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Número 385-386

Serie XXXIX

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La vocación apostólica del padre Orlandis

LA VOCACIÓN APOSTÓLICA DEL
PADRE ORLANDIS
POR
FRANCISCO CANALS VIDAL "'
El padre Orlandis expresó el sentido e intención de su tarea
en un escrito titulado: Pensamientos y ocurrencias. Redactado en
1934, sus ideas remontan al año 1924, pero no fue reproducido
en forma ciclostilada hasta diciembre del año 1942:
"Hace cosa de diez años -- me fue viniendo al pensami1JI1to un como esbozo de agrupación,
así de hombres como de mujeres; esta agrupación se me antojaba
que
habla de ser aquella legión de almas pequeñas, instrumentos
y victimas del Amor misericordioso de Dios, objeto de los deseos y
las esperanzas de Santa Terestta del Niño Jesús".
La fecha de 1924 nos lleva al tiempo inmediatamente anterior
al comienzo de las reuniones con el padre Orlandis, de los
jóvenes congregantes marianos
-agrupados con el nombre de
Iuventus-que serían el núcleo fundacional de Schola.
En la fecha de su reproducción ciclostilada, aparece contem­
poráneamente a las conferencias dadas
por el padre Orlandis
para orientar a los
de Schola Cordis Iesu en la fundación de la
revista
Cristiandad(25-X-1942 y 7-II-1943).
(') Con motivo de cumplirse los setenta y cinco años de Schola Cordis Iesu,
sus miembros han celebrado en Barcelona un homenaje a quien fue su inspira­
dor, el padre Ramón Orlandis, de la Compañía de Jesús, de quien han compila­
do sus trabajos dispersos en un volumen que lleva por título el de uno de los
más conocidos: Pensamientos y ocurrendas (Ed. Balmes, Barcelona, 2000). Con
mucho gusto, como adhesión al tal homenaje, reproducimos el ensayo preliminar
de nuestro colaborador el profesor Canals (N. de la R.).
Verba, núm. 385-386 (2000), 437-447. 437
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FRANCISCO CANALS V/DAL
Por último el escrito fue impreso y publicado en Cristiandad,
en su número 269 de 1 de junio en 1955, y sería citado en las
sucesivas redacciones
de los Estatutos de Schola Cordis Iesu.
"Pensamientos y ocurrencias" acompaña, pues, incluso crono­
lógicamente, las etapas que señalan el nacimiento, la maduración
y la fructificación de los grupos y tareas
en que se plasmaría la
ulterior presencia
y actuación del carisma apostólico del padre
Orlandis.
El propio padre lo comunicaba en conversaciones per­
sonales como expresando la síntesis de la vocación y la tarea apos­
tólica que se sentía llamado a Inspirar y alentar en sus discípulos.
Lo primero que se puede advertir en su lectura es que versa
total
y únicamente sobre la devoción al Sagrado Corazón de
Jesús, en la que debian poner toda su confianza quienes se incor­
porasen a la agrupación
que él presentfa:
• Estas almas por la luz que del cielo recibirían tendrían una
comprensión íntima de la devoción genuina al Corazón de jesús
y de los designios que ha tenido jesús al pedirla. Estas almas arde­
rían en
celo de la gloria de Dios y de la salvación de las almas y.
conocedoras de la realidad, profundamente desengañadas de sus
propias fuerzas
y valer y también de la eflcacia de los medios
semihumanos
y ordinarios que nuestra pobre razón puede exco­
gitar para hacer frente a las·cfrcunstancias
y dificultades extra­
ordinarias de nuestros tiempos, pondrían para su apostolado
toda la confianza en
el medio que el mismo Divino Redentor nos
ha dado para vencerlas: la práctica y difusión y una sincera
devoción
al Sagrado Corazón de Jesús, según las normas y cami­
nos que Jesús se ha dignado señalarnos".
•Lo nuestro es la devoción al Corazón de Jesús", tía en advertir que el demorúo 'pasa por todo", con tal de que no
nos entreguemos al servicio del Corazón de Jesús.
