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Número 297-298

Serie XXX

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La encíclica «Centesimus annus»

LA ENCICLíC.( '.'CENTESIMUS .ANNUS"
Finali « ... he querida dedicar a esta celebración un documenta/ una
"nueva endclica. -que se bar!, pública }nafiana~ para indicar/sa­
" canda
siempre del tesara de la tradición y de la vida de la Iglesia,
"algunas orientaciones
y perspectivas que respondan a las cuestia-
11 nes· sociales.,cada vez .,nás gratJes, .tal como se·persentan en nues­
"tra tiempo._ La Iglesia, en efecto, mira hacia el pasado na para
"eludir los desaflas
dd presente:, sino para sacar de los valores con­
" solidados y de la meditación de lo que él Espíritu ha obrado y
"obra en ella, nuevo' rigor y nueva confianza.para la acci6n·que
"debe continuar hoy entre los hombres. ú, Iglesia afronta los
"desafíos de
este: tiempo,, tan diverso de/. de Lé6n XIII; pera la
"hace con el mismo esp!ritu: lo hace según el Espíritu de Dios, al
"que mi .predecesor obedeció trotando de responder a las esperan­
"zas· y a las expectativas de su tiempo. Lo mismo trato de hacer
"también yo en orden a la esperanza y a las expectativas de este
"tiempo».
JUAN .PABLO .,11: Catequesis dural).te la audien­
cia general del, miércoles, 1 de mayo, en la sala
Pablo_.. VI., L'Oisérvatoie· Romano, edlc:i6µ· se'ma­
, na! en lengua ,española, -año·. XXIII, núm. 18
' , (Ll66), 3 de may9 de 199l.
Desde la Rerum novarum a la Centesimus ann.us. Lo que ha
ocurrido y lo que sigue acuciando.
«ffnaconiecimiento párece dominar. el dificil momento en el
"que
vivimas: et comi~zo del fin Je un ciclo en la historia de
"Europa y del mundo,
»El sistema marxista ha fracasado y eso ha sucedida precisa­
"mente por los motivos que la Rerum ndvarum aguda y, casi pro­
"féticamente, ya habla señalado. En este fracaso de un poder ideo­
"lógico y económico, que parecía destinado a prevalecer, e incluso
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"a extirpar el sentido religioso en las conciencias de los hombres,
"la Iglesia ve -más allá de todas las causas sociológicas y pol!ti­
" cas-la intervención de la Providencia de Dios, la única que guía
"y gobierna la historia.
»Con todo,
esa liber1ción de muchos pueblos, de Iglesias insig­
"nes
y de las personas no-debe-transformarse en una 'satisfacción
"inoportuna
y en un sentido de triunfalismo in;ustificado.
»Aquel sistema, al menos en parte, está superado; pero en di­
"versas
zonas del mundo continúa dominando la pobreza·-más ex­
"trema, poblaciones enteras se encuentran privadas
de los derechos
"más elementales y no ,disponen de los medios necesarios para sa­
"tisfacer .las. necesidades humanas fundamentales. Incluso e,, los
npaúes más ricos ie ·advierten a menuda una especie de -extravío
"existencial} una incapacidad de Vivir y de gozar rectamente el sen­
" tido de la vida, aun en medio de la abundancia de bienes materia­
"les, ·una alienación Y pérdida de la propia humanidad en muchas
"personas, que
se sienten reducidas al papel de engrana;es en el
"mecanismo de la producción
y del consumo y no encuentran el
"modo de afirmar
la propia.dignidad de hombres, creados a imagen
Yy semeiánza · de Dios.
»Se ha acabado, si, un sistema; pero los problemas y las situa­
"ciones de
in;usticia y de sufrimiento humano, de las que se ali­
"mentaba, no están, por desgracia, superados. Caida una respuesta
"insuficiente, el interrogante
al que se había dado esa respuesta
"sigue siendo actual
y urgente.
