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Número 297-298

Serie XXX

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Gabriel Paternot, Jacques y Veraldi: ¿Está Dios contra la economía? Carta a Juan Pablo II

lNFORMACION BIBÜOGRAFICA
Jacques Paterrwt;.Gabriel Verakli: ¿ESTA DIOS CON'.['JtA
LA ECONOMIA? CARTA AJUANPABLOII(*) .
La lectura de este libro es, a la vez, excitante y turbadora. Ex­
citante porque, escrito
inmediatamente antes de la caída del «muro
de. Berlín» y del «socialismo reMI>, se refiere al mundci que nos
toca vivir; turbadora, porque es una crítica de algo que nos con­
cierne
fundamentalmente: el c6mo. se ha leído en la práctica la
doctrina social de la Iglesia. En la contraportada de la edici6n · es­
pafiola se lee: «Los autores de;esie .libro, que Sl)n cat6licos practi­
cantes y
adniiradores def gran ¡,itpa'Juan Pablo II, se dirigen di­
rectamente a él párii decir a la Iglesia, a las Iglesias: La igoorancia
de las realidades
económicas hace que las instituciones cristianas,
creyendo
servir a los pcibres, · cootribuyan a lapobréza, al subde­
sarrollo». Obviamente, esta actitud ha
escocidci a los aludidos y,
como dicen los autores én la «Advertencia» a los lectores· de la
edici6n española,
"la edición francesa de nuestro librq· ha conmo­
yido
hasta en las más altas instancias de la jerarquía eclesiá~tiica,
que lo creyó un ataque contra la doctrina social lle fa Iglesia ...
· Por el corittafio, nos adherimos totalmente a la doctrina social;
lo que criticamos es, ímitamerire¡ el discurso ecón6mico que se
mezcla en ella». Podemos añadir que la «doctrina social», enten­
dida en
el prístino sentido leoniano de «la cuestión obrera», es
decir, referida a las relaciones· entré 'los factores de la producción
económica, trabajo y capital, necesariamente tiene consecuencias
ecori6micas, por
lo que ·ilo es c social de la Iglesia
como-correcta y,a la vez; recha>:ar como errada
o comó insuficiente una determinada p~uesta económica para ha­
cerla electiva, por buena que sea la inl!ención· de la' misma;
El desarrollo de la obra ·es alternativo: ·por uil lado expoiae el
discurrir histórico de la doctrina
social católica; por otro, la rea­
lidad económica, mostrando las tesis de los autores.sobre el tema.
(*)' Planeta, 1991. Citas de pági.tias entre paréntesis.
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INFORMACION BIBLIOGRAFIC.A.
Con tal visión, los comentarios históricos son agudamente críticos,
no con lcis principios doctrinales, sino con las interpretaciones de
ellos según diversos
-y aun cualificados--- expositores. En los
capítulos temáticos
-II y III y, sobre todo, VI y VIII-expo­
nen, sin grandes pretensiones cietífkas y con lenguaje sencillo,
los principios de la
ciehcia económica que están"involucrados en la
,problemática social: el reparto social de los bienes económicos y
el desarrollo productivo. Obviamente,
dentro de la unidad temá­
tica, y de propósito de toda la obra, también hay .diyersidad crítica,
según se toque lo histórico o lo 01entífíco. · · ·
Empiezan señalando cómo «ei problema se presenta excesiva­
mente complejo y oscuro. Cuando se interroga a
la mayoría de
los sacerdotes
de nuestras parroquias acerca de este tema, suelen
éom~ar ~n ,;espuestas estereotipadas; Juego dejan t,aslucir una
incomprensión
más o .menos ansiosa. y ·~aban por xefogiarse en la
co!lfianza.de sus superiores y en Dios» (13). L9s resultados de este
modo
de. abordar la doctri!ÍI!, so\'Íal, han c!k:hQ:irunediatamente '!fi·
tes, «han contribuido -y ello ~uede dempstrarse--a alej¡ir a mu­
chos fieles y hacer que la .descpstianización pr9gresara de ,una ma­
nera
dramátiéa» (ibidem), )lábié!ldóse impui;sto en grandes secto­
res de
la Iglesia una visión de :la doctrinác social .que· «sería más
<=eta llamarlo cristianis~O:.l'!J'inismo» ( 12.) y cuya expresión so­
ciopolítica fue la «teología efe ,laJiberación», tomada como «semi­
lla» de una «nueva Iglesia»,. partieodo de una eclesiogénesis revo­
lucionaria que,
nacida eo Europa, es implantada en .el Tercer Mun­
do y desde allí propuesta como la autétrtica lectura de la doctrina
social católica.
, . , ~. ,, , · . . ..
Para los autores se trata, !lada menos,de la posibilidad de «d
segundo gran cisma de Occidente» l<;> cual, n<:,:esariamente, originó
d «contrataque»
dd papa Juan, )?ablo II que «multiplicaba l,¡s
advertencias y ern;eñanzas» (20).sdest1lcando las instrucciones pu­
blicadas eo
1984 y1986 ¡,orla Congregación de.laDoclrina de la
Fe sobre la «teol9gfa de la ·liberación», d9¡¡de se aborda una pro­
blelll\ÚÍca que fue muy peligro,,a en sl\, día, pero que ahora, tras
d derrumbe
del socialismo, real ·en agosto,,d,e 1991, ha ;quedado
fuera de órbita al descubrirse la realidad social, de econo¡nías no
subdesarrolladas .. en. los país~ donde, l¡a imperado: d .«socialismo
real» que las teologí.as . de la liberació¡i propoolan como paradigma
a causa del «ánálisis marxista» que hacían de la realidad socioeco­
nómica.