Los pensamientos y "ocurrencias" -expresión sutil y velada
de algo no obtenido "por la raciocinación propia", sino "dado
inmediatamente
por Dios nuestro Señor" -son un llamamiento a
la comprensión de lo que es, en el desigrúo divino, una devoción
sincera al Corazón
de Jesús. Con este fin el padre Orlandis alude
a tres etapas
por las que se ha desarrollado providencialmente
esta devoción.
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LA VOCACIÓN APOSTÓLICA DEL PADRE ORLAND/S
La primera la marcan las revelaciones de Paray Le Monial; la
segunda los escritos y las obras del padre Enrique Ramiere; la ter­
cera la difusión de los escritos y la propagación de la devoción
de Santa Teresita del Niño Jesús.
La primera etapa es la de Paray Le Monial. Siempre, en sus
escritos y
en sus conferencias, hablaba de la devoción al Corazón
de Jesús según el contenido
de los escritos de Santa Margarita
María de Alacoque, y se apoya
en ellos no sólo para hacer com­
prender lo
que entendfa por devoción sincera al Corazón de Jesús,
sino para alentar con las palabras de
la santa la esperanza del pue­
blo cristiano y piadoso del reinado de Cristo de justicia y caridad.
En las revelaciones de Santa Margarita
Maria de Alacoque y
en el sentimiento de los fieles devotos del Corazón de Jesús, en
la liturgia y en el magisterio pontificio, hallamos no sólo la peti­
ción de Jesús
de una reparación y consuelo ante la ingratitud de
los nombres
que rehúsan recibir los beneficios y gracias que
anhela concederles, sino también el anuncio de una misteriosa
promesa escatológica:
en el designio clivino, esta devoción es el
camino
por el que Dios se propone que colaboremos al cumpli­
miento
de su verdadera profecía de que Él reinará en el mundo
a pesar de sus enemigos, porque
por esta nueva redención des­
truirá
el imperio de Satanás y sobre las ruinas del mismo levan­
tará el imperio de su amor.
La segunda etapa es la de la obra apostólica del padre
Enrique Ramiere, del "santo padre Ramiere", anota, alucliendo al
padre Ginhac que había afirmado su convicción de que el gran
apóstol del Corazón
de Jesús había entrado clirectamente en el
cielo sin pasar
por el purgatorio.
Entre sus escritos enumera:
"El Apostolado de la Oración",
"Las Esperanzas de la Iglesia", "El Reinado social de Jesucristo",
"La clivinización del cristiano"; entre sus obras el Apostolado de
la Oración, los Mensajeros del Sagrado Corazón, las consagracio­
nes inclividuales y sociales
al Sagrado Corazón de Jesús.
Desarrollando lo
que se contenía en germen en Santa Mar­
garita
Maria de Alacoque, lleno de celo y caridad verdadera, y
sintiendo la impotencia de los esfuerzos humanos ante las
clifi­
cultades de nuestro tiempo, el padre Ramiere propone todo un
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sistema de ciencia espiritual y de sociología sobrenatural, que
puede sintetizarse en dos principios:

El Corazón de Jesús es el centro de toda la vida cristiana y
espiritual
por ser fuente de todas las gracias y dones que
Dios hace al hombre y de todos los beneficios
que le otor­
ga para su santiflcación y dtvtnización.
• El Corazón de Jesús es el principio único y divinamente
eficaz de toda restauración y renovación social
en el rei­
nado
de su amor.
Por esto, todo su esfuerzo se ordena a acercar a los hombres
al Corazón de Cristo por la oración humilde y la consagración
sincera; y esto
no sólo como individuos sino como miembros de
la familia y de la sociedad para que en ella reine Cristo.
Las promesas vinculadas a la devoción al Corazón de Jesús
son para el padre Ramiere, que ve el mundo abocado a una
catástrofe humanamente inevitable, prenda segura
de la futura
espléndida restauración
en el reinado del amor de Cristo.
El padre Orlandis subraya todavía dos cosas en la doctrina
espiritual del padre Ramiere: la relación inseparable entre la
devoción
al Corazón de Jesús y la devoción al Espíritu Santo,
Gracia increada, Don infinito y primordial
de Dios que recibimos
en la justificación y en la santificación. La presencia de María en
la realización de los planes salvadores de Dios, Maria madre de
Jesús y madre nuestra, medianera entre Dios y los hombres en la
dispensación de la gracia.