»Con la nueva encíclica, la Iglesia na se limita a volver a pre~
"sentar este inter,rogante a la conciencia de la humanidad entera;
"además, ofrece una pro puerta para mluciones adecuadas. Se trata
"del interrogante renovado sobre la }usticia social, sobre la solida­
"ridad entre los traba¡adores, robre
la dignidad de la perwna hu­
"mana; se trata de no resignarse a la explotación y a la pobreza;
"de no renunciar ¡amás a la dimensión trascendente del hombre,
"que quiere
y debe poner también su traba;o en el centro de la
"construcción de la sociedad». ·
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JuAN PABLO 11: Catequesis durante la audien·
cía genep.tl del. miérco_les J. 4e mayo, en la sala
Pablo· VL L'Osservatore Romano, edición sema­
nal ··en 1engua española·, año XXIII, D.úm'. 18
(1.166), 3 de mayo de 1991.
Fundaci\363n Speiro

La mirada ret:I:ospectiva al. tiemp.o de_ la Rerum .,novarum,. la
m.irada a las "cosas nu,eva~" de ·hoy y la-mirada. al fut1;1ro.
«Queridos hermar,os y hermanas: el center,ario de .la Rerum
"novarum nos invita a .éc..har una_ mirqda 'retros'fJCctiva',.-una mi­
"ráda 'actual' a las 'cosas nuev~s' qu_e. !ZOS _rod,ean1 y ·-.t.ambién u.na
"'mirada al futuro' (cf. Centesimus annus, )), La mirada 'retros­
"pectiva' nos fnvita a.tfar-.gracias a Dio.,s, qúien ha-dado a·'la
"Iglesia un 'patrimonio ric¡/ en el mensa;e hist6rico del Papa
"Le6n XIII. Nuestro reconocfmiento,va también a los que, en el
"curso de estos
cien aííos, se han. ocupado en .profundizar .este men­
"sa¡e
y en ponerlo en. práctica. La mirada 'actual' nos invita a
"constatar y
a
valr,rar con mucha <1t.en~ión los profundos cambios
"econ6micos,
sociales .y políticos que se han producido rn estos
"últimos
afios, con el propósito de cont:1'ibuir a la soludón de los
"problemas
que plantean. La 'mirada. al futuro' nos invita hoy más
"que nunca a renovar
el compromiso· que Le6n XIJI fbrmul6 asl:
"'Que cada uno .cumpla en la, parte que le corresponde; y ello muy
"pronto, porque la
tardanza baria. 11tás diffi;il la. cura de .un mal
"ya
tan grave'. Y agreMba: 'La Iglesia 11unca dejará quéfalte en
"modo
alguno su acci6n' (Rerum novarum, 48),
»Ahora que 'se avecina el comienzo del tercer milenio cristia­
"no, creo que la celebra.ci6n más digna y más fructuosa de ·la en­
"ciclica Rerum novarutn consiste. en re,Zovar .est.e compromiso y
"en confirmar qut: su.cumplimiento generoso es un deber. Osamos
"esperar que el
.nuevo milenio sea una era. de justicia y de paz para
"el mundo entero».
JuAN PABLO II: Discurso· con ocasión de la ce­
lebración solemne del centenario de 'la-encíclica
Rerum novarum~ 1; dé mayo. L'Osservatore Ro~
mano, edición semanal _ en lengua·· española, año
XXIII, núm. 22 (1.170), 31 de mayo de 1991.
Las "co!ffls nuevas" en tiempos de León XIII. Las de ahora~
«Desde el comienzo de su enciclica, el Papa Le6n XIII seña­
"laba el hecho de que, como consecuencia de las nuevas técnicas, la
"producción de los bienes aumentaba rápidamente y la humanidad
"se hallaba frente a
una riqueza que nunca antes .habla conocido.
