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Número 305-306

Serie XXXI

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El orden del universo y la actuación humana

EL ORDEN DEL UNIVERSO Y LA ACTUACION HUMANA
El orden del universo y la herencia común de los. bienes de
la tierl".a.
«La tierra es esencialmente una herencia común, Cuyos frutos
"deben ser para beneficio de todos. T!ios ha. destinado la tierra
"y cuanto ella contit:ne para uso .de todo el género humano', ha
"afirmado el Concilio Vaticano II (Constituci6n pastoral Gau­
"dium et spes, sobre/a Iglesia en el mundo actual, 69 ). Esto tiene
"impUcaciones directas para nuestro problema. Es in¡usto que po­
"cos privilegiados sigan acumulando bienes superfluos, despilfa­
" rrando
los recursos disponibles, cuando una gran multitud de
"personas vive en condiciones de miseria, en el más bajo nivel de
"supervivencia. Y es la misma dimensi6n dramática del desequi­
"librio ecol6gico la que nos enseña ahora c6mo la avidez y el
"ego!smo, individual y colectivo, son contrarios al orden de la
"creaci6n, que implica también la mutua interdependencia.,
»Los conceptos de orden del universo y de herencia común
"ponen
de relieve la necesidad de un sistema de gestión de los
"recursos de
la tierra, mejor coordinado a nivel internacional. Las
"dimensiones de los problemas innbientales sobrepasan en muchos
"casos
las fronteras de cada Estado; Su soluci6n, pues, no puede
"hallarse sólo a nivel nacional. Recientemente se han dado algu­
unos pasos prometedores hacia esta. deseada acci6n internacional,
upero ·los instrumentos y los .organismos existentes son todavia
"inadecuados para el desarrollo de un plan coordinado de inter­
"vención. Obstáculos pol!ticos, formas de nacionalismo exagerado
"e intereses econ6mitos -por mencionar s6lo algunos factores-,
"frenan o incluso impiden
la cooperaci6n internacional y la adop­
"ci6n de iniciativas eficaces a largo plazo».
Jum PABLO II: Discurso al Excmo. Sr. Mijai)
GorbachOV, Presidente del Soviet Supremo de la
U.R.S.S., 6 de diciembre de 1989.
L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
afí<> XXI, núm. 50 (1.093), domingo 10 de di­cieinbre de 1989.
Verbo, núm. 305-306 (1992), 483-492 483
Fundaci\363n Speiro

Dios y la armonía del universo.
«En una sociedad muy desarrollada como la vuestra, donde
"todos tienen bastante que comer, donde
la educación y el servi­
" cío médico están al alcance de todos, y donde se ha alcanzado
"un alto nivel de justicia social, es fácil perder de vista al Crea­
)} dor, de cuyas amorosas manos vienen todos estos dones. Es fácil
"vivir como si Dios no existiera. En efecto, existe una poderosa
"atracción hacia esa actitud, pues puede dar la impresión de que
"reconocer a Dios· como origen y fin · de todo recorta. la indepen­
" dencia humana y pone límites inaceptables a la acción humana.
"Pero cuando olvidamos a Dios, inmediatamente perdemos de
"vista el significado más profundo de nuestra existencia y ya no
"sabemos quiénes somos (if .. Gaudium et spes, 36). ¿No consti­
"tuye esto una
causa importante de la insatisfacción que suele ha­
"lliJrse en las sociedades muy desa"olladas?
»¿No es fundamental para nuestro bienestar sicológico y so­
" cial el escuchar la voz de Dios en la maravillosa armonla del
"universo? ¿No es de hecho liberador el reconocer que la estabi­
'.'lidad, la verdad, la bondad y el orden que la mente humana pro­
" gresivamente descubre en el cosmos son un reflejo de la unidad,
"verdad, bondad y belleza del Creador mismo?
»Un reto radical que afronta la familia humana al final del
"siglo XX es usar los recursos de la tierra con sabiduría y respon­
"sabilidad,
es decir, con respeto a los límites a los que esto,s re­
'-'cursos están necesariamente su;etos. Hacer esto es respetar la
"voluntad del Creador. Y en los asuntos humanos el reto es cons­
"truir un mundo de justicia, amor y paz, donde la vida y la igual
"dignidad de todo ser humano, sin discriminación, está defendida
"y apoyada. Hacer esto es reconocer el rostro de Dios en todo
"rostro humano, y especialmente en las lágrimas y sufrimientos
"de aquellos que anhelan ser
amados .y tratados con justicia».
