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Número 239-240

Serie XXIV

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Eugenio Vegas y la Ciudad Católica

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
POR
JUAN VALLBT DE GOYTISOLO
I. Un verano cruel
Este vetano -que está concluyendo cuando comienzo a hil­
vanar estos
recuetdos--- ha sido particulrumente duro

y cruel
para
S peiro y, en general, para los amigos de la Ciudad Católica.
El

20 de
julio fallecía
en Caldones (Asturias) nuestro amigo
Faustino de
Rato y Rodríguez San

Pedro. Recuerdo muy bien
la
última vez que le vi, pocos días antes. Sabía perfectamente el mal
que sufría y tomaba consciente y sereno 'Sus previsiones para su
marcha
hacia la etetnklad que creía pr6xima. Tal vez quiso mar­
char a Caldones para emprender desde allí su último viaje. De su
casa
fui a la de Eugenio Vegas. Pensé que éste nos dejaría bas­
tante antes que aquél. No fue así.
Faustino
form6 parte del grupo iniciador de la labor de amigos
de
la Ciudad Católica, de la que deberé ocuparme en estas evo­
caciones. No fue uno de los
firmantes de
la escritura de consti­
tución de
Speiro, S. L., porque ya en ella intervenía su hetmano
Apolinar,

cou quien siempre estuvo
totalmente identificado,
y
consideraba que donde esraba uno, cualquiera de ellos, también esraba el
otro. Mientras

pudo, nos ayudó muchísimo en la orga­
ruzación de

las oficinas. Incluso en labores modestas, como la
corrección de pruebas de
VERBO, que

realizaba meticulosa
y
pulcramente. ¡Descanse en paz! El 1
de agosto, a Domingo Obradors Sánchez le fallaba el co­
razón y entregaba a Dios su último
ailiento. Al

final del
antetior
número

de VERBO puede
leerse su In memoriam, escrito por Gon-·
zalo Cuesta.

Los tres: Domingo, Gonzalo y yo, nos conocimos en
1191
Fundaci\363n Speiro

JUAN VALLET DE GOYTISOLO
las Conferencias de San Vicente de Paúl de la Virgen Milagrosa.
Pronto asistiría a nuesiras Reuniones anuales de
Speiro, donde
trab6 buena amistad con
nuestro maestro

Sciacca.
Filosofía y con­
tabilidad no parecen fungibles,
pero uno y otro se comprendieron
muy bien. Domingo no
le brind6 cuentas, sino recopilaciones de
sus versos, que anualmente imprimía
para felicitar fas Pascuas a
los amigos, Pincelpdas que Sciacca 'le escribi6 eran verdaderas
«pimefadas», palabra

que no sabemos de qué dialecto italiano trajo.
Gonzalo convenci6 a Domingo cuando éste se jubil6 de
Em­
petro/,
de que se ocupase de la contabilidad de Speiro,. La puso
en perfecto orden. Dedicaba
cada año muchas horas en revisar
nuestras cuentas, orientar
fa contabilidad, formular el balance, y
enseñamos, con la memoria, a leer nuestra situaci6n real y pro­
gramar el fututo.
En
fa festividad de San Fernando de 1983 fue uno de los ora­
dores. Termin6 recitando estos versos que él mismo compuso
para esa ocasi6n:
1192
Si es principio de la sabiduría
el vivir temeroso tu Presencia,
no me niegues, Señor, el que Tu
Esencia se refleje en mi filosofía.
La creatura que, por amor, un día
de
fa Nada sacaste, reverencia
al Creador que
la hizo y, en
consciencia
al que todo lo puede, se confía.
Mas, si soy, por ser hombre,
semejante a Tu Imagen
-y he de bendecirte
y alabarte por ello a cada instante-e-
Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
aunque por Rey y Dueño te
declamo,
como

Padre
y Señor, he de decirte
que
te te(llo, mi Dios, ¡porque te
amo!
¡El ya le habrá recibido en su seno como ferviente hijo suyo!
Y el 19 de septiembre,
a las ocho de la mañana, emalaba su
último suspiro

nuestro promotor, fundador, maestro y animador
hasta
el fin, Eugenio Vegas Latapie. Creo que fue el primer martes
de junio cuando asistió por
ú:ltima vez

a
la reunión semanal de
los martes de Speiro. Una semana después
supimos que el pro­
nóstico

de los médicos
-por análisis, radiografías, ecografía­
era
fatal y de rápido desenlace. Su corazón, tan castigado con los
infartos sufridos años atrás, le mantendría vivo más de tres
me­
ses,

en los que siguió recibiendo diariamente la sagrada comunión,
rezando rosarios y orando por
Jo que más quería.
A él, a su viuda y a su bija, dedico, con todo
mi corazón, los
recuerdos, entrañables, que siguen.
11. Descubrimiento de "La Cité- Catholique"
Debió ser hacia 1956 o 1957 cuando Eugenio tuvo noticias
de La Cité Catholique y de la revista
VERBE, de Jos que era

alma
Jean Ousset. Un amigo suyo, diplomático español destinado en­
tonces en París, Alberto de Mestas, envió a Eugenio varios ejem­
plares de
VERBE, cuando

