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Número 245-246

Serie XXV

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Apuntes sobre los Movimientos Católicos juveniles en la Cataluña de 1936-1939

APUNTES SOBRE MOVIMIENTOS CATOLICOS
JUVENILES EN LA CATALURA DE 1936-1939
l. Introducción.
POR
JOSÉ MAiúA l'IÑOL AGUADÉ
«Le tem.ps s'en va, le temps s'en va Madame;
Las, .le -temps non, mais nous nous en allons
Et tot serons étendus sut la iame ... >.
(RoNSARD: Sonet a Marie)
Cuando en mis ocios de jubilado paso frente al edificio 11-13
de
la cénttica calle de Santa Ana
.de Barcelona y veo, en su piso
primero, banderas
y r6tulos del comunista PSUC no puedo evi­
. tar un esttemecimiento, el mismo que ya sentí en julio de 1936
cuando
el propio local fue asaltado y ocupado por una institu­
ci6n similar. Allí radicaba la sede principal de
la «Federacio de
Joves Cristians de Catalunya», organizaci6n en
la que, no s6lo
materialmente, sino muy afectivamente, estuve vinculado durante
un ttecho de mi juventud;
el escenario de una etapa de intensa
lucha, fuente de perennes amistades,
. que
en mi mente
perma­
nece casi actual.-
Muchos de aquellos compañ.eros fueron héroes, mártires o
simplemente caídos. Pero ahora, como ha dicho
el P. Cué, son
·simples muertos, _ muertos en el error, inútiles, en voces hasta
eclesiásticas. Casi que ni los propios amigos les conceden la
honra de· un modesto velatorio con cuatto cirios, Su recuerdo
se elude
y desprecia, profanándose las lápidas conmemorativas o
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JOSE MARIA PIROL AGUADE
cruces que los glorificaban. Un espectáculo, ejemplo de la mayor de las
villanías, a
cargo no exclusivamente de elementos rojos o
filo-izquierdistas. Indirectamente, dentro de
mi~ posibilidades,

he procurado se
enalteciera su memoria, pues
lo esencial de los ideales de héroes
y mártires palpita vigorosamente en mi corazón. Como creo que
los efectos ban sido escasos, me decido a escribir unas páginas
con estructura
básica autobiográfica,

por lo que
ofrezco mis
dis­
culpas, completada con
·lecturas posteriores.

Sin duda, mis
re­
cuerdos son susceptibles de error; el · tiempo amarillea muchas
hojas; otras se pierden en
la lontananza, o, aún sin existir, ad­
quieren vida en nuestra
mente, Por
ello estas
páginas no. pre­
tenden

ser una historia
e,;:acta, sino
una contribución, un home­
naje a los que
Íll71l!º acreedores de ello en alto grado. Si en al­
guna.
forma, aun

parcial, consigo el objetivo, estimaré cumplido
un deber ineludible.
Podrá decirse

que muchos fueron mártires más por su con­
dición política, o por causas personales, que por motivos religio­
sos. Pero esto
serán sólo excepciones. Los

que ofrendaron su
vida en los frentes, los que padecieron martirio y muerte, o su­
frieron horrendos sufrimientos en aquellos campos de trabajo
que
. ostentaban

el
burocrático título
de
«Servicios correccionales
de
'la Generalidad

de Catalufia», o en batallones disciplinarios,
lo fueron por sus ideald, aún retnotÓs, pues en algunos supues­
tos se

trataba de
agnósticos sacrificados, como

expresó Una­
muno, en aras
_a la civilización occidental que, al decir de Ma­
diran, la de todas las producidas en · la historia, con sus inmen­
sos defectos humanos, es la que menos se aleja o mejor realiza
las directrices del cristianismo. También ellos pueden
incluirse
en

las filas de los que se opusieron al bando que pretendía el
exterminio de
la Iglesia católica, según reza la Carta Colectiva
Episcopal
tan célebre.
Poco importa que
la Iglesia, en uso de funciones discrecio­
nales
y no dogmáticas, no se baya apresurado a elevarlos a los
altares,
autorizando su pública veneración. Siempre se ha
mos­
trado

remisa
· en reconocer virtudes
a las
víctimas de
luchas con
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MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATAWNA
acento religioso, sin que por .ello pierdan su condición de már­
tires. Bastaría recordar la
pre-cruzada .de Barbastro (

1); la re­
conquista española;
las Ordenes Militares y las . Cruzadas; el
genocidio moderno de
La V endée, con sus 600 .000 víctimas en
sólo
represión,
aparte los que· en
plena Revolución francesa pre­
firieron ofrecet su cuello a
la guillotina a renegar de su Dios y
de su rey (2); los que lucharon y murieton, procedentes incluso
de remotos países, en defensa del poder
temporal ponJ:ificio (3);
la Cristiada mejicana de 1926-29 que aún chorrea. sangre des­
preciada
por parte de la jerarquía ( 4 ), o el reciente intento de
exterminio de
los cristianos en el Líbano del que sólo escasas
y
deformes noticias han llegado a España.
Cuando hoy contemplamos
la decapitación del constantinis­
mo, fórmula exaltada durante siglos que coordinaba la actuación
de dos poderes hacia el destino ultratetreno del hombre
y ad­
vettimos la descqmposición
ideoló¡¡ica; la

entrega de
la ense­
ñanza, como si
fueta algo

adjetivo o neutral o como incluso.
la
ejercida por reli¡¡iosos sociocomunistas, sólo puede producir sifilí­
ticos espirituales; nuestra poca representación en la prensa y la
carencia de voluntad de poseet exclusivos medios audio-visuales,
(1) El tema, sobre todo en relaci6n a Barbastro, ha sido tratado. más
por los_ historiadores árabes que por los cristianos. Alejandro II predicó la
Guerra Santai concediendo remisión de pecados a los que luchasen contra
los musúlmanes que amenazaban ocupar las partes liberadas de Arl!gÓn y
Navarra.
Tropas pontlllcias, capitaneadas por el gonfaloniero Guillettll<>. de
Montreuil y entre las que militaban las del Obispo Avito. los Condes
de Urgd, Poitiers, el Bar6n Robert Crispin y otros_ muchos, acudieron a
la llamada y ocuparon Barbastro, probablemente, en 1064. Reconquistada
por los árabes, el mismo Pontífice' ptepá.ró otra expedición cOil __ el nombte
de Cruzada, que encargó al Batón de·· Champagne, · prometiendo dar en
feudo las tientas conquistadas por los nobles participa'lltes. El fallecimiento
del Pontlfice motivó· el fracaso de esta expedición.
(2) En la Catedral de Puy-de-Délme puéde verse aún la relación de
eclesiásticos guillotinados en la plaza del pueblo por
tales ideales.
(3) Hay una emotiva relación de nómbres de canadienses en la Ca­
tedral de Montreal.
(4). Amplia bibliogralla en los diversos artículos sobre el tema pu­
blicados por Hugues
Keraly, en Itinéraires} 1981:
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]OSE MARIA Pil'/OL AGUADE
de tan considerable influencia en nuestra sociedad; de cómo mu­
chos de nuestros sacerdotes se avergüenzan de su condición e ideales, reconociendo los
del enemigo, ·nos damos cuenta de
cuán lógica es la descristianización de este mundo en el que lo
religioso apenas cuenta.
Pero

frente a
la amargura de vivir como un exiliado en su
propia patria hay que
lucha.r· para

que en
la lontananza _empiece
otro siglo cultural; mantener la esperanza en la desesperanza.
Integrar

aquellas élites que son las que
transforman las civili­
zaciones.