La tesis de. toda la obra está contenida en estos párrafos: «Des­
de los comienzos de la civilización hasta finales
dd siglo XVIII la
producción de bienes materiales ha permanecido estable y baja en
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INFORMAClON BIBLIOG-RAFICA
la totalidad del· planeta ... P.osteriolitnente, la revolución ind,ístrial
ha permitido producir una masa creciente de bienes y e,¡uipo,r: en
una palabra,
ehnmdo entero vivia ewlo,q,re nosotros <:O moo súbdesarro11o» {24 ). Po, el tonnariP, , ahora impera, «riiibmoc
delo económico y pollti®'tot quinas
con la energía artificial, el: mode> é:a'pitallsta ,de•finandación
y p.oduéci6n: ... Allí donde funcioni;:,es,te tipli' de bcrmoii,¡a,,, fa,pro­
porción de
pobres no d.;;ja de dismlriÜir y hasta los· desfavorecidos,
parados y marginales; sé benefician.,, Por primera vez eó. la sl,isto­
ria, el rico puede•entlqueeerse sin empobrecer a lós:.deó.iás, sipo,
por el contrario; enrit¡ueciéndoles también a ellos:».( 4,n,Antes, «la
economía era W1 :juego de, :s11ll1a prácticamen~ .nusla, ,Ja aeaciiln
de
riqueza próxima a ceró, · y -uno no•·t,odfi enriquecerse sioo 'a
través del 'empobrecimiento del., ótro;· U. suma •de· ganilncias :i •pér­
didas se anulaba; entonces, ¿cómó'M condenar,a:,aqúcl,qmfanmmú·
!aba bienes, puesto que "segaba á!lll ''donde n~ había :sembra'
W~(~~ , ..
Esta presentación del tema muestra· cómo los principios inniu­
tables de· la moral cristiana . sobre la justicia precisan el acomodo
a diversas situaciones existe11ciale8; por:: él contrario,. -~la \Eticá
idealista del siglo pasado ha olvidado y negado la. détetminabili·
dad de lo moral por la realidad» ( l), :nos dii::e J. Pieper¡ darido
lugar a
-las utopías. socioecon6micas que son las que los autm:es
quieren evitar en la: ,interpretación ,de, la doctrina .social e,¡tóli- señalando cómo una variación de deración actual de la doctrina eterna. No les falta rarori: asLcomo
el simplismo estructural de una economía primitiva.· es fácil de
captar en una visión ingenua
, é inmediata por todo homb~, los
principios y
mecanismos de' llll8. economía muy. tecnificada no ,pue­
den aprehenderse. sin precisos conocimientos . especializ,¡dos: . Por
ende, lo que evidentemente no es iurto -~· ,el-.aplicar aqullós inge­
nuos
aiterios de reparto de "Sl"Seces -,que eso es ;la ecqnoi;úa-,,-,
segÚn la «cuenta de [a vieja», a Jas complicai:li,s interacciones de
la economía
moderua; Por muy buenas inten\iones. que "" tengan.
Y o¡¡to es lo ocurrido se:gÚn los autor~ y as(, [os es~os de
nuestro papa han estado.
«mmados, neu,tr,¡;lizad95; por ll_11, guna en su concepción del mu,ndo, No es un déficit pei:~nal, pqr
cierto: la Iglesia ~nte,;a ha padecido gr,av.,, daños y, peor ;,.ún, los
provoca
involuntariamente,porq11e no con¡prende .. nada: de ... econo­
mía. Las causas ylos efectos d,el desarrollo económico, los m~an.is­
mos económicos
siempre.s~J~han es,capado».(24), Est¡¡. grav1cde-
. ' .
(!) JoSEF PmPER: El de;~ubrimiento de la Realidad, ÍUALP, 197{¡,á-
girul 94. '
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IN_FORMACION., JJlBJ;,lOG/lA,FlCA
nuncia, -«turbadora"', =o. antes se die~, me,rece un .atento
comen;ário, El pa~,.dicen l<:>s.,autores,·«a·la opción.de ,muchos
episco.· ·. pados en favor,,de ,:m. so. ci.alismoro,ls .o menos larvado. , res­
ponclió. cQO· su segunda ·:gran encíclica· consagradi a la e<;Ononúa,
desCl!,)ifkando igualmente al capitalismo y.id socialismo» {22). Si
la referencia·~ a la SQllit:itud,r,, rei socfa/,is,.. el: juicio no es exacto,
como.·
<;ollfirma" la. µltiµta después de· la aparici(jn · del, iibt reics.bciali,, wmo·eoinentamos ~V:erbn,,·2.65-26p;,pág, 612":,-, el
papa, refiriéndose a la «Labwem exercenf,.7,,,baBla·de ."]as .Uver;
slis Í-Ol'lllas.:de capitalismo»; refirién~e a),,mis.t¡10 "en un d,eter,
minada, senúdo», que ,en eb§:,·~ puntualiza CO!llo "favorecido por
él .>istema wcippolíúco.Ji),eral"_»,c.es cledr, c\entro del am9ralismo
ideológico
J.ibeya].; ,ahora IJllperante .én eLmundo tras.lar desapari­
ción cleL~socia;lismo,:real»,
.i,,n el .que S\! 1'91'ela «u;ii\idad» (:Ben­
tham,Stuátt Mlll) como.,:ú]tima y·~pretll!l;~erencia de,t9do bien.