JuAN PÁl!Lo II: Homilía durante la Mis• con
primeras comuniones· celebrada en ·el campo ad~
yacente a la catedral católica de Rcikiavik, do­
mingo 4 de junio. L'Osservatore Romtzno, edición
semanal eii 'len_goa española, año .XXI, núm. 25
(1.068), domingo 18 de jimio de 1989.
Relación entre la actuación humana" y la integridad de la
creación.
«El hombre, cuando se aleja del designio de Dios creador,
"provoca un desorden que repercute inevitablemente en el resto
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"de la creaci6n. Si .el hombre no está en paz con Dios la tierra
"misma tampoco está .en paz: 'Por eso, la tierra está en duelo, y
"se .. marchita cua.nto en ella habita, con las bestias. del campo y
"las aves del
cielo: y hasta los peces de mar desaparecen' (Os 4, 3).
»La experiencia de. este 'sufrimiento' de la tierra es .común
"también a aquellos que no comparten nuestra
fe en Dios. En
"efecto, a
la vista de todos . están las crecientes devastaciones
"causadas
en la naturtJleza por el comportamiento de hombres
"indiferentes a
las exigencias recónditas --y, .sin embargo, dara­
"mente perceptibles del orden y de
la armonía que la sostienen.
»Y, así, se pregunta con ansia si aún puede ponerse remedio
"a los daños provocados. Es
evidente que una soluci6n adecuada
"no puede consistir simplemente en· una _gestión me;or o en un
"uso menos i"acional de los recursos de la tierra. Aun recon~
"ciendo la utilidad práctica de tales medios, parece necesario re­
"montarse hasta los orígenes y afrontar en su coniunto la profun­
"da crisis moral, de la que el deterioro ambiental es uno de los
n aspectos más pre6cupantes.
"
»La teologia, la filosofía y la ciencia concuerdan en la visión
"de un universo armónico, o sea, un verdadero 'cosmos', dotado
"de una integridad propia y de un equilibrio interno y dinámico.
"Este orden debe ser respetado: .la humanidad está llamada a
"explorarlo
y a descubrirlo con prudente cautela, así como a ha­
" cer uso de él salvaguardando su integridad.
"
»Los que creen en Dios crecÍdor-, y, por . .tanto, están conven~
"cidos de qz¡e en el mundo existe un orden bien definido y orien­
"
tado .a un fin, deben sentirse llamados a interesarse por este pro­
"blema. Los cristianos, en particular, descubren que su cometido
"dentro de
la creaci6n, así como sus deberes con la naturaleza y
"el Creador
forman parte de su fe. Ellos, por tanto, son cons­
"cientes del amplio campo de cooperación ecuménica e interreli­
"giosa que se_ abre a· sus ojos.
"
»El compromiso del creyente por un ambiente sano nace di­
" rectamente de su fe en Dios creador, de la valoración de los
"efectos del pecado
original y de los pecados personales, así como
"de
la certeza de haber sido redimido por Cristo. El respeto por
"la
vida y por la dignidad de la persona humana incluye también
"el respeto y el ciudadi> de la creaci6n; que está llamada a unirse
"ál hombre para glorificar a Dios (cf Sal 148 y 96).
»San
Francisco de Asís, al que he proclamado Patrono ·celes-
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"tial de los ecologistas en el año 1979 (cf. Carta Apostólica Inter
"sonetos: AAS 71, 1979, 1509 s.), ofrece a los cristianos el ejem­
" plo de un respeto auténtico y pleno por la integridad de la crea­
" ción. Amigo de los pobres, amado por las criaturas de Dios,
"invitó a todos
--animales, plantas, fuerzas naturales, incluso al
"hermano Sol y a la hermana Luna-a honrar y alabar al Señor.
"El pobre de Asis nos da testimonio de que estando en paz con
"Dios podemos dedicarnos mejor a construir la paz con toda la
"creación, la cual es inseparable de la paz entre los pueblos.