Muy modestamente, es
el propósito de estas líneas.
II. Preliminares.
En los afios 1930-31 residía en Puigcerdá (Gerona), en la
raya fronteriza donde,
rpor libre,
preparaba mi primer curso de
carrera aunque, para
mantenerme en linea, acudía de

vez en
cuando
a la

Universidad de Barcelona en
la que reinaba la FUE
y en cuyos claustros pontificaban Sbert y mi pariente Jorge
Pi­
ño!, . convertido en héroe por haber sido brevemente encarcela­
do tras arrojar el retrato de Alfonso XIII, obrante en
el Pa­
raninfo, a la calle, donde fue quemado. No obstanté ya trabé conocimiento con reducidos grupos
de
compañeros cuyos ideales, esencialmente, eran los mios. Les mo­
tejaban «els pagesos~, pues

casi todos eran de zonas
norteñas,
ya

que, con sus notables excepciones, los de tierra baja
eran iZ<­
quierdistas. La proclamación de la República produjo en mi pueblo
el
aturdimiento, estupor y acobardamiento general. La población,
aún dividida
~ dos bandos, no podía considerarse zona de am­
biente · rojo aunque, a similitud de
las vecinas poblaciones

fran­
cesas, la práctica
religiosa era

muy
limitada, sobre
todo en los
varones.
Un día del verano de 1931 se nos anunció la llegada de un
propagandista
católico de Barcelona eón destino a
1a juventud
masculina. Dado el ambiente, aquello fue como agua de mayo,
aunque con mucha dificultad pudimos reunir una decena de jó-
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MOVIMIENTOS CATOUCOS JUVENILES EN CATALURA
venes para atenderle. El ángel resultó ser Andrés Miiíarro, un
estudiante murciano, recién instalado en Cataluña, pero con un
ardor apostólico tan extraordinario que después de discurseat,
dialogar y mostrarnos abundante propaganda de
la FJC, acorda­
mos
la inmediata constitución de un Grupo, remitiendo a )a
Central el oportuno telegrama. Como
la FJC no estaba, todavía,
plenamente legalizada, sólo se nos pudo reservar, para el futu­
ro,· el número
2.
Actuó constantemente de Presidente un gtan amigo, com­
pañero de largos paseos, Ramón- Noguera, que con su «savoir faire» y perseverancia consiguió
la subsistencia del mismo y hasta
un cierto desarrollo.
Creo que pasamos del medio centenar en­
tre jóvenes y «avantguardistes»; hubo
algún representante en
pueblos vecinos y basta en Bellver se constituyó, por_ escasos miembros _y moderada actuación -el ambiente era
mucho peor-,
otro

Grupo. Nos reuníamos semanalmente
en una habitación,
con entrada independiente, que nos facilitó
la señora Viuda Del­
cor, dos de cuyos hijos estaban en nuestras filas, y posterior­
mente alquilamos un piso en
la Plaza Mayor, en cuyo exterior
se colocó un artístico rótulo obra del pintor Viladomat, agnós­
tico y
mártir por
esta causa, y hasta s.e bendijo una bandera
que amadrinó nuestra protectora,
señqra_ Delcor.

Como otras
fue
obra_ de

la Mercería Bonet, de
la Vía Layetana. Como la
encargué y pagué yo, que residía
en Barcelona, recuerdo que
su importe fue de
175 pesetas. También -la imprenta. Tobella
nos imprimió unos
artísticos recordatorios en los que se leía
«Georgius proChristo certavit usque ad
mortero». Lamenté
no
poder asistir
al acto.
Con motivo de los sucesos de octubre de 1934, el ambiente
de mi pueblo se enrareció. Recuerdo, entre otros, un desfile
por
la calle Mayor. con un_ ataúd en el que se bailaba pintado el
nombre del Secretario del Ayuntamienlo (5). · Aquellos aconte-
(5) Fue' asesinado;_ con otros 20, la noche del 9 .al 10 d_e -septiembre
de 1936. Debe leerse la estremecedora narraci6n de uno de los supervi­
vientes: ««Vint-i-cinc anys de vida Puigcerdanesa», de JAIME BRAGULAT,
pr6logo. -Antes de esta fecha, en aquella población, que en invierno· con:-
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]OSE MARIA PINOL AGUADE
cimientos no presagiaban nadA bueno. En la primavera de 1935
mi familia pas6 a residir a Reus.
m. · Barcelona. FJC.
Mi segundo curso, 31-32, discurrió en Barcelona. Al llegar
ya entré en contacto con los
elementos de

la FJC; conocí
al
inolvidable doctor Bonet, enviado de Dios en momentos di­
ficilísimos, al Presidente, financiero y mecenas vocacional, Millet,
al encantador
Ruiz..Hebrard, al

entonces ya candidato a santo,
Pedro Tarrés, a Casassas, Rof, Nada! Rodó, creador y primer
director de la
revista Flama y como «rara avis» del Obispado
de Urge! participé, como orador, en el acto inaugural de
la
FJC celebrado en el citado local de la calle Santa Ana, en el
que hasta hubo un espontáneo; el que fue
mi gtan amigo Cru­
zate (6).

La fecha inaugural: 22 de noviembre de 1931.
Muchas de

las citadas personalidades son ya conocidas, pero
a los lectores de estas
líneas de runbitos lejanos

a Cataluña aca­
so no
fos sea

noticia
la. figura del. doctor Bonet y, por ello, me
limito a indicar que era un sacerdote y Licenciado en
Filosofía
que,

en
Montserrat, en
1930, concibió la organización de una
gran obra para la juventud catalana, paralela a las existentes
en otros

países de Europa, que recorrió, deteniéndose. amplia­
mente en Bélgica. Desde 1929 aparecia en Barcelona un diario democristiano-catalanista,
«El Matí», en

el que, a partir del 1
taba unos 2.500 habitantes, ya se hablan producido muchos asesinatos. Una
lápida con sus· nombres figura en el campanario, única parte stlbsistente,
de la que fue magnifica Iglesia ,Medieval de Santa María, pero ya en el
-1número -de abril-mayo de 1986 de la revista Rufaca, editada por unos lla­
mados «A.mies de~ Cerdanya», publica una fotografía-denuncia solicitando
su desaparición.
(6) Ejerció de "abogado· en Matar6, donde residió varios afios. Uno
de sus hermanos, eón. otros de Matar6, mU!i6 en el Campo de Trabajo de
Oa-riana. Otro pasó a· Z<>na nacional y es el -aviador que se cita repetida­
mente ·en la obra de VADILLO, Ultima balada de liJ División Azul, rcclen•
temente publicada. Su hermana es la madre del actilal Ministro de In­
dustria.
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MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATAWRA
de enero de 19 31, el doctor Bonet empezó a publicar una serie
de 20 artículos dedicados al tema antes indicado. Se recopila­
ron
posteriormente en

un
voluml'° (7)
que
alcaru<ó una conside,
rabie

difusión.
Al inaugurarse la FJC constaba de unos 20 Grupos con dos
o tres
millares de

asociados que, según cifras
publicadas, alcanzó
en

1936 las de 576 Grupos y 18.006 miembros. Además de
Flama editó un interesantísimo, casi ejemplar, Boletín de diri­
gentes
y hubo otras publicaciones de ámbito comarcal o local.
Su influencia en
el ambiente de Cataluña creció vertiginosamen­
te. Se estructuraron cursillos de diversas
· materias teligiosas y
sociales

y una
eficaclsima Escuela
de Oratoria,
constatándose los
magníficos resultados

de la propaganda oral
. en
los infinitos actos
celebrados. Algunos oradores, como
Ruiz-Hebrard eran