Por ahora, señalemos aquí que las lecturas hechas cu!'Qdo se pu,
blicatonJ ~ .L«borem exercens ·y, ,]ji So(licit,µlo. ,rei social is, no cala­
ban,
.. por lo general; el fonqo doctrÍ1lal de. eUas .. yJas redi1cian en
función: de ló&. a priori ideológicos del expositor,· fuera colecúvista
o .individualista, inteatando cargar· las· descalificaciones a la posi­
ción ,contraria. Lo interesante aquí es la postura de los autores;
«Hemos.leído .minuciosamente Sollicitudo rei. socia/is. Entre las
idéas1generosas
y con frecuehcia,cdntradictorias,.las confusiones y
los silencios, ,henios encontrado ·de 'todas mruieras una certeza: la
ausencia flagrante· y. peligrosa, .de .una; doctrina .económica , de la
Iglesia» (27).: . . ·, · · , , . .
• ·
En Verbo ~núm. 253-254, págs., 363 y sigs.-, hace años, se­
ñalamos• esta .. misnia'.deficiencil! pídiendó al S en et·desarrollo progreslvd de la, Iglesia en• estos •temas, diera
«una iluínirill socioeron6mici, dentro·del orden-del-ser se$1ID·el Plan del Crea,
cdor» (384 }, desarrollo ifievitable si se quiete que la doctrina social
dé la Iglesia U ·a set'O],étátiva, pues tt>do ·lo· social c.c.especialmente entendido en
téláción. ton lás necesidades materiales; deberes· Y' derechos huma·
nos, es'decit, irujetos a la llinitaclóri materiál que implica la econo,
mfa·romó
reparto de eféliseces~, lleva·necesariamente aparejada
uriá doctrina ecD!!Ólnica que matt¡ue' los límit~ morales a la eco­
·nometña' y t&>ría econónika; mera'ménté' matemáúcas. Pero sin
ignuriir estiis '•últimas ciehcias, legífünanienté autónomas en el ám­
bito que les confiere el 9rden-del-ser·creado, pues «la ignorancia
en materia de economía es la causa principal de esta derrota» (30),
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INFORMACION,BIBLIOGRA..FICA
dic,,n los autores, refiriéndose a. la claudicaciqn. ante el,1µarx,ismo
del discurso .de la ,Jeología de la liberación y pen~ál!liento afí¡:,.
En e{ecto, «tal ignprancia- le ha impe<:lido en principio co_m;
prender la revc,lución industrialy.jugat)lll· pap,el en elll\, lo,C\ll!J
es un gi;an prejui<;io, tanto para la. reJigión,.comp para la sociedad
contemporán¡ea •.•. y Ja.volvió .. vulneral:,le. a. las .tentaciones ideoló­
gicas más
peljgrosas: ... JEIJ? l resulta tanio ¡n~ ~ágico por PJ\Ulto
la economía seconvieri;e en disciplina científica,.y e~ reconocida
como tal desde 1969 poi: el.Premio Nobi,l~'(ib,.idel/1). Qato que
esta visión
de. la ~9mía <;<>mo. ciencia .es . justamente la. ."°¡¡¡,;a­
ria de la que t\lVP ,Marx, ;para qµien el obj~y9 J11e 1a 3.QP]jdón
de la economía, .. es, pecir, el in,tent\> pe ro¡npei:-eUimitl';.impuestc¡
por el Creador _en)l\S, leyes (científic'!") de. lo o:c;adq. M,= n,o
admite ot:ra dependencia,;pel hombre que Ja, del ,pr<>p\o hon;ibre;
« Un. ser no se considera. illdependienn; ¡,¡ienJras d~de .qe ,0tro;
y sólo .deja. de dep,en.der de-ot-ro .cuando, debe. su;.~stencia ,>.•sí
mismó~, nos dice ene! Manuso:ito de•l!J4!¡ --,QME N",)86,-. Es
bueno recordar
aql!Í esto que muestra la oposición, irreductjble · a
la
religión, subyacente en el pemál!liento socialis¡¡¡, .utopía., que
ahora.
-fracasada ·en la política,-pretende presen,tarse como la
auténtica lectura de la doctrioa social de
la Iglesia; lectuta, SQSPJ!,
chosiunente ·parecida,a las lucubraciones fantásticas .del.},fa,¡ifie:,,
to comunista. Los,,autdres ven· en, tal opción una. ideología, pues
«el tercermundismo ideológico subyacente-en :el discursc,-político
mundial no sólo.no puede,'sciprimir-la miseria, es que··tampocó
lo quiere» (34), porqué. ésta justifica situaciones revolucionárias.
-Pór esto, la posición ·que ·dice que· «ciencia sin conciencia' ei la
ruina del alma, ahora> débe rom:prender, scvpena de hacer• por sí
misma mucho
·daño a fa comunidad, que fa recíproca és ignahnente
cierta: Conciencia sin.ciencia es kruina»úbidem).• . · .· , .