»Deseo que su inspiración nos ayude a conservar siempre vivo
"el sentido de la 'fraternidad' con todas las cosas -creadas·bue­
"nas y bellas por Dios Todopoderoso--y nos recuerde el grave
"deber de respetarlas y custodiarlas con particular cuidado, en
"el ámbito de la más amplia y más alta fraternidad humana».
JuAN PABLO II: Discurso al Excmo. Sr. Mijail
Gor1;,achov> Presidente del Soviet Supremo de la
U.R.S.S., 6 de diciembre de 1989. L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
año XXI, núm. 50 (1.093), domingo 10 de di­
ciembre de 1989.
La tentación del hOmbre contemporáneo de una -interpretación
naturista del mundo sin sentido teológico de lo creado.
«Sabemos que el hombre contemporáneo, precisamente en
"virtud del desarrollo de las ciencias, está expuesto particular­
" mente a la tentación de dar una interpretación naturalista del
"mundo; ante
la multifor,ne riqueza de las cosas, de su comple­
"jidad,
variedad y belleza, corre el riesgo de absolutizarlas y casi
"de divinizarlas hasta hacer de ellas el fin supremo de su misma
"vida. Esto ocurre sobre todo cuando se trata
efe las riquezas, del
"placer, del poder que precisamente se pueden derivar de las co­
"sas materiales. Estos son los ídolos principales, ante los que el
"mundo
se postra demasiado a menudo.
»Para resistir esa tentación sutil y para remediar las conse­
"cuencias nefastas a las que puede llevar, he aqu! que el Esp!ritu
"Santo socorre al hombre con el ddn de ciencia. Es ésta la que le
"ayuda a valorar rectamente las cosas en su dependencia esencial
"del Creador. Gracias a ella -como escribe Santo Tomás-, el
"hombre no estima
las criaturas más de lo que valen y no pone
"en
ellas, sino en Díos, el/in de su propia vida (cf. S. Th., II-II,
"q. 9, a. 4).
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»Asf logra descubrir el sentido teológico de lo creado, viendo
"las cosas como manifestaciones verdaderas y reales, aunque limi­
"tadas, de la verdad, de la belleza, del amor infinito que es Dios,
"y, como consecuencia, se siente .impulsado a traducir este descu~
nbrimiento en alabanza, cantos, oración, acción de gracias. Esto
"es lo que tantas veces y de múltiples modos nos sugiere el Libro
"de los Salmos. ¡Quién no se acuerda de alguna de dichas, mani­
"festaciones? 'El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento
"pregona la obra de sus manos' (Sal 18/19, 2; cf. Sal 8, 2); 'Ala­
"bad al Señor en el cielo, alabad/o en su fuerte firmamento ...
"Alabad/o sol y luna, alabadlo estrellas radiantes' (Sal 148 1, 3).
, »El hombre, iluminado
por el don de ciencia, descubre al mis­
"mo tiempo la infinita distancia que separa a las cosas del Crea­
" dor, su intrínseca limitación, la insidia que pueden constituir,
"cuando, al pecar, hace de ellas mal uso. Es un descubrimiento
"que le lleva a advertir con pena su miseria
y le empu¡a a vol­
"verse con mayor impetu
y confianza a Aquel que es el único que
"puede
apagar plenamente la necesidad de, infinito que le acosa».
JuAN PABLO II: Meditación dominical a la
hora meridiana del «Regina Caeli», 23 de abril.
L'Osservatore Romano, edición semanal en-len­
gua española, año XXI, núm. 18 (1.061), do­
mingo 30 de •hril de 1989.
La visión orgánica y armoniosa dei hombre en _su unidad on­
tológica dificultada por la fragmentación del con()Cimiento
y su aplicación técnica.
«Toda situaci6n cultural nueva deriva princil"llmente del desa­
"rrollo de las ciencias
y de la técnica. Conscientes de la nueva
"reflexi6n que exige de parte de la Iglesia, habéis organizado un
"congreso en Tokio sobre Ciencia, tecnología y valores espiritua­
"les. Un enfoque asiático de la
mddernizaci6n, y otro en la misma
"Ciudad del Vaticano sobre La ciencia en el marco de la cultura
"humana.
