Índice de contenidos
Número 245-246
Serie XXV
- Textos Pontificios
- In memoriam
-
Estudios
-
San Juan María Vianney o el poder de Dios. (En el segundo centenario de su nacimiento)
-
García Morente y el estilo de España
-
Doctrina de la Iglesia sobre libertad y liberación. A propósito de la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre libertad cristiana y liberación
-
Las «sugerencias» del Sínodo de 1985
-
El mal menor y las elecciones
-
La «Weltrevolution» y el «Weltoktober»
-
El sectarismo, fuente de errores políticos. (Las equivocadas opciones de la Institución Libre de Enseñanza)
-
-
Monográficos
-
El derecho colectivo de los católicos a defenderse de injustas agresiones. (Introducción, selección de textos y comentarios a un libro de Joaquín Torres Asensio)
-
Ilegitimidad del gobierno del Frente Popular de 1936. (Consideraciones de un eminente liberal)
-
Una reacción de la irreductible España
-
Apuntes sobre los Movimientos Católicos juveniles en la Cataluña de 1936-1939
-
El porqué de la Victoria
-
- Actas
- Homenajes
- Crónicas
-
Información bibliográfica
-
Manuel de Santa Cruz: Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español 1939-1966. Tomo XIV (1952)
-
Vicente Marrero Suárez: Picasso y el monstruo
-
Gonzalo Fernández de la Mora: La envidia igualitaria
-
Martirián Brunsó Verdaguer: El amor que siempre gana
-
Agustín Basave Fernández del Valle: Filosofía del Derecho Internacional
-
Jaime Morales Carazo: ¡Mejor que Somoza, cualquier cosa!
-
Autores
1986
Discurso de Antonio Segura Ferns. [San Fernando 1986]
FESTIVIDAD . DE SAN FERNANDO 1986
catribuir económicamente al sostenimiento de la edÍtorial y la revista.
núcleo
.que al.imenta doctrina/mente la Ciudad Católica.
Perdonadme esta franqueza
excesiva, pero la muerte de Eugenio
debería servirnos, debe servirnos, como resulsivo para relanzar n11estro
interés activo indjvidual por la buena ·marcha de Speiro y de Verbo.
Y para esto, obras son amores y no buenos conse;os. Dejadme que in
sista por última vez:· el mantenimiento holgado de Speiro y de Verbo
es una necesidad indiscutible para el conjunto_ de la obra de la Ciudad
Cat6lica, pero, ademds, cada uni> ·Je· nosotros
tiene, creo
yo; un
deber
de piedad para . con .. ellos, siempre que los comideremos como madres
nutricias («alma mater») de nuestro pensamWnto soc::ial cat6lico.
• • •
Concluyo ya; mis reflexiones de. esta noche me htJn. llevado a d08
conclusiones de tipo práctico:
-De -una -parte comprometerse sin fal.ta hacia afuera en acctones
de reconquista concretas.
- De
otr'a parte, comprometerse más con
nuestro
n-úcleo inspira
dor, que confiadamente es_pera ayuda
sin
atreverse
a solicitarla, por
que
lo .que no ·hagamos sus propios amigos se quedar6 eternamente sin
hacer.
Y no
hay en estas do-s conclusione$,. centrffuga y centrípeta, :ni pa
radoja ni oposici6n, sino una profunda armonía, como nos enseña
Nuestro Señor Jesucristo: «Conviene_ hacer unas cosas y no oniitir las
otras»
(Mt. 23,23; Le 11,42).
DISCURSO DE ANTONIO SEGURA FERNS
Queridos amigos:
Muchas cosas han ocurrido en ef cuarto
de siglo transcurrido desde
que .los q.migos de
la
Ciudad Católica estamos oficialmente trabaiando
en
España
paro ·«instaurar
todas las
COSO$ en Cristo» y, entre estas co
sas, el
concepto social _de
·un ordén público
cristiano. Mas el panorama.
doctrinal
e
ideol6gico actual es· muy
diferente· del que habfa
entonces,
no sQlo a causa del inevitable cambio hist6rico sino, principalmente,
por
la «introducci6n en
la Iglesia del humo de Satanás» en frase;- ¡"tantas
veces
recordada!, de Su Santidad Pablo VI.
·uno de
nuesiros amigos,
Rafael Gambra, atinó
con· la frase justa:_ han sido ·estos (os tiempos
del
«1>,iencio de
Dios». no
sólo en la «bafea de
Pedro», sino en toda
la Humanidad que ha sido,
y es; zarandeada sin misericordiiz por
la
más furiosa tempestad satánica que pueda recordarse,
m·ientras «el
Señnr callaba» (Mt 27,14; Me 15,5; Jn 19,9).
En efecto,. en el largo catálogo· de errores y maldades que com~
nen
la historia del hombre sobre la tierra, -nMrados tan completa y mis
teriosamente
en el Apocalipsis de San
Juan, todos.
ellos
hasta ahora
se
había
asentado en·
el
plano metaffsico de
la
«transcendencia>; es
decir,
en el supuesto radical de que el hombre
no es el
ápice de
toda
la Rc>alidad, sino Una pieza, todo
lo importante que se quiera, pero
s6lo una
pieza, de tal Realidad que excede
ampllamente al individuo
humano. Tenía que
llegar
riuestra moderna civilización occidental para
sufrir ,'o que
l._ Kant denominó la «revolución copernicana»
que, ha
dendo
real e'l sueño del viejO sOffsta Protágoras, constituye al hombre
en «medida de
todas las cosaY»; de
manera que
«si antes era nuestro
800
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
conocimiento el que tenía que acoplarse a las cosas, ahora son ~stas las
que tienen que . acoplarse a nuestro
conocimiento», como dice Kant -
en
el
prol6go de
la seguda . edici6n de
la «Crítica
de la razón pura». Un
paro, sólo
un
paso
más, y e$tamOS _con Marx en la XI tesis sobre
Feuerbach: «Hasta
ahora·.
el filósofo
se había
dedicado a contempla,
el mundo,· ahora vamos a transformarlo».
No hay, pu~. otro «orden del ser» que el que crea_ el hombre, ser
aut6nomo~
que
no admite ni la _Idea de Dios
por encima de él, pues
«el mundo es
mientras que
·el dasien_ (el hombre) es», como nos dijo el
primer Heidegger
el de
«Ser y Tiempo», aunque luego, en sus últimos
tiempos,_ venga a denunciar
en
«Sendas- perdidas» que
ahora
vivimolS~
«la ·época de la imagen· de mundo», en que , sólo im[JOrta «to mathe
matha»,
lo
calculable, es decir; no yá el
Bien
y lo bueno, sino lo útil,
como·
señala el hegela-marxista
Kai,eve en · su «lntroducci6n a la lec
tura
de He gel» cuando aborda el
análisis hegeliano de la «aufkliifung»,
la ilustración racionalista_ post-cariesiana.