Con esto entrah!os en el comentario . del. tema central . de la
obra,
en lo que - mijuitioc-'-ritme de aciérto ·y :di lo que creó
tiene de error. Bajo el título general «; Iglesia de lc5s pobres o
Iglesia
de la póbreza?», el capítulo•H,aborda el tema de «la ri­
queza
y la pobreza», señalando cóiíi líos se ha justificado cualquier, cosa» (,39 ),'-siendo: J,r v'etdad que
«cuando en el Evangelio-se basca lecciones' y ·no argumentos, re­
sultan muy eirplícitos . .c. Sin embargo, la pobreza tiene una impor­
tancia partictilar en una religión que; mucho más que en las otras,
está centrada en
el amor. . . El cristianismo debe amar a Dios y a
los hermanos como así
mismo» (ibídem). Pero, en el discurrir his­
tórico, «durante mil
ochocientos años la Iglesia no imaginó que
la pobreza, fenómeno normal, pudiera disminuir an díá; más-aún,
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lNFORMAClON BlBLIOGRAFICA
desaparecer» (40), al pasar de:una economía cerrada, estática, a
otra
dinámica, abierta. Por lo menos entendida la pobreza como
escasez material; ya que no los pobres'cmnó indigentes de algo res­
pectd a los más ricos poseedores de ese algo, pues en este sentido,
«pobres los tendréis siémpre con vosotros»· (Mateo, 26,' tl)c
A esto añade: «Ahora' bien/la Iglesia no supo éOm.prender ese
decisivo vitaje'.'histórico, No . cómprendió -ningUna · ideas
y principios cjue presidieron nuestro progreso, en principio
económico, después social» {41). Los autores dicen algo evidente.
Pqo creo qúe'\i>''dicen mal;pues sila jetárqula de lá Iglesia, como
hómbtes de su 'tiempo de formación· clásica, descalificaban· el cam­
bio desconfiando' de fa nueva ·ecónomfa -y"no otra cosa, cuenta
Tdynbee, sobre Pedro el Grande, al que 'Considera el primer hom­
bre•
moderno, que «páre<:Íá a lc,s ojos de un obispo inglés como
Burnet, o de ilil rey 'holanclés como Guillermo 11, y también a los
ojos
de un _átzObispo ruso tomo• Avvakum, utcincomprensible, y
por lo mismo desagradable lusus naturae» (Estudio de la Historia,
III, '.299)-'--fueron lo suficientemente• prudentes para no cerrarse
en lo doctrinal, dejando d desarrollo de lo técnico al pasd del
tiempo y juicio de la historia, como se ve leyendo los dócumentos
c;loctrinales
de la época. Los autores hacen un Juicio reductivo, como
ahora veremos, pues si en lo técnico hubo una. prudente <'-tal vez
'imprudente-expectativa, esto no cabfa respecto a lo .político
--'¡:,or ende, a lo" moral-,-. implicado en la .evolución sdcial de la
Rerum novarum, las cosas nuevas. de la moqernidad.
· No dejan de recónocer. esfo, pues explícitamente admiten que
«históricamente existen motivos ciréunstanciales bien conocidos
para tan c¡¡tegórico rechazd... El liberalismo m1:2daba frecuente­
mente
el laisse; faire económico, q1,1e permitió al espíritu de em­
presa desencadenar su poder transformador, en dejar pasar la mo­
ral, etc.» ( 42) •.. La confusión, pues, está ert los «motivos circuns­
tanciales»: obviamente, para
el capitaUsmo, o ,«economía de mer­
cadg», como diée la Centes'imus c¡nnus, § 42, es «circunstancial»
el la'issez fa'ire moral siempre qué las leyes. establezcan una igual
compet!'flcia para todos,, porqµe igual significa el «poder transfor­
mador del espíritu
de -empresa», y erttónces sólo es expresión de
el principio de subsidiariedad en
lo económico ; o puede tomarse
en sentidd absoJuto, postulando toda abstención del Estado ante
la «ley de la selv-á» de la competencia .. económica sin límites, in­
cluso arite el «negocio del vicio». Lo grave es, pues, el laissez faire
en el terreno de la ortodoxia pública vigente, una neutra conside­
ración política
y social de· Jas ideologfas que es ronsustahcial. y no
circunstancial
en el. discurso liberal político que es pura y simple-
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INFORMA.CION BIBLIOGRA.FICA.
mente amoralismo social que nunca podrá set admitido por la
Iglesia.
Y como vimds en la Laborem exeraens, ·§ 8, la acepción
rechazada del liberalismo económiw ,es la que es «favorecida por
el marco sociopo!ftico liberal» donde e] vicio pµede ser un nego­
cio.totalmente
Hcito; este capitalismo liberal no significa otra cosa
que entronizar
el bien útil o deleitable conío 'Úllico «bien» social.
Por
otro lado, la ignorancia de lo económico ha llevado a una
visión deformada
de la realidad a muchos calólicos. Así, señalan
cómo en publicaciones y .comentarios, hechos sin duda con la me,.
jor voluntad, su ignorancia eco)lómica Jes cegaba para no ve:r «el
aumento de la riqueza
general,, que, había permitido dar. mucho
más a mucha más gente» ( 43 ), donde imperaba .una ecollomía .ca­
pitalista. Y que, donde aún subsiste el modelo socioeconómico
precapitalista,
como. ocurre en el ,tercer mundo, donde. continúan
las estructuras agrarias y artesanas tan añor,adas por muchos cris­
tianos, es donde se ha anclado-la pobre¡,a g<:neralizada. Lo mismo
ocurre,con la tópica denlll),cia al «capitalismo,sa\vaje» sin recouo­
cet. que, no sólo ahora, sino ya, desde el siglo XIX, ]a legislacióu
social iba, paso a. paso, corrigiendo deficiencias: recordemos las
«leyes antitrust», de «defensa de la competencia», las ordeu!l"Zas
laborales sobre sanidad, salarios y. vacaciones, la seguridad social
y fondos de
retito, etc., para _comprender que si ha ex:i¡¡tidp alguna
vez
-<:orno caso puntual, no coni.o teona generai-, atacar ahora
el «capitalismo salvaje»
es dar «a moro muerto, gran lanzada» en
un brindis
al tendido de sol. Una .lectura de las notas de.El Capi­
tal, de Marx, muestra el' progresivo, desarrollo de. la· 1eglslaci6n
social y protección al trabajadori.Por !o demás, estas ·legislaciones,
más que debidas a luchas sociales
reivindicativas', son derivaciones
lógicas de
las «leyes 9-" los pqbres», anieces,óras de toda p9Htica
de protección social y que se dieron en toda la Europa cristia,
na (2). Lo mismo que e] aumento del poder adquisitivo dé los tra'.