"No rechazaba esta res_ nova en sí misma,· por el -contrario, veía
"en ella una reolizaci6n nu.eva de la. voluntad .de Dios de perfeccio­
" nar
la obra .de su creaci6n mediante el trabajo del hombre y para
''el bien del hombre. Pero el Papa se preocupaba al ver que esta ri-
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"quera nueva, "ie¡os de. estar· ·a disposición de todo el · género hu­
'-'mano, permanecla,·:en. realidad, concentrada en l'ils malids de un
"escaso número de personas; la masa de los proletarios no podía
"gazar de elk y se hacia cada vez· más pobre, · · ·
»Este resultado estaba 'en contradicci6n directa con la voluntad
"de Dios, quien dio la tierra a tótlo el géni!ro humano· para' que
"hiiJiera uso
y dí'spusiera''de· ella. ·PóT eso, el Papa se esforzó con
"decisión,· especialmente -li travéS' ·de su encíclica, por moStrar los
''caminos ylos medios para realizar esta voluntad de Dios .también
"en la sociedad industrial. Seguramente' no era legitimo ni realis­
"ta pretender llegar a 'elld· por méilip dela abolición de la proftie­
'' dad privada; de dhí que el Papa ·exigiera ld atribución de un sa­
"lario justo, la posibilidad efectiva pára los obicros de tener acce­
"so a· la propiedad e, •igualmente; la intervención del Estado y
"una organización juiciosa• dél traba{o.
»El Papa no ten}a 'por aquel entonces -y no hay que maravi­
"llarse por ello-la 'posibiliaad de conocér o de prever todos los
"medios y todos los métodos de que disponemos hoy en día, como
"la formación profesional, la 'participación en el capital productivo,
"la asistencia del Estado; las 'diversas fqrmás de redistribución de
"la ganancia y otras mdf. Con todo,. León XIII coiilenzó estable­
,, ciendo en su elfCÍclica los fundamentos y las 'orii'ntaciones que han
"servido 4e base,'pflfa l~s_s,igu~ent~s _enciclic.as~ para den~ncj~r sitUa~
nciOneS i,tj~stas_'o para abrir_cafni~oi nue'Vbs;-p_or médio de los cua~
"les se pusiera en práctica' el-destino universal de los bienes.
»Por.mi parte, en· ta enéíclica Centesimlls-allllus, he insistido
"sobre todo en tres problemas actuales.
El primero concierne a la
"repartición injusta, de los .bieneS':entre los países industrilizados
"y los paises .er'vias de desál'follo. La Iglesia se da cuenta de que
"no es fácil cOfmár·tnmedlat9nie;t.te es_te ~abismo'. Cuando se desea
"y se solicita una política de desarrollo, no hay que caer en la uto­
"pía; al revés, frente al agravarse de la miseria por una parte, y
"las posibilidades económicas y técnicas actuales por otra, la Igle­
"sia considera ne'cesario insistir, cada.··vez mái·-y 'repetir qUe) in"­
"cluso progresivamente, hay que emprender de manera urgente
"inkiativas más radicales y eficaces en favor de los palses pobres,
"con la colaboración' de éstos. ·
»El segundo problema atañe a la distribución injusta de los bie­
"nes en cada país; éste es un problema que existe ·en los países en
"vlas de desarrollo ,y también en ·/os países industrializados. En
"el curso de mis' viajes pastorales' a los pa!ses del tercer mundo,
''he repetido. con frécuencia que la distribución injwsta de los bie­
"nes de la tierra, la explotación def trabajo y.'el estilo'· de vida lu-
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"ioso de algunos; son violaciones escandalosas.del destino universal
/) de los bienes. -, . .
»Pero es necesario repetirlo:· problemas del mismo tipo se pliln­
'.'tean
en los países industrializados. Una parte nqtable de la po­
"blación de Europa occidental vive en condiciones de pobreza que
"ocasionan duros, sufrimientos. El fenómeno .está más difundido
"aún en los paises
de. Europa central .y oriental. Y esta nueva po­
"breza no se restringe hoy· dí{,l_ a una_.clasé detertizi~aefa) sino que
"se difunde Y afecta a diverso.$ grupos, a menudo, Si 'no 'Siempre,
"olvidados en la sociedad del bienestar.