era aún un boletín de trabajo, formado
por unos cuadetnillos sin encuadernar para facilitar su estudio en células. Tengo a
mi vista varios que Eugenio me había rega­
lado:
el número 44: La vida social o el problema de los cuerpos
intermedios;
el 45: Orden ¡erárquico y funci6n supletoria de los
cuerpos intermedios; el
46: Comunidades locales; el 47 y 48:
Por la descentralización; y el 49: A la civilizaci6n.
Eugenio se fue

entusiasmando a medida que leía
los ejempla­
res

de
VERBE que

recibía. Nos decía que
explicaban lo
que él
1193
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
siempre había pensado; pero enseñándolos con una claridad nun­
ca tan
llanamente alcanzada.
Se decidió a
despla=-se a París y asistió el 11 de julio de
1959,
en el colegio de los
Hel.11llanos de las Escuelas Cristianas
de Issy.Jes-Moulineaux, al

IX Congreso de
La Cité Catholique,
que tuvo por tema principal La paysannerie. Tengo a la vista el
número 104 de VERBE en el que aparecen la crónica y ponencias
de aquél. Entre
los asistentes que se

citan,
aparecen los nombres
del Mariscal Jouin, del general
Weygand, del almirante Auphan
-<:on quien

Eugenio trabó amistad y que más tarde colaboraría
en nuestro
VERBO con

varios trabajos,
de los cuales es de recor­
dar, en especial,
Por los marinos de Lepanto-, y, entre los es'.
pañoles, Alberto

de Mestas, José Oriol Cuffi
Cañadell, que di­
rigía EL CRUZADO ESPAÑOL, y el Director de Perseverancia, de
la Obra
de Ejercicios Espirituales de Barcelona, nuestro recordado
Guinart. Eugenio conoció
allí person"'1mente a Jean Ousset, a
Michel Creuzet y Michel de Penfentenyo. Volvió entusiasmado,
por

el fervor
religioso, la piedad de los asistentes, su hospitalidad
fraternal, la

frugalidad del
Congresq y,
en especial, por las ideas
que
se defendían

y por los métodos del trabajo
de difusión doc­
trina:! por

capilaridad, para formar
élites · sociales

en todos los
niveles,
desde los obreros

y los campesinos hasta los que se
ocu­
paran

de las funciones más elevadas en la sociedad.
Abonó tres suscripciones
perpetuas a VERBE, una

de ellas a
mi nombre y con mi dirección. Trajo ejemplares del grueso Pour
qu'il Regne
y numerosos fascículos de estudio, entre ellos Le
couple
Liherté-Autorité y más números de VERBE.
Tu vimos varias reuniones y convocó numerosos amigos a dos
cenas que se celebraron en el comedor del sótano del restaurante
Zarauz.
Llegó la convocatoria del X Congreso de La Cité Catholique
para los días 1 y 2 de julio de 1960, también en el colegio de
Saint Nicolás
de Issy-les-Moulineaux, con el tema: «Notre place
dans la Cité».
Encuentro su crónica en el su,¡,lemento número 13
de
VERBE. Asistimos

40 españoles. Estuvo Guinart con
algunos
jóvenes

de su grupo de
Barcelona, entre
ellos Rafael Bertrand
1194
Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGA\' Y LA CIUDAD CATOLICA
Montserrat, Director del Seminario de Estudios Católicos del Ins­
tituto de Estudios Hispánicos de Barcelona; también
Cuffi..Caña­
dell

por
EL CRUZADO
EsPAÑOL, y el
padre Segura, Director de
CrusTIANDAD, así

como Francisco
De G6mis y Alberto de Mestas.
Pero
el grupo más numeroso lo constituíamos los venidos de Ma­
drid, que acompañamos

a Eugenio, todos movidos por él, entre los
que había muchos j6venes, algunos de ellos invitados generosa­
mente por
él. En

el
segundo lugar

de
la lista de personalidades
seglares asistentes

aparece S. A.
R. el príncipe Javier de Borb6n
Parma, a

quien
acompañaban sus

hijas las
prineesas María Teresa
y María de las Nieves. Conocimos allí a muchas ,personalidades
francesas
de las letras.
III. Primeros pasos de los amigos españoles de la "Ciudad
Católica".
Aparición de Verbo y fundación Speiro.
Al regresar a Madrid, Eugenio convoc6 y moviJizó a todas sus
amistades. Comenz6
la labor de prornoci6n y fundaci6n de grupos
de estudio, o células, de amigos de 1a Ciudad Católica.
Debo decir que, años antes, en Madrid había funcionado una
célula de la Ciudad Católica animada por el padre Gabriel Blanco
Locelier. En San
Andrés de

Palomar, junto a
Barcelona, el bue­
nísimo Guinart animaba otra.