bajadores,
además de un idéal social, . es . necesidad inéfudible de
una economía capitalista con
una «demánda solvente>> ásegcirada
como vfo
Keynes con toda .claridad. ' .. · . . _· ·
Por eso señalan cómo «el socialismo ha plagiado al cristianis­
mo» ( 45) y Pablo-VI llega a decir 'que «el desarrollo se ha conver­
tido en el nuevo
nombre-de fa paz»; y, hoy, el papa nos dice·que
«la obligación de. ,orisaghirse al desarrollo · de los pueblos no sólo
(2) Cfr. l), ~E• SoTQ: ,Deliberacl6n e_n la causa ._de los pobres, y J. DE
ROBLES: «De la o_rden que en_ algutiOs pUeblos de España.se ha puesto en la
limosii.a, para rem~ de IoS verdaderos ·pol?ris» (Ordenatizas -de 1523 de
las Cortes de Valladolid, Toledo y Madrid, I, Estudios Políticos, -Madrid,
1965).
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IN·Fé>RMACIOfti .. Ji[Bt.IOGRA.FICJl.
es UD· deber irtdividual y hasta. individualista, como sí fuera posible
réalizarlo por los esfuerzos aísládos de· cada uno (Sallicituda rei
sociális)» ( 46 ). Lo malo es·que, por laignoralicia de la ciencia. eco­
nómica,. «por desgracia, si la ·Iglesia, \idmite finalmente que es. po­
sible luchar contra la pobreza, preconiza mediosfacohereutes. Aun­
.que S\Iscribe Jos objetivos del progreso social, no realiza el esfuer­
zo de•c<'llllptender s,;,s mecanismoS>>>(ibidem). Y, lo peor,:es que
«resulta :muy ·diE!<:il combatirila herejía teológica cuando se com­
parten las· ber cuales se funda
la· disidencia, religiosa»• ( 49. Aunque el ·contexto
del discurso se refiera, a .las,teológfas de.lál;iberaci6n de matiz
marxista,.
en estas citas !os autores repiten lo que dijo Santo To­
más
de Aquino con un alcance mas generah «Es notoriamente falsa
la
opiní6n d,flos que sostienen que.es·indíferente, respecto a la
verdad de · la ·Fe, lo0qiie 'se piense ·d,da Creacl6n, siempre que se
tenga una opjili~n: cérterá de Dios:· un erti>r sobre la Creaci6n
pr9duce una idea fa)sa•de Dios» (C. G.1 66). •Lo cual es absoluta­
mente lógicc por set,'. Dios el lmtór dé la Fe y de la ciencia, pues
«la
inVestigacióri · metódica en todos los campos del saber, si está
reáli:iadá' en una forma auténticamente científica y conforme á las
leyes morales, nunca será ámtraria a la Fe; porque· las realidades
profanas
y fas de la Fe tienen SÜ origen en. el mismo Dios» (Gau­
diuffl étspes, 36); rio! dice el Coricillo Vaticano II.
· Ld inalo qué es que much~s de «ésas homilías económicas apa­
recen forzosamente ante los ojos de los profesionales ... como es­
péqilaciones de: instituciones irresponsables.,. no son dignas de
ctéctito y redunétilh en pérdida de prestigio y disminución perjudí­
dál. de confianza y fe en :Oüesirós. sacerdotes y pastores ... y a no
se confiesa: ya no llily más peotdos capitales, sino s6lo el pecado
del
capital» (.53 }. · · .· ... · , ·
.
Esto .es un resm;nep. d~ la parte positiv~ clel libro: la denuncia
de
.un· evidente desconocimiento de la .ciencia económica instru­
merito impresciridíbl~ de toda . doctrina. social. Por eso, ~o basta
con decir
qµe .«la)glesia sólo. da los prinqpios y sú ejecución prác­
tic~ corresponde'
a los .fieles», si.esos «principios» son expuestos
e
mterpretado~,,¡x,mo concreta~. exigen~ \'(:on6micas que son,
además, incoherentes eritre sí
y wn r~ci611 a los fin~ pro¡:,uestos.
Esta
pars construens de la obra, la integración de lo específicamen­
te más valioso del mundo moderno,
qµe es el conocimiento y la
acción
econ6mica racional <;>bjeto de fa .ciencia ~nómica, en el
corpus doctrinal· de la Iglesia coriio .explícitamente .reclaman los
autores al fin del libro, brindando inclusb un título para una posi­
ble encíclica: la Sapientia rei economicae --capitule VIII-.. Las
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INFORMACION BIBLIOG.RABIC,4
críticas, .cqrtantes: y agudas, que ·hacen sobre lo ocurrido desde el
,siglo xvm ,sobre los ,efectos de esta def¡cienciil o .rerraso, de Ji< doo­
trina eclesial, en buena pme son, desg~aciadiunente, ciertas.df, ex:­
,:,licables, p¡¡es ell0$·Q1Ísmos no dejan de reconocer las r¡¡w,nes·del
redial!o
que hace la pioposición SO del Syllqbus . de. Pip JX ---',.j pontífice romanó no puede;}' no,debe r!'ConciUarse y traQsigir COI!
