, profundo, y
su
contagiosa
combatividad de ilurrúnado, fueron acicate de
muclías
adhesiones
de personas que
acudían a
la tertulia desde todas las
provincias a su paso por Madrid, e
irradiaron por
contagio el
toque de rebato que
Acción Española vino a significar.
1161
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
Fue hombre abierto, sin prejuicios partidistas; en Acción
Española acoge la colaboración de personas de las más amplias
procedencias; entre ellas, las más
destacadas de
la Falange en
ciernes, cuyos ideales desea homologar en lo substancial a
los
sustentados
por la revista:
¿ Bandera que se alza?, de Víctor
Pradera.
Por su influencia en la zona nacional se constituyó en ava
lista y protector de personas que eran detenidas por sus ideas,
pues su deseo fue que tales capacidades no se perdieran para
España, buscando su
amistad en
un
afán proselitista
y unifica
dor de esencias positivas que siempre propugnó.
6. En uno de aquellos editoriales de Eugenio Vegas a que
me refería, que aparece en la antología,
La causa del mal, ga
lardonada con el «Premio Luca de Tena, 1936» y publicada en el número de
la revista
de 1 de marzo de dicho año, es decir,
después de las elecciones de febrero
y cuando España estaba
abocada sin remedio al
callejón sin
salida de una lucha fratricida,
decía:
« ... los jerarcas de la Iglesia española y, siguiendo sus pasos,
los más de los religiosos
y de los fieles, hablan pactado de hecho
con
los falsos principios de
ja Revolución
a cambio de una pre
caria tranquilidad; faltaba una escuela seria y fecunda que en señase
y defendiese los dogmas fundamentales de la verdad po
l!tica y los postulados del derecho público cristiano, fuera de los
cuales es imposible hallar la salud e inútil perseguirla. Para llenar
este
vac!o nació Acción Española ... ».
Y, más adelante: «Los partidos contrarrevolucionarios, lejos
de dedicarse principalmente a propagar
y difundir el ideario que
debían defender,
se olvidan de la suprema verdad
política de
que
las ideas gobiernan a los pueblos
y dedican todos sus es
fuerzos
y energías a servirse de las instituciones revolucionarias
a la vez que familiarizan con ellas a sus afiliados, a las que van
tomando apego, con
lo que, perdidos de vista los fines perse
guidos,
se truecan de
hecho, a
su pesar, en agentes auxiliares
de la Revolución».
1162
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
«El carácter predominantemente electoral de los pattidos po
líticos que se dicen contrarrevolucionarios les ha hecho olvidar, en la preparación de las elecciones y en la
lucha por
las actas,
su verdadera misión de
destruir, por todas los medios lícitos, las
instituciones revolucionarias
y, entre ellas, las ftJlsas libertades
y el sugfragio universal».
Sus reflexiones no están alejadas de las que formula don
Francisco Cambó, en opinión de Pabón, el más notable político
español contemporáneo, algunas de cuyas reflexiones citaré sólo
por contraste: «Lo que ha sucedido en España ha sido posible porque la
clerecía no
ha cumplido con su deber; si la mitad de los que han
sabido ser mártires hubiesen sido apóstoles, la horrible catástro
fe no se habría producido ... » (F. Cambó,
Meditacions, pági
na 332).
«. . . sólo la restauración de la fe religiosa en las masas pue
de salvar a España y puede salvar al mundo» (F. Cambó,
Me
ditaciones,
pág. 489).
Buscando las causas leianas de la catástrofe españoi!l -dice-
«me aparece de una claridad meridiana
la impl,antaci6n repenti,
na,
en 1888, del sufragio
universa/, y del ;uraJo popular ... ».
«Cánovas, que vio con claridad y proclamó con valentía lo absur
do de la reforma y las consecuencias que traería ... acabó por
acomodarse al sistema y a respetarlo cuando subió al poder ...
y a manejarlo y falsearlo». «El sufragio universal no resistió en
España
la prueba de la verdad .. .
». «La hegemonía de los ase
sinos de la F Al la habían preparado muchos años de impunidad
asegurada por el Tribunal del jurado» (F. Cambó,
Meditacions,
págs. 593-594). Más
explícito aún
es Cambó en esta otra cita: «El retomo
al liberalismo político de algunos estados gobernados por regí
menes totalitarios
no significará nunca el retorno a los ¡,rincipios
absurdos
de la
Revolución francesa, si no más bien a los siste
mas orgánicos y un tanto complejos de siglos atrás a base de que
puedan convivir un fuerte poder arriba y una sociedad organi zada a
base de
municipios,
comarcas y
regiones, al mismo tiempo
1163
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
que en agrupaciones profesionales de las cuales no están exclui
das las instituciones públicas
y privadas» (op. cit., pág. 428).
Por último, Sánchez
Albornoz, que
fue Presidente
de la Re
pública española en el exilio, historiador de primera magnitud,
coincide con Eugenio Vegas y con Francisco
Camh6 en
la ne
cesidad de alejarse de moldes revolucionarios periclitados. Dice así: «He hecho el elogio entrañable del sistema
demoliberal y
parlamentario. Pero he señalado, a la par, lo inexorable de su
caducidad.