de gran
categoría. Pudo disponerse de un amplísimo equipo en
'el que,
en quinta fila,
figuré temporalmente.
Se iniciaron secciones especializadas, tipo belga. Creo que
la Juventud Independiente quedó a cargo de
Puig Quintana, jo­
ven y
excelente abogado

de
Igúalada; el

alma de las agrícolas
(JAC) fue Solé Cara!t, al que me referiré ampliamente; la de
los obreros (JOC), con los hermanos Artés, asesinados con su
padre a los pocos
días de

iniciarse
el Alzamiento, lo propio que
mi gran amigo
Marlet, que

encabezó la de los empleados (JEC).
En cambio fue muy difícil
1a universitaria (JUC), para no interfe­
rirse en
la lucha que llevaba con gran energía la «Federación
Catalana de Estudiantes
Católicos,. que
detallaré dentro de poco.
Se celebraron varios congresos, asambleas e infinidad de actos
públicos, y pese a los ataques que en alguno de ellos se produ­
jeron, precedidos ocasionalmente de distnbuci6n de folletos, la obra
marchó con

plena solidez y efectividad. De ella salieron,
antes y después de la guerra, gran número de seminaristas y, sobre todo, hombres de inconmovibles
principios religiosos.
La

FJC no
era pol!tica.
En ella militaban sin fricciones tra­
dicionalistas y catalanistas y hasta bastantes independientes. No
(7) Un viatge de -cara als ;oves, Ed. Subirana, Barcelona, 1931.
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]OSE MARIA PifWL AGUADE
obstante adoptó el tono de la absoluta catalanidad por estimar­
la,

con bastante razón (8),
sentimiento general
del pueblo.
Des­
taca

Vilarrubias (9) que entre su ideario figuraba un punto: «Si
sueñas con una patria noble, rica y fuerte, una patria espejo y
envidia de otros pueblos, ven a
la FJC». Tal vez era una sim­
¡,le

fórmula propagandística, pero lo cierto es que en este orden
contenía ya

una
definicl6n de lo que ha sido una constante his­
t6rica de la Iglesia en Cataluña que no se ha valorado suficien­
temente.

El intento de
· autonomizar y aun desgajar la Acción
Católica y aún
la Iglesia de Cataluña de la del resto de España.
La

FJC consigui6 únicamente en la Di6cesis de Gerona
ser re­
conocida
como

la Juventud. de ·Acción Cat6lica Masculina, pero
cont6 con inmensas
simpatfas en

las
restantes jerarqwas
de la
entonces región. En el aspecto concreto, muchos de sus miembros eran
lec­
·tores
de

«El Matl»; bastantes,
entre ellos
el Presidente Millet,
militaban, aunque
no activamente,

en la
« Unió Democrática de
Cátaluña», de acento muy catalanista. No obstante, Millet y
Ta­
rrés
rehusaron

una oferta de integrar
· una

candidatura parlamen­
taria de

unión
de derechas. No se produjo ningún roce político
entre sus
miembros pese
a que
la uniformidad no era absoluta.
IV. La Universidad.
Sin abandonar mis actividades en la FJC lile vi absorbido en
la vida
t¡niversitaria, campo

constante de tormentas en un mar,
ya
de natural, nada pacífico. Y a he indicado c6mo en · ella pre­
ponderaban

los izquierdistas clasificables en catalanistas, sepa-
(8) En aquella época era excepcional hallar un monárquico alfon­
sino. Los· españolistas .SCOstum.b:tában a proceder de antiguas familias le­
rrouxistas.
Y aunque la población ·de -imnigrantes--era ya importantísima,
no --había alcanzado el enorme volumen actual, casi mayoritario.
(9) Fl!úo A. VILLARR!IBLIS, Cataluña traicionada, Barcelona, 1976,
Editorial Religión y. Patria. Es obra de considerable interés para enjuiciar
los problemas político-religiosos de Cataluña. Casi ineludible.
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MOVIMIENTOS CATOUCOS JUVENILES EN CATALUNA
ratistas, socialistas; ·comunistas, lenouxistas y .hasta algún ejem­
plar anarquista o simple intelectualoide. En el otro bando mili­ tábamos
catalanistas, carlistas,

independientes, algún lerrouxista
o monárquico-alfonsino. Había recios e inconmovibles elemen­
tos: los ejercitantes y, con
algún relajado, los de la Congrega­
ción Mariana (10).
La «Federació Catalana d'Estudianta Ca­
tólics» agrupaba a todos los últimos y estaba subdividida en
asociaciones por Facultades o Escuelas especiales y, con lazos
firmes, incorporada a la Confederación Española que, en
mis
tiempos, presidía Pedro Gamero del Castillo.
'La dinámica de las circunstancias hacía que las diferencias
políticas carecieran

de relieve. Un impottante papel jugaron al­
gunos nacionalistas vascos ( ahora leo que el hijo de uno de ellos
es etarra). Sin negligencia del aspecto religioso, las
a!'tividade.s
fueron

de enfrentamiento contra la FUE, mientras existió, y con­
tra el anti-catolicismo de moda. Pese a haber figurado
.en el

Con­
sejo Federal no llegué a conocer al Consiliario, el sabio. P. Ig­
nacio Casanovas, en su día mártir.
En nuestros cuadros figuraban valiosísimos elementos: pare­
cía que inteligencia y· valor temerario eran virtudes inseparables.
Nos
reuníamos, con
independencia de jerarquías, constantemente,
grupos
de militantes en cualquier parte, incluso cafés o billares,
en

más o menos fantasiosos proyectos de estrategias de defensa
y ataque. De allí salió el primer acto de afirmación católica. de
Barcelona, en local público, con
el que se perdió el miedo gene­
ral (11).
En julio de 1932 y durante e1 mes, convocados por el Con­
sejo Confedera!, nos reunimos en el Colegio Cántabro de Santan-
(10) Su director, el P. Vergés, de integridad y energía excepcionales,
consiguió una obra poderosísima. _
(11) El acto es citado err6neainente, con referencia a Nualart, por el
monje montserratino RoMUAi:.n DfAz, Pere Tarrés, testimoni de fe, Eclicio­
nes Abadía de Montsettot, 1983. Cierto que en el acto se lanz6 propagan­
da
de la FJC y de alguna otra organización de ideario pr6ximo, pero se
-celebró en 19}2, no. en 1931, en el Teatro Bosque, de Gracia. Entte otros -
actuaron
Pildairi y Aguirre.
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JOSE MARIA PifWL AGUADE
der representantes de las diversas Federaciones españolas con la
aparente finalidad de asistir a un cursillo en el que entre otros
profesores
figuraba Fray
Justo Pérez de Urbe!, pero el objetivo
real era el análisis
de· la lucha

y la posibilidad de apoderarnos de
la FUE, sus. locales, subvendones y estructuras.
De Catalufia
fuimos· el Presidente, Enrique Freixa Pedrals, posteriormente Catedrático de Ingeniería de gran predicamento,
el que fue
eminente doctor Nada! Baixeras y el autor de estas líneas. Allí
se decidió introducirnos masivamente en las
filas de la FUE, con­
quistar . las

directivas y cambiar el rumho, pero, tal
fin, sólo se
logró en Barcelona. El cursillo fue utilísimo (12).
La victoria en Barcelona se
consiguió, previo

un
_J!studio de-­
talladlsimo,
a

base de una alianza
secreta con

los diversos
elemen- ·
t<\s'catalanistas.
Allí jugó un papel primordial el que la FUE ·~·
taba