el progreso, ,el liberalismo,¡¡ la sociedad.moderna»'---, pues•«his­
tóricamente, .~ste11.,.,1¡,¡iotivps: circunstl!llci¡¡l,,s · bien ,conm:idc¡¡¡ para
un t.a.n categórico, x<;cl,azo. La .revolucipn in.dustrial habí~ llegado
al mismo tiempo qµe la rev:ol;iciqn política Y. c¡¡l!:UJ;al que comenzó
en . Francia y bahía intenta4I> aniquilar el cristianismo, proyecto
que
perseguíanlos herederos deck
acfos. de 178,?. ,Una concomí,
tancia análoga había unido. anres la ,i~ricippd<;l capitalismo con
la reforma protestante» (42). En otras ,palabras: el. «pro~so», el
«liberalismo» y la. «sociedad. mpdema», tal, e.orno éran enrend(clps
en aque,!la ép tianismo». Además, fa cóncomiíancia. con otrós factores.· históricos
los.
hacía aparecer como algo . PF . clistingu1ble de ellos. eotrt!. sí y
en relació;,_ con el aritlc±istianismo .. No otra es. fa' adtií,l actitud de
gra11de's sectores soci.ales ré'speéti,'a la 'energía :atamica qne; para
ellos, está
inevitahlémente unida . a la «bofü.bá atómica».· Cúando
anté los
hombres .ápareéé!I nuev~ fenómenos' y huevas opciones,
el iuicio político del manejo aqul 1 ahora de una sitúacióri, ,s 'mu'y
otro que el ¡uicio histórico que se hace aiando:ylt se conote:n los
resultados y las
rdacióJ;!es realmente ócürridas. .

·
· · · ' ·
Ahora entraremOs 'ert la pars d~ittueni, aquHtii 'que origina la
turbación al lectc
católico' y que está causada pór el vínculo, para
los autores
indestructible/que establecerl erltre la econpinfa y. tÍná
determinada forma política: AEri economía el métódo IJ.ve' tiene
como mótór principal la iniciativa ~anal es lb qúe se derlOJrulla
impropiamente capit'alismo -"-un· nombre tnás' exacto. setíá', 'por
ejemplo, empresarismo-.. ·. En-·politica·es la detnoéracia 'efectiva
en la cual los ciudadands ejercen su .. sob rechos de delegación y de sanción» (58 ), declarándose' en estÓ se­
guidores de M. Novak :que, para ellos, «ha den'íostrado ... [cómo}
democtacia y. capitalismO' son recíprocamente · dependientes : .. eHe­
troceso, de uno se traduce rápidamente .en, la ·regresión, del otro»
(ibídem). Más .adelante ,..,.,.págs. 158 y sígs.-, explicitanín. samierito de Novak. ·
El problema de fondo ·en este tema no es tan simple y empieza
en .el olvido de lo qud,ace ocho siglos, dijo el Aquinare:, «A dií'e,
reni.:ia de los espiritúaleS,Jos,bienes materiales:ÍlO puederl pertene­
cer íntegra
ysimultánl'"ffiente más que a un~ . .(S .. Th, II1; q 2},
1119
Fundaci\363n Speiro

JN,FORMA.CION BIBLIOGRAFICA
·a l,,ar 3.y'q 25, a' 4;,ar 2), por su.condición física, ligada al nú­
mero, romo señala San Agustín, pues «los cuerpos, hasta los que
ocupan>elcmá~ ínfimo grado del ,ser, tienen sus números,» (De
libero ·arbitrio, II; 125) y esto permite ordeñarlos y medirlos segw,
grados de-preferencia en el-universo intencional del hombre, pro­
pio
de: lás almas racional et ·«ctm,o, si_ en ellas -hubiera colocado la
sábiditl'Ía su trono, -de,de el que ,disponeiiodas cOias» (ibídem).
En este·universo intenciona:1 racional, lós bienes espirituales -'-el
an:ior; lá belleza, las virtudes, etc:-'-'- puedefi-1:ener «cantidad», ser
mayores &'menores, perd no están limitados pót el «número»: el
amor
de una níaclte a, su hijo, no dismjnuye el amor a los otros
hijos.
Por eso e(I )os 'bienes ri:fateriales hay problemas de distribu­
ci&; o sea, ecoriiSíniéos, i¡ue son-pactables por naturaleza, mien­
tras
Cjue fos bienes espultuales no lo son, sino que son jerárquicos,
Órdénables en un orden nó pactáble. -,_
"El olvido ele este,' ha producido dosértores ideoÍógiros en clis­
urito sentido: el cllii:ursq social «progresista» ignora el «l!nrlte»
material
y p,!eten& una íusticia s_ocial coció distribución de «todo
y p¡¡ra todos» por igu"1,; por el rontr,irió, d discurso liberal indi­
vidualista
ign_Qrl', 1a jerarquja de lo,s bieni,,s_'lllorales cambiando el
orden-del-bieri-objetivo en-subjetiyos órcleries-cle-valores que, como
ha demostradí:) K. J Airow -Social choice_ and individual values, ''. J. ·._. ~ _.., • .,,_, --. --·-'" ·.· ' '. . ,_ ' , . '., ' Ya!\!, UP~, no pueden reducirse en una élección democrática a
un único orden de valo,; satisfac1¡orio p¡¡ra todos, por lo que el
cttd<¡!O im¡,<;raote:ha de sér «dictatorial», bien impuesto por la fuer­
za,,:__totalftiírisrnp,,-,
bien por latiranía clel número -democra­
ga.,:...,. En la mqclern~ .sociedl!(I pluralista el_ «esta_do de justicia»
es
sustituido por un «est~do de ~o»; _un formalismo meramen­
t<1j1;1i:idico (Kelsen) que liQStiene la· ideologla imp,;rante. Si esJa
ideología se
impone.por la-fµerza de los votos igualitarios de una
sotjedad de masas, que :1'<> _de,:«~sonas»,, es ·.el resultado de Ja
manipulación , por su_ cowljción emocional; ya _no racional. _
-
__ . ,En el d\scu,;so de. los autores d orden jurícli,o de una demo­
!']'acia
formal. n0c rechaz~ n;iás que una «herejía»: la herejía.,eco­
nómica del social¡smo: Excluida ésta .cteen .que el mero orden for­
mal-. es suficiente: para no interferir el _ proceso económico .. Pero
esto,
¿ es suficiente? Obviamente este marco amoral tenía que ser
rechazado por la Iglesia como doctrina social
y pol!tica .determinan­
te de lo
económico,' aunque· asegurase el ·crecimiento de la riqueza
social y aun el mejor reparto posible: la Iglesia no podía aceptar
la sustitución·del Bien-én-sípot el bien-iitil-o-déleitable como últi­
µ,a referencia niara!. Y el unir, como proponen los autores, un
11JO
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I'N'llOR'MA-CION BIBLIOGRA.FICA
modo político ~la democracia ·liberal-· con• el desarrollo econó­
mico con
un lazo indestructibk es, por lo menos, arriesgado.