La fragmentaci6n del conocimiento y de su aplicaci6n
"técnica hace más dificil la visi6n orgánica y armoniosa del hom­
"bre en su unidad ontol6gica. Lejos de ser extraña a la cultura
"cient!fica,
la Iglesia se alegra por los descubrimientos y las apli­
"caciones técnicas
capaces de me¡orar las condiciones y la calidad
J}de la vida de -nuestros- contemporáneos ·y recuerda· sin cesar el
"carácter único y la dignidad del ser humano i:ontra toda, ientá­
"
ción 'de abusar del poder que confiere la técnica. Espero que
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"prosigáis el diálogo entablado en el curso de los últimos años
"con .los representantes de la cultura. científica,· de las ciencias
"exactas y de las ciencias del hombre .. El ,progreso en el campo
"de la ciencia .y de la. técnica impone una conciencia renovada y
"una exigencia ética al coraz6n de la cultura para hacerla más
"humana y para que los hombres ·de todas las culturas puedan
"beneficiarse de
ellas con equidad, en un esfuerzo perseverante
"de solidaridad»: JUAN PABLO JI: Discurso • los participantes
en
la Asamblea Plenaria del Pontificio .Consejo
para la cultura, Viernes 10 de enero. L'Osserva­
tore Romano; edición semanal en lengua españo­
la, afio XXIV, núm. 4 (1204), 24 de enero de
1992.
El agotamiento del patrimonio natural de la tierra.
«Cuando la tierra yo no produce, mucho, campesinos se mu­
" Jan a otras zonas -incrementando con frecuencia el proceso de
"deforestación incontrolada-- o bien se establecen en centros ur­
nbanos q_Ue carecen de_ estruct,uras y servicios. Además, algunos
"paises con una fuerte deuda están destruyendo su patrimonio na­
"tural ocasionando irremediables desequilibrios ecológicos, con tal
"de obtener nuevos productos de exportación.
No obstante, fren­
"te a tales situaciones serla un modo inaceptable de valorar la
"responsabilidad acusar solamente a los pobres por la conser;uen­
"cias ambientales negativas provocadas por ellos. Es necesario
"más bien ayudar a los pobres -a quienes la tierra ha sido con­
"fiada como a todos los demás-a superar su pobreza y esto exige
"una decidida reforma de las estructuras y nuevos esquemas en
"las relaciones entre los Estados y los pueblos».
JuAN PABLO II: Discurso ,tl. Excmo. Sr. Miiail
Gorbachov, Presidente_ del Soviet Supremo de la
. U,R.S.S., 6 de diciembre.de 1989.-L'Osserv"atore
Romr,no, . edición semanal ~ lengua española,
afio XXI, núm. 50 (1.093), domingo 10 de di­
ciembre de 1989. ·
La responsabilidad · ecológica. ·
«La sociedad actual no hallará una soluci6n al problema eco­
"lógico si no revisa seriamente su estilo de vida. En muchas par­
"tes del inundo esta misma sociedad se indina al hedonismo y
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"al consumismo, pero permanece indiferente a los daños que éstos
"causan.
Como ya he señalado, la gravedad de la situación ecoló­
!' gica demuestra 'éuán profunda es la crisis moral del hombre ... Si
"falta-el sentido del valor de la persona y de la vida .humaná,
"aumenta el desinterés por lo demás y por la tie"ª· La austeri­
"dad, la templanza, la autodisciplina y el espíritu de sacrificio
"deben conformar la vida de cada dia, a fin de que la mayorla no
"tenga que sufrir las consecuencias negativas de
la negligencia de
"Unos pocos.
»Hay, pues, una urgente necesidad de educar en la responsa­
"bilidad ecol6gica:
responsabilidad con nosotros mismos y con los
"demás, responsabilidad con el ambiente. Es
una educación que
"no puede basarse simplemente en el sentimiento o en una velei--
" dad indefinida. Su fin na debe ser ideológica ni político, y su
"planteamiento no puede fundamentarse en
el rechazo del mundo
"moderno o
en el deseo vago de un retorno al 'para!so perdido'.
"La verdadera educación de la responsabilidad conlleva una con­
" versión auténtica en la manera de pensar y en el comportamien­
"to. A este respecto, las Iglesias y las demás Instituciones religio­
"sas) los Organismos gubernamentales, m"ás. aún} todos los míem­
"bros de la sociedad tienen un cometido preciso que desarrollar.