»Quisiera mencionar ahora otr "no universal de los bienes. Saben!os que el capitdl productivo; en
"el pleno sentido de esta palabra, aumenta rápidamente; de• forma
"especial
en los países industrializados.· Sin embargo, este aumento
"no se realiza siempre en benefició de un gran número de ¡,erso­
"nas, sino que el capital permanece concentrado en las manos de
"algunas personas. Ahora bien, la doctrina sacia/. de la Iglesia ha
"defendido siempre la participación de un gran número en el capi­
"tal productivo, puesto que la propiedád es utio de los medios im­
"portantes para proteger la libertad
y la responsabilidad de la per-
"sona y, por
consiguiente,· de ltt ~ociedad; .
»El tercer
pr()blema actual, con respecto -al tema. del .destino
"de los bienes, es el de la responsabilida¡/ que nos in.et!mbe en
"relación con la creación y las generáciones futuras. Al,gunós depo­
" sitan toda~ sus esperanzas _en las nuevas téctiicas, pe11,saiuJo que
"pueden reducir considerablem.ente .todas J~, amena;.~s·, que. se
"ciernen
sobre el equilibrio ecológico. A, decir verdad,' eti. opinión
"de la Iglesia no se trata.sólo de .un prgbfoma tlcnico,'sino tam­
"bit!n y; principalmente, de un problema moral. Nos basta recor­
"dar
los grandes daños causados al ambiente natural; es índispen­
"sable inSistir
también, y quiiá ·más, ·en los s~friniientos· __ catfdianos
"que las diversas formas de caiztaminaci611, lo¡ alimentos altera­
"
dos o nocivos y la circulación desordenada de. vehículos, que vuél­
"ven el aire irrespirable, infligen a los hombres. Además' 'de la
"destrucción irracional del ambiente natural, hay que recordar aqui
"la más grave áún del ambiente hmriario, al que, sin embdrgo, se
"está lejos de prestar la necesaria atenci6n' (Centesimus annus,'38).
»Es sabido que León XIII exprésó en su documentó una segun­
" da preocupación:· observaba lúcidamente que· el nuevo modo de
"producción que se originaba en el capitalismo, entrafíaba la con­
''centración del _poder económiéó y social en fas :manos de·'quienes
"poseian el capital; de modó tal·qul! a los obreros; que no dispo­
"nlan de ninguna propiedad personal, se les podla explotar fácil:
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"mente y también oprimir, gracias a la fuerza misma del capital.
"Pero éste no
era el único peligro. El Papa preveia otro: el peligro
"de que el capital ºtomara posesión', es decir, conquistara y usur­
"para
la dut nnótitico-y social.
»Frente a esta situación critica, el Papa declaró resueltamente:
"'Los proletarios son ciudadanos por el mismo derecho natural
"que los riCos: ~of'f ciudadanos; '!liembros verdadCros ·y vivientes
"de los que, a través de las. familias, se compone el Estado ( ... )
"Y, si seria absurdo el proveer a una. clase de ciudadanos a costa
"de otra, es. riguro,¡o ckber del .Est.ado el preocuparse, en /a 'debida
"forma, del bienestar de los obreros: al nó hacerlo, se falta a la
"justicia que manda dar a cada uno lo suyo ( ... ). Claro es que, al
"defender los derechos de los particulares, h!l de tenerse .un cuida­
''do especial con los de la clase infima y pobre ( ... ), preferente­
"mente hacia los obreros, que están en el número de los pobres y
"necesitados' (nn. 27, 29; cf. Centesimus annus,
8, 10). A este
"respecto, es posible·establecer una analogía: así como-los bienes
"de la tie"a· están· destinados a todos, del mismo modo los pode­
"res públicos están destinados
al bien de todos, no sólo de un gru­
"po particular. Haciendo ·hincapié en este principio, el Papa no
''.asumia de ningún modo la áefensa del Estado colectivista y to­
"talitario; añadia explicitamente, en cambio, que la responsabüi­
"
dad social no debla. concentrqrse de manera exclusiva én el Es­
'.'tado. Repetla que los derechos de la familia son anteriores a los
"del Estado y que
las as~aciones libres tienen el derecho natural
"de organizarse y de resolver sus propios problemas sociales. De
"hecho,
es preciso sostener que la naturaleza social del hombr.e no
"se agota en el Estado, sino que se debe respetar siempre la 'per­
"sonalidad' de
la sociedad, con.su autonomia y sus responsabilida­
"des propias (cf
.. ~tesimus annus, 13).