A este mundo de la inmanencia _antropocéntrica, forzoso negador de
Dios en obligada
coherencia con sus - propias bases especulativas meta·
físicas,.
es
al que· se
abrió al diálogo ·la lglesüt post-conciliar, general.
mente
más con
la actitud de · la clásica paloma que con la precavida
astucia de la serpiete, por
lo
menos en parte, muy significativas
de
ella. Como
no podía
menos de
ocurrir, se produjo
·ta_ «infecci6n inma
nente», una relee
tura o reinterpretación del M esaje
Revelado, del De"
pósito
de
la Fe,
de Id Palabra de Dios, en clave del «principio de in
manencia de
la conciencia», de poner el
«pensar», el pensar humano,
antes que el
«se'r», e¡ ser dado por Dios a la Creación como marco de
·un orden-d_el.ser
.omnicomprensivo
de todas
las creaturtM, contingentes
e
indigentes ante el
Unico Ser Necesario, Dios:
es decit,
abandonar
las
basea
del
«principio de
real:idad» de la transcendencia. metafís~a -que
como
«preambula fidei» es
el que posibilita _el misino.
acto de·
Fe, la
adecuada
rece¡x:i6n del «don» divino que es
la Fe y que es
la exacta
negación
de la pretedida -. autonomía del hombre de las _ filos<>fU1S post-
cartesianas. -
Los pasos y ~ultados de la «relectura» inmanente de la Palabra
de
Dios están ante la vista : El «non-agenuvillement», el ·no arrodillar
se_
que señala J. Maritain en «Le PaySan de la Garoniie» es púbüca ac
titud en el culto postconciliar. Igualmente~ la traducción del oficial
canon
latino de la Misa a su versión «ojici{!l» castellana, transforma el
original griego
«pollion» -muchos-
en un
_«p,anthion» --todos-
que
no aparece
en ningún
c6dice griego
o
copto, en
la
misma -fórmula
de
la Consagraci6n del
Cáliz de la
Sangre de Cristo, ·en abierta. oposición
a
la que _al
respecto dice
· el
«Catecismo para
Párroé.os» de
San·
Pi6 V,
oficitd del
ConciUo de-
Trento, Pero es ·más: incluso en la fórmula cas
tellana
del
Credo de la Misa, se hace al Hijo «de la misma naturaleza
que
el
Padre», verdad
de fe en cuanto Dios, y error
.monofisita en
cuan
to hombre
(1). Y así podrla seguirse el catálogo de inexactitudes _y aun
desviaciones
litúrgi,cas, no
sólo
permitidas7 sino aut_oritariamente im
puestas al
Pueblo de
Dios. No
menos grave
es la situación en Jo doctrinal: Ha habido- una trans
formación
de
los estudios teológicos en sociológicos y,. lo que
es ·peor
de mala sociología, ignorando la sabia advertencia de Santo ·Tomás
(1) El simholo atanasiano nos dice: «Igual que el Padre según la
divinidad, menor que el Padre según la · humanidad>.
801
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
de Aquino -hoy tan ignorado a pesar de la constante ivitaci6n del
Magist.erio, del mimno Concili.o ViJticano II-,
cuando
dice: «Notoria
mente falsa es la opini6n de aquellos que dicen que es indiferente, res
pecto a la verdad de la fe, lo que se piense de la Creación, siempre
que se tenga- una. opinión certera ·sobre Dios: un error sobre la Crea
ción produce una idea fa'lsa de Dios» (Contra gentil~, cap. 3). ¡Qué
evidentes nos son ciertas ·
rupturas con -la
Iglesia que han
nacido no de
áreru dogmátictis específicas, sino de sociologfas ideológicamente defor
madas!
Y así entramos· en el tenía tan actual de. las teologfas m·arxisti
zadas
de
la
liberat:ión que
pretenden
institucicmalizar en los sistemas so
citJeeoiiómi:cos el «milagro de los panes y los peces», presentando unas
reclamaciones de «justicia», inscritas en «la dignidad de· lo persona»,
pero olvidando aquello que señala J. "Pieper, «la determinabilidad de la
moral por
la_ real{dad» (2), ó Siea, que no pueden ser «exigencim de
justicia»
aquf
y ahora aquellos que movilicen recursos económicos -por
ello
«ltmitadas»- por encima de las posibilidades «real,es» existentes
en
cada tiempo
y lugar. Los triles manco-teólogos de la liberQCión lo que en resumen pro
ponen es
lá «rehictura» de la Palabrti de Dios en clave de la inmanencia
marxista, ,es ·decir, que los «pobn!s de Yavéh» son los proletarios, los
pobres en riquezas materiales, no existiendo, pues, los «pobres de co
razón», como supon,e,mos eran José de Arimatea, Nicode~, Juana
«mujer
de
Cusa, administrador de Herodes», o Tabita, aquella viuda
rica de
que habla San [,ucas y que mereció ser resucitada para que
siguiera haciendo caridades,
no reforma
social. Como
tampoco .erigió
tal
cosa
-y :podía hacerlo-a Filem6n, cuyo esclavo Onésimo le rein
tegra. Estos marr
muy
nui_rristamente ·una «praria» de lo material, pues a la pobreza ma
terial
se refieren, en primer lugar, «praria» para la que el clérigo li
berador ni está especialmente dotado ni tienen «munus» . es¡,edfico.
Pero,
ya en este camino de
la inmanencia, viene otra _ exigencia en la
«:relectura» del. Mensaje: · 1a «democrat.izaci6n» de la IgleJia, una in
versión por la que i!l «rebaño», el «pueblo de Dios» seria el que ten
dría que «guiar»· a los Pmtores, a los Obispos y el mismo Papa. Pro
poniendo, verbigracia,
tan· graves
errores
morales como la aceptación de
la regulaci6n (/,e la natalidad, el d(vurcio, el -aborto y la eutanasia que
ya se anuncia. Y,. por supuesto,. no s6lo la abolici6n del celibato ecle
siástico, sino el sac,erdocio femenino.
Todo
ello
no ew más qÚe el paso de la «religatio», la re-ligaci6n o
atadura,
cordialmente
aceptada, pero atadura en fi:n del. hombre con su
Creador, Dios
que
también es su /t.edentor y su Padre, a
la inmanen
cia en
que la re,-ligaci6n, la «religión», ~ degradada a simple «religio
sidad»; es decir, un
mero·
«sentimiento» humano
que
hay que SUtisfacer
para goZo del
hombre, ya sea con alguna logo_maquia oriental,
ya sea
en la «igle,ia» (?) de bases_ comunit1JTias, de fundamentos más estétic08
que_
morales
o dogmáticos.