Así,
v. gr., cuando dicen que .. «en káctualidad el corporati­
vismo está totalmente desprestigiado
· por· el uso que de él hicie­
ron los regímenes de Mussolini, Petain y Sajazar ... resulta que ese
9rden social. cristiano· convenía demasiado,~ dictadores cuyo itnpe­
rativo era la estabilidad def poder más ',!Ue ef desarrollo econ6mi­
co0social» ( 67), están haciendo un juicio:de intención político más
que
un análisis de posibilidad econó¡nico, además· de poner· «el
desarrollo
económico-.social» por encima del orden político-social,
lo que es, por Jo menos, discntihle. Y, además, olvidan gue con
el fascismo, guste o no, en el
ter,eno económico se hizo la Italia
moderna e industrial, igual
que la España de Franco, aunque no
ocurriera esto en el Portugal de Salazar, N'o puede admitirse, aun­
que así
lo diga M. N'ovak, «que .la economía .llamada .capitalista y
la democrllcia están estructuralmente ligadas» ( 160), proposición
cuya falsedad histórica salta a
la vista con sólo recordar el creci­
miento de la potencia industtial · alemana bajo el Imperio y Bis­
mard:, el «Canciller de Hierro», con una mµy discutible déinocra:.
cia, asl como su auge·económico bajo Hitler, que le· permitió de­
rrotar
a la Francia·& la tercera Repúblíea y tesistir años de acosó
be1ico de los aliados. Mutatis mtitandi, Ígual piiedi, decirsé de
el Japón militarista de antes dé la 'II .Guerra Mundiiil o dd Chile
de Pinochet.
Esta distorsión de
la visión · de los autores viene determinada
por algo que, ahora, al esctibk estas líneas (agosto 1991). es evi­
dente: era
ju~tificable el temor al poder. soviético ctel «socialismo
real», pero éste ha demostrado ser tm ,,huevo hüeto» y, como dijo
Th.
Molnar hace· áílos, «el marxismo era ,:u\'cadáver putrefacto e
insepulto que había que
enterrar»-; que és lo que · ahora se ha
heého. Dejando en ridículo a los intelectuales prO¡lteSistas, ·ª los
clérigos
liberadores y á los ingenuos teóldgós o .Pa.store¡¡. qde in­
tentaron sustituir la. teología por. sociólogia y, ló qué, es peor, por
mala sociología. . . . .. . .· . . .
Pot eso la tesis del libro; siendo básicamente válida :,-;no es
admis,ible la ignorancia de .la cienc)¡¡ económiCl\:-n¡:, I¡.ecesita re­
clamar el «sistema trinitario» ( 157 y sigs.') propues.to por N'ovak,
que· pretendén .mediante
el «agregado 9eÍ ºcon'ipo~ente "~spfritu"
a los dos compo~entes,, "dernoctaci:i'~ y, "capitalis~o" .. ,. _et.pro­
greso social que tiene, por asl decirlo, .tres dimensiones: un siste­
ma político respetuoso del individuo en sus dereéhos a la vida, a
laübertad y a la búsqueda del.desarrollo integral ene! sentido:que
lo entiende el papa;
un sistema económico en el cual las decisiones
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INFORfJA·c,oN BIBl,IOGJt1t,FlOA.
están descentralizadas; es-decil:, donde predomina el mercado; un
sistema cultural insph:ado por los prlncipids . de libertad, justicia y
honestidad, responsabilidad y contribución a la comunidad» (161).
A no ser que las palabras -clave -que aquí hemos subra}'a­
do--,-
se· entiendan. en. «en d. sentido que loe entiende el. papa», ·es
d~, como valores: objetivos. basados en la verdad y, por ende,
por ellcima de un cónsenso electoral, fruto de la'sanción de lama­
yotía sobre la ·cual el «contenido» de esas palabras -'-no es,obvia­
mente,
lo mismo el contenido de la libertad, la. ;usticia y la hones-­
tkiad. en un materialista que. en el cree en un Dios Creador y Su­
premo ,Ordenador--'--, pues, como ahora dice .d papa, «excluyendo
los
.valores espirituales ... al negar su existencia autónoma y su
valor. a
la. moral y· al derecho, así como a la cultura y la religión.,.
coincide con el niaodsmo al reducir totalmente al hombre y a la sa­
tisfacción
de las.necesidades materiales» (Centesimus annus; § 19).