Hoy
me atrevo a calificar de necio el intento de vol
ver a él a España, con las caracteristicas de hace medio siglo»
(Sánchez
Albornoz, Mi
testamento histórico-político, pág.
169).
Desgraciadamente, ninguna de estas experimentadas reflexio
nes se han tenido en cuenta por los responsables de la nueva
Constitución democrática española, que
ha retomado simplemen
te la
página al pasado como si no hubiera existido la tragedia de
1936.
7. A partir del inicio de la guerra, Acción Española ya nun
ca más será autorizada por el régimen, a pesar de reiterados iri
tentos; pero éste no pudo oponerse a la publicación de la An
tología en
el mes de marzo de 19 3 7, que es un compendio de
la acción ideológica de la revista, muchas de estas colaboracio
nes entonces aureoladas por el sacrificio de las vidas de sus
autores.
La lectura de esta Antología ---i>"ra quien no conociera la re
vista-, permite
comprender
la enorme influencia que tuvo que
ejercer ese grupo de intelectuales que actúa conjuntamente bajo
la bandera de Acción Española, dando la voz de alerta para con
trarrestar el asalto marxista. Si Sánchez
Albornoz ha podido de
cir que a Franco se debe
la derrota, entonces, sobre el comunis
mo, también
se ha de reconocer que Vegas es un elemento prin
cipalísimo en la
.galvanización de
la derecha que hizo posible el
Alzamiento. En el prólogo de esta
antología, Vegas reitera
con
especial énfasis las ideas c¡ue ha venido pregonando y repite,
«una vez más, que sin doctrina cierta, todos
los sacrificios, lá
grimas y ruinas pueden ser estériles ... ». «De nada sirven el pa-
1164
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POUTICO DE UN CABALLERO
triousmo y buena voluntad de un gobernante, aunque sea un
dictador,
si desconoce la Verdad política, a cuyo dictado es pre
ciso gobernar. Es necesario estudiarla, propagarla y, llegada la
ocasión,
imponerla para arribar. a puerto».
La idea de
im posici6n política, o de dictadura, estaba en
tonces en
la mente de todos: «desde la «Dictadura del Proleta
riado», de Largo Caballero y los comunistas, pasando por la «Dictadura Republicana» propuesta por Giral tras la elevación
de Azaña a
la Presidencia de la República, «para salvar las ins
tituciones y
la libertad y que fue acordada por unanimidad»,
como refiere Sánchez Albornoz
(Temor al energumenismo, La
Vanguardia, 2 de julio de 1980, pág. 2), hasta la opinión de Cambó: «Para las grandes crisis no hay más solución que la in
ventada por los romanos hace 2.500 años, expresión suprema del "seny" romano: elegir a un dictador que tomase en sus manos
todas las facultades durante unos meses» ... (F. Cambó,
Medita
ciones,
pág. 765).
8. El obstáculo principal que encontró Vegas para el triun
fo de sus ideales políticos fue el General Franco, táctico insupe
rable, franquista convencido, patriota, sin
formación política;
que
repudia a la política y desprecia a los políticos -«haga como
yo, que no me meto en política», es una frase que comúnmente
se le atribuye--, para quien la política es el «mando», como en
el Ejército, según recuerda
Sáinz Rodríguez;
con su idea del blo
cao, de la sorpresa, de no gastar fuerzas inútilmente, de aprove
char todas las circunstancias y personas de cualquier proceden
cia, de soslayar las dificultades: que está poseído por el carisma,
la mística y la pasión del poder; oportunista y decidido, con la
noción exacta de la importancia que tiene la decisión y el golpe
de
mano para
tomar posiciones clave,
y con un instinto peculiar
de la sutileza para dividir y confundir a sus posibles oponentes.
Esto explica las cautelas
y la trayectoria seguida por el Genera
lísimo
y sus contradictorias apariencias.
La prolongación del franquismo cristalizará en
la utilización
pragmática
de todos los principios, instituciones y personas al
1165
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
servicio sumiso e incondicionado del Caudillo, que es quien de
fine en cada momento su contenido, su
significado, su
recom
pensa y su función. El país se
fumiliariza progresivamente
con
esta doctrina. Se establece la distinción entre los que
son del
Alzamiento
y quienes del Movimiento. Surge una pléyade de
adeptos de este
ultimo, de
donde emergen los servidores del
franquismo que se identifioan casi siempre con la doctrina oficial,
la culll relativiza
los Principios
y los subordina a las sucesivas
definiciones circunstanciales del Jefe.