Todo esto
tenia que acabar, por
lo menos
«empezar a· acabQQ:
Dios aprieta, pero
no
ahoga, siempre salva al «pequeño rebaño» -«pu
silla
grex»-al. «resto de Israel» al que no permite que sea tentado por
encima de sus fuert,as. Fue precisamente
aqui, en España, donde -se inici6 el cambio de
01.ientación. Aqui en ~uropa· -::-50/ar de la civilización ~ristiana prime-
(2) Cf. J. PIEPER, J,/ descubrimiento de la realidad, Rialp, pág. 94.
802
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
ro, de la revolucin
luego--es_
donde primero tiene que
-producirse
el
cambio, ahora, la vuelta a las rc4ces. Son profdticas las palabras de
Juan Pablo 11 en el acto europeista de S(Jntiago de· Compostela, durante
su virita pastoral a España en 1982: «Vuelve a encuntrarte a ti misma,
Europa; Revive aq_uellos ·valores ·auténticos que te hicieron gloriosa en
tu · hlatoria y benéfica tu pre,encia en los demás continente$». ¡ Después
de tantos años de
devaluación del concepto
de «Cristiandad»,
.tan que
rido
por la Ciudad Católica,
las palabras d,e/. Papa sonaban· como los
primeros
compases de un
himno de
gloria!
Pero no paró
ahf la cosa: el 5 de octubre de 1982, Su Santidad el
Papa, en la alocución a los participantes del V Simposio del Consejo
de Conferencias Epfsco¡iales de Europa, insiste: «La Iglesia )! Europa
son dos realidades íntimamente ligadas en su ser y en _su, destino ...• se
han
enriti.uecido de
1valores que no sólo
han llegado a -ser el alma de la
civilizaci6n europea,
sino
·también patrimonio
de
toda la
humanidad ...
Europa no podrta abandonar el cristianismo como
.un compañero de
viaje
"que se
ha convertido en un extraño ... Por esto las
transforma
ciones
de
la conciencia europea dirigida hpcia las más radicales. nega
ciones
de la herencia
cristiana s6lo
son
plenamente· comprensjbles en
referencia
al
cristianismo. Las · crisis det hombre europeo son las crisis
del hombre cristiano ... Es sumamente signif~a.tlvo qaminar la meta
morfo,sis
sufrida
por el
espfrltu europeo en· esté último .n"glo, .. ; destm;ar
c6mo,
partiendo de
sistemas y de elecciones que pretendúm. .absoluti"'
zar
al hombre y a sus conquistas teirenas~ se, ha llegado hoy'_ q. poner
en
tela
de· juicio precisamente
al mismo hombre,
a su dignidad y a sus
valorea intrínsecos ... ¿D6nde están
hoy las
esperanVJS de
que .el hom
bre,
proclamada la
muerte de
Dios, ~ habría colocado finalmente en
el puesto de Dios en' el mundo. y en la historia, inicillndo unti .nueva
era en la que habría vencido por sf solo todos los _mal.es... El atefsmo
europeo es un reto que se encierra _en __ 81 horizonte de una conciencia
cristiana;, es más una rebeli6n a Dios y Una infid_elidad a Dios que .una
simple negación de
Dios».
Después· de estos profundos
y realistas, al par· que_ minuciosos aná
lisis de la actual situai:i6n de Europa, y por ende la civilizaci6n occi
dental
toda,
el Papa propon:,e la ~olución: 41La misma Iglesia debe en
tonces
autoevangelizarse para responder a los restos del hombrt: de hoy ...
Si ·el
atefsmo es uná tentaci6n
de
fe,. será
con
la. profundización y la
pllrificación de la fe Como Será vencido». No me resisto a señalar aquí
que es el Propio -Papa qukn habla de la necesidad de «auto-evangeliza-.
ción de la Ig_lesh>. lo cual, crtio ju9tiflca las duras criticas de _la, pri
m11ra parte de
estas palabras, dichas en este acto de hermandad. Pero,
además, también señala .que es con la purificaci6n de profundizaci6Íi
de
la fe,
y ·no con pseudo recetas sociológicas e ideológicas como se ha
de tratar el momento, el
diffcil momento
actual en la
Jgleáia Y, ·a la
par, en
la
ci;vi/ización occidental.
Pero
sigamos con las palabrcis del
Papa:
«Si· el
seculari$mo pone--en teld da juicio la concepci6n del hom
bre
en 'el ~undo y la utilizaci6n del universo, la evangelización deberá
volver a proponer aquella
teología y es'piritualidad c6smica que, fun
dada
bíblicamente y presente en la liturgia, ha recibido perspectivas
iluminadorm del Concilio Váticano JI (cfr. Gaudium et spes,_ 37)>. Sólt;,
señalar aquí una palabra utilizada ·por el .Pápa: «volver a reponer», y
ea.
un :«Volver». recurso ' a la «tradición», porque este camino hab_fa
sido olvidado o,
lo
que es peor, meno1preciado en la!.. -pretendldam_entti
autoproc.almada «renovación» o «vta» postconciliar que
ha
tenicfo 4ue
803
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FÉRNANDO 1986
rectificar el recién acabado Sínodo Extraordinario, conmemorativo de
los veinte años1 del Concilio Vaticano 11.
Sigamos con las palabras del Papa: «Recurrir a la 'fe y a la santidad
de
la ,Iglesia para :res[Jonder a estos problemas y a estos desafios no
es
una voluntad de conquista o de restauración; sino
que es
el
camino
obligado
que
vá hasta
el
fondo d.e
los
desafíes y de los_ problemas». Es,
pues,"· lo
que Verbo
en sus primeras páginas pre-temáticas ha Venido
años y" años -años de confusi6n, -por
otra
parte-recordando
con
ter-·
tos
de
la auténtica doctrina de los Pontifices -desde San Pfo X hasta
el
actual Juan Pablo
11-
ptira évitar lo que Pablo VI denunció como
«el mal llamado espíritu del Concilio» que,-en lugar de -atraer al mun
do a Cristo, pretendió
que éste
fuera
et que atra;era a la Santa Ma
dre Iglesia.
No hace todavfa un año., el 11 de octubre dé_ 1985, y en _el último
Simposio ·de los Obispos europeos •.. Su ·santidad el Papa vuelve a in
sistir sobre ·el tema:
«¿C6mo se
presenta
la imagen del hombre éuro
'P80 "secularizadd'?» Podemos decir que es u'n ,hombre tan compro
metido en la tarea de_ construir la
«ciudad · terrena» que
ha perdido de
vista a exclu"idd expresamente la «ciudad de
Dios».
