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Número 305-306

Serie XXXI

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Estado de naciones, nación de estados, nación de naciones

ESTADOS DE NACIONES, NACION DE ESTADOS, .
NACION DE.NACIONES
POR
JuAN Vt,,LLET DE_ GoYTISOLO (*)
De vez en cuando se oye decir, ampaJ:ándose en un texto cons­
titucional, que
España es un Estado de naciones para sacar la
consecuencia,
v. gr., que Euzkadi es una nación integrada en el
Estado español pero que podría
integrarse en otro o autodet,:rmi­
narse en un Estado. vasco a caballo de aquende y allende
del Pi­
rineo.
Esta es una aplicación del denominado principio de las nacio­
nalidades y del ooncepto . «ilustrado», adoptado virulentamente
por los jacobinos, y del hegeliano de nación: Una nación, reclama,
según este principio, una sola religión ( esto ya se ha dejado de
lado), una sola lengua, un solo derecho, un Estado. El mismo
principio, por otro lado,
se pret~nde ~¡,!icario a una España cen­
trípetamente gravitante en un Estado .. centralista.
En realidad, un '1¡lero Estado de n.aciones solo lo ha sido la
ya desintegrada Yugoslavia, artificialmente
fal:,ricada en el tratado
de
Versalles; y, por otra parte, los hechos des.mienten el referido
principio
de. las nacionalidades, que no . es sino el fruto . de una
ideología (la del
pluriverso -,-como lo ha denominado Francisco.
Ayala-que tomaha el lugar de la conq,pción dásica del univer-·
so). Pero, aunque esa ideología sea intelectualmente. imperante·.y;
a veces, impuesta por la fuerza, repito que los hechos la
desQ!Íen­
ten. Así, por ejemplo, los Estados Unidos de América son un~
(*) Reproducimos el artículo. publicado por ·nuestro director en eI
diario madrileño ABC, .el dla 12 de. mal' Verbo, núm. 305-306 (1992), 589-593 589.
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JUAN VALLET DE GOYTISOLO
nación de Estados ; Gran Bretaña es una nación de naciones -In­
glaterra, Escocia y País de Gales--, y Suiza una nación de nacio­
nes en la
cual cada cantón es un Estado-nación y la Confederación
Helvética es, a la par,
una nación de naciones y un Estado de
Estados. La historia
confirma esta pluralidad de combinaciones. Así,
el Imperio alemán fue a la vez un Estado de Estados y una nación
de naciones, aunque, a veces, el Estado de Estados rebasaba la
nación de naciones alemana, como ocurría cuando en aquél se in­
tegraban checos, servios, húngaros y eslovacos. Y la España de los
Austtias fue
un Estado de Estados, Reino de Reinos, nación de
naciones: las Españas, como le agradaba decir
al profesor Francisco
Elíás
de Tejada,
Precisamente, cuando escribí mis Reflexiones sobre Cataluña
(Fundació Caixa de Barcelona, 1989) tuve dos obíetivos. Uno
~tesado en su subtítulo, Religaci6n, interacci6n y dialéctica
en su derecho y en su historia---el de mosttar que toda dialéctica,
sea social
- de
obreros y patronos--o bien polí~ca ~ntre el Rey y el Prin­
cipado---:---ha producido siempre retrocesos o decadencias, y que,
inversamente,
el progreso siempre ha ido unido a: una interacción
social y