As! surge
esa nueva clase política que se caracteriza por su
escepticismo respecto a todos los Principios, por su perspicaz
re
ceptividad para los beneficios y por el arte de saber usar los
más opuestos símbolos. Ello explica la facilidad y la inconscien
cia con que fueron barridas todas las Instituciones y Leyes Fun
damentllles del franquiSlllo por
la mayoría · absoluta de sus más
caracterizados representantes, sin precaverse .para una previsoR
ra evolución. Ello explica, también, la facilidad con que se
cambian hoy de chaqueta
y acuden gozosos al Partido que ofrez
ca mejor soldada; ello explica, en fin, la falta de coherencia po
l!tica e
ideológica de
la mayoría de los actuales partidos pol!ti
cos. En este sistema todo acaba en mentira, confusión y co-
rrupción. Lo peligroso son los atributos ilimitados del Jefe,
que es el que define y dirige los derroteros de las bases; lo
malo es la desorientación de_ estas bases que pierden todos sus reflejos de criterio
y de posible reacción, al ser manipuladas por
una reacción nihilista que asegura su conducción gregaria, en luR
gar de informarlas adecuadamente con la Verdad para una res
ponsable
y consciente formación de un estado de opinión que
colabore a la mejor gestión de la cosa común.
«Hay situaciones subjetivamente contrarrevolucionarias, que
objetivamente son revolucionarias, porque coadyuvan a dicho
fin», dijo Stalin en uno de sus últimos discursos ante el Soviet
Supremo de la Unión Soviética, y ello debe referirse a cualquier
situación política que debilite de hecho las defensas intelectuales
frente a las ideas que abren cauce a la Revolución.
Evidentemente, hubo junto al
Generalisimo personas
de
gran
1166
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
elevaci6n moral .Y rectitud a los que se debe mucho de la obra
positiva que se
ha realizado durante esos 40 años y que han
constituido durante muchos años un freno al desbordamiento de
esa nueva clase; pero el clima que ha ido formando paulatina
mente,
ha acabado por prevalecer, y sigue prevaleciendo hoy en
la mayoría de los partidos políticos surgidos de la llamada tran
sici6n. Parece como si hubiera una crisis de hombres, de pensa
miento y
de criterio en casi todos lo~ puestos de más alta res
ponsabilidad, incluso
-y salvo
honrosas excepciones-, en las
mismas Instituciones profesionales del Estado
y en la Iglesia. La
perplejidad, la desorientación y
la pasividad parecen generaliza
das. Hablando de este tema, Eugenio Vegas me decía en el
año 1975, recordando a
Le Bruyere: «No hay hombres porque
no hay
caracteres, y
no hay caracteres porque no hay Princi
cipios». Por eso se opuso al confusionismo del régimen fran
quista, igual que hiciera Donoso Cortés con otro ilustre gene
ral,
Narváez, Duque
de Valencia, no obstante, que también éste
había hecho fracasar una importante Revolución,
la de 1848.
Pero condena su gestión de gobierno en el famoso Discurso so
bre
la situación de España que en 1850 hunde el Gobierno de
dicho
general por
su oportunismo y falta de Principios. La obse
sión de Eugenio Vegas, como
la de Donoso Cortés, fue llevar a
la política los grandes Principios del Derecho Público cristiano que salvan a los pueblos de perecer en manos de
las revolnciones.
9.
Esta progresiva decadencia política y social la vislumbró
Eugenio Vegas clarísimamente desde el primer momento en que
comenzó a
asomar
la corrosiva penetración hegemónica del opor
tunismo y las improvisaciones
y ligerezas que habrían de impe
dir el arraigo de los Principios
· cuyo
respeto esencial
cabía· es
perar
después del sacrificio inmenso de aquella guerra que, en
opini6n de un político como
Cambó, fue
«el movimiento más
sano, más genereso y
más heroico
que nunca se ha producido en
España» (día 5 de agosto de 1937, Meditacions, pág. 363).
Los temores de que ese oportunismo degenerara en desvia
ci6n y falseamiento de los Principios que dieron fuerza a aquella
1167
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
reacción heroica --como sucedió durante la Guerra de la In
dependencia-, le llevó a incluir en el prólogo de la Antología
de
Acción Española publicada en· marzo de 19 3 7 -es decir, a
los pocos meses de iniciada
la Guerra-, bajo el título Vox cla
mantis in deserto,
una poesía de José María Pemán sobre las
Cortes de Cádiz, que es como una advertencia y premonición
que no ha cesado después de recordar: Dice así:
«Mientras el
pueblo se engaña
con este engaño marcial de la guerra y de la
hazaña
le
está royendo la
entraña
una
traición critninal».
10. Frente
al sistema político del Caudillo, alineado dramá
ticamente a los vencidos de
la Guerra Mundial y condenado en
Postdam por las potencias vencedoras, lo prudente no podía ser
la pasividad. La política es siempre algo complejo e imprevisi
ble, especialmente en aquellas circunstancias de convulsión mun dial, y sería impensable que quienes por sus responsabilidades
y
· por su formación pudieron ofrecer alternativas frente a un po
sible colapso de las estructuras existentes -para evitar las po
sibles convulsiones_
y revanchas-, se hubieran abstenido de for
mularlas, a pesar de convertirse con ello en blanco de ataques
y desprestigio como reacción del régimen, como efectivamente
sucedió, con una crítica falseada y una propaganda manifiesta
mente antimonárquica.
Franco había dicho al Conde de Barcelona que si un día
volvía a España llamado a más altos destinos, habla de ser como
pacificador y no
como vencedor,
y esa fue la divisa que adoptó_
don Juan y el norte de su actuación política: preservar para
España y ofrecer a vencedores
y vencidos, una Imtitución na
cional de pacificación
y convivencia: la Monarquía.