Dios permanece
fuera de su 'horizonte de 1vida. Pero el ateísmo teQrico o práctico, se
refle;a
n·ecesariamente en la concepción ántropolqgiéa. Si
el hombre· no
es imagen
de
Dios y iio~ hace referéncia nada mds que a si mismo,
¿qui
valor tiene, pdr qué actúa y vive? De hecho; la Europa que en el
Oesté, en
la
filosof:fa Y· en
la
vrti:riS ha
declarado a veces
za· «muerte
de DidS», y en
el
Este ha llegado a -imponerla ideológica. y política
m'ente, _ es "tambiln la
Europa
en
la que ha sido proclama.da_ la «muerte
del
hombl'e» como · persona y
valor
transcedente. En
el Oeste la per
sona
ha sido
inmolada
al bienestar; en el Este ha sido sacrificada a
la _
es~ructura, .. · Eh Occidente resulta
de ello una _
lociedad .comple;a,
plurtilista
y
polivalente en
lá que · el individuo quiere · 'recibir -sólo de la
propia raz6n autónoma los
fines, los valores y
lós significados· de
su
vida y de
su actitud,
pero se encuentra a menudo
~ando a ciegas en
la _oscuridad de las certezas metá/lsicas, de los fines últimos y de los
puntos seguros
de referencia
ltica. Este
hombre que se
querrfa tan
adulto, maduro,
libre, es también el hombre que huye de la
libertad
para .arrellanarse en
el conformismo, un hombre que sufre de soledad
está
amenazado por
varios· malestares del alma, trata de aleiar la muer
te
y-está en 'pavorosa pérdida dt; esperanza ... · ESta eS la Europa y este
es el
hombre que estamos llamados a evangelizar hoy... Para esta mi
sión Sublime
de hacer florecer una edad nueva de
evangelización en
Europa
se requieren
hoy
evangelizadores especialmente
preparados. Se
. necesitan heraldos
del Evangelio expertos en
humf6lidad ... · Para
esto
se. necesitan nuevos· santos.
Los grandes- evangelizadores de Europa han sido los santos:,. •' ·
Hasta ··aquí las palabr.as dét Papa. Parece superfl,io Intentar expli
carlas,
pues hablan clarfsimamente por sí mismas, o añadir algo.
Sólo
nos· i¡ueda el
llevarlas a la práctica.
Y tal-" intentamos nosotros, o por
lo men(?s eso es lo que constituye el fin· de nuestras peri6diccis. · reunio
nes en las que, por
medio del
estudio de
la doctrina del Magisterio
intentamos constituirnos en
«expertos en humqnidád» y e «luz sobre el
candelabro» y no oculta
«bajo el celemín». De
igual modo
qUe .lo
brin
damos a_
los
demáJ con
el
ben.emérito esfuerzo continuado de Verbo,
ulia de las pocas revistas intelectuales serias hoy eristentes eh castella
no, así como las publicaciones de Speiro, cuya rentabilidad econ6mica
ya
nos
conte'ntarftimos que fue·ra· nula, pero
cuyas rentas
espirituales
804·
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
son innegables y copio tales es seguro que quedan 'apuntadas en e_l
«haber» del «libro d'e la vidrJ» que, en definitiva es el importante.
Pero aún nos pide otra cosa el Papa: ~ «llamada universal a la
santidad» es, sin duda, el fruto más valioso del Concilio Vaticano Il
-<:fr.
LUJllffl Gentium, V-. Hay· quien ha dicho qu,, «estas crisis
mµndialieis son crisis de santos (3), Ahora et el mismo Vicario de Cris-
to quien nos recuerda que «los grandes evangelizadores de Európa han
sido los santos». En efecto, tras las sangrientar persecuciones , de
los
si
glos paganos, en el inicio de la Europa cristiana, Agus(m de Hipona
e Isidoro de Sevilla. empiezan la andadura de lina . .E4ropa cristiana que
no se limita a las «Apología» de loa Padres primitivos. Sobre lps que
de bueno, de bello y de· verdadero tenfan las fomias culturales ariterio
res, la Iglesia que· resu1n¡e en .sí todo Bien, venga de donde venga,
elabora un «corpus» propio q™ 1uuá nacer ·a Europa por la acción
no revolucionarla, sino constan.te y cal.lada, humilde de Benito· de Nur
sia, Cirilo y Metodio, Beda el Venerable y tantos otros anónimos que
reparan el florecimiento de la Europa d:e las reyes, santos: Enrique,
Emperador;
Eduardo
de Inglaterra,
Estanislao, Esteban,
Luis
y su
pri
mo, nuestro San Fernando, cuya festividad celebramos hoy.
Reyes
sanl"os cuyo pod,er :«venido de lo _Alto» -por otra vía que
el
poder religioso- que supieron con
la santidatf de sus vidas ejem~
piares, con¡ugar «las dos espodas» dé la .controversia mediev.al, pues
sabían, como dijo Hncmaro de Reim:s, que «no serian _ _juzgadas par la
ley sálica o la gundova.dia, sino por la Ley de Dioa»_. Esta proposid6n
suena
en la
deicristianizada Europa
actual como
Oigo no s6lo sin sen
tido sino
francamente como una loC:Ura -en realidad la «locura de la
cruz»--, pera realmente ea el único argumento, la «última ratio» de la
política, definida explicación por la que un hombre. ,tiene que someterse
a otro,
igual por
naturaleza,
sf; pero diferente en lo existencial: igual
en
el
«ser» dado por Dio~, pero diferente
en
el «estar» también por
voluntad divina. Claro que esta visión del tema del poder, invalida
la
pretensión de ·entregar el
poder «como
mandtUo» -tal como
pre
tende, por ejemplo,
la actual ConstitUción española-, con lo que se
pretende liberar de
responsabilidad moral f:ll mandatario
democrático,
lo cual
es algo expresamente rechazado por León_ XIII· en la encfclica
Diutumum illud, en cuyo -parágrafo 4, al hablar de los sisiemas-ekcti
vru, dice: «Con esta elección se
tl,e.rigna el gobernpnte, pero .no se con
fieren
los derechos· del poder.