Y, casi
simultáneamente que
no­
sotros,
pero por

un curioso reenvío, a través del conocimiento de
la revista argentina VERBO, se había constituido en la isla de Te­
nerife una
célula presidida por el Teniente Coronel Ascanio, de
la-que formaban parte vatios

capitanes, que hoy casi todos son
generales.
·
Nosotros

movilizamos en Madrid,
cada cual en su ámbito, a
nuestros amigos
para formar grupos o células de estudio. Eugenio
Vegas
se movi6 con
especirul eficacia entre sus antiguos compa­
ñeros de Acción Española
y con los j6venes que concurrían a su
tertulia de

los domingos en el bajo de Gurtubay,
5. De éstos,
fue especialmente entusiasta en captar amigos1 José Luis Vives,
prematuramente fallecido años después. A través de Eugenio
1195
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
Mazón se convocaron a carlistas -entre ellos el doctor Alber­
to Ruiz de
Galarreta, . que

siempre ha sido uno de los más
activos
amigos-,-y

a jóvenes requetés; se invitó a falangistas en
la línea con
el discurso

de José Antonio Primo de Rivera,
Ban­
dera que se alza
-no tardaría en incoi;porarse con gran entusias­
mo el actual presidente de
Speiro, Germán Alvarez de Sotoma­
yor-; por mi
parte busqué

buenos católicos independientes: Gon­
zalo Cuesta y Rafael Vega, que había conocido en las conferencias de San Vicente de Paúl de la Milagrosa; mi contrapariente José
Antonio de Hériz
--que tanto

y tan
eficazmente trabajó,
mien­
ttas residió en Madrid- quien nos trajo, entte ottos amigos,
al que hoy es vicepresidente de
Speiro, Luis González-Iglesias, a
José Luis Guerrero Aroca, a su
tío Enrique
de Angulo,
antiguo
corresponsal

de
El Debate· en Barcelona. También atraje a Fer­
nando Ruiz Hebrard, que había sido directivo de la
Fede.ación
de

Jóvenes Cristianos de Cataluña (Fejocistas}. Explico todos estos detalles para mosttat que nuestro pro­
yecto -y, por
lo tanto, el fundamental de Eugenio que fue nues­
tro promotor y director- no era
cultural
político monárquico. Se ttataba de crear una red de ani­
mación cultural, conforme al deredho natural y cristiano, guiado
por el Magisterio
¡pontificio ordinario a través de

la riqueza doc­
trinal de las encíclicas. En esa misma dirección confluyeron con
nosotros amigos procedentes de la Obra de Ejercicios
Espirituales
de fos Padres

Cooperadores Parroquiales. El padre
Gmsset im­
pulsó

a bastantes amigos que fueron entusiastas colaboradores,
como el Teniente-coronel
Miguel Ibáñez Pérez, que creó ttes cé­
lulas a diferentes niveles, Florián Ruiz, Luis Alcázar, Iván
Du­
bravecq, Domingo Vega. Por otro lado, de Amistad Universi­
taria
recibimos la colaboración de varias jóvenes, invitadas por
Consuelo Sanz Pastor. En Barcelona, Manuel de Arquer
animó una

célula con amigos
de la
Scola Cordi Iesum, a la que asistía Florentino Vegas Latapie,
hermano mayor de Eugenio. En Las Palmas constituyó otra Ga­
briel de Armas; en Cádiz, Pedro Lacave; en Jerez, Sixto de la
Calle; en Tarifa, el registrador de
la propiedad Luis de la Campa;
1196
Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
en Valencia, el arquitecto Rogelio Jardón; en Tarragona, José
María Gil Moreno de Mora, etc. No resisto la tentación de
referir que tengo en mis manos el
original de una rurta, dirigida a Eugenio por el entonces obispo de
Solsona, Msr. Vicente Enrique
y Tarancón, que, en uno de sus
párrafos, le
dice: «Ya sabia que existian grupos en España de "La
Ciudad Católica" y lo considero como una bendidón de Dios, por- ·
que
su finalidad

es admirable
y necesaria» (*}. Luego vendrían
las incertidumbres, dudas
y confusión que suscitaría la interpreta­
ción
del Concilio

Vaticano II. A nosotros nos reconfortaba
y ani­
maba siempre el Padre Eustaquio Guerrero S.
I., que venía a ser
nuestro director
espiritual, con el que nos reuníamos los viernes
en la Casa de
Escritores de

la calle Pablo de Aranda.
El número 89 de
VERBE contenía

una síntesis de los cuadernos
de estudio publicados por nuestros amigos franceses de
La Cité
Catholique.
Fue lo primero que nos lanzamos a traducir y publi­
camos, como número 1 de la colección de folletos VERBO. Tiene
fechado su depósito legal en 1960, efectuado por la Imprenta
Aguirre, con
la que nos puso en contacto José Antonio de Hériz
y que sigue imprimiendo la revista y casi todas nuestras publica­
ciones. Su sumario es éste:
Editorial - Nuestro propósito -en un
prindpio -Para que El reine -El
traba;o -La familia -Los cuerpos
intermedios -
La belleza.
Eugenio pensaba que lo más importante era publicar la tra­
ducción
al castellano de Para que El reine, el grueso volumen
que
venía siendo
estudiooo en

nuestros grupos a través de diver­
sos ejemplares del
origina,! francés.