»Dejando a
un. lado esta aclaración necesaria, la insfrtencia del
"Papa León XIII en el 'destino' de los poderes públicos para el
"bi.en de todos~ representa .una aportación importante con_ vistas
'!4 sostener a los obreros y superar la lucha de clases.
»En este ámbito, no hay que maravillarse de que el Papa no
"supiera en aquel entonces todo lo que implicaba la afirmación del
"'destino' de los poderes públicos para el bien de todos. Pero aquí
"la Rerum novarum enunciaba un principio fundamental, btJSán­
" dos e en el cual las encíclicas posteriores han pqdido profundizar
"e/e papel del Estado respecto. a la promoción del bien común en
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"la esfera económica, sqcial y cultural, y han insistido siempre en
"su presencitJ necesaria, as! como en el principio de subsidia,:iedad».
JuAN PABLO II:ibis~so con ocasi6n de la ce­
lebración solemne del centenario de la encíclica Rerum nov'fJrUm,· 15··d.e n:ütyo. L10sservatore··-.Ro-.
mano; edici6n semanal eri:-lengua española, año
XXIII, núm. 22 (1.170), 31 de mayo de 199;.
Los· acontecimientos nuevos de cambios .políticos y :.sociales,. eco­
nómicos y técnicos desde la Rerum · novarum hasta hoy~
«Habéis puesto de manifiesto que, .cien años,· después de los
"'acontecimientos nuevos' que suscitaron la reflexión de León XIII,
"nuestra época Bs, a su vez, ¡,rolífica de 'acontecimientos nuevas
nde cambios políticos y sociales, económicos y técnicos.
»Una parte notable del mundo se despoja de las contradiccio­
"nes ideológicas de un colectivismo que babia
entorpecido grave­
"mente a pueblos enteros, reduciendo su creatividad y obstaculiza­
" do su desarrollo social y económico. Habéis ponderado la impor­
"tancia de estos cambios.
Sabéis por propia experiencia que el
"pasaje a nuevas formas de econom!a de mercado no se puede lle­
"var a cabo, espe.cialmente en Europa central, sin la ar.duo recons­
" trucción de toda la economla y sin pagar un precio humano, que
"a veces llega al limite de lo soportabte»,
JUAN PABLO II: Discurso al comité ejecutivo
mundial . de VNTAP AC, con .. ocasi6n_ del cen_te­
nario de la Rerum novNrum._ L'Osservatore Ro·
mano, edicióri semanal en lengua española, año
XXIII, núm. lti (l.164), 19 de abril de 1991.
La misión de la Iglesia antC los problemas ·sociales.
«León XIII estaba convencido de que la Iglesia tenla, junto
"con su misión
especifica de anunciar el Evangelio, el deber de des­
"tacaf las consecuericias sociales que surglan de dicho anuncio. Su
"gran preocupación era que no se instaurara una suerte de proceso
"de alienación que separara el Evangelio y la sociedad industrial y
"que, como consecuencia, hiciera perder al Evangelio toda su in­
"fluencia en la solución de los problemas sociales. Dec!a: 'En pri­
"mer lugar, toda la enseñanza cristiana, cuyo intérprete y deposi­
"taria
es la Iglesia, puede en alto grado conciliar y poner acordes
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"mutuamente a ricos y proletarios, récordando a unos y a otros sus
"mutuos deberes; y ante todo los que la ¡usticia les impone' (n. 15).