lo. cual vemos es lo que. ahora ocurre en. España en régimen de
«democra,ia formal». ... . . .. . . . _
. Par"' alc;mzar
un .. ,icapit¡¡lii,mo democrático y ético» { 171) que
p¡;oponen los autores,.es prepso defWr en sus p_ropios ám,bitos.qué
sea
la democracia polltiq1; y cu'! la étira propuesta, así como el Qr­
den de las relaciones entre.ellas,· Y es de tenier:que la,propuesta
de una demc;,cracia. c¡:,tólica que pretenda que la. n¡oral cristiana
está'por eÍicin:\a. del copseJ!SP ele\)to,ra] y sea C0\15tituida como mar­
co determinante
de la ortodoxia pública vigente, sería hoy recha­
zada como «totalitarismo religioso» pqr los autotitulados demó­
cratas' de todo el mundo,: pues, como se!íala D. Bell' --en una
11bra (3) que cit;ui, pero nq eii este locui-, «el catqlitjsmc, tradi­
doruil
y .el comuJlis¡nq conten1pciráneo, 'puesto que preteoden estar
en posesión de la verdad, cal$,c;¡n, a todos Jcis que están fuera de
la fé. cóino víctimas de =qres y heréjías q,ue deben, ser combati­
dqs ... El liberalismo rechaza esta doctr~a porque pone de relieve,
no los aspectc>s comunes d~ los hombres, sino su diversidad como
individuos y como grupos». . -. . · ...
El capítulo VII --'-«'¿ El socialismo puede servir de doctrina
económica de
la Iglesfa?» (173 y sigs,)-es al¡!o hqy sobrepasado
P?r la hli(~oria tras ~gos~o de 1991, Pero es interesante su alusión
id tema a~p,ecad{tde)a,s eJir1t,tur,;r ~~ P_ecado que_ se e.studian
en la Solltcttµda r~z. !aetalis y la Reconcilzarzo et poenztentza, &,n­
de se eó'seña qué és,ta «se fundatl en el pecado personal y' por con­
siguiente,
están siempre.únidas·:a .actCJs concretos .de las personas,
que las introducen y ha.cen. difícil su elimin:acion}> (176), sea en
(3f-D. BELL: Las confradi~iones -~Ufturales de~· capitalismo, Alianza,
pág .. 261.
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fN_J:Q~,4CION-·BIBLIOGRA-FICA
un régimen_ de economía J¡bre o sea sQ<;iali,zad,¡., Es, precisainente,
la «negación del pecado» ( 178) que los autores ponen comQ :«&e­
glll)do pecadq social¡sta», ¡¡lgo inherente-a tc;,\la la ,civiliz~ción mo­
derna de raíz inmanente que,
sigui!'lldo, ,;, Spip,~a,cc:-TrJ!l(Jdo ,Po­
lítico, II, §§ \8 y,19...,,,. soslien_e que.<(el p«ado.sók} puede.darse
en el Estado» al desobedecet l¡¡s l(eyes,civiles, úni'"'8. admisibles,
que han de prevalecerpor encima , de las COllcifencias indivkluales
-Hegl, Marx, Kelsen-, siendo indif"'""'1te $Lel podet político
se funda en
. «el consentinúento común» td"ltlocracia) se flll)de en
«el decretó»
totalitario.{,Spino~a, loe. cit.) .. , .: i - _ ,
Pero es obirio q1,1e «eLsoci¡ui~o no puede s.et_ la doe,trina eco­
nómica de una, Iglesia que s,e, p~é pc¡r el. ~sar¡;o)lo y Ja ~'f',ld_a
real a.los pobres l?Pr.una eii:tjenti: razón.sufi901)te,.1el,~ocialis1f10
es incapaz d<; prc;,\lucir desarrollo» ( 189). Siempre ~Y que_ tener
presente que .«en !~ vida de la sociedad len¡pq,ral,la \;Ual .,,-,como
indica
la palabra misma-pertene<;e a la ¡;eali todo
Jo que _conlleva df im~ci y pi:ov~fonal» (Centesimus
annus § 25), nos advierte hoyeJ papa, porque «el hombre tiende
al blen, pero también. ~s \"!Paz del mal» (ibidem) y asi, cualquier
sociedad
PQ)itigt, :que tie¡ie, su Pf leyes,
.nunca podrá conf,iñclirse, ~n el. Reino de Piós», (ibídem).
Tras esto, en. el último capifúlo es donde píden al Magisterio
que se
pfonuncje sobre los principios, morales de la: S~pientia rei
oeconomicae, né<:esatlo ccin¡pl~tc;> de, la «cues#ón. socia)» . ir de
la doctrina social<:lé_lalglesia, ccinclusión quesuscyÍgílµ~ con todo
el entusiasmoposible., . , '. , , ' .. ·. , ' :
ANróNIO .SEG!raA FERNS,
Pedro de fu H,erranz-Fema,u)t, Comminas: URGENCIA >
DE LA CATEQUESIS, :FAMILIAR(*)
Pedro de Ía Herranz es docto~ en,. Filos¿fía y licenciado en
Derecho. Coordinador
de J~l;'l!1ación religiosa d~ un gtupo de co­
legios católicos, tíen,e publicados nun¡ei-osos libros sobre enseñanza
de
la relig:i6n y 4 cafequesis., , , · . ,
Femando Corominas es d~or en_ Ingeniería naval y,lleya más
(•) Edicionos P¡tlabra, colección. «Hacer Filosoffa»,c Madri'4 l991.
Fundaci\363n Speiro