Para esa toma de posición denostada y
difícil, enfrentándose
al régimen
y ofreciendo una posición arbitral, el Conde de Bar
celona eligió y depositó su confianza, nombrándole Jefe de Su
1168
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POUTICO DE UN CABALLERO
Secretaría política, a la persona que más se había destacado en Es
paña en servicio de
la Monarquía, Eugenio Vegas, «el novio de
la Monarquía» como le llamó Pemán, ex-combatiente heroico,
de trayectoria limpia, espejo de fidelidad
y. acaso · el
más com
bativo propulsor en España del Derecho Público cristiano. Ello demuestra lo injusto de la crítica dirigida al Gonde de Barcelona,
como si estuviera entregado a los rojos; demuestra- también,
desde un punto de cristiano y nacional, lo prudeme de esa po
sición, avalada por personas que tan recia doctrina y convicciones.
Asumió esta responsabilidad
.en el
período que comprende los
acuerdos de Postdam, la retirada de Embajadores
y el boicot al
régimen de Franco.
Le reiteró esta confianza al encomendarle la educación del
Príncipe, nombrándole
su Preceptor
en una carta de nobles
con
ceptos
que
ensalza los
méritos de nuestro amigo
y que ha sido pu
blicada en
ABC del día 20 de septiembre pasado, .. con ocasión
de su muerte. Y al suspender este nombramiento por
el tras
lado del Príncipe a España, solicita de nuevo posteriormente su colaboración para el mismo fin; en carta de 20 de julio de 1960
le dice:
«Supe ( con disgusto) que no habías sido requerido para
ir a
dar unas conferencias al Príncipe, como era mi deseo y es
pero que no te negarás a realizarlas
el otoño próximo cuando
se reanuden las actividades escolares. Nada es perfecto en esta
vida y hay que apuntar muy alto para conseguir un
poco».
¡Cuántas
claridades en
tan pocas líneas! La petición de esas
conferencias la hace el
.-Conde de Barcelona
en la misma carta
en· que
le comenta con elogio y muy atinadamente la lectura del
libro Pour
qu'il regne que
Eugenio le había enviado.
No se autorizaron estas conferencias
ni se le permitió que
pudiera
ver al Príncipe durante varios años. En su lugar, el que
le dio las conferencias de Derecho
Político fue
Torcuato Femán
dez
. de
Miranda, a la sazón casi desconocido profesor que, aun
que aparentemente falangista, antes perteneció a la FUE, defen
derá ante su augusto discípulo la tesis magistral de que no hay
Principios inmutables, que todos se pueden modificar y suprimir:
«La condición indispensable es ir de la
Ley a la Ley, por la Ley»
1169
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CAsAS
(Los silencios del Rey, por Joaquín Bardavío, pág. 50). Se trata
de un positivismo que este profesor, el 18 de julio de 1969, va a
reiterar nuevamente al Príncipe, cuatro días antes de su procla
mación como sucesor a título de Rey. El profesor, por entonces,
solamente «tiene un
cargo discreto,
difícilmente equiparable a Di
rector General»
(El dilema, de Joaquín Bardavío, pág. 65). Des
pués viene su
vertiginosa ascensión
como
Ministro del Movimien
to y Vice-Presidente del Gobierno. ¿Quién designó a Femández
Miranda como profesor del Príncipe y quién le aupó a
tan ele
vados
cargos? Con
tal plataforma prestigiante quedó con todo
el respaldo necesario
para conquistar
nuevas situaciones y reali
zar el audaz golpe contra las inertes estructuras del estado fran
quista en medio de la inopia más generalizada, patrocinando una
Constitución que conduce a
la prolongación de la Dictadura de
Partido, bajo
disfraz democrático, pero sin Leyes Fundamentales
que la limiten.
11.
Para quien
recuerde que los «havy-certs», todavía
vi
gentes desde la guerra mundial, no concedían al régimen español
más que una reserva de
carburantes y· productos
energéticos para
un
máximo de quince días, comprenderá que la supervivencia
política o
el colapso del Caudillo estaban totalmente a merced de
las potencias vencedoras,
y que la condena de Postdam y la apa
ratosa retirada de los Embajadores, con el simultáneo suministro
de carburante -que siguió manteniéndose-, s.ólo
podía produ
cir
el afianzamiento del Caudillo, con el refuerzo de la adhesión
nacional
ante. la
aparente intromisión foránea. ¿Quién iba a creer
que ese sería el camino seguido? Cuando se produjo la victoria
ruso-aliada y
la condena de Postdam, era prudente colegir la po
sibilidad de un colapso del régimen, como así
lo interpretaron
todos los jerifaltes exiliados, que eran cálidamente acogidos por
todas las Cancillerías de
los estados
vencedores; como así lo inter
pretaron también muchas personalidades relevantes de
la Penín
sula
y primerísimas figuras del Ejército que instaban al Conde
de Barcelona para que definiera su distanciamiento del régimen mediante un manifiesto.