"No dudaba en agregar este motivo esencial: 'En verdad que no
"podemos comprender
y estimar las cosas temporales, si el alma
"no se fiia. pleiiátitente en la otra vida, que es inmortal; quitada
"la cual, desaparecería inmediatamente toda idea de bien moral, y
"aun toda la ·cretlCión se convertiría en un misterio inexplicable
"para el hombre' (n. 18). Y también: 'Si las dos clases obedecen
"al mandato de Cristo, no les bastará una simple amistad; querrán
"darse el.abrazo del ámpr fraterno. Porque habrán ·conocido.y,,,;,
"tenderán cómo todos los hombres tienen el mismo origen común
"en Dios Padre' (n. 21).
»En su historia ahora centenaria, la doctrina social de la Iglesia
"ha afirmado siéinpú que la ·reforma de las, estructuras debe estar
"acompañada por una reforma moral, pues. la raíz más profunda
nde los mal,es sociales es de·índole moral, es decir, 'por Una parte,
"el afán de ganancia exclusiva y, por otra, la sed de poder' (cf. Sol­
"lichudo reí socialis, 37). Siendo de este orden la raíz de los males
nsocial,es1 resUlta ·qile sólo se· los ·podía vencer en el plano moral,
"o,sea, por medio de una '.conversión', un pásar de comportamien­
"tos inspirados por un egoismo incontrolado a una cultura de soli'
,, daridad auténtica.
··»Esta afirmación conterva todo su sentido para la sociedad de
"nuestros días y para la del futuro. Frente a los graves prOblemas
"nacionales e internacional·e's' actuales}··es ím!Jortante conservar la
"viva esperanza de que, incluso aquellos que no profesan explici­
"tamente ninguna fe religfdsfl, se convenzan de que los males so­
"ciales 'nO _Sor,, sotamenfe';de orden económico, sino que dependen
"de actitudes ,nás profundas que· sé traducen, para el ser humano,
"en'
valores absolutos' (ib,, 38). Lanzo un llamamiento a todas las
"Iglesias y a todas las comunidades cristianas, a fin de hacer que
"todos los hombres compartan
la convicción de que este funda­
"mento moral _y .religioso: __ es neces'ario para la. solución ,de los nu­
"merosos problemas económicos, sociales y políticos que persisten».
812
Ju.AN.PABLO;II: Discurso éon ocasi6n de la ce-
: ' leb.rA,ci6n _.sOletrin.E: _del céntenario de l~. epcíClic~
·Rerum ·ttovarum; 15 de ma19. L'Ossert1atore Rir­
manó, edición semanal, en lengua española,,,año
XXIU, núm. 22 (1.170), 31 de mayo dé 199L
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La libertad humana, .el destino wtlvers.al q~ }qs Wem;s yJas. re-
laciones de trabajo. . ,.-·
«La libertad econ6;,,ica ~s un aspecto de la libertad humana
'.'qúe no se puede separar de-los demás,.aspei:tos, y debe contribuir
"a
la realizaci6n plena de las personas con d fin de constituir una
"auténtica comunidad. humana.
»Es indudable que, junto con !de pro.piedad privada, se debe.
"afirmar el destino. universal de.los Henes de la tierra. Sus propíe'
"!arios deben recordar siempre·ese destino; de este modo, dichos
"bienes
garantizan ·su libertad y si1'1Jen·para tutelar y desarro/Jar
"también la .. de los demás .. Por elcontrario, cuando/o¡ sustrae a
"est¡,¡-función complementaria y esenCitil;los.¡ustrfJe-·en r:.oni~fflenM
"cía al bien común, traicionando el fin para el que se te. han con­
"fiado. Ninguna economíá libre puede funcionar por.mucha.tiem­
"po, ni. puede
responder a las condicioneside una .vida htimanamen'
!'té más
digna, si no está enmarcada en,ólidas estructurasjtiridicas
"y politicas y, sobre todo, si no•.está apoyada y 1uivificada' por una
nfuerte conciencia ética y -religiosa. .
»Este planteamiento, ideal y real, a la vez} tiene sus· raices ·en
"la misma naturaleza humana. El hombre, en efecto, es un ser que
"'no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sin­
"cera de
si mismo_ a los demás"(Gaudiuhl et spes, 24). Es un su­
"jeio .único e irrepetible, que jamás puede ser absorbido por una
"masa
humana indiferenciada y; sin embr;rgo, cumple plenamente
"su destino cuando sabe trascender su limitado interés individual
"y asociarse con múltiples vínculos a los demás seres humanos. Asl
'.'nace.la familia, asl nace.la.sociedad;. .