Ni se _entrega el podttr como mandato,
sino
que
e.stahkce la pers0'1UI
que lo ha
de e;ercer». Tal
como ocu
rre -y señala Walter Lipmann en «La crisis de la Democraciá»- en
la designación del' Sumo Pontífice en los c6nclaves. -Y es · a las perso
nas -Papás, reyu, gobernantes e investidos de cualqUier tipo de po
der político, social o económico-a los que va dirigida, de forma más
especial la «llamada universa/, a la ._santidad» que hace el_ Concilio Va
ticano 11 y ahora nos recuerda Su Santidad el Papa: «personas> que
tienen
una alma q"ue salvar, precisamente en el «ejercicio del ·poder» y
que
serdn juzgados no
según
leyes humanas
sino según la
Ley dii,vina.
Igual
que todos nosotros,. a _quien_es la Providencia' nos ha confiado
la
misión, sagrada misión, de
extender
y promover _el mensaje de la
·
«Ciudad Católica» q~ en este momen,o t,:ent! un, claro objetivo se
ñalado nada menos que por el. Vicario de Cristo: La re-evangelizaci6n
de Europa.
Vamos,
pues. a ello.
(3) Cfr. Camino, punto 301.
805
Fundaci\363n Speiro
catribuir económicamente al sostenimiento de la edÍtorial y la revista.
núcleo
.que al.imenta doctrina/mente la Ciudad Católica.
Perdonadme esta franqueza
excesiva, pero la muerte de Eugenio
debería servirnos, debe servirnos, como resulsivo para relanzar n11estro
interés activo indjvidual por la buena ·marcha de Speiro y de Verbo.
Y para esto, obras son amores y no buenos conse;os. Dejadme que in
sista por última vez:· el mantenimiento holgado de Speiro y de Verbo
es una necesidad indiscutible para el conjunto_ de la obra de la Ciudad
Cat6lica, pero, ademds, cada uni> ·Je· nosotros
tiene, creo
yo; un
deber
de piedad para . con .. ellos, siempre que los comideremos como madres
nutricias («alma mater») de nuestro pensamWnto soc::ial cat6lico.
• • •
Concluyo ya; mis reflexiones de. esta noche me htJn. llevado a d08
conclusiones de tipo práctico:
-De -una -parte comprometerse sin fal.ta hacia afuera en acctones
de reconquista concretas.
- De
otr'a parte, comprometerse más con
nuestro
n-úcleo inspira
dor, que confiadamente es_pera ayuda
sin
atreverse
a solicitarla, por
que
lo .que no ·hagamos sus propios amigos se quedar6 eternamente sin
hacer.
Y no
hay en estas do-s conclusione$,. centrffuga y centrípeta, :ni pa
radoja ni oposici6n, sino una profunda armonía, como nos enseña
Nuestro Señor Jesucristo: «Conviene_ hacer unas cosas y no oniitir las
otras»
(Mt. 23,23; Le 11,42).
DISCURSO DE ANTONIO SEGURA FERNS
Queridos amigos:
Muchas cosas han ocurrido en ef cuarto
de siglo transcurrido desde
que .los q.migos de
la
Ciudad Católica estamos oficialmente trabaiando
en
España
paro ·«instaurar
todas las
COSO$ en Cristo» y, entre estas co
sas, el
concepto social _de
·un ordén público
cristiano. Mas el panorama.
doctrinal
e
ideol6gico actual es· muy
diferente· del que habfa
entonces,
no sQlo a causa del inevitable cambio hist6rico sino, principalmente,
por
la «introducci6n en
la Iglesia del humo de Satanás» en frase;- ¡"tantas
veces
recordada!, de Su Santidad Pablo VI.
·uno de
nuesiros amigos,
Rafael Gambra, atinó
con· la frase justa:_ han sido ·estos (os tiempos
del
«1>,iencio de
Dios». no
sólo en la «bafea de
Pedro», sino en toda
la Humanidad que ha sido,
y es; zarandeada sin misericordiiz por
la
más furiosa tempestad satánica que pueda recordarse,
m·ientras «el
Señnr callaba» (Mt 27,14; Me 15,5; Jn 19,9).
En efecto,. en el largo catálogo· de errores y maldades que com~
nen
la historia del hombre sobre la tierra, -nMrados tan completa y mis
teriosamente
en el Apocalipsis de San
Juan, todos.
ellos
hasta ahora
se
había
asentado en·
el
plano metaffsico de
la
«transcendencia>; es
decir,
en el supuesto radical de que el hombre
no es el
ápice de
toda
la Rc>alidad, sino Una pieza, todo
lo importante que se quiera, pero
s6lo una
pieza, de tal Realidad que excede
ampllamente al individuo
humano. Tenía que
llegar
riuestra moderna civilización occidental para
sufrir ,'o que
l._ Kant denominó la «revolución copernicana»
que, ha
dendo
real e'l sueño del viejO sOffsta Protágoras, constituye al hombre
en «medida de
todas las cosaY»; de
manera que
«si antes era nuestro
800
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
conocimiento el que tenía que acoplarse a las cosas, ahora son ~stas las
que tienen que . acoplarse a nuestro
conocimiento», como dice Kant -
en
el
prol6go de
la seguda . edici6n de
la «Crítica
de la razón pura». Un
paro, sólo
un
paso
más, y e$tamOS _con Marx en la XI tesis sobre
Feuerbach: «Hasta
ahora·.
el filósofo
se había
dedicado a contempla,
el mundo,· ahora vamos a transformarlo».
No hay, pu~. otro «orden del ser» que el que crea_ el hombre, ser
aut6nomo~
que
no admite ni la _Idea de Dios
por encima de él, pues
«el mundo es
mientras que
·el dasien_ (el hombre) es», como nos dijo el
primer Heidegger
el de
«Ser y Tiempo», aunque luego, en sus últimos
tiempos,_ venga a denunciar
en
«Sendas- perdidas» que
ahora
vivimolS~
«la ·época de la imagen· de mundo», en que , sólo im[JOrta «to mathe
matha»,
lo
calculable, es decir; no yá el
Bien
y lo bueno, sino lo útil,
como·
señala el hegela-marxista
Kai,eve en · su «lntroducci6n a la lec
tura
de He gel» cuando aborda el
análisis hegeliano de la «aufkliifung»,
la ilustración racionalista_ post-cariesiana.