Pero al hablar el
padre Orlandis de la tercera etapa, encon­
tramos la "ocurrencia" fundamental, la que orientó definitiva­
mente la entera vida apostólica del padre Orlandis, su convicción
de
que el Amor misericordioso del Señor dio a la Iglesia a Santa
Teresita de Niño Jesús --,,,1 padre Orlandis la nombraba siempre
así,
con el diminutivo que ella deseaba-como nueva y espe­
cialísima mensajera
de su Corazón.
El padre Orlandis sintió que en Santa Teresita dio el Señor a
su Iglesia
un mensaje capaz de llegar a "inteligencias débiles" a
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"espiritus anémicos y apocados", a las "almas pobres y débiles,
miopes y enfermizas".
Invencible ante todas las tentaciones de rebeldía y soberbia
por las que el humo de Satanás impregna la modernidad liberal,
democrática y revolucionaria,
el Amor paterno de Dios expresa­
do en el Corazón de Cristo, ha mostrado por Santa Teresita, decía
el
padre Orlandis, la divina democracia por la que quiere que, de
un modo especial en estos dificiles tiempos, los pobres sean
evangelizados, y se anuncie
que el Señor vino a salvar a los peca­
dores, y enseñó como camino único para entrar
en el Reino de
los Cielos, el hacerse como niños.
El bondadoso Corazón de Jesús "que invita a su banquete a
los ciegos, cojos, etc., y les sana como médico divino", envia a
Teresita, como mensajera de sus misericordias inefables
"a las
almas débiles y pequeñas para que reciban aliento, luz y con­
fianza los pobres enfermos de espiritu tal vez menospreciados o
desahuciados
por sus maestros y médicos".
El padre Orlandis ve en Santa Teresita del Niño Jesús "un
reflejo viviente y sensible de
la ternura del Corazón de Jesús con
los pequeñuelos". En
un párrafo que no admite ni requiere glosa
ni comentario dice:
sus enseñanzas van propuestas con tan sen­
ciDa llaneza y claridad transparente, que no hay espíritu, por
cosa que sea, que
no pueda hallar allí su alimento acomodado,
luz que Je guíe y no Je ciegue. Y así son incontables las almas,
antes decaídas y acobardadas, que atraídas y alentadas por el
atractivo celestial de la santa y
Jo consolador de su doctrina, han
cobrado alientos increíbles para subir por el ascensor de la humil­
de
y suave confianza hasta la más elevada cumbre del amor de
sacrificio; desde el humilde y
senciDo sentimiento de su nada y de
su impotencia, por el camino de la infancia espiritual hasta la
entrega eficaz, perfecta
y absoluta de sí, al amor misericordioso
de
Dios".
Apoyados en este sentimiento de su nada y de su impoten­
cia, que Santa Teresita reconoda como una gracia mayor que
todas las consolaciones y carismas, entendía el padre Orlandis
que los que se incorporasen a la legión de almas pequeñas no
vacilarian en aceptar como principal medio de su propia santifi-
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FRANCISCO CANALS VJDAL
cación y también de su apostolado el cumplimiento... de los
encargos y peticiones
que en las revelaciones de Paray hace el
Sagrado Corazón, y que imitarían la manera de practicar y pro­
pagar Santa Teresita el espíritu verdadero de la Devoción y de
alentarse y esforzarse con sus promesas.
El contenido de "Pensamientos y Ocurrencias" mereció la
aprobación plena y el elogio sin reservas del Santo Obispo
Irurita.
La profunda comunión de espíritu entre el padre Orlandis
y el
que pronto sería martir de la fe cristiana se revela en el hecho
de que, refiriéndose el doctor Irurita a
la dirección del padre
Orlandis a los socios de
Schola, dijo a uno de ellos, Luis Creus
Vida!, que dio destimonio de esto en el número 5 de Cristiandad
(1 de junio de 1944, pág. 100):
"Síganla -me insistió-sin titubeos. Cuanto ella les mande
y recomiende hacer es el Obispo de Barcelona quien Jo manda y
recomienda".