,. •
»También el trabajo, por su estr¡¡ctura intrínseca, valorfJ al
"mismo tiempo la autonomia de la persona y la necesidad de aso­
"ciarse .al.trabajo de los demás, El bombre trabaja junto con los
"demás; mediante el trabajo entra . .en rr4pci6n con .ellos: retación
"que
puede ser de oposición, de competer,cia o "también de
cooperati6n y de· pertenencia· a. una comunidad soli­
" daria.
»El hombre, además; no sólo trabaja pára. si mismo; trabaja
"también
para los demás, comen;:ando por su propia familia: y si­
" guiendo hasta la comunidad local, la naci6,n y toda la humanidad.
"El trabajo debe servir a estas realidades: pero también. con. el
"trabajo se expresa el . " do, por tanto, la conexi6n estrecha entre propiedad i¡idiv,idual y
"destino
universal. de los bienes, la doctrina social de. la Iglesia
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"no hace otra cosa que colocar la actividad econ6mica en el marco
"más elevado ,. más amplio de la vocación general del hombre.
»La historia ha conocido siempre nuevos,intentos de construir
"una sociedad me¡or y más ¡usta, en el signo de la unidad, de la
'?comprensión y de la solidrJf'idad. Muchos de estos inténtos han
"fracasado;
otros, incluso, se han vuelto contra el mismo hombre.
»La naturakza humana, que se orienta hacia la sociabilidad,
"parece revelar al, mismo tiempo signos de división, de prevarica­
"ción y de odio. Pero, precisamente por ello, Dios, Padre de to­
!'dos, envió al.mundo a su Hi;o unigénito, Jesucristo, para superar
"estos peligros siempre amenazantes y prJf'a cambiar, mediante el
"don de su gracia,· el coraz6n y la mente del hombre.
»Queridos
hermanos y hermanas, para construir una sociedad
"más
¡usta y más ·digna del hombre, es necesario un gran empeño
"en el ámbito politico, econ6mico-social y cultural. ;Pero esto no
"basta! El empeño decisivo tiene que dirigirse al coraz6n mismo
"del hombre, a la intimidad de su conciencia, en la que toma sus
"decisiones. S6lo en .este .nivel el hombre puede obrar un cambio
"verdadero, profundo y.pos#iv.o.de si'
mismo; ésta es la premisa
"irrenunciable
para contribuir al cambio y a la me¡ora de toda la
"sociedad».
, Jl!4N .. PA11Lo II: .Catequesi.s durante fa audieu­
cia geneta! del miércoles 1 de mayo, en la sala
Pablo VI. L'Osservatore Romano, edición serna·
nal en ·lengua española; aiio XXIII; núm. 18
(U66 ), 3 de mayo de .1991.
Los problemas de la extensión del cámpo de acción de los pode-
res p·úh-~cos .y·.·sU.s riesgos., ·
· .. «La extensi6n del oámpo-de acción de los poderes públicos for­
" ma par té, 'i,un hoy; de los problemas más serios det orden social
"en los pa!ses industrilllizados y• en los paises en vias de desarro­
"llo.
Aunqüé la !deologia de la lucha de clases· ya l:asi no encuen­
"tra defensores después del derrumbe del 'socialismo real', el Es-
''tado modentlí· se hall4 frente a dos peligros: · · ·
»Efprimero estriba en'-la téndenaia·a convertz'rse en un· Estado
"de asistencia
prJf'a todoslos ciudadanos, sin tomar en considera­
" ción'
especialmeWte-a las perso"'as· que tienen mayor necesidád de
"ayuda. En estas. condiciones/
se ignoran las' necesidades de cier­
"(ós_ -grupos} o se· las-rerlu~· a: éategoritis' generales. Piénsese, por
"éieiftplo, en las nécefidades·espedficas de lds familias numerosas,
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"de las personas minusválidas, de las personas ancianas, de los re­
"fugiados y de los emigrantes. Cuando León XIII hablaba de la
"responsabilidad de los. poderes públicos para con todos, no defen­
,, dia ciertamente un igualitarismo confuso; al contrario; llamaba
''la atención a los Estados sobre su responsabilidad particular res­
"pecto a quienes ca,ecían de. medios para .proveer a sus propias 1117:ec"esidades.