"La primera educadora, de todos modos, es la.familia, en .la que
"el niño aprende a respetar al prójimo y amar la naturaleza».
JuAN PABLO II: Discurso al ·Excmo. Sr. Mijail
Gotbachov, Presidente del Soviet Supremo de la
U.R.S.S., 6 de diciembre de 1989. L'Osservatore
Romano} edición semanal en -lengua española,
año XXI, núm. 50 (1.093), domingo 10 de di·
ciembre de 1989.
El valor estético dé la natnrale"za en su creación.
«No se debe descuidar tampoco el valor estético de la creación.
"El contacto con la naturaleza es de por si profundamente rege­
"nerador, asl como la contemplación de su esplendor de paz y
"serenidad.
La Biblia habla a menúdo de la bondad y de la belleza
"de la creación, llamada a dar gloria a Dios (cf., por ejemplo, Gn
"1, 4 ss.; Sal 8, 2; 104, 1 ss.; Sb 13, 3-5; Si 39, 16, 33; 43; 1.9).
"Quizás más difícil, pero no menos intensa, puede ser la contem­
"placi6n de las obras del ingenio humano. También las ciudades
"pueden .tener una belleza
partiéular, que debe impulsar a las
"personas
a tutelar el ambiente de su alrededor. Una buena pla­
"nificaci6n urbana es un aspecto importante de la protección am-
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"biental, y el respeto .por las características morfológicas de la
"tierra es un requisito indispensable para cada instalación ecol6-
" gicamente co"ecta. Por último, no debe descuidarse la relación
"que hay entre una adecuada educación estética y la preservación
"de un ambiente sano». .
JuAN PABLO II: · Discurso al Excmo. Sr. Mijail
Gorbachov, Presidente del Soviet Supremo d.e' la
U.R.S.S., 6 de diciembre de 1989. L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
afio XXI, núm. 50 (1.093), domingo 10 de di­
ciembre de 1989.
La necesidad de una nueva soli~aridad ecológica.
«La crisis ecológica pone en evidencia la urgente necesidad
"moral de una nueva solidaridad,
especialmente en las relaciones
"entre los palses
en vías dé desarrollo y los países altamente in­
" dustrializados. Los Estados deben mostrarse cada vez más soli­
" darios y complementarios entre si· en promover. el desarrollo de
"un ambiente natural y social pacifico y saludable. No se puede
"pedir, por e;emplo, a los países .recientemente industrializados
"que apliquen a sus incipientes industrias ciertas normas ambien­
" tales restrictivas si los Estados industrializados no se las aplican
"primero a si mismos. Por su parte, los palses en vías de indus­
"trialización no pueden moralmente repetir los errores cometidos
"por otros paises en el pasado, continuando el deterioro del am­
"biente con productos contaminantes, deforestación excesiva o
"explotación ilimitada de los recursos que se agotan. En este mis­
"mo contexto es urgente encontrar una solución al problema del
"tratamiento
y eliminación _de los-residuos tóxicos.
»Sin embargo, ningún plan, ninguna organización podrá lle­
" var a cabo los cambios apuntados si los responsables de las na­
" ciones de todo el mundo .no--se convencen· firmemente de la
"absoluta necesidad de esta nueva soUdaridad que la crisis ecoló,
"gica requiere y que es esencial para la paz. Esta exigencia ofrece­
"tá ocasiones propicias para consolidar las relaciones pacíficas en­
"tre los Estados».
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JuAN PABLO II: Discurso al Excmo. Sr; Mijail
Gorbachov; Presidente del Soviet Supremo de la
U.R.S.S., 6 de diciembre de 1989. L'Osservatore
Romano, edición semanal en_ lengua española,
afio XXI, núm. 50 (1.093), dómingo 10 de di­
ciembre de 1989. · · · · · ·
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La responsabilidad ecológica de los Estados.
«La mencionada necesidad de una acci6n concertada a nivel
"internacional no comporta ciertamente una disminución de la
"responsabilidad de cada Estado.