El profesor Martín Almagro
comenzó a traducido. Pero pronto, vista
fa maguitud de la obra,
el mismo Eugenio dividió en cuadernillos uno de sus ejemplares,
y los distribuyó entre distintos amigos o
grupos de

amigos.
Lue­
go él mismo y Gabriel Alférez(**) lo revisaron desde el princi­
pio al fin
y unificaron el estilo de la traducción. Terminada esa
(*) Esta carta aparece íntegramente_ transcrita en la página 73 del nú­
mero 6 de Verbo.
( • •) Véase la narración de cómo realizaron cuidadosamente esta tarea,
que hace Gabriel Alfé:tez, en su colaboración de este mismo número de Verbo.
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Fundaci\363n Speiro

JUAN VALLET DE GOYTISOLO
tarea, el propio Eugenio encargó y pagó íntegramente su edición,
fechada en Madrid, en 1961, impresa en Gráficas Nebrija y con el
lmprimatur, a 7 de julio de 1961, del entonces obispo aúxiliar
de esta Diócesis, Mnt. José
María García Lahiguera, realizando
la

labor de censor quien hoy es
también obispo
auxiliar de Madrid
Mur. Ricardo Blanco Granda. El esfuerzo de Eugenio fue corres­
pondido por varios amigos -y, en primer lugar, por Juan
An­
tonio Bravo-- que comprarían 100, 50, 25 ó 10 ejemplares que
repartirían y

difundirían. Ese importe Eugenio lo fue emplean­
do en las nuevas publicaciones que acometimos.
Había que pensar en legalizar nuestra situación. Decidimos
fundar una sociedad editorial. Al efecto constituimos
Speiro S. L.,
ante el notario de esta capital Alberto Bailarín Marcial, el 28 de
febrero de 1967. Fuimos socios fundadores: Luis Chico de Guz­
mán y Bemuevo, conde de Vigo -que
sería nuestro

primer pre­
sidente; más tarde
Jo sería de fa Cruz Roja Española y de la
Junta Nacional de las Conferencias de San Vicente de Paúl-,
Luis Entique González-Iglesias Rodríguez, Eugenio Vegas Latapie,
Apolinar de

Rato y
Rodríguez San
Pedro, Eugenio
Ma,:ón Ver­
dejo,

Guillermo González-Amau y
·Garcla Rendueles
-que sería
el primero denosotros en
marchar·,¡ más

allá-, Francisco de
Gomis
Casas y

quien evoca estos
recuerdos.
El

9 de abril de 1963
Speiro se transformó en sociedad anó­
nima y aumentó su capital, en escritura autorizada por el notario
de Madrid, M. Antonio AJvarez Robles. Ingresaron como nuevos
socios Manuel de
Arq1:1er Oadellas, Germán

Alvarez de
Sotoma­
yor

-nuestro actual
presidente--, Gonzalo
Cuesta Moreno, Ra­
fael Vega Sauz, Faustino
Rodríguez San

Pedro y Gouzález Olivares
y José Oriol Coderch y de Senrruenat.
La base de los primeros números de VERBO la constituían los
trabajos de

formación escritos por nuestros amigos
franceses: In­
troducci6n a la política, de Jean Ousset (núms. 3 al 19); Los cuer­
pos intermedios,
de Midhel Creuzet (núms. 22 a 27); Patria, Na­
ción y Estado, de Jean Ousset (núms. 34-35 a 41), y Deber y con­
diciones de eficacia
(o La acción) del m1smo Ousset (núms. 49 a
74). Todos
se reunirían después

en ediciones
separadas.
1198
Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
Los días 22 y 23 de abril de 1961 tuvo lugar en el Monasterio
de
Sanoo María del Paular la I .Reunión de amigos de la Ciudad
. Católica.

Eugenio Vegas eligió temas y ponentes. Lo fueron: Jean
Ousset, que
eioplicó fo que significaba la Ciudad Católica y de qué
modo debía
realizarse la acción emprendida con este nombre,
como «una amistad al servicio de la Verdad». El catedrático Mar­
tín Almagro Basch
tratq del

tema
Iglesia !Y Estado; el también
catedrático Antonio de Luna
García desarrolló

la ponencia
La
libertad de enseñanza, y Fernando .Ruiz Hebrard habló de La ca­
ridfl'Í pol!tica.
Así nos pusimos en marcha. Movidos, animados, estimulados
y dirigidos por Eugenio, que no sólo predicaba con su palabra,
sino también

con su
ejemplo y
su generosa entrega.
IV. Colaboración de Eugenio a Verbo, en nuestras Reuniones
y a los Congresos del "Office International".
Se produjo el alzamiento de los pies noirs y del ejército desta­
cado en Argelia, así como
una profunda

división en el catolicismo
francés. Ante estos hechos, nuestros amigos franceses procedieron a cambiar su nombre por el de
Office international des oeuvres de
formation
civique et

d' action doctrinal selon le droit
na.turel et
chretien, y el de su revista por el de Permanences. Desde el refe­
rido
X Congreso de
La Cité Catholique, que había· tenido lugar
en julio de 1959, transcurrieron casi cinco años hasta
que, los
días