En el último párrafo de "Pensamientos y Ocurrencias" habla­
ba el padre Orlandis finalmente de los contenidos, y del sentido
y finalidad de la tarea formativa
que serla, a lo largo de muchas
décadas, objeto de su perseverante actividad hacia los socios
de
Schola Cordis Iesu:
"Comprender. humilde y amorosamente, con el padre Ramiere,
por qué el Corazón de Jesús es el centro del dogma cristiano y de
la vida espiritual y por
qué su devoción ha de ser la tabla de sal­
vación en el diluvio de males que nos amenaza y ahoga. Sabrían
que
no es algo accidental, sino en absoluto esencial en nuestros
días el invocar y rendir homenaje a
Cristo como rey de las almas
y de los pueblos.
La trabazón frltima e indestructible entre la
devoción a
Cristo Rey y la devoción al Sagrado Corazón, etc., y
otros puntos puestos en
ciara en los escritos del padre, y según
estos conocimientos y convicciones
más o menos frltlmas y
profundas, según la capacidad de cada persona y la
luz que el
Señor
Je comunicare, determinarían sus miras e impulsarían su
acción".
En estas últimas palabras encontramos descrita por anticipa­
do la historia del magisterio que, en conferencias, que tendrían a
partir de
1940, y hasta pocas semanas antes de su muerte en 1958,
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LA VOCACIÓN APOSTÓLICA DEL PADRE ORLANDIS
un ritmo semanal constante, y en muchas conversaciones y "cla­
ses particulares" de muy diversas materias, desarrollarla el padre
Orlandis.
"En estas lecciones ---escribió él mismo en 1 de abril de
1947-hubimos de tratar de todo: de historia, de filosoffa, de
sociología, de política, de teología, de Escritura. Con qué provecho
podranlo
juzgar los lectores de Cristiandad. Cuando se me pre­
guntaba qué me proponía en estas conferencias, solía yo contes­
tar:
mi intento no es otro sino el de formar celadores del Aposto­
lado de la Oración".
Los frutos de su tarea formativa se hicieron visibles. En 1962,
el entonces Director Nacional del Apostolado de la Oración
padre
Luis González hablando en Barcelona, calificó a Schola
Cordis Iesu
como "única en el mundo en cuanto a desarrollar en
el plano cultural
el ideal del Apostolado de la Oración". Y el
padre Juan Bautista Jansens, Prepósito general
de la Compañía de
Jesús, escribía, en ocasión del 30.º aniversario de la Asociación
en carta de 16 de mayo de 1956 al Presidente de Schola Cordis
Iesu,
Domingo Sanmartí i Font:
"Les felicito ... por el magnffico y sólido trabajo realizado por
ustedes en estos seis lustros.
Al propagar las grandes enseñanzas
que se encierran en
la sólida devoción al Sagrado Corazón de
Jesús y en los documentos pont1flcios para promover el reinado
de
Cristo en el mundo, estáis realizando un apostolado muy en con­
sonancia con las necesidades de nuestra época·.
Vivía el padre Orlandis él mismo su consigna piura et unum:
su Teología de la Historia, en su propio sistema y en el del padre
Enrique Ramiere, que veia como sustancialmente idénticos, y que
entendía como algo opinable o discutible, se ordenaba al opti­
mismo nudear del que deberian participar todos los cristianos:
"la esperanza de una realización del reinado de Cristo sobre la
tierra con una perfección mayor que la que ha alcanzado hasta
ahora".
Sentía con el padre Ramiere, que hablaba de esperanzas de
la Iglesia; y con San Luis Maria Grignion de Monfort que habla­
ba de la venida de Cristo • como toda la Iglesia Je espera, para rei­
nar en todas partes".
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Su convicción cierta en este punto, nutrida en el estudio de
la Sagrada Escritura, especialmente de los textos de los profetas,
se integraba
en el sentir del pueblo cristiano y en el magisterio
pontificio ordinario,
en el que reconocía no darse textos de carác­
ter definitivo e infalible,
pero cuya autenticidad y seriedad se le
hadan patentes.
