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Número 297-298

Serie XXX

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Cautelas ante el futuro

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Y PROGRESISMO CATOLICO
dad y de ese modelo de reforma social. La democracia niega el
fundamento religioso de
la sociedad y del poder, haciendo emanar
una y
otro de la voluntad humana. Niega a la familia en su proyec­
ci6n temporal cuando elimina la libertad de testar y
la preserva­
ci6n de los patrimonios, y acaba disolviendo toda estructura
fami­
liar con su individualismo: el divorcio vincular y la igualdad de
sexos. Deshizo la agremiaci6n corporativa para dar paso, median­
te un régimen de opini6n, a los sindicatos políticos nacidos, no de
la cooperaci6n social, sino de la: lucha de clases marxista. Suprimi6,
en
fin, la noci6n de subsidiariedad al declarar al Estado fuente
única de poder y considerar a cuanto
no sea él como «poderes
fácticos», eliminables.
La Iglesia conciliar de nuestra época, al proclamar la libettad
religiosa como
detecho humano y hacer suya la Declaraci6n de
Derechos, rompe con
su obra milenaria y abjura de su doctrina
social, absolutamente incompatible con esa democracia a la que
las actuales jerarquías eclesiásticas se adhieren hoy sin reservas,
considerándolo
como el régimen normal y deseable para toda la
humanidad.
CAUTELAS ANTE EL FUTURO
,POR
!-.fANuEL DB SANTA CRUZ(*)
Los previsibles adelantos de las técnica_s de comunicaci6n van
a hacer al hombre
más sociable, lo cual no quiere decir que más
solidario. Cabe, pues, prever un mayor interés popular por la doc­
trina social y política de la Iglesia; ésta habrá de atender a más
cuestiones y especializarse. Quisiera advertir acerca
de esta espe­
cializaci6n, que es buena, pero que tiene algún riesgo que ya asoma
y que conviene corregir para que en el futuro no empeore.
(*) Historiador y publicista.
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Fundaci\363n Speiro

MANUEL DE SANTA. CRUZ
La especializaci6n facilita la confusi6n de la parte con el todo.
En las divulgaciones de la doctrina social y pol!tica de la Iglesia
llama la atenci6n una
desproporci6n entre el énfasis en la dedica­
ci6n a los pobres y una desatenci6n de las injusticias cuando. sus
víctimas no son pobres.
Un espeso silencio, no ocasional sino mantenido, envuelve la
congelaci6n de ciertos alquileres de viviendas ; la «expropiaci6n»
de Rumasa ;
la ficción jurídica del tope a la concurrencia de pen­
siones mediante la cual el Estado no cumple compromisos que él
mismo, unilateralmente, se fijó; violaciones del principio de sub­
sidiariedad, cuando
el infractor es el gobierno socialista; que Ha­
cienda condicione la restitución de cantidades err6neamente rete­
nidas a que le sean reclamadas, etc., etc. Solamente
con las injustas
«expropiaciones» de muchos municipios socialistas ante las cuales
ningún divulgador de la doctrina social de
la Iglesia ha dicho «/ non
licet !» se podría hacer una larguísima relación.
De'bil excusa es decir que los no pobres ya se saben y pueden
defender
por sí mismos; si así fuera, no se producirían las situa­
ciones que comentamos. Pero sea cual fuere esa capacidad de defen­
sa,
es ajena a la proclamación de la doctrina; no se puede condi­
cionar
la definici6n de lo justo a circunstancias ajenas al litigio
de los participantes.
Creo que en el futuro habrá que evitar que
se confunda jus­
ticia social con igualitarismo y con las herejías pauperistas medie­
vales que están resucitando algunos adictos a
la Teología de la
Liberación.
TRAS LA CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS
POR
EULOGIO RAMÍREZ (*)
A mi modesto entender, en la nueva encíclica de S. S. Juan
Pablo
II no hay nada nuevo, nada sustancialmente nuevo, nada
( •) Periodista.
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Fundaci\363n Speiro