1, 2 y 3 de mayo de 1964, en
S.ion, capital
del cantón suizo
de Le
Vruais, se

celebró el I Congreso del
Office International
con el tema El hombre frente al. totalitarismo. Asistimos bastantes
españoles, Eugenio Vegas presidió todas las sesiones de la mañana
del día 2 de mayo. Los once siguientes Congresos del
Office se
desarrollaron en Lausanne a partir de 1965. Eugenio, excepto a muy pocos y por motivos de salud, asistió puntualmente a ellos.
En 1980 fue llevado a París el Congreso del Office, es decir, a la
sede de éste, con el tema: Cristianos, no tengais miedo. Euge­
nio hizo acto de presencia, a pesar de su delicada salud. Nuestros
1199
Fundaci\363n Speiro

JUAN VALLET DE GOYTISOLO
amigos del Office no han celebrado más congresos hasta el ahora
anunciado para noviembre de este año. Nuestro amigo
lo. con­
templará

desde
el. cielo.
En Madrid, Eugenio, desde 1959 venía dirigiendo la célula
originaria, que

primero se reunía los martes en Caracas, 4; y que,
cuando
la familia de Rato vendió la casa, pasó a trabajar en el
bajo de
la calle del General Sanjurjo, hoy José Abascal, núme­
ro 38. Además, animaba e ilustraba, en Guturbay, 5, otra célula
de jóvenes, que poco después se desdobló. No por eso
dejó de
reunirse

su antigua tertulia de los domingos por la tarde, que, de
hecho, se había convertido en otra célula más con temas impro­
visados ocasionalmente.
Hasta serle diagnosticado el mal del que falleció, y siempre
que sus achaques de salud
se lo
permitían, asistía activamente a
las reuniones de los martes en el local de
Speiro. Ocupaba el sillón
de
la presidencia, donde se había sentado Apolinar de Rato antes
de
refugiarse a
sus cumbres de
Santa María
del
Sol. Sus anécdo­
tas

vividas y sus ilustraciones históricas resultan enriquecedoras
y, frecuentemente, traía textos, rocientes o antiguos, que creía era
oportuno se conocieran o repasaran. En adelante, su ausencia,
sólo con su recuerdo vivo podrá cubrirse un poco.
En la IV Reunión de amigos de la Ciudad Católica, que tuvo
lugar en el Colegio de San Agustín de la calle del Padre Damián,
el día 14 de noviembre de 1964, desarrolló Eugenio Ia ponencia
El integrismo. En la V, reunida en el Monasterio de El Paular,
el 31 de octubre de 1966, expuso el tema J mportancia de la poli­
tica,
que está publicada en VERBO, 53-54, págs. 249 y sigs., y en
el opúsculo
Puntos básicos para la acción de los seglares en el
mundo.
El discurso de apertura de la VI Reunión, otra vez en el
Colegio San Agustín, el día 28 de octubre de 1967, estuvo a su
cargo; en
él planteó brevemente el tema básico, Doctrina y acción,
que aparece ·textualmente en VERBO 60, págs. 698 y sigs. En la
VII Reunión, en La Balmesiana de Barcelona, el 2 de noviembre
de 1968, tuvo
á su cargo la ponencia El mito del igualitarismo,
recogido en VERBO 75-76, págs. 377 y sigs., y recopilado en Los
mitos actuales, págs. 129 y sigs. Al año siguiente, el 7 de diciem-
1200
Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOUCA
bre, otra vez en el Colegio San Agustín, en la. VIII Reunión, ex­
plicó el Origen y fundamento del poder, publicado en VERBO
78-79,

págs. 705 y sigs., y
eh Poder y libertad, págs. 143 y sigs.
En el mismo
esceruirio, en

la X Reuni6n,
que tuvo

por tema
Cris­
tiandad y sociedad pluraUsta laica, el día 31 de octubre de 1971,
explic6 cuáles
fueron las falsas ideas que desde el Renacimiento
llevarían a la Revoluci6n. Fue una brillahte exposici6n de la que
no
ha· quedado texto escrito;
El
infarto que le
desgarr6 el coraz6n, 'Ie impidi6 intervenir e
inclúso asistir

a varias de
las siguientes reuniones anuales. Volve­
ría

a actuar en
la XV Reuni6n, que tuvo lugar en la Residencia
San
Crist6bal, de Majadahonda. En ella, el
1 de noviembre de
1976, presidi6
la sesi6n

de clausura, pronunciando
palabras de .
aliento

acerca de
la labor formariva que, entre todos, desarrollá­
bamos y

que
él siempre considero primordial. Después, su deli­
cada salud
no le permiriría asisrir
a las reuniones que tuvimos
fuera de Madrid, y, muy abrigado, sólo haría acto de presencia en
las
· celebradas en

los
a:lrededores de esta capital para escuchar
rugunas comunicaciones.

¡No le era posible más!
VERBO, además de sus referidas comunicaciones:
Importancia
de la política, Doctrina
y acci6n, El mito del /gualitárismo y Ori­
gen
y fundamento del poder, ha reproducido algunos de sus ar­
tículos publicados en
AccróN EsPAÑOLA, La causa del mal, en
el

número 145-146, págs. 95 y sigs., y
Doctrina y acci6n, en el
148:149, págs.