1170
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
Como jefe de la secretaría política del Conde de Barcelona,
Eugenio
Vegas defenderá
el «voto popular» u orgánico, como
lo define la doctrina tradicional, frente al «sufragio universal
inorgánico»; y «voto popular»
figura en el manifiesto del Con
de de Barcelona de 1945, no obstante la tendenciosa interpreta
ción en las demagógicas críticas de los
medios de
difusión del
régimen; defenderá
el sistema Corporativo u Orgánico, que fue
aprobado en 1946 en las llamadas Bases de Estoril, a las que
prestaron su adhesión desde los
ttadicionafutas de
Rodezno basta
Salvador de
Madariaga, Embajador de la República y persona
del
máximo prestigio
de las letras y en los
medios liberales
in
ternacionales; defenderá la no confusión de
la Institución mo
nárquica con el régimen franquista por consideraciones de orden
internacional y de táctica política y por el lastte de confusión
que a
· su
juicio conlleva la actuación del régimen; discrepará de
la Ley de Sucesión, que resulta ser una Monarquía Goda, de carácter personal
y electivo y de la que designa Caudillo al pro
pio Franco
(Ley de 26 de julio de 1946, art. 2.º), en realidad
mero insttumento para legitimar
. una
«Magistratura vitalicia»
frente a unos compañeros de armas que le designaron sólo Jefe
de Gobierno del Estado,
y para exigir la sumisión de toda acti
vidad monárquica; discrepará de la utilización por el régimen de
las
fórmulas institucionales
del Corporativismo
para un montaje
artificial y pasajero, burlando la vigencia del «voto popular» con
designaciones mayoritarias «a dedo» que desacreditan
el sistema
y lo condenan a desarraigo, dejando
así expedito el camino para
el «sufragio universal» en el futuro; defenderá, en 1947, el de
recho de
Asociación de Sindicatos o entes laborales y políticos
que se hallen sometidos a la
Ley, cuando esto causaba escáodalo
por «progresía», y que no obstante ha sido
definitivamente con
firmado por
Juan Pablo II en la encíclica
Laborem exercens, y
propugnará la defensa de
la libertad fundamentada en una ley
justa, rechazando
la confusión mistificadora de consecuencias de
sintegradoras que, a su juicio, iba a provocar el batiburrillo
po
lítico del régime¡r, cuyo resultadb final preveía como un gran de
sastre.
1171
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
12. Es evidente que Eugenio Vegas, ante todo hombre de
Principios, no podrá comprender fácilmente a Franco,
catnpe6n
del
pragmatismo. Al
Igual que
en la sentenciá constitucional del
Juez Marshall, Presidente del Tribunal Supremo de los Estados
Unidos: «los Estados Unidos se gobiernan por leyes y no por
hombres», entiende Vegas que
la Ley debe ser concreci6n de
principios ordenados al bien común, y no mero arbitrio
move
dizo
y constantemente adaptable a subjetivismos oportunistas.
Para Franco, en cambio, en las circunstancias anómalas de
su «mandato», «Ley es la voluntad del Jefe del Estado ... , sin
necesidad de previa deliberación. del Consejo de Ministros», se
gún así resulta de las Leyes de 30 de enero de 1938 y 8 de agosto
de 1939, cuya vigencia se reitera en la Disposición transitoria II de la Ley Orgánica del Estado, de 22 de noviembre de 1966,
vigente hasta su muerte.
La razón de los éxitos de Franco lo atribuye don Francisco
Cambó a que «posee el instinto de
la política menuda en que
siempre han sobresalida los gallegos»
(Meditacions, pág. 601).
Le
considera un gran intuitivo, aunque improvisador, y un gran
conocedor de los hombres: «El éxito que acompaña a Franco no
se debe s6lo a su buena fortuna sino a su
agilísima mano
izquier
da. Juega con los hombres -sobre todo con los generales ...
-
con
una habilidad consumada: ora retira y pasa a la sombra y
a la impotencia al más brillante de sus auxiliares sin que nadie
proteste; ora improvisa un prestigio, parándole en seco en el
curso de su ascensión; ya vuelve de
la sombra a la luz al que
un
día antes había arrinconado. Y todos esos juegos, eón sus
hombres, los hace con tanta destreza que nunca afectan más que
al propio interesado evitando que los otros se junten
ni en favor
ni en contra suya. El que cae nunca encuentra una mano cári·
ñosa que le sostenga: ¡el que sube no ve otra fuerza que la de
Franco para ayudarle en sn ascensi6n» (8 de mayo de 1944,
F. Camb6,
op. cit., pág. 1.449).
Pero lo
que realmente dio a Franco la fuerza de una indis
cutida autoridad, primero en
el interior del país y después ante
Occidente, fue la gran conmoción de
la segunda guerra mundial,
1172
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
en la que mantuvo con gran dignidad los intereses de España
coincidentes, en definitiva, con los de Occidente.
"'
Dice
a este respecto Cambó, al que vengo citando como
con
traste
de calidad: «En política exterior -y hoy ésta tiene
prima
da-
el régimen de Franco es el mejor que puede tener
Espa
ña.
Cualquier otro me daría
más inquietud.
El interés personal
de Franco coincide, en absoluto, con el interés de España» ( día
11 de septiembre de 1940, Meditaciones,
pág. 830).