Estos, en efecto, no s6lo deben
"aplicar
las normas aprobadas junto con las autoridades de otros
"Estados,
sino favorecer también internamente un adecuado or­
" den socio-econ6mico, atendiendo particularmente a los sectores
"más vulnerables de la sociedad. Corresponde a cada Estado, en
"el ámbito del propio territorio, la función de prevenir el dete­
"rioro de la atmósfera y de la biosfera, controlando atentamente,
"entre otras cosas, los efectos de los nuevos descubrimientos tec­
"nol6gicos o cient!ficos, y ofreciendo á los propias ciudadanos la
"garantía de no verse expuestos a agentes contaminantes o a re­
"siduos tóxicos».
JUAN PABLO II: Discurso al Excmo. Sr. Mijail
Gorbachov, Presidente del Soviet Supremo de Já.
U.R.S.S., 6 de diciembre de 1989. L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
año XXI, núm. 50 ( 1.093 ), domingo 10 de di­
ciembre de 1989.
Las maravillas de la naturaleza obra del Creador y la necesi­
dad de respetar sus leyes.
«Vuestro premio se inspira .en la espiritualidad de San Fran­
"cisco y, en particular, en el cántico de alabanza compuesto por
"él en honor del Altísimo, omnipotente y buen Señor. Según el
"'poverello' de
A.sis, la creaci6n, obra de la Providencia. divina,
"manifiesta su belleza
y bondad, y presta un precioso servicio al
"hombre: le habla del Creador, revelándole su plan eterno de
"armonía y pdz. Por eSto, es precisa respetar y ,.c.onseriJár .la .na­
"turaleza, a fin de que, entablando con ella una relación sana y
"correcta, logremos contemplar el misterio de la grandeza y del
"amor· de Dios. Todo ser --cánta ·San Francisco--··es hermoso y
"radiante con gran esplendor: de ti, Altisimo, expresa el sentido'
"( Cántico de las criaturas).
»Todo tiene su origen y saca vigor del sumo Creador. Al to­
"mar contacto con la creaci6n, el hombre puede comprender me­
"jor los valores eternos sobre los que se apoya su vida. Son, entre
"otros, los valores de
la belleza y la verdad, la sencillez y el amor,
"la fidelidad y la solidaridad. Cuando observa las maravillas de
"la naturaleza, el hombre aprende a respetar las leyes que gobier-
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"nan su dinamismo, y es impulsado iz mirar can gratitud el plan
"de Dios sobre el mundo y la humanidad. Toda la existencia se
·"transforma, entonces, en un cántico de admiración y de acción
"de gracias, que se hace .contemplación y oración, 'Alabad y hen­
"decid a mi Señor, y dadle gracias, y servid/e con grdn humildad'.
»También hoy, muchos siguen inspirándose en .este cuadro tan
"conocido de
la 'teología'. de Francisco sobre las criaturas».
JUAN PABLO II;. Discw:so _ a -lqs participaD.t1;:s
·en el premio San Francisco «Cántico de las criatu­
ras», sábado 26 de_ oCfubre: L}Osservatoré Ro­
mano, edición setnanal en lengua española·, ·afio
XXIII, núm. 48 (1.196), 29 de noviembre de
1991. . . .
Necesidad de respetar la naturaleza y la armonía del ambiente.
El problema ecológico. ·
«De la misma forma) vOsOtms seiidras y señores, con vuestra
"iniciativa, queréis con
faz6n dar a comprender la importancia
"del respeto a la naturaleza, y hacer que se co"ijan algunas in­
'1tervenciones del hombre sobre ella. que no respetan la armonla
"del ambiente. El problema ecológico está ligado
al problema
"ético y moral. Los bienes de
la tierra, que en el plan divino están
n destinados a -ser patrimonio qomún,. corren el riesgo a ve.ces de
"convertirse en mcnopolio de unos cuanto$, que los utilizan para
"su uso ·exclUsivo} o los alteran, si es que. no los destruyen, pro­
" duciendo un gran daño a toda la humanidad.
»Es preciso frenar la carrera h(lcia el uso egolsta de los bienes
"de .la tie"ª· Hay que impedir su .destrucción y su alteración,
"pues todas· sufrimqs las consecuencias negativas de acciones eca­
"lógica¡ imprudentes».
492
JUAN PABLO 11:_ Discurso a los particip~tes
en el premio· San Francisco «Cántico de _las criatu­
. ras.», sábado 26 __ de octubre. L'Osservatore Ro­
. mano, edición semanal en lengua española, afio
XXIII, núm. 48 (1.196), 29 de noviembre de
1991.
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