1077 y sigs.;
y ha publicado los siguientés \mpor­
tantes

estudios:
El modernismo· después de la «Pascendi», nú­
mero 65-66, págs. 351 y sigs., En ·1orno al significado de ]acques
Maritain,
núm. 78-79, págs. 705 y sigs., y Semblanza de Ramiro
de
Maei.tu, núm. 173-174, págs. 300 y sigs.
La lectura del primero dé estos tres estudios tuvo un inespe-. .
rado fruto. El padre Manuel Molina -que había sido alférez pró­
visiori.al en :tluestra gtÍerra, después, ordenado sacerdote, marchó a
América, donde tuvo pasaportes de diversas nacionalidades y, al
final, mexicooo--estaba entonces en una clínica a consecuencia de
un accidente que había sufrido. Las ideas progresistas se hablan
adueñado
de él, tanto que el entonces obispo de Cuernavaca, Mén-
1201
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
dez Arceo, decía de él: «Molina sí que es un profeta». En la clí­
nica llegó a sus manos el número 65-66 de VERBO y leyó El mo­
dernismo después de la «Pascendi».
Su impresión fue enorme. El
relato de Eugenio
le hizo

ver claro. Se
convirtió en
el más activo
refutador del progresismo en
México. Reproducía

en
offset, con
grandes
tiradas, artírulos o

composiciones de artículos que extraía
de VERBO. Nosotros, triás tarde, le publicamos varios trabajos,
entre ellos: Hacia una Iglesia liberacionista, en el núm. 147, pá­
ginas 985 y sigs.; y
El progresismo religioso, en los núms. 148-149,
150, 151.152, 153-154, que luego fue recogido en un librito,
tam­
bién

editado por SPEIRO.
Hace tres o cuatro años Eugenio quiso escribir, para VERBO,
un estudio acerca del regionalismo de Federico Mistral -el gran
poeta provenzal

autor de
Mireia-y de sus relaciones con los in­
telectuales catalanes. Tan opuesto
al separatismo como al centra­
lismo, Eugenio estaba preocupado por el planteamiento de este tema. Creía que Franco se había equivocado con vascos
y catalanes,
como

antes
le ocurrió

al general Primo de Rivera. En esa temática,
había facilitado, para su publicación en
·VERBO, unos

fragmentos
de Charles Maurras, en
V e.rs l'Espagne de Franco, que aconsejaba
en esta ,cuestión (dr. núm. 150, págs. 1415 y sigs.), y también
proporcionó el artículo de Francisco Cambó:
La Cruzada española
(dr. núm. 147, págs. 1041 y sigs.).
Ciertamente Eugenio no
sólo colaboró
en nuestra revista con
sus trabajos
publicados en

VERBO. Aparte de sus sugerencias siem­
pre oportunas, facilitaba

textos que
extraía de
su
magnífica brblio­
teca

o de su bien nutrido
arobivo. Gracias
a él, los primeros nú­
meros de VERBO completaban su contenido que, en primer lugar,
ocupaban los textos básicos de nuestros amigos de la
Cité Catho0
lique. Así, él seleccionó los textos de los cardenales Antonelli y
Fornari, de Menéndez Pelayo y de Donoso Cortés, publicados en
los núms. 2, 3, 8, 11 y 12; nos
suministró la
pastoral del obispo
de Diamantina
(Brasil), Msr.

Geraldo de
Proen,a Sigaud,
sobre
el comunismo, su acción re\Tolucionaria, sus errores y los conse-­
cuentes deberes de los católicos, que ocupó casi totalmente el nú­
mero 9-1 O, del cual se hizo una tirada especial; la pastoral del
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Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
cardenal Siri: Ortodoxia-Concesiones-Compromisos (núm. 17); el
discurso de Vázquez de Mella:
El traba¡o, del que se publicaron
algunos extractos en el número 22; las clarividentes y previsoras
cartas pastorales que, en 1952 y 1953, había publicado el enton-. ces obsipo de Astorga, doctor Jesús Mérida Pérez, de las que se
recogieron los fragmentos más interesantes, en el número
46, con
el título:
La restauración cristiana de la cultura, y, en el núme­
ro 49:
La Iglesia y la cultura profana; el discurso de Ramiro de
Maeztu:
El sentido del hombre en los pueblos hispánicos, pu­
blicado en el número 173-174, etc.
En especial, no puedo dejar de referirme
al libro

del escritor
y
académico francés

Jules Lema!tre:
Jean Jacques Rousseau. En
una de las diarias visitas que me hada Eugenio cuando, en febre­
ro de 1980, me estaba
recuperando en

la Clínica de la Concepción,
de
mi operación de resección de estómago, me regaló un ejemplar
de la
46 edición de esa obra. De común acuerdo, seleccionamos
de ella
los epígrafes

dedicados a
El discurso sobre la desigualdad
y El «contrato social» del ginebrino, para publicarlos en VERBO,
donde