A este mundo de la inmanencia _antropocéntrica, forzoso negador de
Dios en obligada
coherencia con sus - propias bases especulativas meta·
físicas,.
es
al que· se
abrió al diálogo ·la lglesüt post-conciliar, general.
mente
más con
la actitud de · la clásica paloma que con la precavida
astucia de la serpiete, por
lo
menos en parte, muy significativas
de
ella. Como
no podía
menos de
ocurrir, se produjo
·ta_ «infecci6n inma
nente», una relee
tura o reinterpretación del M esaje
Revelado, del De"
pósito
de
la Fe,
de Id Palabra de Dios, en clave del «principio de in
manencia de
la conciencia», de poner el
«pensar», el pensar humano,
antes que el
«se'r», e¡ ser dado por Dios a la Creación como marco de
·un orden-d_el.ser
.omnicomprensivo
de todas
las creaturtM, contingentes
e
indigentes ante el
Unico Ser Necesario, Dios:
es decit,
abandonar
las
basea
del
«principio de
real:idad» de la transcendencia. metafís~a -que
como
«preambula fidei» es
el que posibilita _el misino.
acto de·
Fe, la
adecuada
rece¡x:i6n del «don» divino que es
la Fe y que es
la exacta
negación
de la pretedida -. autonomía del hombre de las _ filos<>fU1S post-
cartesianas. -
Los pasos y ~ultados de la «relectura» inmanente de la Palabra
de
Dios están ante la vista : El «non-agenuvillement», el ·no arrodillar
se_
que señala J. Maritain en «Le PaySan de la Garoniie» es púbüca ac
titud en el culto postconciliar. Igualmente~ la traducción del oficial
canon
latino de la Misa a su versión «ojici{!l» castellana, transforma el
original griego
«pollion» -muchos-
en un
_«p,anthion» --todos-
que
no aparece
en ningún
c6dice griego
o
copto, en
la
misma -fórmula
de
la Consagraci6n del
Cáliz de la
Sangre de Cristo, ·en abierta. oposición
a
la que _al
respecto dice
· el
«Catecismo para
Párroé.os» de
San·
Pi6 V,
oficitd del
ConciUo de-
Trento, Pero es ·más: incluso en la fórmula cas
tellana
del
Credo de la Misa, se hace al Hijo «de la misma naturaleza
que
el
Padre», verdad
de fe en cuanto Dios, y error
.monofisita en
cuan
to hombre
(1). Y así podrla seguirse el catálogo de inexactitudes _y aun
desviaciones
litúrgi,cas, no
sólo
permitidas7 sino aut_oritariamente im
puestas al
Pueblo de
Dios. No
menos grave
es la situación en Jo doctrinal: Ha habido- una trans
formación
de
los estudios teológicos en sociológicos y,. lo que
es ·peor
de mala sociología, ignorando la sabia advertencia de Santo ·Tomás
(1) El simholo atanasiano nos dice: «Igual que el Padre según la
divinidad, menor que el Padre según la · humanidad>.
801
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
de Aquino -hoy tan ignorado a pesar de la constante ivitaci6n del
Magist.erio, del mimno Concili.o ViJticano II-,
cuando
dice: «Notoria
mente falsa es la opini6n de aquellos que dicen que es indiferente, res
pecto a la verdad de la fe, lo que se piense de la Creación, siempre
que se tenga- una. opinión certera ·sobre Dios: un error sobre la Crea
ción produce una idea fa'lsa de Dios» (Contra gentil~, cap. 3). ¡Qué
evidentes nos son ciertas ·
rupturas con -la
Iglesia que han
nacido no de
áreru dogmátictis específicas, sino de sociologfas ideológicamente defor
madas!
Y así entramos· en el tenía tan actual de. las teologfas m·arxisti
zadas
de
la
liberat:ión que
pretenden
institucicmalizar en los sistemas so
citJeeoiiómi:cos el «milagro de los panes y los peces», presentando unas
reclamaciones de «justicia», inscritas en «la dignidad de· lo persona»,
pero olvidando aquello que señala J. "Pieper, «la determinabilidad de la
moral por
la_ real{dad» (2), ó Siea, que no pueden ser «exigencim de
justicia»
aquf
y ahora aquellos que movilicen recursos económicos -por
ello
«ltmitadas»- por encima de las posibilidades «real,es» existentes
en
cada tiempo
y lugar. Los triles manco-teólogos de la liberQCión lo que en resumen pro
ponen es
lá «rehictura» de la Palabrti de Dios en clave de la inmanencia
marxista, ,es ·decir, que los «pobn!s de Yavéh» son los proletarios, los
pobres en riquezas materiales, no existiendo, pues, los «pobres de co
razón», como supon,e,mos eran José de Arimatea, Nicode~, Juana
«mujer
de
Cusa, administrador de Herodes», o Tabita, aquella viuda
rica de
que habla San [,ucas y que mereció ser resucitada para que
siguiera haciendo caridades,
no reforma
social. Como
tampoco .erigió
tal
cosa
-y :podía hacerlo-a Filem6n, cuyo esclavo Onésimo le rein
tegra. Estos marr
nui_rristamente ·una «praria» de lo material, pues a la pobreza ma
terial
se refieren, en primer lugar, «praria» para la que el clérigo li
berador ni está especialmente dotado ni tienen «munus» . es¡,edfico.
Pero,
ya en este camino de
la inmanencia, viene otra _ exigencia en la
«:relectura» del. Mensaje: · 1a «democrat.izaci6n» de la IgleJia, una in
versión por la que i!l «rebaño», el «pueblo de Dios» seria el que ten
dría que «guiar»· a los Pmtores, a los Obispos y el mismo Papa. Pro
poniendo, verbigracia,
tan· graves
errores
morales como la aceptación de
la regulaci6n (/,e la natalidad, el d(vurcio, el -aborto y la eutanasia que
ya se anuncia. Y,. por supuesto,. no s6lo la abolici6n del celibato ecle
siástico, sino el sac,erdocio femenino.
Todo
ello
no ew más qÚe el paso de la «religatio», la re-ligaci6n o
atadura,
cordialmente
aceptada, pero atadura en fi:n del. hombre con su
Creador, Dios
que
también es su /t.edentor y su Padre, a
la inmanen
cia en
que la re,-ligaci6n, la «religión», ~ degradada a simple «religio
sidad»; es decir, un
mero·
«sentimiento» humano
que
hay que SUtisfacer
para goZo del
hombre, ya sea con alguna logo_maquia oriental,
ya sea
en la «igle,ia» (?) de bases_ comunit1JTias, de fundamentos más estétic08
que_
morales
o dogmáticos.
Todo esto
tenia que acabar, por
lo menos
«empezar a· acabQQ:
Dios aprieta, pero
no
ahoga, siempre salva al «pequeño rebaño» -«pu
silla
grex»-al. «resto de Israel» al que no permite que sea tentado por
encima de sus fuert,as. Fue precisamente
aqui, en España, donde -se inici6 el cambio de
01.ientación. Aqui en ~uropa· -::-50/ar de la civilización ~ristiana prime-
(2) Cf. J. PIEPER, J,/ descubrimiento de la realidad, Rialp, pág. 94.