Recordaba con insistencia los textos
de León XIII en la
"Annum Sacrum", al consagrar el género humano al Sagrado
Corazón de Jesús
en 11 de junio de 1899 -acto que ha sido
recientemente recordado
por Juan Pablo II desde Varsovia el día
11 de junio de 1999--y de Pío XI, que en la "Miserentissimus
Redemptor" afirma
que "al instituir la flesta de Cristo Rey anticí­
pamos las alegrías del día felicísimo en que el universo entero
espontáneamente y de voluntad obedecerá
al imperio suavísimo
de
Cristo Rey".
El padre Ramón Orlandis fue un verdadero hombre de Iglesia.
Su comprensión de la devoción al Corazón de Jesús se integraba
perfectamente
con el espíritu del Apostolado de la Oración que
en sus estatutos de 28 de octubre de 1951, número 2, establecía:
·m Apostolado de la Oración considera la devoción al Sagra­
do Corazón como
un medio que, según la mente de la Iglesia, res­
ponde de modo peculiar a las necesidades de nuestro tiempo, y
prepara y promueve con fervor el advenimiento del reino de Dios
a
un mundo".
Sobre la realidad concreta e histórica de la misma devoción
al Corazón de Jesús encontramos también una coincidencia muy
decisiva entre la tarea del padre Orlandis y la actitud y
espíritu
del Apostolado de la Oración. Escribía en diciembre de 1950 su
Dirección General:
·La moderna devoción de la Iglesia al Corazón de Jesús está
inseparablemente unida con Paray
Le Monial, y no puede enten­
derse, especialmente en su adecuación y trascendencia para
nuestros tiempos, sin atender a las revelaciones a Santa Margarita
María de Alacoque".
·La devoción en que se pasaran en silencio estas revelaciones
no seria ya la que la Iglesia nos propone en su liturgia y en los
documentos
pontiflcios".
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LA VOCACIÓN APOSTÓLICA DEL PADRE ORLAND/S
Juan Pablo II, hablando en 5-X-1986 al padre Kolvenbach,
Prepósito de la Compañía de Jesús,
en la capilla del entonces
beato Claudia de
la Colombiere, deda:
"Os pido que despleguéis todos los esfuerzos posibles para
cumplir cada vez
meyor el encargo que Cristo mismo os ha con­
fiado: difundir el culto a su corazón divino".
"Los abundantes frutos espirituales que ha producido son
bien reconocidos.
F.xpresándose sobre todo en la práctica de la
Hora Santa, de la confesión y comunión en los primeros viernes
de mes,
ha servido para mover a generaciones de cristianos a orar
más y a participar con más frecuencia en los sacramentos de la
Penitencia y la Eucaristía.
Se trata de caminos que has de desear
se propongan también hoy a los fieles".
En el escrito "Pensamientos y ocurrencias" no son menciona­
dos explícitamente dos nombres de importancia decisiva
en la
vida y
en la tarea del Padre Orlandis y de la Sección por él funda­
da
en el seno del Apostolado de la Oración: San Ignacio de
Loyola y Santo Tomás de Aquino.
No sería oportuno dejar de aludirlos aquí. Porque se dijo del
padre Orlandis
que era él "hombre de tres libros": los lijercicios
de San Ignacio; la Summa Jheologica de Santo Tomás, y la
Historia de un alma de Santa Teresita del Niño Jesús.
También
en este punto nos encontramos con el criterio y la
actitud de
la búsqueda de la unidad. Veía él una continuidad pro­
funda, sobre la que escribió en la revista Manresa, entre el siste­
ma de teología espiritual del Doctor Angélico y el camino
pro­
puesto por San Ignacio en sus lijercicios espirituales.
Es generalmente reconocida la continuidad entre la espiritua­
lidad ignaciana y la devoción
al Sagrado Corazón; y el padre
Orlandis estudió intencionadamente el sentido de la meditación
en la que "el llamamiento del Rey temporal ayuda a contemplar
la vida del Rey eternal", para hacer patente la presencia del
lla­
mamiento del ejercitante al servicio de Cristo Rey del universo.