Y, a raíz
del acuerdo de 3 de mayo de 1944 con las potencias anglosajo
nas, comenta: «Franco ha mostrado en estas negociaciones más
habilidad, más "seny" y más patriotismo que sus detractores.
Durante todas las negociaciones Franco ha callado ... y sólo es
peligroso cuando habla; mientras
a~túa en
política exterior, el
acierto lo acompaña ... Ahora ya se puede creer que España
lle
gará
al
final de la guerra sin verse invadida ni forzada a una in
tervención. Y esta partida en el activo de Franco es lo bastante
grande como para compensar todas las partidas deficitarias en
política interior» (op.
dt., pág.
1.446).
13. Los Principios, en
la riada de aquella apocalíptica con
vulsión,
quedaron arrinconados en todo el mundo ante el
clima
de psicosis producido por el torrente avasallador de la fuerza
bruta. El
miemo Franco
limita, principalmente, sus actividades
al control directo de las cuestiones internacionales, y elige
para
ello, como Ministro de Asuntos Exteriores, a personas de reco
nocida
inteligencia y capacidad que dejaron muy alto el pabellón
de España. Los demás ministerios quedan confiados a la
h1,é
rrima
voluntad
de sus gestores y,
así, en
enero de 1955,
Le
querica ha podido decir que ser ministro «es lo único serio que
se puede ser en España. Ser ministro de Franco es ser un
re
yezuelo
que hace lo que le
parece sin
que Franco le frene en
su política personalista» ( Mis conversaciones privadas con
Fran
co, Tte.
General Franco Salgado-Araújo, pág. 68).
En aquellas circunstancias turbulentas, los principios
queda
ban
arrinconados --esperando tiempos menos agitados
y tormen
tosos-
en el altar de las más
profundas convicciones,
y servidos
1173
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
por unos pocos hombres que, como Eugenio Vegas, mantenían la llama sagrada
y consagraban su sacrificada existencia a su de
fensa
y divulgación. El hombre de doctrina está obligado a man
tener
· su
coherencia integradora sin transacciones que afecten a
su substancia
y difícilmente puede acomodatse a las dolorosas
transigencias que exige, a veces, la realidad, pues desde Aristó
teles sigue vigente la sentencia de que, para el político, es obli
gado tragarse sapos con soltura, o al decir del Conde de Barce
lona, «muchas veces no se puede elegir entre
lo bueno y lo malo,
sino entre
lo malo y lo peor». Aunque simpre existen unas po
siciones que no se pueden abandonar jamás, con lo que el ver
dadero político deberá conocer en todo momento los limites
que
su responsabilidad
y su honor no le permiten en ningún
caso rebasar.
14. Una de las
pocas personas
a las que Franco no pudo
manejar con esa mano izquierda que le distinguía, fue Eugenio
Vegas. Le ofreció sucesivamente los puestos más codiciados o, alternativamente,
le· penalizó con una sanción, sin llegar a captar
el porqué Vegas no era como los
demás: no
buscaba prebendás,
no las aceptaba, proponía a otras personas que reputaba más
brillantes que él y cargaba con el trabajo desde la sombra; a las
sanciones reaccionaba por lo heroico. ¿Quién era aquel hombre
raro que había movilizado a todos· los intelectuales de la Dere
cha, que
había renovado
el prestigio de
la Institución Monár
quica hasta constituir la primera de las preocupaciones de la po
lítica franquista durante-muchos añós --como· -muy· bien apunta
Ricardo de la Cierva-, y que vivía como un monje, práctica
mente
sin dinero y respetado por todos?
Como
he dicho en otro lugar, Eugenio Vegas fue hombre
maduro a
los 15
años, Licenciado en Derecho a los 17, teniente
del Cuerpo
Jurídico a
los 19, Letrado del Consejo de Estado a
los
23, Presidente
de la Juventud Monárquica a los 24, funda
dor de
Acción Española a los 26 y, sucesivamente, miembro de
la primera Junta Técnica del Estado, Delegación de Prensa
y
Propaganda, miémbro del primer Consejo Nacional, destituido
1174
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
por telegrama a los pocos días; voluntario, primero, en el frente
de Somosierra; voluntario, una segunda vez, en la Bandera de
Falange de
Marruecos y, al ser apartado de la política, volun
tario por tecera vez en
la Cuarta Bandera de la Legión · con el
nombre
de «Eugenio Lópéz Vega» hasta que, localizado en la
Bandera, es destinado con carácter forzoso a Ceuta como capitán
del Cuerpo
Jurídico.
¿Por qué esa reiterada condición de voluntario en
el frente?
Por
afán de
ejemplaridad consecuente con su espíritu de apos
tolado.