a una tradición viva ·que conserva los progresos anteriores,
en los que se
apoyan los nuevos progresos. Siendo así, la razón
práctica
(bona rah6) procura una interacción de tradición y de
progreso; mienttas que todo racionalismo ideológico, en general,
produce
dialécticas políticas o sociales.
El otro objetivo que tuve al escnbir dicha obra fue el de mos­
trar a Cataluña como nación, desde la Baja edad media,
y a España
comd, ya entonces, nación de naciones aunque se hallara dividida
en varios Estados. Asimismo
mostré que, precisamente en Cata­
luña, estaba
vivo el concepto y el sentimiento de España como
nación de naciones, unido a la esperanza de que llegara a ser tam-
bién Estado de Estados. . ·
Cataluña medieval se entramaba: eclesiásticamente en diócesis,
monasterios, parroquias, que
más tatde estarían representadas en
el brazo eclesiástico de las cortes; político-militarmente, en una
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jerarquía feudal ---adecuada a su originario carácter de marca fron,
teriza con los moros--que formaban, con su príncipe,. es decir,
el Conde de
Batcelona, los demás condes, hasta nueve, con los
vizcondes,
los comitores y los vasvasores, todos enumerados por
Jaume de Marquilles,
y que integraban el brazo militar de las
cortes, y una decápolis -«quia in ea sunto decem civitates», como
explicaba Tomás Mieres, que les enumeró-o comunidad de re­
públicas municipales, constituidas, a su vez, por gremios, y que
estaban representadas en el brazo municipal o popular de
. las
cortes.
Esta Cataluña la sentían sus hombres como patria y la consi­
deraban nación. La ptimera de estas expresiones
ya aparece en un
diploma del Monasterio de San Cugat del Vallés del año 1106
..
La segunda la vemos empleada en un escrito de los diputados del
General, dirigido
al Parlamento celebrado en Tortosa en 1411,
denunciando que los corsarios genoveses hacían guerra a la
«nasci6
catalana». También de «nassió catalana» habló la reina María, es­
posa de Alfonso el Magnánimo, en las cortes de Lérida de 1440,
y el Cardenal Margarit en
las de 6 de octubre de 14 54, invocando
que «aquesta
es aquella ja benaventurada:, gloriosa e fidelissima
nasció de Catalunya que per
~o passat era temuda per les terres
e les mars».
La denomioa:ción de España -expresada no meramente con
significado geográfico, sino en el sentido de comunidad humana
unida por una misión
histórica-la hallamos en la. Cr6nica de
Jaime I
el Conquistador, cuando afirma de ella que «un Rey ho
ha tot a restaurar». Y cuando los catalanes se proclamaban espa­
ñoles, tanto por boca de sus condes-reyes como de sus
más famo­
sos cronistas y de las representaciones populares. De ello se pue,
den citar bastantes muestras, como éstas: Jaime I en 1264, ante
las cortes aragonesas reunidas en Zaragoza, al enaltecer a
los ca­
talanes, a quienes declara que debe su reino después de Dios;
.dice
«a
aquells de Catalunya, que es la millar regne d'Espanya, lo mes
honrat,
el mes noble». El mismo rey, al salir de su entrevista con
el Papa,
. en la que se le ofreció para . la cruzada a Tierra· Santa,
exclamó ante los suyos: «Avuy
es honrada tata Espanya». Bemat
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Desclot, en su Cr6nica, refiriéndose al regreso, rras la victoria ·de
las Navas de Tolosa, dejó escrito: «Lo rei d' Aragó e el alrres reis
d'Espanya s'entomaten casen a se tetra». Ramón Montaner
ha­
blando del catalán, caudillo de los almogabares, Berehguer d'En­
tenza, destaca que era considerado un «d'els nobks homens d'Es­
panya»; y, al referirse a la entrevista, de años atrás en Ariza, de
los reyes de Castilla y Aragón y a la propuesta de alianza con
los
de Portugal y Mallorca, exclama el mismó Muntaner: «si aquets
cuarre
reís que ell [Pedro el Grande] nomena d'Espanya, qui son
una cam e une sang, se tenguessen ensems poc duptarem e prearem
tot l' altre poder del mon... Cuenta Desclot que los barones cata·
Janes, en guerra contta los franceses,· hacen saber al mismo rey
Pedro su deseo de luchar y no quedar inactivo en las ciudades
como mercaderes, pues por esa inercia sería «ahontada e
menys
preada tota la caballeria d'Espagna»: Ya en el siglo xv, la repte'
sentación de la Busca, es decir, del sindicato de los menestrales
barceloneses, proclamaba que «Barcelona es el cap de la llibertad
d'Espanya». .
Más significativamente aún, en el mism~ siglo el jurisconsulto
barcelonés
y gran comentarista de los Ú satges, J aume de Matqui­
lles, junto a su evidente catalanidad, muestra un patente sentÍ·
timiento de España
-que, destaqué en mi estudio El pensamiento
y el sentimiento de España en Jaume de Marquilles-, que apare­
ce muy vivo eh numerosos pasajes de su obra.
A fines del mismó siglo,
el ilustre gerundense, Cardenal Joan
Margarit Moles,
que habi,i ~tudiado en· Bolonia y pasado largas
temporadas eh Italia, aprendió aUf ~según ha ccmjeturado Jaume
Vicens
Vives-que mucha gente hablaba de España refiriéndose
indistintamente a Castilla y a Cataluña, y, ayudado por la lectura
de viejos libros, formó la mentalidad que
enéarnaría en un huma­
nismo
imperial hispánico, siendo el iniciador de la idea de la His-
panidad: ·
Y tanto o más. expresivo, por corresponcler a un momento
especialmente dialéctico, es el último bando, dado en la «Casa de
la Ciudad resident en lo port:a1ó. de Sant. Antoni», la víspera de
la
famosa jornada del 11 de septíembre de 1711 -que hoy se ce-
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lebra con un tinte separatista que no tuvo--, día que debía ser el
asalto general de las tropas del Duque de Be:tswick '-en las que
luchaban dieciséis batallones y quince escuadrones franceses-.
Se convocaba por ese bando a todos los hombres que aún queda­
ran hábiles para tomar las armas para que acudieran a
los lugares
señalados «a
fi de derramar gloriosament sa sanch y vida per son
Rey [ el Archiduque Carlos de Habsburgo], por son honor, per la
patria y per la llibertad de tota Espanya
... ».
Interacción, y no dialéctica, en política, en cultura, en dere­
cho, en lengua. El constante bilingüismo catalán favorece
las fa.
cultades de relacionar, ponderar, matizar. Es malo querer imponer
cualquier monolingüismo
en Cataluña, pues resulta no solo pro­
ductor de dialécticas de signo contrapuesto, sino también contra­
cultura! en cuanto perjudica la agudeza del ingenio y
las faculta­
des comunicativas.
Cambó comprendía muy bien la necesidad. de una interacción
viva e indisoluble entre Cataluña y
los demás pueblos · de toda
España cuando clamaba «per una Catalunya gran dins una
Espan­
ya gran».
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