No se
puede olvidar tampoco que, en la vida de Schola Cordis
lesu,
quiso que los Ejercicios de San Ignacio -que él mismo dio
en varias ocasiones en retiros de diez días-tuvieran una función
capital.
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En cuanto a su magisterio tomista, lo ejercía en la perspecti­
va del reino
de Cristo en las inteligencias y en la sociedad.
Estando convencido
de la falta de futuro de la escolástica suaris­
ta, advertía no obstante que "nos será más fácil colaborar con un
suarista devoto del Corazón de Jesús, que con un tomista que no
lo sea".
Aquel magisterio tuvo como resultado aquello que, con la
revista Cristiandad, ha sido lo más visible e internacionalmente
reconocible de su tarea:
lo que han llamado muchos la Escuela
Tomista
de Barcelona, que ha tenido como efecto el hecho, tal
vez único,
de más de medio siglo de presencia de profesores
tomistas
en una Universidad civil.
Las líneas de fuerza de su apostolado, que pueden sugerirse
con los nombres de Santo Tomás de Aquino, San Ignacio de
Loyola, el padre Enrique Ramiere, y Santa Teresita del Niño Jesús
vienen a coincidir con las
que fueron caracteristicas del pontifi­
cado
de Pío XI: la instauración del Reinado de Cristo como el
único camino hacia
la verdadera paz, la Paz de Cristo, y la espe­
ranza
en su reinado por su Sagrado Corazón; el mostrar al mundo
a Santa Teresita del Niño Jesús como la estrella de su pontifica­
do; la renovada aprobación y recomendación, realizada
en En­
áclicas expresamente dedicadas a ello, del magisterio teológico
y filosófico
de Santo Tomás de Aquino, y del camino espiritual
de San Ignacio de Loyola.
Reflexionando
en una perspectiva global sobre estas actitu­
des y tareas del padre Orlandis, podemos admirar,
con profundo
agradecimiento a la divina Providencia su perennidad y su fecun­
didad, y a la vez
no sólo su sintonía con las líneas más centrales
del magisterio pontificio, sino también el acierto de su discerni­
miento por
el que, ante corrientes contrarias, parecía anticiparse
a acontecimientos futuros.
Podemos advertir
como un signo de aquella sintonía algunos
hechos que acaecieron
ya después de su muerte en el año 1958:
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La canonización de San Claudio de la Colombiere, el tes­
tigo fiel del mensaje del Corazón de Jesús y primer des­
tinatario de su "encargo suavísimo", de
que habló Juan
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LA VOCACIÓN APOSTÓLICA DEL PADRE ORLANDIS
Pablo lI en Paray en la ocasión antes citada, y que recor­
dó nuevamente en audiencia al Apostolado de la Oración
el día 1-Vl-1992,
al d!a siguiente de la canoruzación del
Santo.
La beatificación de la religiosa del Buen Pastor Droste Zu
Vischering,
la mensajera del Señor ante León XIII, la que
le movió en nombre del Señor a realizar lo que el padre
Enrique Ramiere solicitaba de Pío IX.
La declaración como Doctor sita del Niño Jesús, el carácter "doctoral"
de cuya sabidu­
ría afirmaba el padre Orlandis con decisión, según testi­
moruo del padre Roberto Cayuela.
El anuncio de la próxima beatificación de Pío IX, queri­
do y admirado por el padre Orlandis -como lo fue el
Papa San Pio X cuya canonización vio como
una mila­
grosa providencia de Dios para su
Iglesia-como el gran
defensor
de la verdad católica y del orden cristiano.
Finalmente, las enseñanzas del Concilio Vaticano
II, en
especial sobre la naturaleza del apostolado de los laicos,
para cuya comprensión nos preparaba ciertamente la tarea
formativa del padre Orlandis; las que afirman que
"queda
íntegra la doctrina tradicional católica sobre el deber
moral de los hombres
y de las sociedades hacia la verda­
dera religión
y la única Iglesia de Cristo", o las que decla­
ran
que "la Iglesia espera, junto con los profetas y el
Apóstol, el día, sólo de Dios conocido, en que todos los
pueblos invocarán
al Señor con una sola voz y Je servirán
como
un solo hombre".
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