En trances de peligro para la patria sus mejores hijos
sienten esa necesidad de inmolación que se dirige en su más ele
vada instancia a Dios. Es la misma vena espiritual que inspira
al capitán
Gérard de Cathelineau, descendiente
directo del héroe
de La Vandée -miembre que fue de «La Cité Catholique» en
Francia, como Eugenio Vegas fue su fundador en España-,
muerto heroicamente en Argelia,
y que a sus 22 años escribía:
«Sueño con _epopeyas, con saáificios, con dar mi sangre por una
causa bella en un vasto horizonte». Y que, en la misma época, re~
zaba esta oración: «Permitidme, Santa Virgen Maria, que sea
toda mi vida
el servidor de Dios y, sin dudarlo, el defensor de
todas las causas santas, como hicieron mis antepasados»
(Un
officier fran¡¡ais, Gérard de Cathelineau, por Model Gasnier, pá
gina 203).
¿ Qué duda cabe que estas ideas y sentimientos fueron exac
tamente los mismos de Eugenio Vegas? En 1957 me escribe:
«Sigo teniendo las
mismas convicciones
que hace 30 años, cuan
do joven teniente me exaltaba leyendo en Melilla a los grandes
apóstoles del Derecho público cristiano.
Soñaba entonces con tra
ba;ar, sufrir e incluso morir defendiendo mis ideales religiosos,
ya que
a los
pol!ticos siempre los consideré tan sólo como
"un
medio",
el mejor medio para la defensa de mis ideales».
15. Esta vida de apostolada político supuso para Eugenio
Vegas grandes sacrificios
y privaciones hasta casi sus 50 años,
sin vida de familia, abandonada toda actividad profesional, ex
clnido del Consejo de Estado
y de las asesorías que había re-
1175
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
gentado antes de la guerra, y que no admitieron de nuevo su co
laboración hasta que Franco dio la orden de su
reingreso en
el
Consejo de Estado, acaso para evitar los perjuicios que pudiera
ocasionar indirectamente una persona
tan mal vista por el ré
gimen.
I)esde que
regresó de Estoril y se separó de toda actividad
política, durante más de seis años estuvo viviendo como un
monje con el único subsidio de su retiro como capitán del Cuer
po Jurídico Militar que en
los años cincuenta era
de unas mil
pesetas -mensuales.
Franco le puso como condición para su reingreso como Le
trado del Consejo de Estado, que fuese a pedírselo ,personalmen
te, lo que no fue aceptado porque no quiso que pudiera inter
pretarse como una claudicación de sus
divergencias de
plantea
miento político, y el encuentro no tuvo lugar. Años
más tarde,
y
por la insistencia de Martín Artajo, Secretario de dicho Con
sejo, Franco dio la orden de su reingreso y, además, en dos di
ferentes ocasiones, indica que se le nombre
Consejero de
Esta
do, cargo de gran
consideración, retribución y
prestigio. Vegas
Latapie acepta su
reingreso como
Letrado que, jurídicamente, le
correspondía por oposición, pero rechaza en ambas ocasiones la designación de Consejero de Estado por considerarlo propio de
una adhesión política muy alejada de sus convicciones.
Posteriormente, todavía en vida de Franco, don Antonio de
Oriol, Presidente del Consejo de Estado, le ofrece el nombra
miento de Secretario de
,dicho Consejo,
y sólo lo admite cuando
le demuestra,
con el Reglamento de dicho organismo, que
el
puesto de Secretario no es político sino administrativo y que de
pende sólo de la libre designación de su Presidente, quien quiso
honrar así a persona de tantos méritos con dicho cargo honorí
fico y cuya simbólica compensación era de quinientas pesetas
mensuales.
16.
Lo que significó en su día ideológicamente Acci6n Es
pañola, Eugenio Vegas lo emprendió de nuevo a partir de los
años cuarenta, creando la sociedad editorial Cultura Española,
1176
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POLITICO DE UN CABALLERO
que difundía el mismo pensamiento y tenía su sede en la calle
de Guttubay, número
5, en la que reconstituyó de nuevo la ter
tulia, o Club de Opinión como yo le llamo,
concurrido por
pres
tigiosos catedráticos, académicos y publicistas y también
. por
jó
venes que en aquellas tertulias encontrábamos la luz de ideas
que
alumbraban' inquietudes
y vocaciones. Pero el régimen clau
suró y selló de nuevo durante varios años este local. En el año 1957 establece contacto con la «Ciudad Católica»
de Francia e inicia así una nueva empresa ideológica y cultural,
con sus círculos de estudio y de formación doctrinal y como ins
trumentos para esta empresa, funda en el año 1961, con Juan
Vallet de Goytisolo, la sociedad «Speiro» y la revista
Verbo, que
lleva publicados 238 números y que ha celebrado
25 congresos
anuales. Eugenio Vegas fue pronto, para
Verbo, lo que Maeztu
había significado para
Acci6n Española: un patriarca y un maes
tro. Juan Vallet de Goytisolo fue su fundamental
y formidable
apoyo y colaborador en esta nueva empresa y vino a realizar, en
la acción cultural emprendida, la misma función integradora y
creadora que antes tuviera Vegas La tapie en
Acci6n Española.