aparecen en el número 183-184, precedidos de una intro­
duoción,
titulada Jean Jacques Rousseau estudiado por fules Le­
maítre.
Esta introduoción no lleva firma, pero la hicimos parte él
y
parte yo, sin que ya pueda precisar
fo que es del uno y del otro.
V. El significado de la labor realizada en Speiro
Eugenio decía a menudo, y lo proclamó públicamente en las
palabras que pronunció en Majadahonda
ptesirliendo la
sesión de
clausura de nuestra
XV Reunión, .que él continuaba entre los ami­
gos de la Ciudad Católica, en Speiro, la labor que había realizado
en Acción Española.
Me consta que ésta afirmación no sentó bien a algunos amigos
por un mal entendido de sus palabras. Eugenio no quiso significar
que nuestra obra actual fuere continuación de la realizada por
Ac­
ción Española, ni siquiera ,que él propugnara exactamente lo mis­
mo en una y otra tarea. No quiso significar sino sencillamente que
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Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
continuaba su labor de formación doctrinal conforme al derecho
público
cristiano. Pero
el ámbito específico de Ja labor de estudio
y enseñanza d.esarrollado en una y otra no -era, ni es, exactamente
el mismo.
Eugenio era un hombre de aoción, con mucho sentido práctico
y dotado de gran claridad de ideas. Dos reglas
eran especialmente
esclarecedoras para él: «Las ideas gobiernan a los pueblos» y
«Los pueblos son lo que quieren sus gobernantes».
Pues bien, en Acción Español~ se orientó específicamente a
lograr, con
la mayor eficacia de la segunda, un medio más eficaz
para conseguir

una buena
· aplicación
de
· 1a primera.

Aunque en
Acción Española no se entraba en la discusión de cuestiones
dinásticas
-y por eso en ella. pudieron colaborar alfonsinos y
carlistas-, defendía un tipo de monarquía, considerándolo cómo
el gobierno óptimo: la monarquía tradicional; es decir, ni ·abso­
luta

ni democrática;
ni cesarismo ni república coronada.
En cambio,
la tarea de Speiro Eugenio la contemplaba más
primordialmente a través de la frase:
«Las ideas gobiernan a los
pueblos»,
y de su corolario, formulado por Le Play: «El error,
más que el vicio, es quien pierde a las naciones». Hay que ell.señar
la verdad y mostrar, allí donde estén, los errores que pierden a
los pueblos. En los años sesenta comprendió --como en Francia
nuestros amigos-- que era imposible restaurar aquí una
.monar­
quía

tradicional desde arriba. En esa perspectiva,
y ante la cre­
ciente masificación, lo más preciso
eia · divulgar

la verdad política
y social a través de élites, a todos los niveles, que es acuciante
formar para restaurar la

sociedad desde sus raíces. Es preciso sa­
ber cómo ésta

debe ser .reconstruida y desde qué bases. Por eso,
la labor de Speiro, la divulgada en VERBO, es - contraportada
·de cada número-'-de formación clvíca y de acción
cultural,

según el derecho
natural y cristiano; y su divisa es el
texto de San.Pío X, que repite 1á primera contraportadillá: «la
civilización no

está por
inventar, ni

la nueva
ciudad por

construir
en las nubes. Ha existido; existe, es
la civilización cristiana,

es la
ciudad católica.

No se trata más que de
instaurarla ·y restaurarla
sin cesar, sobre sus fundamentos naturales y divinos, contra los
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Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
ataques siempre nuevos de la utop!a malsana de la revolución y
de
la impiedad, "omnia instaurare in Christo"».
Ese or.den socil!I, dijo Pío XII, al conmemorar el 1 de junio
de 1941
el cincuentenario

de la
Rerum novarum (La solemnitlt, 4),
debe
concordarse «con el orden inimitable que Dios Creador y
Redentor ha manifestado por inedia del derecho natura/y la reve­
lación: doble manifestación
a que
León XIII se
refiere en
su
enciclica. Y con
razón, porque

las enseñanzas del derecho
natural
y las verdades de la Revelación se derivan, por diversos caminos,
como dos arroyos. de aguas no contrarias, sino acordes, de la mis­
ma fuente divina». De esa fuente, y tomándola de ambos arroyos,
el magisterio

ordinario
de los papas nos
da de beber la doctrina
social y
pc;lírica de la Iglesfa.
Muobas

veces, con Eugenio, habíamos repasado este texto.
En él veíamos
la misión del hombre en este mundo. Jean Ousset,
en
la II jY.11'1:e de los Fundamentos de la pol!tica, nos. recordaba
lo que somos y
cuál es

nuestra misión en este mundo,
paralela­
mente "1 principio y fundamento recor.d_ado en los E¡ercicios es­
pirituales
de San Ignacio de Loyola; Después, nuestro maestro
Sciacca y los padres dominicos Victorino Rodríguez y Abelardo
Lobato, nos han
~echo profundizar en la realidad del hombre.
La familia de Jean Marie Vaissil:re (seudónimo de Ousset),
El traba¡o, de Ousset y Creuzet: los Cuerpos intermedios, de este
último,
E/ campesinado, etc., fueron los primeros textos de los
que
partimos para