enlazada con las restantes orgauizaciones españolas de la
propia
índole; El

tema es muy similar al enunciado anteriormente
en
relación con

la Iglesia de Cataluña.
En estos pactos se con­
cluyó la directriz de ingreso en masa en la FUE; ante las inmi­
nentes elecciones; que nuestros candidatos serían totalmente ca­
talanistas,

aparte de
simpáricos y aptos para la lucha y que, de
vencer, nuestras asociacion~s se separarían de la FUE . constitu­
yendo una exclusiva Federación Catalana.
La
primeta batalla,
muy reñida, fue la de Derecho. Hubo
gran cantidad de propaganda, pero nuestra preparación
subte­
rránea,

con excelentes candidatos, organización y selección para
las mesas

electorales de elementos dispuestos a todo, consiguió
copar todos los cursos. Mi gran amigo
Joaquín Viola

se enfrentó
al más destacado elemento de la FUE y le venció por escaso
mar-
(12) Muchos de los asistentes fueron personalidades relevantes: PraC
dera, Balbín, R. Villanueva... Hubo muchas anécdotas. Cuento, simple-­
mente, que para evitar la enojosa censura que de nuestra_ correspondencia
d~tuaba .d Superior del colegio, nuestro Presidente Freixa, mandó le
.remitieran una postal con el siguiente texto: «Querido e inolvidable En­
rique: ¡Qué triste es Caspe. sin ti!_ Cuántas_ cosas te diría si no me hubie­
ras advertido que nuestra correspondencia pasa por -la censu,:a.: .».
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MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATAWNA
gen. Fue Alcalde de Barcelona y en 1978 murió asesinado con su esposa por unos terroristas. Otras facultades fu_eron fáciles, como Farmacia y Ciencias.
En otras, las luchas
fueron más

difíciles y sólo
alcanzamos ma­
yoría y

aun a costa de increíbles esfuerzos y actuaciones muy
discutibles ( 13 ). Pero
culminada la victoria y evitando la celebra­
ción de un masivo y escandaloso «Gran vermut de satisfacción
popular por
la defunción de la FUE», nuestras asociaciones se
dieron de baja de
la «españolista» FUE y se constituyó la «Fede­
rado Nacional

d'Estudiants
de. Catalunya»

en la que la de los
católicos tuvo poderosísima influencia. La Universidad dio un
vertiginoso cambio de rumbo y ello se mantuvo hasta que apare­
cieron las JAP de Gil Robles y Falange, acontecimientos que ya
no viví.
En julio de 1936 se cruzaron en la escalera de la Federación
de estudiantes católicos los que se llevaban las fichas de afilia­
dos, y los milicianos que iban a asaltar el local.
Sólo se

inter­
cambió un correcto saludo.
(13) Cito como ejemplos: Temiendo que nos perjudicaran los =ce­
sos de escrúpulos de la Junta de la Norm¡u, se les convoc6 el dla de las
elecciones al local socia!l, prácticamente _interior. Y alli permanecieron en­
cerrados y secuestrados casi todo el día ha_$ta el término de las elecciones,
en la que actuaron elementos más adecuados. Al siguiente día la Junta
fue a
denunciarlo al Obispado.

También en Medicina se
recurrieron a ac­
tuaciones no excesivamente ortodoxas -hay que tener· en cuenta cjue ac­
tuábamos
no sólo los católicos, sino
los catalanistas-., ya que la: propagan­
da, dada la amplitud de la golf_erla en la Facultad, se extendió a los más
inctefbles lugares y . creo que hasta ·unas coristas· de -una-revista de. moda
en aquellos tiempos hicieron propaganda electoral en la misma Facultad
a favor nuestro. En uno de los cursos la poderosa influencia del P. Vergés
consigui6 imponer como candidato a Bakells Gorina, · hombre de gran ta·
lento -fue Rector de Salamanca--:-pero escaso ambiente. El oponente ~
mi pariente, Jaime Ant6n Aguadé, de antitéticas cualidades. Estando en
su casa de Valencia, en .época rojá -"-su padre era Ministro-me confes6:
« Yo no me he cargado a _ nadie, pero varias véées he tenido la! tentación
de darle unos sopapos a Balcells. púes estoy seguro de su trampa en las
elecciones» .. De haber existido irregularidades1 indudablemente-Bakells no
llegó a conocerlas.
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JOSE MARIA PifWL AGUADE
V. La guerra. Los inicios.
El curso 34-35 residí en Madrid cursando las asignaturas del
dóctorado. La calidad de
mis compañetos me obligó a dedicarme
al estudio iutensamente y sólo, gracias
a. mis
amistades de San­
tandet, tuve ocasión de asistir
a álgunas

de las sesiones de los
ejemplares Círculos de Estudios de la Asociación Católica
de
Propagandistas, vetdadero Parlamento de alta calidad. El tema
de moda era el corporativismo y las figuras de Salazar y Dollfuss objeto de admiración.
Allí tuve el honor de conocet a Angel
Herrera, Martín-Sánchez Juliá y numetosos diputados de
la CEDA
bastantes de los cuales engrosaron .más
tarde· ]as filas

de márti­
res y a los que pocos recuerdos dedica
Y A, periódico que se
fundó por los grupos más activos de aquéllos' y que en aquel
momento resultó sensacional. El siguiente, 35-36, en
espera de mi iucorporación a filas,
me dediqué a la preparación de la tesis, con estancias en Reus y Barcelona, donde residía el director de las misma y aunque en
Reus enlacé con el Grupo de la FJC, éste era muy reducidó y
poco activo.
Allí predominaba una Congregación Mariana.
El 1 de julio de 1936, con 6 meses de retraso a lo calcula­
do, me iucorporé
al 7 .0 Ligeto de Artillería en San Andrés, casi
en el extremo Norte de Barcelona, frente al Parque de Artille­
ría, que ya liudaba con catnpos.
Mi batería estaba al mando del
Capitán Reinlein y la sublevación del día 19 me pilló en
mi' pen­
sión,

no distante de la Universidad, en el centro· de la ciudad.
Pero a primetas horas de la mañana, al advertirla, me dirigí de
paisano y a pie hasta San Andrés, bastantes kilometros, y, con
muchos sobresaltos, conseguí incorporarme al
cuartel. que

estaba
siendo ya atacado, hacia
las 10

de
la mañana.
Me informaron de los
a~ontecimentos y
del iucidente surgido
en
el patio del Parque de Artilletía, donde se habían concentrado
bastantes paisanos, carlistas del barrio (14). A ellos, antes de
(14) Hay referencias de esta_ concéntración de paisanos en la interew
santísima obra de VILARRUBIAS, El carlismo en el ser de España, Batcc,­
lona, 1975.
696
Fundaci\363n Speiro

MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATALURA
salir con una columna hacia el centro, arengó con palabras soeces
el Capitán Reinlein
y al no contestar los arengados el grito de
« Viva la República», repetido, se separó de ellos al de « Viva la
Mierda», montado

en su caballo y lleno de
arrogancia.
Nuestro

cuartel no sólo quedó cercado, sino
. que

fue
bom­
bardeado por un avión en dos ocasiones. Se instaló una pieza de
artillería,
de la que fui sirviente, en el paseo frente al cuartel,
que disparó varias veces. Creo que casi todos los Jefes y Oficia­
les fueron
asesinados a

excepción de
Reinlein, Sólo conocía per­
son.almente al que estaba de guardia el 19 de julio, Amigó de
Bonet, que veraneaba en Puigcerdá
(15). Al anochecer se izó
bandera

blanca en Coronelía
y junto con algún otro que vestía
de paisano, decidimos hacer los posible
para no

caer prisioneros
de la
Guardia · Civil, a la que tenia que entregarse el cuartel. Y o
pude conseguirlo e ignoro la suerte de los
otros, pues el terco
obligó
a dispersarnos. · Llegué

casi· a las
7 de · la mañana a mi
pensión después de haber contemplado los incendios de varios
conventos

e iglesias en la larga ruta
y las mofas e injurias de
que eran víctimas los religiosos fugitivos. Aún no había empe­
zado el asesinato.
En cuanto funcionaron los ·autobuses· me reintegré
al cuartel
en espera de la efectividad de los licenciamientos anunciados.
Al pasar por la carretera de Sari Andrés contemplaba los restos
del incendio del ,tnobiliario del piso de
Dencás, Jefe
de las Mi­
licias de la Esquerra (16), que fue asaltado por la FAI.
Mi
(15) Su hermano Narciso, portero del «Español», pudo pasar con un
equipo al extranjero y a zona nacional. Otro hermano es el actual Presi·
dente de la Audiencia Territorial de Barcelona.
( 16) Al llegar a Italia se declar6 «fascista• y, efectivamente, de los
partidos de tal índole, de ideología muy difusa, era la «Esquerra» el m•s
pr6ximo a ellos. Una gran parte de sus milicias formaba en la organiza­
ci6n «La Fal-;» y me consta, PQt informes de mi excelente amigo_ s,n:allach,
del que desde mis tiempo.s: escolares no he -tenido otras noticias,-que dudo
sean ciertas las de que era «ttÍgalD.O»-~ las relaciones que hubo ~tre_ los
directivos de «La Fal,;» y un grupo,de _estudiantes más o menos «fascistas»,
no falangistas,. para fundar en Cataluña el «Partido Fascista Catalón», Las
697
Fundaci\363n Speiro

]OSE MARIA PrFIOL AGUADE
cuartel . estaba en manos de la CNT; del mismo salieron los
«Aguiluchos de la FAI» para el frente; una de las máximas
jerarquías era el antiguo cantinero
y nuestra misión, la de los
soldados, se reducía a guardias que se realizaban por parejas en
garitas en
las que

había un colchón. Duraban 24 horas. Las guar­
dias
· se

extendían al vecino Parque de Artillería en el que había
abundante material de guerra que custodiaban milicianos
y los
ya entonces «Guardias Nacionales Republicanos», o sea guardias
· civiles

con gorro con una franja roja. En las garitas del Parque
se
oíah constantemente

los disparos
del. exterior

que recibían
los «paseados». En una ocasión fueron al pie de la misma garita
y me levanté asustado, pero mi compañero me calmó: «no te
preocupes, algún beato».
Ingratas eran, también, las guardias de los detenidos en Bar­
celona, que pasaban horas en un departamento del cuartel, el.
antiguo «Juzgado», hasta que
poi la

noche eran sacados para ser
fusilados en el inmediato cementerio de Monteada o arrojados a los pozos de una próxima fábrica de cemento. Algunos eran
denunciados por sus sirvientas, que quedaban en
el cuartel de
milicianas.
Por
el cuartel

aparecían frecuentemente
grupos de milicia­
nos de la fábrica Hispano-Suiza y las próximas poblaciones de
Santa Coloma o San Adrián en busca de voluntarios
para dar
paseos:

«¿Quién viene.a picar una monja?». En otras ocasiones
también los de las llamadas «columnas de matamuertos». Eran
los reclamados desde pequeñas y distantes poblaciones para lle­
var a efecto ejecuciones de convecinos que consideraban conve­
niente atribuir a elementós forasteros. Ofrecían buenas retribu­
ciones ádemás de excel_entes_ :áctuaclones ga~tronómicas.
reuniones se celebraban en -la trastienda de un bar de la calle Hospital.
Las primeras fueron excelentemente. Pero al _ discutirse los e·statutos y exi-
" gir algunos estudiantes de romanticismo exaltado que no sólo Iós muertos
f~ enterrados con la banderá con la estrella· solitaria, que desaparecie­
ran los rótulos en espafiol y que- fueran .expulsados -de cataluña los Gómez,
Fernández, Rodríguez, et1a., terminaron las reuniones. Varios representan­
tes de
«La ·Fa1c;» ostentaban los· citados -apellidos.
698
Fundaci\363n Speiro

MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATALURA
Pero, en una ocasión, estando en la garita del Parque, durante
la noche.
oítnos gran revuelo
y disparos en el patio central. Al
ser relevados
estában · cubriendo

con tierra
y arena manchas de
sangre:
habían sido

asesinados todos los guardias civiles.· Eran
los primeros días de septiembre. Con tal motivo
y aprovechando que un pariente mío era
Consejero de
Seguridad, con
base en el Gobierno Civil,
fui a
solicitarle otro destino. Ya, en otras ocasiones, le había visitado
acompañando a
mi padre

o solo, reclamando su auxilio
y siem­
pre

nos atendió maravillosamente.
Allí había

tenido ocasión de
conocer a varios jefes de la Guardia Civil
y a los de milicias que
revoloteaban por el Palacio. Cuando, en
la última visita, pre­
gunté por alguno de dichos jefes, con los que había simpati­
zado,
y era de los que realmente derrotaron el Ejército en
Barcelona, se eludió la pública pregunta
y posteriormente se me
informó que · se

había descubierto eran fascistas
y habían sido
liquidados. Mis informes, como indico, son puramente indirectos. En esta última visita mi pariente me dirigió a
la logia ma­
sónica de la calle Mendizábal, uno de cuyos jerarcas. debía ser
Miguel Albert, comisario del Castillo de Montjuich, quien ac­ cedió a mis pretensiones
y pasé de guarnición al mismo. La vida
era cómoda, pues
allí sólo se hacían guardias. Los fusilamientos
los realizaban las patrullas de control (17) que penetraban con
los condenados. Nosotros sólo desfilábamos al grito de «viva
la
República» ante los cadlíveres.
Montjuich

servía de base para los que se incorporaban a
la
Columna

de
la Esquerra, radicada en el frente de Teruel. Amis­
té en una ocasión con un de
Suria, que permaneció varios
días
. allí. Me contó lo desagradable que le había resultado tener que
asesinar, dada su cotldicióll de emp:t'esariO, a su patrón y además
padrino de boda. La víctima, sorprendida, le decía: «¿Y tú vas
a matarme -a ~? ».
( 17) El foso de las ejeeúciones acostumbraba a ser el de Santa Ele­
na. En él habfa un rótulo, creo que recuerdo de un · militar llamado Fer-­
nández Burriel al ·que hubo· que fusilar sentado y atado -a causa de sus
heridas,

que
decía': «En este lugar se hizo justicia a ll°: asesino».
699
Fundaci\363n Speiro

,
]OSE MARIA PINOL AGUADE
Pero no tardó en producirse un incidente que me obligó a
cambiar el destino. Sentí miedo. Corrió la voz de que entre
la
guarnición se había descubierto «un cura» o sea, un perro ra­
bioso. Fue asesinado por la noche, en el exterior del Castillo
y oí contar los detalles, horripilantes, de su martirio. Por los
datos· facilitados

comprobé que había hecho
una de aquellas
guardias de 24
horas con

la víctima. Era algo más joven que
yo, que no
había llegado

a cumplir los 22 años y, por
tanto,
difícilmente
podía

ser sacerdote. _Acaso seminarista y, problable­
mente, sólo un simple creyente. Pensé que podía ocurrirme cualquier
día lo

propio, a pesar
dé la

prudencia
-y

lo curtidos que estábamos. Muchas mañanas,
al bajar de Montjuich, en el Paseo de Miramar, contempla'bamos
las docenas de
dtdáveres de

los que
-habían

sido asesinados du- ·
rante la noche. Muchos
tod;vía tenían la

coronilla bien visible.
En
una ocasión se cruzaron apuestas respecto -a su castración y
se comprobo
la posible veracidad del -hecho. Según Villarru­
bias (
18) los fusilados en Montjuich, en aquel período, pasaron
del millar.
VI. La perseeución.
Ha sido ya muy tratado el tema de
la persecución y devas­
tación
de casi todos los templos (19), de los que sólo alguno,
excepcionalmente, se libró.
La pirámide
de las asesinatos
;ba
descendiendo.