802
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
ro, de la revolucin
luego--es_
donde primero tiene que
-producirse
el
cambio, ahora, la vuelta a las rc4ces. Son profdticas las palabras de
Juan Pablo 11 en el acto europeista de S(Jntiago de· Compostela, durante
su virita pastoral a España en 1982: «Vuelve a encuntrarte a ti misma,
Europa; Revive aq_uellos ·valores ·auténticos que te hicieron gloriosa en
tu · hlatoria y benéfica tu pre,encia en los demás continente$». ¡ Después
de tantos años de
devaluación del concepto
de «Cristiandad»,
.tan que
rido
por la Ciudad Católica,
las palabras d,e/. Papa sonaban· como los
primeros
compases de un
himno de
gloria!
Pero no paró
ahf la cosa: el 5 de octubre de 1982, Su Santidad el
Papa, en la alocución a los participantes del V Simposio del Consejo
de Conferencias Epfsco¡iales de Europa, insiste: «La Iglesia )! Europa
son dos realidades íntimamente ligadas en su ser y en _su, destino ...• se
han
enriti.uecido de
1valores que no sólo
han llegado a -ser el alma de la
civilizaci6n europea,
sino
·también patrimonio
de
toda la
humanidad ...
Europa no podrta abandonar el cristianismo como
.un compañero de
viaje
"que se
ha convertido en un extraño ... Por esto las
transforma
ciones
de
la conciencia europea dirigida hpcia las más radicales. nega
ciones
de la herencia
cristiana s6lo
son
plenamente· comprensjbles en
referencia
al
cristianismo. Las · crisis det hombre europeo son las crisis
del hombre cristiano ... Es sumamente signif~a.tlvo qaminar la meta
morfo,sis
sufrida
por el
espfrltu europeo en· esté último .n"glo, .. ; destm;ar
c6mo,
partiendo de
sistemas y de elecciones que pretendúm. .absoluti"'
zar
al hombre y a sus conquistas teirenas~ se, ha llegado hoy'_ q. poner
en
tela
de· juicio precisamente
al mismo hombre,
a su dignidad y a sus
valorea intrínsecos ... ¿D6nde están
hoy las
esperanVJS de
que .el hom
bre,
proclamada la
muerte de
Dios, ~ habría colocado finalmente en
el puesto de Dios en' el mundo. y en la historia, inicillndo unti .nueva
era en la que habría vencido por sf solo todos los _mal.es... El atefsmo
europeo es un reto que se encierra _en __ 81 horizonte de una conciencia
cristiana;, es más una rebeli6n a Dios y Una infid_elidad a Dios que .una
simple negación de
Dios».
Después· de estos profundos
y realistas, al par· que_ minuciosos aná
lisis de la actual situai:i6n de Europa, y por ende la civilizaci6n occi
dental
toda,
el Papa propon:,e la ~olución: 41La misma Iglesia debe en
tonces
autoevangelizarse para responder a los restos del hombrt: de hoy ...
Si ·el
atefsmo es uná tentaci6n
de
fe,. será
con
la. profundización y la
pllrificación de la fe Como Será vencido». No me resisto a señalar aquí
que es el Propio -Papa qukn habla de la necesidad de «auto-evangeliza-.
ción de la Ig_lesh>. lo cual, crtio ju9tiflca las duras criticas de _la, pri
m11ra parte de
estas palabras, dichas en este acto de hermandad. Pero,
además, también señala .que es con la purificaci6n de profundizaci6Íi
de
la fe,
y ·no con pseudo recetas sociológicas e ideológicas como se ha
de tratar el momento, el
diffcil momento
actual en la
Jgleáia Y, ·a la
par, en
la
ci;vi/ización occidental.
Pero
sigamos con las palabrcis del
Papa:
«Si· el
seculari$mo pone--en teld da juicio la concepci6n del hom
bre
en 'el ~undo y la utilizaci6n del universo, la evangelización deberá
volver a proponer aquella
teología y es'piritualidad c6smica que, fun
dada
bíblicamente y presente en la liturgia, ha recibido perspectivas
iluminadorm del Concilio Váticano JI (cfr. Gaudium et spes,_ 37)>. Sólt;,
señalar aquí una palabra utilizada ·por el .Pápa: «volver a reponer», y
ea.
un :«Volver». recurso ' a la «tradición», porque este camino hab_fa
sido olvidado o,
lo
que es peor, meno1preciado en la!.. -pretendldam_entti
autoproc.almada «renovación» o «vta» postconciliar que
ha
tenicfo 4ue
803
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FÉRNANDO 1986
rectificar el recién acabado Sínodo Extraordinario, conmemorativo de
los veinte años1 del Concilio Vaticano 11.
Sigamos con las palabras del Papa: «Recurrir a la 'fe y a la santidad
de
la ,Iglesia para :res[Jonder a estos problemas y a estos desafios no
es
una voluntad de conquista o de restauración; sino
que es
el
camino
obligado
que
vá hasta
el
fondo d.e
los
desafíes y de los_ problemas». Es,
pues,"· lo
que Verbo
en sus primeras páginas pre-temáticas ha Venido
años y" años -años de confusi6n, -por
otra
parte-recordando
con
ter-·
tos
de
la auténtica doctrina de los Pontifices -desde San Pfo X hasta
el
actual Juan Pablo
11-
ptira évitar lo que Pablo VI denunció como
«el mal llamado espíritu del Concilio» que,-en lugar de -atraer al mun
do a Cristo, pretendió
que éste
fuera
et que atra;era a la Santa Ma
dre Iglesia.
No hace todavfa un año., el 11 de octubre dé_ 1985, y en _el último
Simposio ·de los Obispos europeos •.. Su ·santidad el Papa vuelve a in
sistir sobre ·el tema:
«¿C6mo se
presenta
la imagen del hombre éuro
'P80 "secularizadd'?» Podemos decir que es u'n ,hombre tan compro
metido en la tarea de_ construir la
«ciudad · terrena» que
ha perdido de
vista a exclu"idd expresamente la «ciudad de
Dios».