la tarea que hemos venido prosiguiendo, am­
pliando y profundizando.
Los principios sociales de solidaridad y de subsidiaridad -a
éste le dedicaríamos más tarde nuestra XIX Reunión, cuyas actas
están recogidas en
nn· volumen-; el problema

de la
libertad y la
autoridad -partimos de
Le couple liberté-autorité y 1é dedicamos
la XIII Reunión: Poder y libertad-, y, tras ellos; el liberalismo,
la democracia moderna, el marxisma'leninismo -también acerca
de
esté temá
nos· guiaron los
libros de
Jean
Ousset, primero;
y
el de Marce! Clement, después-han sido puntos cruciales para
la temática de la otgani!lación social y política que·bemos estudia-
1205
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
do. En cambio, no nos hemos dedicado a defender ninguna de
las formas de gobierno. Juan XXIII,
en Pacem in terr/s, nos ratificaría los límites
lícitos

de
la democracia al distinguir, de una parte, «la libertad
de elegir las personas investidas con la
misión de

ejercitarla
[la
autoridad), as/ como la de determinar las formas de gobierno y
los ámbitos y métodos según los cuales la autoridad se ha de ejer­
citar»,
y, de otra, que «no puede ser aceptada como verdadera po­
sición doctrinol

la de
aquellos que
erigen la voluntad de cada
hombre en particular o de ciertas sociedades como fuente primera
y única de donde brotan derechos y deberes y de donde provenga
tanto la obligatoriedad de las constituciones como la autoridad
de los poderes públicos».
Con esta ·salvedad, existe un abanico de posibilidades teóricas
cuya licitud muestran reiteradamente textos pontificios. Así: León
XIII,
en Immortale Dei, eiopuso: «La elección de una u otra
forma
palitica es

posible
y licita, con tal que esta forma garantice
eficazmente el

bien común
y la utilidad de todos»; y en la Li­
bertas
reiteró: «r.a Iglesia no condena forma alguna de gobierno,
con· tal que sea apta por
si misma partJ. la
utilidad de los ciuda­
danos, Pero
exige, de

acuerdo con la
naturaleza, que cl/lÍa una
de
esas formas
quede establecida

sin lesionar a
nadie, y, sobre todo,
respetando integramente los derechos de la Iglesia».
Y San Pío X,
en Notre charge apostolique, reiteraba lo dicho por León XIII
en
Diuturnum Illud, que «salvando la justicia, no está prohibida
a los pueblos la adopci6n de
aquel sistema
que sea más apto
y con­
veniente a

su manera de ser
y a 'las instituciones y costumbres de
sus mayores».
En esta misma línea se halla fa distinción que Santo Tomás
de Aquino --citado en
fas dos

últimas encíclicas mencionadas--,
en su
S. Th., 1"-II"', 105, 1, resp. y ad 2, formula entre las tres
formas
rectas de

gobierno
y sus respectivas desviaciones. Si bien
el Aquinatense estimó óptimo el régimen que fuera combina­
ción de monarquía,
aristocracia y democracia ( en el sentido del
«gobierno gótico», que se daba en su
tiempo y que se hallaba en­
tonces en mnohas ciudades italianas próximas).
1206
Fundaci\363n Speiro

EUGENIO VEGAS Y LA CIUDAD CATOLICA
La aptitud para el bien común y la adecuaci6n a las institu­
ciones y costumbres son un dato que debe valorarse en concreto,
en

cada caso, para
la determinación, en el respectivo Estarlo, de
cuál
es su mejor régimen
político pos;ble en carla período

de su
historia. Aunque, te6ricamente, un régimen sea racionalmente
me­
jot

que orro. Eugenio, en sus
tiempos de Acción Es.pañola estim6 vital,
acuciante y decisivo examinar y despejar el dilema monarquía-re­
pública;
y defender la opci6n por la monarquía tradicional .-ni
absoluta ni democrática-. Cuando se volc6 a trabajar por una Ciu,
dad Católica estimaba que era más necesario y acuciante -<:omo
sigue

siéndolo -el
estudio y la difusión de los priricipíos y bases
del buen orden
social y político, conforme al orden .natural, a las
enseñanzas de

la
historia, la
experiencia
y a la doctrina, de la
Iglesia.
Sin utopías,

sino con realismo, en la
api;<;ciaci6n de
aquello
que es
asequible a

unos gtupos de hombres
de buena
voluntad,
carentes de todo poder político;
y estando seguro de que resul­
taría inútil y quizás contraproducente la conquista ocasional de
tal poder por quienes no se hallen
bien pertrecharlos de

esa doc­
trina, más aún en unos riempos en los
c:uales se

han perdido las
costumbres tradicionales
y en los que predominan las ideas más
insensatas
y los errores más corruptores. ·
Por

eso, se
consagro a
sembrar, como
Speiro significa. A no-­
sotros, y en especial a los que .son j6venes, nos corresponde con­
tinuar

esa siembra
y realizar la tarea de labrar la tierra, prepa­
rarla para que la siembra
fructifique y sea fecunda.
Desde arriba, junto al Señor, Eugenio velará por nosotros
para que le seamos fieles en esa
labor. ·
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