Si se empezó con militares y curas, acabó con
simples burgueses, creyentes o sospechosos. Por ello
ciiío mis
líneas

a la FJC.
(18) Obra citada en la nota 14.
(19) En variás obras consta cómo el Monasterio de Montsérrat, en
el que se hallaba la plana mayor de la FJC el 19 de julio, no fue incen­
~do y volad:, como pretendían los anarquistas que llegaron -con camiones
con bidones de gasolina· y explosivos, -al-coincidir con los--guatdias de la
Generalidad. Contra esta protección clamaron los periódicos «Treball• y
«Solidaridad Obrera», según· se· detalla: en la Historia de la FJC, obra co­
lecriva de la Editorial «Nova Tena•, 1972.
700
Fundaci\363n Speiro

MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATAWJilA
El doctor Bonet (20), Millet, Ruiz Hebrard, Tarrés y un
enorme etcétera estuvieron escondidos más o menos tiempo y
los dos primeros pasaron a zona nacional (21 ). La militancia
si­
guió la ruta de sus mandos. Después
de. los
hechos de mayo de
1~37 la persecución con­
tinuó auuque se acentuaron
los visos

de legalidad. Y
Ruiz He­
brard,

estrechamente
emparentad~ con

algún elemento desta­
cado de la situación vigente publicó, en 1938, una nota de
pro­
testa

contra los bombardeos de los aviones nacionales·,
en. la
que

se proclamaba presidente de
la FJC.
La Iglesia no participó en el
Alzamiento. Como
dice el mon­
je Raguer
(22) los

militares no solicitaron su colaboración
.. Fue
la

Iglesia
la que se les entregó en cuerpo y a!tna y, por ello, re­
conoce la: razón de la afirmación franquista
. de
la Iglesia tan
fa­
vorecida y tan ingrata en la decadencia del franquismo. Tam­
poco los militares usaron inicialmente el
calificativo de Cruza:·
da

(23) e, históricamente, debe considerarse falsa
la afirmación
(20) La cabeza del Dr. Bonet fue puesta a precio, según se consigna
en la :obra citada en la nota anterior.
(21) Millet coincide en Sevilla con la familia que, lo ocultó eo Bar­
celona. El Dr. Bonet, según,_ expresa· SOLÉ CARALT en su impresionante
obra Diá/,ogos con un aldéanó, prologado por l,abadíe .Otermín, Bisbal del
Penedés, 1960, fue visitado
repetidamente por-

dicho
aUtor en-Pamplona,
quien le regala uoa biogtafíá de Mussolini, le presenta al Cardenal Gomá y
al
Abad Marcet y pone de relieve la absoluta coincidencia de. criterios de
los dos
últimos,
(22) HrLARI RAGUER, monje de Montserrat, La Espada y la Cruz,
obra dedicada al Ministro rojo-cat6lko Irujo, Ed. Bruguera, · 1977, que re­
produce en muchas partes su tesis doctoral La UDC i el seu temps, Aba­
día de Montsertat, 1976. Eo la página 155 de la primera de dichas obras
se lee, y Dios se lo perdone, «según todós los indicios fa represi6n de la.
zona nacional fue ·mucho más sangrienta que·Ia de zona roja». Sus_ obras,
con:io las de MAssQT-MUNTANER o CA.ROO no pueden ·menos de recordar los
durísimos calificativos· utlizados por MAURRAS· contra· la peste de los aba­
tes dem.6cratas, francotiradores de la. Iglesia y contra -ella, o los terroris­
tas de la pluma, de STRAuss.
(23) Pari:ce que el calificativo de «Cruzada» se produjo en la carta
pastoral Las dos ciudades, publicada por el Cardenal Pla y Deniel el 1
701
Fundaci\363n Speiro

]OSE MARIA PifWL AGUADE
de Cardó de que «algunos prohombres de la derecha catala­
na, ante el peligro que suponía
para sus
intereses ... , conspira­
ron (me consta) con militares españoles para que barrieran con
cañonazos hitlerianos la República
y la autonomía» (24). Ulti­
mamente
se. ha puntualizado: fueron los católicos, más que la
"Iglesia, los que se sumaron al Alzamiento.
Concretándonos a la FJC
y .presciQdiendo del martirial, su
sede central fue asaltada, transfomada en local comunista. El
papel destinado a
Flama sirvió para que se publicara en los ta-
de octubre de 1935, aunque con mucha_ razón dice de LA CmRVA que
aunqqe revistió la forma de. guerra civil, en realidad fue una cruzada. Hay
que anotar que un sacerdote ultra-catalanista ele Sab~dell, Lms CARRERAS,
publicó en Tou.lose, 1937, una obta: Grandeza cristiana &e España, en la
que se muestra indignado por las
manifestaciones del

Presidente Com-
__panys a

una periodista francesa en
d que justifica los excesos del pueblo
contra lo religioso por. la colaboración; de los sacerdotes en.· el Alzamiento.
(24)
Les duei tradicions, Claret, BB!:Celona, 1977'. Extrafia leer esta
obra y su contenido plagado de amargura y soberbia. Ya ilo puede menos
de sonreir

cualquiera cuando
el prologuista, Sugranyes de 'Franch, dice:
«cuando
un teólogo como Card6 o
un
Cardenal, como Vidal y Barraquer,
dicen que
la guerra no fue una cruzada, le priván de su máxima justifica~
ción».

El
texto, propiamente,
niega todo fundamento a
la unidad nacio­
nal de España, señala que uno de los grandes defectos del integrismo es
su mesianismo
·o ·creencia de la consubstanciabilidad entre la nación espa~
fiola y el catolicismo; c~ifica a }IMÉNEZ CABALLERO de filósofo oficial de
la Falange y _ autor de obras y artículos que sólo contienen literatura epi­
léptica; llama «faiero»--a COMPANYS, clama contra la «Esquerra», contra
los «sapastres» CLEMENCEAU y LLOYD GEORGE. Menos mal que la obra
aparece en
la colección «Els Daus», en la que figuran los nombres de ER­
NESTO CARDENAL, LLms XIRINACHS, LEONARDO BoFF, RoGER GARAUDY;
YvEs CoNGAR •••
Conoc! levemente al Dr .. Catdó durante mi época de colaborador eo
«El Matí», en el «Carnet del Estudiant». Era hombre al_ que consideraba
integro y

prudente. Tuve que asumir de aquella sección, anteriormente
a
cargo
de Enri
una nota contra
la «Nor­
mal» de

la
Generalidad y

sin
censura previa,

con
el título de «Una Nor~
mal,. sí; un harem, no»; pero ·a1 poco tiempo reciW una colaboración es­
pontánea de
Cufff Canadell

con
el que me puse en contacto y rogué me
sustituyera.-Este

último
ha venido dirigiendo durante muchos afias «El
Cruzado Espafiol».
702
Fundaci\363n Speiro

MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATAWNA
lleres incautados «por derecho de conquista» de El Matí. El
periódico del PSUC «Treba», varios periódicos catalanes califi-. caron de «fascistas» a los seguidores de
la FJC y, el de Gero­
na, «Combat», publicó una relación de «farsantes, jesuitas, ca­
nallas de la FJC
y otras personas de la: ciudad a exterminar»,
que concluía con un esperanzador «continuará». Asesinado
el Obispo Irurita, el Vicario por él nombrado
antes de su fusilamiento actuó en la clandestinidad y elogió la
constante colaboración de elementos de
la FJC, alguno de los
cuales fue fusilado en 1938.
VII. La zona nacional.
Muchos fueron los que pasaron a ella, procedente de Ca­
taluña, de los más diversos partidos, incluso izquierdistas.
No era posible, a personas honradas, vivir en aquel ambiente de terror
y hasta destacados Consejeros de la Generalidad, como
Gassol o Lluhí, pasaron la frontera, Por
ello no
me extrañó
·
cuando

saludé, con su estrella de Alférez Provisional, a
dos vie­
jos

amigos universitarios que todavía viven: el que fue delega­
do de la UGT en nuestra Facultad
y el de la < curso. Ambos se
hablan pasado

voluntariamente,
y con el con­
siguiente riesgo,
y el último había ·sido répetidamente herido.
Ciertamente muchos o no lo
intentaron o
fracasaron en su in­
tento, como
.me ocurrió

a mí. Algunos, como Cambó o
Feman­
do

Valls Taberner (25) incluso rectificaron dilatadas actuacio­
nes políticas anteriores en forma pública. No es posible extenderse sobre ello que cuenta, aparte pá­
ginas maravillosas de García Serrano, la amenísima obra de José
M. Fontana (26), de todos conocida,
(25) Véase su artículo La falsa ruta, aparecido en «La Vanguardia
Española»
el 15 de febreto de 1939: «Cataluña ha seguido úna falsa ruta
y ha llegado, en gran
parte, a

ser
víctima de su proJ)io extravío. Esta :falsa
ruta
ha. sido el nacionalismo catalanista».
(26) Los catalanes en la guerra de España, Madrid, 1951, reeditada
recientemente.
703
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARIA PI/1/0L AGUADE
Por lo que se refiere a la FJC, el que fue presidente de la
JAC, Solé Caralt, ha escrito un fantástico libro que merece ser
leído y meditado, donde, con un detalle y una honestidad
rigu­
rosa, describe su vida y milagros en aquellos duros tiempos, des­
de los primeros
mártires del
Penedés. hasta su persecuci6n, sus
aventuras al pasar
la frontera, dignas de un gui6n cinematográ­
fico, y
la zona nacional que recorri6 ampliamente en su condi­
ci6n de motorista.
Allí aparecen, desde el entusiasmo de los
cuarteles, donde las
trop,Ís protestaban al no ser iocluidas en los
destacamentos que salían para el frente, hasta· sus múltiples
contactos con los nacionalistas vascos, con los que simpatizaba.
También sus charlas con los destacados dirigentes de la FJC,
a: que ya nos hemos referido, y los militantes de la FJC con la
camisa azul
. o
en uniforme de requeté. Unas vivencias que
re­
cuerdan la pluma de Solchjenitzio e, incluso, detallan unó de los
grandes fraudes hist6ricos
según su comprobación personal: Guer­
nica.
Allí murieron, en diversos frentes, gran número de buenos
amigo;. Recuerdo, en la zona de Espinosa de los Monteros, a
Manuel Figuerola (27), Solé Parré y Delcor. Mosén Nonell (28)
se ha

ocupado de los muertos de la FJC en el Tercio de Nuestra
Señora de Motserrat: pasan de 50, pero en reciente conversa­
ci6n con
Vilarru~ias, · que '"1Ililit6 en

el propio Tercio y algunas
de cuyas actuaciones describe ( 29). me ioforma que sus datos
son los de que los voluntarios en el mismo FJC pasaron de 200
y que los muertos se aproximan a los 70. Dios los tenga en su gloria y perdone
al can6nigo Card6
que,
al refirse a ellos (30), .dice: «los catalanes que lucharon en
(27) Actúa de presidente de la Sección universitaria o JUC en el Con­
greso de 1935. La obra de SOLÉ CARAT .ha sido citada anteriormente,
nota 21.
(28) SALVADOR NoN_ELL Bm:t, Los requet-¿s catalanes del Tercio de
Nuestra· Señ"ora de· Montserrat en la Cruzada española, Barcelona, Casulle-­
ras, 1956, y. Así erán nuestros muertos, de fa propia editorial, 1965.
(29) La citada,· El carlismó en el ser de España.
(30) Obra citada en nota. 24, pág. 292.
704
Fundaci\363n Speiro

MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATALU.IM
las filas de Franco creyeron de buena fe que defendían la reli­
gión. Ahora se ve, ven ellos mismos, lo que realmente defen­
dían ... ».
VIII. Martirologio de la FJC. "
Si muchas vocaciones religiosas despertó la FJC, muchos
también fueron sus mártires.
Díaz (31)
apunta la cifra de 300,
la misma citada por Ruiz Hebrard en su nota · de protesta refe­
rida.
La «Historia» (32) dice ·que entre los datos comprobados
de un centenar de grupos los
muenÓs ascienden a unos 150. Vi­
lar (33) cita ambos criterios. Visité recientemente
á la que pretende ser sucesora de" la
FJC,
la «Federació de Cristians de Catalunya» (34 ), donde el
señor Torralba :me indicó se preparaba una .obra sobre tal par­
ticular y creen que es 230 la cifra aproximada. No obstante, en
el
curso de la conversación, constaté que sus datos eran muy in­
. completos: ni ;.¡quiera conocían uno solo de los mártires de mi
grupo de Puigcerdá donde, como ya be indicado, fueron asesi­
nados cuantos caz6 el comité local, incluso un «avantguardista»
de 14
años, con

un hermano suyo algo mayor y su padre ciego,
aparte el pintor del rótulo y nuestra
madrina de

bandera. Uno
de los supervivientes de la persecución
--y martirio, el secretario
de la archidiócesis tarraconense de la asociación «Hispania Mar­
tyr siglo XX», que prepara un diccionario martirial, me indi­
có carecer de datos concretos sobre tal extremo. Por ello sólo
(31) Véase nota 11.
(32)
Véase nota 19,
(33)

Sus
tres interesantes estudios, con, formidables ilus'traciones sobre
los
meses de julio a septiembre de
1936, estrul agrupados oon el título To­
rell6 tal com ;o ·bo vaig viure, -Torell6, 1984: El nombre coi:npleto _de1
autor es J osÉ M. V1LAR BASsAS.
(34)" Barcelona, Cab.uda 26. _Empezó a funcionar ·con otro nombre
pooo después de 1939, cambiándolo por el a\:rwu en 1975. Me indican
consta de unós 5.000 · afiliados.
705
Fundaci\363n Speiro

JOSE MARIA PIEIOL AGUADE
es posible citar algunos nombres, algunos fragmeotos, que po­
neo
de manifiesto su ínteosidad y su horror.
Solé Caralt, en su elogiado
libro·, inicia

el
análisis con
párra­
fos estremecedores:
«El primer amigo que cayó asesinado fue Mosén Pe­
dro, párroco de
Albiñanll, el