Dios permanece
fuera de su 'horizonte de 1vida. Pero el ateísmo teQrico o práctico, se
refle;a
n·ecesariamente en la concepción ántropolqgiéa. Si
el hombre· no
es imagen
de
Dios y iio~ hace referéncia nada mds que a si mismo,
¿qui
valor tiene, pdr qué actúa y vive? De hecho; la Europa que en el
Oesté, en
la
filosof:fa Y· en
la
vrti:riS ha
declarado a veces
za· «muerte
de DidS», y en
el
Este ha llegado a -imponerla ideológica. y política
m'ente, _ es "tambiln la
Europa
en
la que ha sido proclama.da_ la «muerte
del
hombl'e» como · persona y
valor
transcedente. En
el Oeste la per
sona
ha sido
inmolada
al bienestar; en el Este ha sido sacrificada a
la _
es~ructura, .. · Eh Occidente resulta
de ello una _
lociedad .comple;a,
plurtilista
y
polivalente en
lá que · el individuo quiere · 'recibir -sólo de la
propia raz6n autónoma los
fines, los valores y
lós significados· de
su
vida y de
su actitud,
pero se encuentra a menudo
~ando a ciegas en
la _oscuridad de las certezas metá/lsicas, de los fines últimos y de los
puntos seguros
de referencia
ltica. Este
hombre que se
querrfa tan
adulto, maduro,
libre, es también el hombre que huye de la
libertad
para .arrellanarse en
el conformismo, un hombre que sufre de soledad
está
amenazado por
varios· malestares del alma, trata de aleiar la muer
te
y-está en 'pavorosa pérdida dt; esperanza ... · ESta eS la Europa y este
es el
hombre que estamos llamados a evangelizar hoy... Para esta mi
sión Sublime
de hacer florecer una edad nueva de
evangelización en
Europa
se requieren
hoy
evangelizadores especialmente
preparados. Se
. necesitan heraldos
del Evangelio expertos en
humf6lidad ... · Para
esto
se. necesitan nuevos· santos.
Los grandes- evangelizadores de Europa han sido los santos:,. •' ·
Hasta ··aquí las palabr.as dét Papa. Parece superfl,io Intentar expli
carlas,
pues hablan clarfsimamente por sí mismas, o añadir algo.
Sólo
nos· i¡ueda el
llevarlas a la práctica.
Y tal-" intentamos nosotros, o por
lo men(?s eso es lo que constituye el fin· de nuestras peri6diccis. · reunio
nes en las que, por
medio del
estudio de
la doctrina del Magisterio
intentamos constituirnos en
«expertos en humqnidád» y e «luz sobre el
candelabro» y no oculta
«bajo el celemín». De
igual modo
qUe .lo
brin
damos a_
los
demáJ con
el
ben.emérito esfuerzo continuado de Verbo,
ulia de las pocas revistas intelectuales serias hoy eristentes eh castella
no, así como las publicaciones de Speiro, cuya rentabilidad econ6mica
ya
nos
conte'ntarftimos que fue·ra· nula, pero
cuyas rentas
espirituales
804·
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1986
son innegables y copio tales es seguro que quedan 'apuntadas en e_l
«haber» del «libro d'e la vidrJ» que, en definitiva es el importante.
Pero aún nos pide otra cosa el Papa: ~ «llamada universal a la
santidad» es, sin duda, el fruto más valioso del Concilio Vaticano Il
-<:fr.
LUJllffl Gentium, V-. Hay· quien ha dicho qu,, «estas crisis
mµndialieis son crisis de santos (3), Ahora et el mismo Vicario de Cris-
to quien nos recuerda que «los grandes evangelizadores de Európa han
sido los santos». En efecto, tras las sangrientar persecuciones , de
los
si
glos paganos, en el inicio de la Europa cristiana, Agus(m de Hipona
e Isidoro de Sevilla. empiezan la andadura de lina . .E4ropa cristiana que
no se limita a las «Apología» de loa Padres primitivos. Sobre lps que
de bueno, de bello y de· verdadero tenfan las fomias culturales ariterio
res, la Iglesia que· resu1n¡e en .sí todo Bien, venga de donde venga,
elabora un «corpus» propio q™ 1uuá nacer ·a Europa por la acción
no revolucionarla, sino constan.te y cal.lada, humilde de Benito· de Nur
sia, Cirilo y Metodio, Beda el Venerable y tantos otros anónimos que
reparan el florecimiento de la Europa d:e las reyes, santos: Enrique,
Emperador;
Eduardo
de Inglaterra,
Estanislao, Esteban,
Luis
y su
pri
mo, nuestro San Fernando, cuya festividad celebramos hoy.
Reyes
sanl"os cuyo pod,er :«venido de lo _Alto» -por otra vía que
el
poder religioso- que supieron con
la santidatf de sus vidas ejem~
piares, con¡ugar «las dos espodas» dé la .controversia mediev.al, pues
sabían, como dijo Hncmaro de Reim:s, que «no serian _ _juzgadas par la
ley sálica o la gundova.dia, sino por la Ley de Dioa»_. Esta proposid6n
suena
en la
deicristianizada Europa
actual como
Oigo no s6lo sin sen
tido sino
francamente como una loC:Ura -en realidad la «locura de la
cruz»--, pera realmente ea el único argumento, la «última ratio» de la
política, definida explicación por la que un hombre. ,tiene que someterse
a otro,
igual por
naturaleza,
sf; pero diferente en lo existencial: igual
en
el
«ser» dado por Dio~, pero diferente
en
el «estar» también por
voluntad divina. Claro que esta visión del tema del poder, invalida
la
pretensión de ·entregar el
poder «como
mandtUo» -tal como
pre
tende, por ejemplo,
la actual ConstitUción española-, con lo que se
pretende liberar de
responsabilidad moral f:ll mandatario
democrático,
lo cual
es algo expresamente rechazado por León_ XIII· en la encfclica
Diutumum illud, en cuyo -parágrafo 4, al hablar de los sisiemas-ekcti
vru, dice: «Con esta elección se
tl,e.rigna el gobernpnte, pero .no se con
fieren
los derechos· del poder.
Ni se _entrega el podttr como mandato,
sino
que
e.stahkce la pers0'1UI
que lo ha
de e;ercer». Tal
como ocu
rre -y señala Walter Lipmann en «La crisis de la Democraciá»- en
la designación del' Sumo Pontífice en los c6nclaves. -Y es · a las perso
nas -Papás, reyu, gobernantes e investidos de cualqUier tipo de po
der político, social o económico-a los que va dirigida, de forma más
especial la «llamada universa/, a la ._santidad» que hace el_ Concilio Va
ticano 11 y ahora nos recuerda Su Santidad el Papa: «personas> que
tienen
una alma q"ue salvar, precisamente en el «ejercicio del ·poder» y
que
serdn juzgados no
según
leyes humanas
sino según la
Ley dii,vina.
Igual
que todos nosotros,. a _quien_es la Providencia' nos ha confiado
la
misión, sagrada misión, de
extender
y promover _el mensaje de la
·
«Ciudad Católica» q~ en este momen,o t,:ent! un, claro objetivo se
ñalado nada menos que por el. Vicario de Cristo: La re-evangelizaci6n
de Europa.
Vamos,
pues. a ello.
(3) Cfr. Camino, punto 301.
805
Fundaci\363n Speiro