»El segundo peligro reside en el hecho de que la influencia
"de
la asistencia asegurada por el Estado puede ,reducir y áebilitar
"lo que.
frecuentemente se llama la 'personalidad' de la sociedad.
"Nos hallamos hoy frente a una situación muy dificil: la tenden­
,,
cia al individualismo y a la atomización de la sociedad se acre­
"cientti .. En consecuéncia, vemos cÓmO' se desarrolla Ja, tendencia
"del Estado a paliar las lagunas en la solidaridad social·mediante
"estructuras coercitivas y mecanismos burocráticos. Es importante.,
"en estas circunstancias, que el Est4do moderno logre responsabi­
"lizar a la sociedad y motivarla en .las actividades económicas, so­
"ciales y culturales. Par4 llegar ai bien común de una manera ver­
" daderamente digna del hombre, tiene que haber un equilibrio
"iusto entre la co"esponsabilidad de los miembros de la sociedad
"y el compromiso del Estado, como yo mismo he recordado en la
"Centesimus annus (n. 48).
»El alcance de esta orientación rebasa en gran medida el hori­
" zonte de la nación,· hace referencia también a la construcción de
"la unidad europea, o a esfuerzos análogos llevados a cabo en otros
"continentes. Una Europa unida no puede absorber las iniciativas
"económicas, sociales y culturales específicas de cada uno de los
"palses en estructuras uniformes, pero puede ser de gran ayuda
"par4 todos el hecho de que las organizaciones continentales se
"asocien y se concierten con las regiones} en el respeto de su auto­
"nomfa».
Ju.AN PABLO II: Discurso con ocasión de la ce­
lebración solemne del centenario de la enddica
Rerum novarum, 15 de mayo. L'Osservatore Ro­
mano,
edición semanal en lengua española, año
XXIII, núm. 22 (1.170), 31 de mayo de 1991.
La reforma moral, base indispensable de toda reforma social.
«Le6n XIII estaba convencido de que el destina de los bienes
"para todos y el ·destino) de los poderes públicos-para todos1 eran
"principios fundamentales en los primeros tiempos de la sociedad
875
Fundaci\363n Speiro

"industrial. Es impresionante leer en la Rerum. novarum que 'to­
n dos los· tesoros de la grácia pertenecen en común e .indistintti,nen­
"te. a .todo el género humtJno' (n. 21); y constatar que el.conjunto
"del documento está penetrado por la convicción de que
las refor­
"mas económicas y pollticas no bastan por sí mismas para resolver
"la cuestión social, Las reformas de las estructuras d~b!an estar
"acompañadas, e incluso
_precedidas, por una reforma moral; inspi­
"rada en el Evangelio y• sostenida por la gracia. De aqul derivaba
".el llamamiento constan.te del Papa a la conciencia de los dirigen­
"tes de empresa y•a.los obreros y.su insistencia en el hecho de que
"se
debla considerar la religión como algo-fundamental en las aso­
"ciaciones de los obreros y de,los· dirigentes, Hay que comprender
"en este mismo sentido su llamamiento dirigido al Estado para
''.que protegiera el. derecho de los obreros -a la práctica religiosa¡;.
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,_. JtlAN PABLO_ 11': ,Discqrso c:;on ~~í&i deja~
lepraci.6n solemne" del-_ c~tenario di: .la encíclica Reruni' novarum, 1:5 de .tnayo. L'OSsefvatore ·Ro-
. - · mano, edici6~ · semanal én lengua española_, afio
· XXIII,,núm. 22 (1.170), 31.de mayo de ¡g91.
Fundaci\363n Speiro