Al encontrarse perseguido por el régimen y sin posibilidad
de poder desarrollar
ninguna actividad intelectual con libertad,
en enero de 1965 pensó en trasladarse definitivamente a un país
hispanoamericano para desarrollar allí una labor ideológica y
pedagógica. «Puesto a soñar -me escribe-- me veo dirigiendo
una gran editorial católica, lanzando libros y revistas que llega
rían a España, explicando en alguna Universidad o colegio, te
niendo discípulos a quienes enfervorizar con los ideales religio
. sos
para bien de ellos y bien mío, pues he comprobado que cuan-
do tengo a quien predicar, los efectos de tales prédicas también
caen sobre mí y me enfervorizo y soy mejor».
En realidad es un maestro nato; la enseñanza es su gran vo
cación. En el año 1942 intentó opositar a la Cátedra de Dere
cho Político de la Universidad Central, pero ni
él, ni Ellas de
Tejada,
que también lo intentó, tuvieron esta posibilidad por la
oposición oficial a que dichas dos personas de pensamiento tra dicional y monárquico tan definido e independiente, y de tan des-
1177
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO DE GOMIS CASAS
tacada personalidad, pudieran establecer su influencia precisamen
te como catedráticos de Derecho Político de
dicha Universidad,
donde se deseaba evitar, previsoramente, cualquier tensión opues
ta a
la doctrina oficial.
Esta
vocación la realizó en esta última fase larga de su exis
tencia mediante la difusión oral de su pensamiento y experien
cia; tertulias entrañables de personas que van cambiando con el tiempo, pero cuyas raíces permanecen a pesar de las matizacio
nes y alejamientos que la realidad
de la vída impone. Y Vegas
contempla con apasionado interés y esperanza todas las trayec torias personales que se han cruzado en su camino
y que se han
alimentado espiritualmente por algún tiempo en sus mismas fuen
tes. Y queda unido a todos ellos con un
"profundo afecto y com
prensión, siempre con
la esperanza
de que la madurez traerá los
mejores frutos, y
que, entre
tantos
y algunos tan brillantes con
tertulios
y amigos, surja un potente movimiento cultural de raíz
cristiana
que busque defender y
servír a la Verdad siguiendo el
curso poderoso abierto o renovado por Menéndez
y Pelayo en
nuestros días, al que se han adherido Sánchez Albornoz
y otros
insignes escrutadores de nuestra Historia (Sánchez Alboruoz, Mi
testamento politico, pág. 96 ).
17. Una circunstancia singular quiero destacar aquí. Euge
nio Vegas Latapie
ha tenido un corazón abierto a todos con el
fuego apostóUco de su profunda
fe y de su inalterable fideUdad.
Ningún pensamiento utilitario. Sólo
servír y darse. Los que le
hemos conocido profundamente hemos podido apreciar estas cua,
Udades
de
la más pura
y desinteresada amistad. Han surgido así
amistades entrañables
y convergentes cuyo centro era Eugenio
Vegas, pensando y sintiendo las mismas cosas. AMIGOS
DE EUGE
NIO VEGAS LATAPIE. Que esta amistad nos unifique también en
la fideUdad y en la constancia para seguir luchando por ese ideal
cristiano
que él
ardientemente
sirvíó.
Y
como punto final a esta evocación de un caballero cristia
no
y español recordaré las reflexiones que hace Garda Morente
de un tal caballero como homenaje
y espejo de su personalidad:
1178
Fundaci\363n Speiro
EL APOSTOLADO POUTICO DE UN CABALLERO
«El caballero no gusta de componendas, apaños ni medias
tintas.
Aparece en
la vida -y es en verdad-intransigente y. a
veces
terco. Pero
es la intransigencia y
la terquedad del . que se
siente llamado a cumplir una
misión» (Manuel
García Morente,
«Idea de
la Hispanidad», El caballero cristiano, pág. 66 ).
«El caballero español es regularmente una personalidad fuer
te. No cede, no se doblega, no se somete ...
A.firma su
yo con or
gullo, con altivez, con tesón; a veces con testarudez. Pero siem
pre con nobleza; es decir, sobre la base de una honda convicción
y de una honrada estimación de la propia valía» (op. cit., pá
gina 70).
«La hostilidad profunda del caballero español a todo forma
lismo falso se compadece mal, claro está, con eso que se ha
lla
mado democracia y con la ridícula farsa del parlamentarismo.
El caballero no puede ser demócrata ni parlamentario. Estas dos
formas de relación son el prototipo justamente de eso que hemos
llamado «publificación de la vida». He aquí que se atribuye so
beranía y mando, no a los que más valen y pueden o saben,
sino a los «elegidos» por sufragio ... )
(op. cit., pág. 86).
Y, finalmente, «El caballero cristiano no echa cuentas; no
pregunta si es fácil, si es difícil y ni aun siquiera
si es posible
la empresa que tiene ante los ojos. Bástele con que su corazón
le mande ejecutarla, para que la acometa, sin detener ni conte
ner su ánimo en el estudio exacto de las probabilidades. Sin
duda, el caballero fracasa
y fenece muchas veces. Pero muchas
veces también triunfa por ventura y casi por milagro; y si no
fuese por ese arrojo increíble
y esa obediencia ciega a los dicta
dos del corazón, la historia no registraría entre sus páginas mu
chas de las más estupendas hazañas que
el género humano ha lle
vado a cabo»
(op. cit., pág. 68).
1179
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