22 de julio, el día del incen­
dio de
las iglesias;

su
cuerpo fue atado con una cuerda al
coche de sus verdugos ... A este siguió Tarrida, en Arbós,
del Consejo Comarcal de
la FJC;

cuatro días más tarde,
el
26 de julio, todos los Hermanos del Sanatorio de San
Juan de Dios
· de
.Calafell ... por el delito de haber renun­
ciado a los placeres
del mundo

y dedicarse al cuidado de
niños ... El
6 de agosto caía ... Roig, de San Jaime, tam­
bién del Consejo Comarcal de la FJC... Benito Jané de Papiolet, Cañís, de Vendtell, del propio Consejo ...
».
Es imposible segnir el detalle. Ocupa 50 páginas de la obra,
y en la 187 hace una relación de nombres no detallados ante­
riormente.
Uno de
los casos es el del farmacéutico de su
pue­
blo,

que en el Arco de Bará intentó morir con los brazos en
cruz, por lo que se los rompieron y le sacaron los ojos.
En Lérida merece atención
el nombre de Francisco Castelló,
que dio lugar
a. instrucción . de una causa de beatificación, hoy
paralizada; Daniel Ferreres, fusilado con otros 17 compañeros; Luis
Campás,. presidente

del Grupo de Falset, asesinado con
otros
15 miembros de la FJC; Ramón Poch, presidente del Gru­
pó de

San Vicente deis Horts (35); Juan Roig Diggle, sobre el
que se ha escrito una monografía y publicado varios artícu­ los
(36); Miguel Teulleda, objeto de otra monografía (37) e in­
cluso citado en la obra sobre las JOC
(38). Pedro Tuyet,' ase-
(35) Obra citada en la nota 19.
(36) La monografía, con el nombre del mártir como título, apareció
en 1984 y es obra de 4NGBL DÍA.z. Los. artículos se encuentran en «Ra­
dar Social», núms. 146 a 148, de 1981.
(37)
Lurs BAniA, en Berga, 1971, escribe una obrita con el título Ap6s­
tol i ·mártir de Crist Obrer:
(38) Memories de la JOC a Catalunya, 1932-70, Barcelona. 1974.
706
Fundaci\363n Speiro

MOVIMIENTOS CATOUCOS JUVENILES EN CAT AW:RA
sinado en Bilbao al intentar salvar a un sacerdote (39); Ignacio
Trías, colaborador del Vicario General P. Torrent;
los. que
José
M. Vilar cita en su obras (
40) de la zona de TorelJó:· Martín
Pujo!,
presidente del Grupo de Manlleu; Angel Altimiras, del
de TorelJó; Francisco Bassas, los dos hermanos l>ujoldevalJ; en
Parets del

V alJés los hermanos Piquer PelJicer,
fundadores de
la FJC, asesinados con su padre, maestro nacional ... , y no hay
que olvidar a los hermanos Artés; de
la JOC o a Marlet; de
la JEC. .
La

relación debe completarse y aunque son muchas
fus oh.ras
dedicadas

al martirologio general o local (41), los de nuestra
FJC no están debidamente honrados.
Se ha pretendido justificar en forma
. muy

diversa
la persecu­
ción y martirio en
la zona roja;· Solé Caralt reproduce su. diálo­
go
con un sacerdote nacionalista que alega los desmanes
de la
zona nacional. Pero los datos de Solé son contundentes. Señala
que las proporciones deben fijarse en el diez
mil a uno, y «yo
llevo· en la zona nacional· muchos meses
y. jamás he presenciado
un asesinatci». La obra hace referencia, igualmente, a martirios
y persecuciones efectuados en· el País Vasco por los rojos,
pese
al Gobierno Nacionalista, relativos a

sacerdotes, católicos o
templos.
Previa convocatoria de Millet
y con asistencia del· doctor
(39) Obra citada en la nota 19.
(40) Véase nota 33.
(41) La obra del monje de Montserrat JoSÉ MAssoT MuNTANER, pu­
blica.da por dicha Abadía en 1973, Aproximaci6 a la hist6ria religiosa de
la Catalunya contemparánia coÓ.tiene valiosos datO!i,. Además· de :la biblio-,
grafía general sobre el martirologio, cita de la obra italiana de J. Cos_TA DEu
y ANTONIO M., de Barcelona, aparecida en Génova, en 1937, Martiri áella
Rivoluzione del 19.36. Ello aparte, es estudio en el que se ridiculiza el na­
cional-catolicismo, se burla ··del -integrismo miope e impreparado, babla de
las
divertidais obras

de M.
BRUNSÓ, carentes de

sentido
social. Toda la obra
está impregnada

de
falta de caridad cristiana, para USlW -una e"xpresión. di·
plomática.
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Fundaci\363n Speiro

JOSE MARIA PIJ:WL AGUADE
Bonet y el abad Escarré ( 42) se elevó un mónolito en Montse­rrat, obra de un elemento de
la Federació en recuerdo de. sus
muertos.
IX. Peré Tarrés.
La única causa de beatificación en marcha en nuestros días
es
la· de
Pedro Tarrés y
Oaret, médico, vice-,presidente de la
FJC, posteriormente sacerdote ejemplar, cuya actividad se desa'
rrolló
en alguna parroquia,
en' seminarios y ·como consiliario

de
algún grupo

de la
HOAC y
la JOC. Romuald
Dlaz (
45) ha es­
crito una
amplia bibliografía en

la que, con
alguna omisión bien­
intencionada,
,se detalla la inmensidad de sus virtudes constata­
bles, además, en el
"«Diari de
Guerra» (44) del propio Tarrés,
aparte las ratificaciones personales de cuantos tuvieron el alto
honor
de conocerle en vida.
De su »Diari» queremos entresacar
lo siguiente: el asesinato
de su director espiritual,
. P. Serra; los

registros que sufrió; los
diez meses que estuvo escondido; las consignas
. circuladas

a los
militantes
de. la clandestina FJG de invocar diariamente la pro­
tección del Sagrado Corazón,
la Virgen de Montserrat y los már­
tires de la FJC; su apostilla ~f comentario del presidente vasco
Aguirre que, en su visita al
Moqasterio de
Montserrat, elogió su
valor
artisticó «pero

no se le
ocurrió preguntar
dónde se halla­
ban los autores de
las maravillas,

pues de haberlo hecho y no
· haberle

mentido se le habría contado los muchos exiliados apar­
te la treintena de monjes asesinados». También comenta la reacción de sus compañeros en el man­
do (fue asimilado
a teniente, aunque no ascendió a capitán, no
explicando
las causas de su denegación. La asimilación era nor­
mal, salvo médicos o practicantes considerados no
afectos, que
(42) Serra d'Or~ _en su número 1, de 1%2, publica. la carta--convo­
Cátória de MI~T-
( 43) Vid., .nota 11.
(44) Diari de Guma, Pere Tarrés, Abadía de Montserrat, 1973.
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Fundaci\363n Speiro


MOVIMIENTOS CATOLICOS JUVENILES EN CATALUNA
no pasaban de soldados) al contemplar las fotografías de un en­
tierro religioso en Barcelona de un militar
V'.lsco, en cuya presi­
dencia

figuraba Alvarez del Vayo: «¡Para ésto hemos hecho la
guerra!». Su iridignación, al hallarse presente en otra conversación en­
tre oficiales que consideraban muy lógico el asesinato íntegro de
una familia, uno de cuyos miembros era sacerdote. O su alegría
al oír sonar las campanas del pueblo de Cabassers cuando tenía
lugar la ocupación del pueblo por las tropas
D11cionales. Y,

en
fos últimos

días, su deserción y
[a emocionante descripción de la
liberación de Barcelona con aquella satisfacción
y entusiasmo que
hasta le hacen gritar: «viva Cataluña española». Es indudable que las virtudes de
Tarrés son

extraordinarias
y no pueden
suscitar recelos

de que su causa sea preferente a
la de tantos mártires, que hallarán también su oportunidad. Lo
que en
el mundo fiscal se denomina «agravio comparativo» no
procede
en el mundo cristiano. La parábola del hijo pródigo es
el mejor elemento.
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